𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍.


― Excelente. ― murmuré sarcástica, este imbécil que, debo admitir, estaba empezando a amar atascó a Petunia.

Dirigí mi mirada hacia la ventana nuevamente, pero al hacerlo, el auto comenzó a moverse y hundirse. Asustada, me levanté y tan rápido como pude puse en marcha mi plan de sacar mi cuerpo del auto.

― Está bien, yo empujo, linda. ― Mason copió mi acción. ― Espera, espera, yo te ayudo. ― me tendió su mano mientras seguía subiendo al techo del auto.

― ¡No me toques! Basta. ― negué rápidamente y subí yo también.

― ¡¿Por qué estás tan molesta?! ― ¿Es chiste no?

― Oh, no lo sé. ― fingí pensar. ― ¡¿Por esto?!

― Tomar el camino equivocado no fue mi idea.

― ¡¿Estás culpándome?!

― ¡Tú eres una pésima copiloto! ― este se va a quedar calvo en menos de dos minutos.

― ¡Y tú eres un asco de piloto! ― me defendí. En este punto, los dos ya estábamos parados en el techo de Petunia.

― ¡Soy un gran conductor!

― Ajá, claro, y yo soy Megan Fox. ― lo miré molesta.

― Hay que saltar, Bri. ― Mason estaba parado y me miraba como perrito regañado, debo admitir que me dio un poco de ternura, era lindo.

― No voy a saltar. ― aparté la vista tratando de ocultar mis nervios.

― ¡¿Tienes una mejor idea?!

― ¡Usa el árbol como puente! ― señalé. ― Y no uses ese tonito conmigo Thames, o te vas a arrepentir.

Mason se acercó un poco al borde del auto, miró algo dudoso. ― No se ve firme. ― dijo.

― ¡Está bien! ― respondí ya harta por su comportamiento.

― Okey. ― contestó rendido. Él bajó a lo que vendría a ser la parte delantera y con cuidado se dirigió en dirección al tronco. ― Muy bien, aquí voy. ― suspiró estirando su pierna para alcanzarlo.

― Se está hundiendo y haciendo ruido. Date prisa. ― estaba frustrada, enojada y cansada de todo esto. ― Ugh, es el auto de mi abuela.

Ahora era yo quien trataba de alcanzar el tronco.

― ¡Ya lo sé! Dame tu mano. ― hice lo que me dijo y acepté su mano. El auto cada vez hacia más y más ruido de burbujas al hundirse.

Cuando estuve apunto de pararme con firmeza en el árbol, Mason perdió el equilibrio, provocando que, al estar tomados de las manos, ambos nos caigamos a esa especie de lodo y agua sucia.

― ¿Estás bien, bonita? El árbol, sujetate del árbol. ― subimos lo más rápido posible y ahora sí pisamos la tierra firme, mirando y escuchando como poco a poco Petunia se iba al paraíso de los autos. ― Provechito. ― dijo al escuchar y ver la última burbuja, la cual provocó una especie de eructo.

― ¡Asesinaste a Petunia! ― exclamé aterrada.

Thames abrió la boca para hablar, tratando de buscar las palabras para justificarse o negarlo, sin embargo, no pudo.

― Sí... ― susurró.

― ¡Perdí mi mochila! ¡Mi libro y mi cámara están allí! ― desesperada me agaché y metí mi brazo para buscarla, sólo esperaba encontrarla pronto. ― No te quedes ahí, ¡ayúdame! ― el chico no esperó ni un segundo y se puso a mi lado.

― Claro, claro, dame la mano.

― ¡Estoy muerta, estoy muerta! ¡Me voy a morir! ¡Eso va a pasar porque mis padres van a matarme. ― repetía una y otra vez aún con la esperanza de encontrar mis cosas. Al mismo tiempo, el maldito celular de mi acompañante sonaba y eso me inquietaba. ― ¡Ugh! ¡¿Por qué tuve que meterme en el auto contigo?! ¡Contesta!

― Ah, eh, sí. ― soltó su mano un poco brusco. ― L-lo siento. ― el pobre chico se disculpó, alejándose un poco para escuchar bien.

― ¿Papá? ― preguntó al responder.

¿Sí hijo? ¿Sí me oyes? ― su padre, preocupado al igual que su madre, trataba de comunicarse con él.

― ¿Hola? ― lo malo para nuestro querido Thames, es que no había señal en el cerro en el que habían terminado, que mal.

Ahmm, estamos preocupados aquí y... ¿Hijo me escuchas? ― volvió a cuestionar al no recibir respuesta.

― No hay señal. ― el rizado revisó su celular. ― ¿Me oyes papá?

Mason, debes volver hijo, ¿sí? ― ahora era su madre quien hablaba con él, bueno, trataba. ― ¿Dónde estás? Llama a... ¿Hola?

― ¿Hola? ¿Mami? ― el chico, desencantado, colgó y suspiró con pesadez.

Me acerqué a Brisi nuevamente para ver si pudo hallar su mochila.

― ¡Mirá esto! ― se quejó con su paciencia rebasando el límite. ― Cuando salgas de aquí, vas a pagar por una nueva.

― Estoy pagándola ahora. ― respondí con honestidad.

Ella suspiró molesta mientras se daba la vuelta.

Suspiré y tomé el gorro. ― Bri. ― la llamé siguiéndola.

― ¿Qué? ― me contestó sin siquiera mirarme.

― ¿A dónde vas?

― ¡A la playa con mi hermana que tal vez ya se esté volviendo loca!

"Sí, como tú." esa oración se me pasó por la cabeza.

― Oye, Bri. ― traté de llamar su atención.

― ¡¿Qué?! ― me miró irritada.

― La playa es por allá. ― con mi dedo señalé el lado contrario al que ella estaba yendo.

Ella me lanzó una mirada de odio y molestia, a lo que yo sólo me limité a sonreír nervioso y temeroso.

La chica, algo avergonzada caminó a donde se le había indicado.

― Después de ti. ― mantuvo su sonrisa el joven actor.

(˖․✮․˖)

Los adolescentes estuvieron caminado vario rato, uno de ellos tratando de seguir el paso del otro, no hace falta mencionar quién es quién, ¿verdad?

Por otro lado, la energética Mckenna buscaba con las llaves del auto a Petunia, pero no contaba con que al presionar el botón, un auto celeste azulado sonaría indicando que era ese el dueño de la llave.

La Olson mayor abrió con cuidado la puerta y vio lo que parecía ser la licencia del verdadero dueño del auto.

"Calle Mariposa, Beverly Hill's" leyó la chica.

― M-Mason Thames. ― dijo boquiabierta. Dirigió su vista hacia los lados. ― No inventen, ¿me están grabando? ― sonrió como boba.

(˖․✮․˖)

Volviendo a nuestros protagonistas, ellos se encontraban aún caminando y caminando.

― Oye, ¿cómo estás? ¿Todo en orden? ― Mase decidió romper el silencio y se acercó más a su contraria.

― Uy, qué extraño. ― dijo irónica.

― Siempre me he preocupado.

― Mejor olvídalo. ― ella apresuró sus pasos.

― ¿Por qué tan furiosa?

Aquella pregunta fue la gota que derramó la poca paciencia que Olson había logrado recuperar.

― ¡No estoy furiosa, enojada ni enfadada! Solo quiero ir a casa con mi familia, explicarles por qué desaparecí y sufrir las consecuencias.

― ¿Sabes qué quiero? ¡Divertirme! Por primera vez en años no hay reporteros ni entrevistas, ni gente. ― soltó el famoso ahora, Brisa lo observaba con atención. ― Me estoy divirtiendo mucho. ¡Quiero que dejes de quejarte para que yo lo disfrute.

La chica paró en seco al escuchar esa última oración, claramente ofendida.

― Wow, ¿así es la cosa contigo? ¿No logras lo que quieres, hacés una rabieta y te vas? Apuesto a que tus amigos te persiguen cuando haces eso. ― Mase seguía caminando pero al escucharla también paró unos pocos metros más adelante. ― "Ay Mason, siento tanto haber herido tus delicados sentimientos. Mason perdoname por no tratarte como la superestrella que quieres ser". ¡Que inmaduro!― se burló sin importarle o siquiera pensar en lo que le pasaba a su contrario.



Al escuchar eso me volteé rápidamente hacia ella y me acerqué molesto hasta quedar enfrente suyo.

― ¿Yo inmaduro? ¿Yo inmaduro? ¿Qué me dices de ti?

Estaba ofendido, lo admito, se atreve a decir eso de mí cuando el maduro de la relación fui yo. El que más se preocupó y trató de ayudar era yo.

― ¿De mí? ― alzó la ceja, confundida.

― Sí. Los últimos dos días no hecho más que pensar mucho en ti. ― cada vez la distancia que teníamos era menor.

― ¿En serio? ― cuestionó incrédula. ― Cuando me golpeaste con la puerta, me escondiste en tu casa, arruinaste el auto de mi abuela y me derribaste en el lodo, ¿solo pensabas en mí?

Yo no respondí y me quedé como un bobo mirando sus ojos, esos hermosos ojos que me gustaban demasiado. No intencionalmente bajé mi mirada hacia sus labios, ¿qué se sentirá besarlos?

― Pobres de tus amigos. ― su voz me sacó de mi trance.

― Te encantaría ser uno. ― respondí con arrogancia.

― Antes me hundo con Petunia. ― me susurró acercándose todavía más a mí, sentía su respiración mezclarse con la mía. Pude notar que su mirada bajó por un segundo a mis labios.

¿Ella también querrá besarme?
Antes de que quisiera hacer algún momento, Brisa me empujó levemente con su hombro y se encaminó otra vez.

― Bri, me confundes. ― suspiré siguiéndola.

― Yo no.

Me puse enfrente de ella mientras caminaba hacia atrás para poder mirarla mejor. ― Cuando estábamos en nuestra gira fotográfica creí que te gustaba.

― Gran error. ― dijo no muy convencida.

― Pero todo el mundo me quiere, ¿por qué te caigo mal? ― carajo, creo que soné muy egocéntrico.

― Tal vez porque crees que todo el mundo te quiere. ― rodó los ojos.

― Porque soy amable. ― proclamé con una sonrisita.

― ¡Por ser una superestrella!

― ¿Y eso qué significa?

― Ni siquiera lo ves, ¿verdad? ― soltó de forma molesta.

― ¿Qué?

― Tu vida no es real. Te estacionas donde no se debe, la verdad no te formas nunca, compras lo que quieres cuando sea. Tu casa es como un maldito hotel, tienes tanta gente trabajando para ti que... Apuesto que ni sabes sus nombres.

― Sí sé. ― contesté casi nada convincente.

― Dime uno.

― Bob. ― aquello salió más como una pregunta que como una afirmación.

― Eso lo acabas de inventar.

― Bueno, Mikey conoce a todo el mundo, ese es su trabajo.

― Te lo dije, no es normal. Tu mejor amigo es tu chófer, tus papás están en la nómina y tu novia... ― ella caminaba mientras yo retrocedía con cierto miedo por su cara de quererme matar. ― La verdad, las personas reales están porque quieren estar. ¿Por qué estás con Sophie?

Uh, golpe bajo.

― Yo... ― intenté decir algo pero me quedé paralizado, no sabía con qué defenderme o justificarme, me había ganado.

― Es a lo que me refiero. ― sonrió sarcástica y retomó su ritmo dejándome atrás.

― ¡Oye, oye! Espera, espera, alto. Dime qué... ― suspiré. ― ¿Estás diciendo que no soy una persona real? Porque lo soy.

"Felicidades Einstein."

― Oh, yo me equivoqué. ― declaró irónica.

― Bueno, ¿qué tal si te dijera algo de mí que nadie más sabe?

Aún estaba detrás de ella como perrito regañado, no quería que estuviéramos peleados o parecido.

― ¿Guardas tus uñas en un enorme frasco?

― No. ¿Qué? No.

― ¿Entonces qué? ― chilló encontrándose con mi mirada, me había puesto delante de ella para que me escuchara.

― Desde el primer día que te ví, yo... ¡Ah! ― grité cayéndome para atrás.

― ¡Mase!

Reprimí una risa al escucharla tan preocupada y me abalancé sobre ella para arrastrarla conmigo al agua. Brisa gritó mientras yo reía a carcajadas y me lavaba el cabello.

― ¡No sé nadar! ― soltó de repente con dificultad.

Me apresuré para llegar a su lado y tratar de ayudarla, si algo le pasaba no me lo perdonaría.

― ¡Ay no! ― la agarré de la cintura y traté de sacarla del agua.

Pero me empujó y ahogó empujando mi cabeza.

― ¡Caíste "lindo"! ― sonrió burlona haciendo énfasis en la palabra "lindo", como yo la había llamado repetidas veces hace rato.

― ¿Qué? Eres mala ― traté de aumentar la cercanía pero me fue imposible ya que nadó hacia el costado.

― Lo merecías.

Ambos nos encontramos en una pelea de agua como dos niños pequeños.

― Toma esto. ― me decía mientras seguía salpicándome.

― Y tú esto. ― reí.

― No sabes conducir.

― Y tú no sabes leer mapas.

Por primera vez en mi vida me sentía vivo, me sentía en paz y feliz. Me dí cuenta que a su lado, sin importar que sea una mandona enojona, era feliz, sonreía y vivía, ella me provocaba eso y más, mucho más.

¿Acaso me gusta Brisa?

BUEEEN DÍA MI GENTE BELLA, sé que tenía que actualizar ayer pero mandaron cositas, jeje. Hoy tendrán otro capitulo más además de este, lo prometo.

Nuestra linda pareja casi se da un beso, se emocionaron, admitanlo, creyeron que ya venía besito, pero no señores, noo no.

Por ahora no tengo nada más que decir, nos leemos pronto, los quiero mucho y gracias por su apoyo constante 💕💕







˖․✮․˖― B.A

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top