𝐅𝐈𝐕𝐄.
Al despertarme me levanté con pereza y algo perdida, con esto quiero decir que casi me caigo por ponerme mis pantuflas. Después de recuperarme de mi golpe, bajé en dirección al comedor, tenía mucha hambre.
― Coman, que ayudaremos a la abuela con el jardín hoy. ― mi papá puso el plato de panqueques sobre la mesa.
Entre al comedor todavía adormilada, me senté en una de las sillas libres al lado de mi hermana, quien estaba "leyendo" una revista de Mason. Ya empezamos.
― Buenos días hija. ― saludó mi mamá.
― Hola. ― sonreí.
― Jarabe por favor. ― habló Mckenna levantando la vista de la revista.
― Creo que ya no hay. Mamá, ¿tienes más jarabe? ― preguntó mi papá, me daba un poco de ternura que llamara así a la abuela, como si fuera su otra madre.
― Seguro, está en el garaje.
― Ush, yo voy. ― Mckenna se levantó de mala gana y suspirando.
― ¡No, yo voy! ― corrí detrás de ella al recordar que Mason se había quedado ahí anoche.
Si Mckenna lo llegara a ver se desmayaría y me acusaría.
― ¿Cómo estuvo tu viaje en taxi? ― preguntó cuando salimos de la casa.
― Eh, ¿cuál viaje en taxi? ― la miré confundida.
― "Eh, ¿cuil viiji in tixi?" ¡Ugh! Casi pude conocer a Mason Thames, y tuve que irme porque Miguel me dijo que tomaste un taxi y te fuiste. ― se quejó mientras abría la entrada del garaje con el control.
― Ah sí, ese viaje. ― respondí nerviosa mientras la cerraba con otro botón.
― ¿A dónde fuiste? Déjalo, no me digas, no me quiero aburrir. ― negó mientras volvía a abrir el garaje.
― Ahm, te lo compensaré, te ayudaré a encontrarlo. ― repetí mi anterior acción.
― ¿Cómo vas a lograr eso? ― y otra vez.
― Hay que entrar a... ― le arrebaté el control de las manos. ― Ejem, hay que entrar a investigar. Mamá y papá no tienen que saber.
― ¿Mamá y papá no tienen que saber qué? ― papá apareció detrás de nosotras y tomó el control.
― Nada. ― respondimos al unísono. Él abrió la entrada para luego entrar, yo estaba asustada y nerviosa.
― No las entiendo chicas. ― dijo saliendo con el jarabe en las manos, yo suspiré aliviada y me preguntaba ¿en qué momento Mase salió?
Entramos de nuevo a la casa y mamá y la abuela estaban hablando. Al vernos, la abuela se dirigió a Mckenna.
― Oh Kenna, hay una noticia en la televisión sobre ese chico que tanto te gusta, allá. ― señaló la abuela. Corrí hasta el control de la televisión con intenciones de cambiar de canal o apagarla.
― ¡Oye! ― me reclamó mi hermana.
― ¡No!
― ¡¿Qué estás haciendo?! ― forcejeamos unos segundos pero al final ella pudo quitarmelo y le subió el volumen.
― Sophie Grace llegó a su fiesta de cumpleaños anoche, sin su actor principal. ― decía la siempre entrometida periodista del canal. ― Aunque nadie lo vio llegar al fabuloso Club 21 los testigos confirman que Mason Thames, hizo una aparición secreta para cantar en el club repleto de gente. Varios dijeron que el actor y cantante dejó el club inmediatamente después de su presentación, para reaparecer mágicamente en su mansión de Beverly Hill's después de varias horas, con una chica diferente. ― me quedé helada y con los ojos muy abiertos al oír eso. ¿Qué mierda acaba de decir? ― Mis fuentes dicen que esta chica misteriosa podría estar robándole el corazón a nuestra estrella favorita.
Volví a pelear con Mckenna por el control para ya apagar eso de una vez, eran puras mentiras. ¡¿Yo robarle el corazón a Mason?! ¡¿En serio?!
― ¡Basta! ¡Quiero verlo!
― ¿Para qué? Son mentiras, técnicamente difamación. ― traté de respirar hondo y calmarme.
― ¿Por qué te interesa? ¡Tú lo odias hermana!
― Yo defiendo la verdad, y estoy segura de que esa no la es. ― apunté a la televisión.
― Niñas, ya dejen eso. ― papá nos miró algo serio.
― Ya sé, es un día muy hermoso. Miren, llévense mi auto y vayan a la playa. ― habló la abuela mostrando las llaves.
― ¿En serio? Gracias abuela. ― mi hermana dejó de pelear conmigo y se fue a preparar con las llaves que mi abuela le había lanzado.
― Que Brisa te acompañe. ― dijo mi mamá. Mckenna soltó un quejido y subió a la habitación. ― ¿Oíste? ― me miró. Yo asentí de mala gana, cuando estaba por irme, mi abuela me detuvo.
― Oye estrellita, mira, tengo esto para ti. ― me extendió un libro. "El bajaestrellas", la portada era muy tierna, era un niño con un adulto, con una estrella en su pecho y otra en la mano del niño. ― Sé que es algo infantil pero, como te gustan las estrellas, espero que lo disfrutes. ― yo sonreí y le agradecí mientras la abrazaba.
Antes de subir me detuve en la sala al sentir mi celular vibrar en mi bolsillo. Al ver la pantalla, noté que era Maddy.
― Hey amiga, ¿qué tal? ¿qué pasó anoche? ― escuché del otro lado de la línea.
― Oye tú, cuando necesito que estés despierta no lo estás, y cuando no lo necesito estás hasta las 5 de la mañana mandándome reels o tiktoks de monos bañándose. ― me quejé.
― Ya, ya, es que no había dormido siestita, déjame y cuéntame qué pasó.
― Bien, ¿me creerías si te digo que Mason Thames me llevó a su casa? ― alejé el celular en la espera de un grito, sin más no escuché nada. ― ¿Maddy? ¿Hola?
― ¡¿QUÉ MIERDA ACABAS DE DECIR?! ¡TE DIJE, TE LO DIJE! ¡SOY MACUMBERA Y EL UNIVERSO ME AYUDÓ! ― Emm, ¿okey?
― Cállate tonta, juego te cuento bien, debo ir a la playa con mi hermana. ― quedé algo sorda por sus repentinos aunque esperados gritos.
― Okey okey, si lo llegas a ver nuevamente sácate una foto y me la mandas. ― rodé los ojos divertida mientras negaba.
― Bye Mads. ― colgué, subí a la habitación pensando en qué ponerme.
(˖․✮․˖)
Al llegar la primera en bajar fue Kenna, quien tenía en su cabeza un gigantesco y colorido sombrero de playa.
― Creí que iríamos a Venice. ¿Por qué estamos en Malibú? ― la miré con una ceja alzada.
Ella suspiró mientras abría el maletero. ― Porque Mason Thames surfea en Malibú. ― su tono de obviedad me sacó un poco de mis casillas. Sin embargo, no hice nada, sólo miré hacia otro lado esperando a que termine de sacar sus cosas.
― ¡Hoy es el día! ― chilló emocionada mientras buscábamos un lugar donde acomodar nuestras cosas. ― Lo siento, está por aquí. ― miró hacia todos lados.
― Lo dudo.
― Espero que no esté con esa Sophie Grace que en MI opinión no es nada linda para mi Mase.
― Espera, ¿tu qué? Ja, ya quisieras Mckenna. ― negué.
― Me pregunto cómo serán sus ojos. ― ignoró completamente mi comentario.
― Marrones, un marrón muy hermoso. ― respondí con una sonrisa boba. Mi hermana otra vez me ignoró y se fue corriendo al lugar que ella vio perfecto. Volteé la mirada hasta que ví algo que me llamó la atención.
Me fui temprano de la casa de la abuela de Brisa, ya que no quería que me encontraran y que por mi culpa tuviera problemas. Es decir, ¿te imaginas abrir tu garaje y que haya un chico superestrella en su auto? Yo creo que se vería como un secuestro.
Una voz interrumpió todos mis pensamientos.
― Disculpe, ¿hay alguien aquí? ― esa voz. No, definitivamente no puede ser ella. La dueña de aquella voz señaló la reposera que estaba a mi lado. Yo no respondí nada. ― ¿No? Ah bueno. ― se sentó.
― Que hermoso día, ¿no es un hermoso día? ― me miró. Yo sólo me acomodé en mi asiento y fingí estar dormido. ― Ay perdón señor, estaba dormido. ¿Lo desperté? ¿No? ¡Ay, que bueno que no señor! ― sonrió contenta, se agachó para buscar algo en su bolso y nuevamente me miró. ― ¿Me pondría protector en la espalda?
Yo bajé mis lentes de sol y la miré divertido, ella agitaba de un lado a otro el pote de protector.
― Primero, ¿qué gano yo? ¿un beso? Y segundo, ¿cómo lo supiste?
― El gorro. ― contestó y esquivó mi primera y segunda pregunta.
― Huele un poco a pescado.
― No, me parece que eres tú. ― se burló y comenzó a jugar con sus anillos.
― ¿Qué estás haciendo aquí? ― me saqué los lentes de sol.
― ¿Qué hacés tú aquí? Ve a casa. ― "como si fuera tan fácil." Pensé.
― Lo intenté.
― ¿Y?
― No lo entenderías. ― suspiré algo frustrado.
― Ahh, ¿crees que eres tan especial que nadie como yo podría entender lo difícil que es la vida para ti? ― el sarcasmo en su voz era muy notorio.
― Te diré, habían como 10 paparazzi afuera de mi casa con sus cámaras.
― Wow, sí, sí eso es difícil. ― por un segundo creí que de verdad me entendía. ― O no. ― y ahí está.
― Te dije que no lo entenderías. ― aparté la mirada molesto. ― Sólo necesito ir a casa en un auto que los paparazzi no reconozcan. ― en eso una loca idea cruzó por mi cabeza. ― ¿Tu auto qué marca es? ― intrigado la miré y la examiné.
― Mhm, te gustará mucho, es un clásico. Una antigüedad. ― perfecto, sólo espero que no sea rosa.
― Perfecto, yo te pagaría. No es mucho... ― su voz autoritaria me asustó e interrumpió.
― ¡Ya basta!
― Ya basta... ¿Ya basta de qué?
― De estar ofreciendo dinero. Todavía me debes cinco mil por quedarte en el garaje de mi abuela. ― canturreó divertida y burlona. ― Sólo dame tus llaves. ― extendió su mano. Y esta para qué quiere a mi bebé.
― ¿Por qué?
― Pues si te llevas nuestro auto no puedes dejarnos sin uno. Llaves. ― siguió en la misma posición.― Dámelas. ― rendido las saqué de mi bolsillo.
― Oye, ella es... ― dije apunto de darle las llaves pero devolví mi mano hacia mí. ― Tiene 300... ― repetí mi acción. ― 335 caballos, primera generación, pintura original modelo 69. ― ella seguía intentando tomar las llaves. ― Adoro a Cher, ¿sí?
― ¿Cher? ― yo asentí. ― ¿Nombras a tus autos? ― yo moví la cabeza algo dudoso y ella me quitó las llaves de mi mano.
Al cambiar las llaves empezamos a buscar el dichoso auto de la abuela.
― Mason. ― llamó mi atención. ― Mira a Petunia. ― Petu, ¿Petu qué?
― Tiene que ser una broma. ― Mierda, era rosa.
― Está como nueva, devuelvela en una hora. ― me dio las llaves. No sé qué es peor, su nombre o el color.
Petunia, más te vale que nos llevemos bien.
Brisa cuando Mason trataba de contarle lo que sentía:
HELLOOOOOU, BELLAS PERSONAS, ¿QUÉ TAL? Acá el tan esperado cap, ahre, perdón por no actualizar ayer, estuve ocupada.
Les cuento algo, ese libro que le dio la abuela a Brisa es uno de acá de Argentina, yo lo leí cuando era chiquita y es lindo, lo puse porque bueno, como se nota se trata de las estrellas, y como a nuestra protagonista le gustan mucho.
Es todo por hoy, disfruten la lectura, muaaa 💕💕
˖․✮․˖― B.A
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