𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝘀𝗶𝘅

▃▃▃▃ 𝗦𝗧𝗔𝗥𝗦:
¡!  ֺ ָ ֙⋆ 🍒  ִ𓄼ꜝꜞ ᳝ ࣪ 𔘓 ֺ ָ ֙⋆ ࣪ ꞌꞋ
𝐉𝐔𝐄𝐆𝐎 𝐃𝐄 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐉𝐎𝐒

Dalmi se encontraba frente a la parada del autobús, dudando por un momento.

El simple acto de subir al autobús público le parecía más difícil de lo que esperaba.

Miró a su alrededor y vio que varios compañeros de la escuela ya estaban allí, observándola. Sabía que su presencia no pasaría desapercibida.

Cuando el autobús llegó, dio un paso al frente con algo de nervios, pero cuando las puertas se abrieron, un par de chicas de su clase la miraron sorprendidas.

— ¿Dalmi? ¿Tú... vas a tomar el bus? — preguntó una de ellas.

La castaña no dijo nada y subió rápidamente al autobús, eligiendo un asiento cerca de la ventana. Sabía que no pasaría desapercibida, y pronto escuchó los murmullos a su alrededor.

— ¿La hija de Seo Doyun tomando el bus? — susurró una chica — ¿Qué pasa?

Seo miró hacia afuera, ignorando el comentario, pero los murmullos siguieron.

— Dicen que su papá amenazó al director para que despidiera al profesor de deportes... ¡Eso es impresionante! — comentó otro chico, bajando la voz, pero claramente sorprendido.

— Claro, con lo poderosa que es su familia, nadie puede meterse con ellos — respondió alguien más, mientras ella trataba de no prestar atención.

Pero fue el siguiente comentario lo que realmente la hizo tensarse.

— Y Han Seo Jun, ¿Qué hacía ayudando a Dalmi ayer? — preguntó una chica — Nunca ayuda a nadie.

Dalmi sintió un nudo en el estómago. Seo Jun, involucrado en todo esto, siendo comentado como si fuera parte del escándalo.

No entendía qué estaba pasando, pero las palabras de los demás la hacían sentirse aún más expuesta.

— Pues sí, parece raro — dijo otro chico, mientras Dalmi solo quería que el tiempo pasara rápido.

Finalmente, el autobús llegó a su parada, y ella salió rápidamente, sin querer seguir escuchando.

Su mente estaba llena de rumores y expectativas, pero por primera vez en el día, se sintió aliviada al estar lejos de ellos. A pesar de todo, había logrado algo por sí misma: tomar el autobús.

Al seguir con su camino, notaba de nuevo algunas miradas, aunque no parecían molestarla, solo parecían algo sorprendidos.

La chica alzó ambas cejas sorprendida al ver que su aula se encontraba especialmente decorada, en el centro se encontraba Sooah y Taehoon, pues cumplían 100 días de novios.

Seo observaba desde el marco de la puerta a la pareja de adolescentes, a pesar de que sus otros compañeros se encontraban alrededor de ellos, solo podía pensar en la gran acción de parte de Taehoon.

Su expresión cambió de inmediato al ver que el chico de lentes aventaba aquel pastel hacia la pareja, terminando por poner sus manos en sus labios al ver que este había caído sobre el rostro de Jukyung.

— Oye, amiga, tenemos que limpiarte el rostro — escuchó la castaña.

A pesar de que su amiga estuviera en esa situación, aún no podía moverse del marco de la puerta.

Todos comenzaron a tratar de limpiar el rostro de la chica, mientras otros le indicaban que fueran al baño.

— ¡Esperen! — detuvo Jukyung, alejándolos un poco — Esperen, que nadie me toque — pidió para finalmente salir corriendo del aula, no sin antes tomar su bolso de maquillaje.

Aquella acción hizo reaccionar de inmediato a Dalmi, terminando por tratar de alcanzarla, escuchando como los demás iban corriendo un poco más detrás de ella.

Seo se sorprendió al ver cómo su amiga había pasado por encima de Seo Jun. Sin embargo, esto no la hizo detenerse, a lo que, sin pensarlo, terminó haciendo lo mismo con tal de alcanzarla.

— ¡Dalmi!, ¿Qué fue eso? — escuchó por último la voz del chico.

La castaña paró su paso al ver a su amiga abrir la puerta del baño de los chicos, a lo que ella rápidamente salió, quedando estática en su lugar al ver a todos sus demás compañeros acercándose.

— Jukyung, ¿Estás bien? — preguntó Dalmi preocupada, aunque no obtuvo respuesta alguna.

Jukyung quedó estática al escuchar de nuevo los comentarios de los demás. Aquel pasillo era un desastre completo, mientras otros gritaban. Ya había otros alumnos de grados diferentes viendo la escena.

Todos callaron al ver la aparición de Lee Suho, quien con su saco cubrió el rostro de Jukyung, llevándola a lo que seguramente eran los otros baños de la secundaria.

Al ver aquella escena, la castaña recordó su suceso. No lograba entender cómo es que su amigo ayudó a Jukyung por algo no tan grave, a su perspectiva, mientras que con ella no fue así. Lo consideraba una gran amistad al final de todo.

Seo no dudó un segundo en retirarse del lugar, intentando llegar a su aula tomando otro pasillo.

La chica solía ser algo sentimental respecto a sus amistades, de inmediato, limpió la lágrima que cayó sobre su mejilla.

Al llegar a su respectiva aula, notó que sus compañeros se encontraban en sus asientos, listos para lo que diría el docente.

El profesor se encontraba al frente de la clase, parecía algo pensativo, a lo que finalmente posó sus manos en el escritorio.

— Hoy haremos cambios de lugares — mencionó. De inmediato, todos se quejaron.

— He notado que muchos solo hablan con las personas que ya conocen, y no debe ser así — explicó, a lo que todos prestaron atención — Vamos a definir sus sitios de una manera aleatoria.

— ¿Puedo quedarme en mi lugar? — la voz de Suho llamó la atención de todos.

El mayor pareció pensarlo, hasta que finalmente habló.

— Está bien, Suho — dijo amablemente, todos de inmediato se quejaron de nuevo — Oigan, él podrá quedarse en su lugar por ser la primera posición de la clase, ¿Está bien? — preguntó finalmente, a lo que los demás solo asintieron, no muy satisfechos.

— Todos vengan a tomar un papel — indicó, mientras mostraba una taza — Viene el número de fila y escritorio en el que estarán — explicó mientras ya todos iban tomando uno.

Dalmi abrió su papel, cuando buscó con la mirada su asiento, se dio cuenta que le había tocado al lado de Suho, a lo que estaba algo cerca de su lugar anterior.

Sin pensarlo mucho, caminó hasta su escritorio hasta finalmente tomar asiento. Con sus pensamientos sobre su amigo, no le quedaban muchas ganas de estar a un lado de él.

Seo sonrió levemente al notar que Soojin se encontraba sentada en el escritorio que estaba detrás.

Su expresión cambió de inmediato al ver que Seo Jun se sentaba al otro lado de ella.

Sentada al lado de Suho, pero ahora con Seo Jun a su otro lado, Dalmi no podía evitar sentirse atrapada entre dos mundos.

— ¿Han Seo Jun con Dalmi? — escuchó la voz de algún compañero, a lo que evitó ver a alguien a la cara.

El profesor comenzó a explicar el tema del día, la castaña prestaba atención y tomaba apuntes como siempre solía hacerlo, pero un leve toque en su hombro la sacó de aquella concentración, viendo que se trataba de aquel chico motociclista.

— ¿Qué pasa? — preguntó ella, intentando seguir con sus apuntes.

— ¿Dónde está mi casco? — cuestionó, mientras buscaba alrededor del escritorio de la chica — Ayer dijiste que lo devolverías.

— Te dije que trataría de traerlo — le recordó, aún con su mirada en su libreta — Hoy no pude — murmuró, aunque se le había olvidado por completo aquel objeto.


Una leve risa irónica se escapó del chico.

— Oye, mira esto — llamó su atención.

Al voltear, encontró a Seo Jun sosteniendo algo en la mano, un pequeño listón rojo, el mismo que había estado buscando durante días.

— ¿Qué? ¿Es mi listón? — cuestionó sorprendida, esta vez dejando a un lado su pluma — ¿Cómo es que lo tienes tú?

— Se te cayó aquella vez que nos encontramos en el callejón — respondió, ocasionando que Seo recordara inmediatamente.

— ¿Entonces lo tenías desde entonces? — preguntó, un poco desconcertada — ¿Por qué no me lo diste antes?

Seo Jun sonrió ligeramente, pero sus ojos se mantenían serios.

— Porque quiero que me devuelvas el casco antes de devolverte esto — dijo en voz baja, mirando alrededor para asegurarse de que nadie escuchara — Ya te lo dije, Dalmi, no te lo voy a dar hasta que me traigas el casco.

La castaña soltó un suspiro, realmente quería su listón de vuelta antes de que Jaesung se diera cuenta de que no lo tenía con ella.

— Está bien — contestó — Te lo traeré mañana con tal de que me lo regreses.

El pelinegro, con una leve sonrisa, volvió a guardar en su bolsillo aquel listón.

Dos personas miraban aquella escena algo confundidas. Por una parte, Suho, quien estaba inconforme ante la cercanía que empezaba a tener su amiga con aquel chico.

Por otro lado, estaba Soojin, quien pensaba que aquel motociclista se encontraba molestando a Dalmi.

Decidida a dejar en su lugar a Han Seo Jun y asegurarse de que no "molestara" más a su amiga.


La mayoría de los estudiantes se encontraban en el comedor, algunos comiendo su almuerzo, mientras que otros platicaban entre ellos.

Dalmi y sus amigas se encontraban sentadas en una mesa, disfrutando de un almuerzo tranquilo.

Sin embargo, el ambiente se volvió tenso cuando Soojin, que hasta ese momento había estado comiendo sin decir palabra, dejó sus palillos sobre la mesa y miró fijamente a la castaña.

— ¿Qué pasa con Seo Jun? — preguntó directamente, sorprendiendo a las tres amigas.

Seo frunció el ceño.

— ¿Por qué lo dices?

— Durante clases parecía molestarte — aclaró con una mirada seria — Puedo detenerlo si lo hace.

— ¿Qué? — soltó de inmediato — Solo me pidió que le devolviera algo que es suyo.

Sooah y Jukyung se miraron entre sí, algo confundidas, mientras que Soojin dejaba su bandeja a un lado.

— ¿Segura? Porque parece que hay algo entre tú y Seo Jun, y no me gusta nada de eso — aclaró sin importarle mucho sus palabras.

— Segura, Soojin — confirmó, mientras soltaba un suspiro — Verás que mañana, cuando le regrese lo que me pidió, no me volverá a hablar más.

Después de aquellas palabras, Dalmi pareció pensarlo. Tal vez el pelinegro sí se alejaría de inmediato al devolverle el casco, pero lo que más la desconcertaba era... ¿El por qué no le gustaba esa idea?

Soojin la observó en silencio, como si intentara leerla.

— Lo que sea, solo no te dejes engañar, a veces los chicos como él solo traen problemas.

Ante aquellas palabras, Seo quedó confundida. No le agradaba mucho que su amiga se expresara de tal manera. Sin embargo, decidió dejar aquel tema atrás.

— Por cierto, Sooah — llamó la castaña — Me enteré que le diste mi número a Seo Jun.

La mencionada sonrió levemente nerviosa.

— Lo noté preocupado y a la vez serio, como suele estar siempre — aclaró — Pero, ¿Acaso te escribió? — preguntó curiosa.

Dalmi pareció pensar si decir la verdad. Aunque no le había escrito, sí la había llamado.

— Claro que no — dijo rápidamente — Solo me lo dijo durante la clase.

No estaba segura si decirle a sus amigas sobre aquella llamada. Seguro empezarían a molestarla de nuevo, así que decidió dejarlo de lado.


Después del almuerzo, Dalmi caminaba por el pasillo, buscando un momento de tranquilidad para procesar lo ocurrido.

La escuela ya estaba en su hora de clases de nuevo, por lo que el pasillo estaba desierto.

De repente, escuchó pasos detrás de ella, y al voltear, vio a Suho acercándose con una mirada seria.

— Dalmi, ¿Te importa si hablamos un momento? — preguntó, su voz algo titubeante.

La chica lo miró por un segundo antes de asentir, dirigiéndose hacia un rincón apartado del pasillo, donde nadie podría interrumpirlos. El ambiente estaba en silencio, solo se oía el eco de sus pasos.

Suho se detuvo frente a ella, y por un momento, no dijo nada. Parecía estar buscando las palabras correctas.

— Quiero disculparme... — comenzó, con la cabeza ligeramente agachada, como si las palabras le costara — Cuando tuviste el ataque, no supe qué hacer, me quedé ahí, sin actuar, y me siento muy mal por no haberte ayudado.

Seo lo observó fijamente, sintiendo un nudo en el estómago al recordar aquel momento, pero también percibió la sinceridad en sus ojos.

Suho no lo había dicho en voz alta antes, y aunque ella lo había entendido, escuchar esas palabras de él la hizo sentir que algo se aliviaba dentro de ella.

— Te disculpo — dijo en voz baja, con calma, mientras se cruzaba de brazos — Quería escuchar esto de ti, Suho — confesó — No te lo había dicho, pero sí, me desconcertó un poco no tener tu apoyo en ese momento.

Suho levantó la mirada y la miró profundamente, como si finalmente comprendiera lo que su amiga quería decir.

Un aire de culpabilidad todavía flotaba a su alrededor, pero también había algo de alivio al ver que, por fin, podía pedir disculpas.

— Lo lamento mucho, Dalmi — dijo, con más firmeza ahora — En serio, quiero que sepas que me arrepiento de no haber hecho más.

Seo lo observó en silencio unos segundos, procesando sus palabras. A pesar de la tensión que aún sentía por lo ocurrido, la sinceridad de Suho la tocó de alguna manera.

— Está bien — dijo finalmente, dejando escapar un suspiro — Gracias por decirlo, solo necesitaba escuchar eso de ti, nada más, no te preocupes más por eso.

Suho asintió lentamente, agradecido por sus palabras. Los dos se quedaron en silencio por un momento, como si el aire entre ellos se hubiera despejado un poco.

— Bueno... — comenzó Suho, rompiendo el silencio — No quiero seguir repitiendo mis errores, así que, si alguna vez pasa algo así de nuevo, ya sabes que estaré ahí para ti.

Dalmi sonrió levemente, sintiendo que la conversación había cerrado un capítulo que llevaba algo de tiempo abierto.

Ahora, las palabras que tanto necesitaba escuchar estaban dichas, y sentía que todo estaba un poco más claro entre ellos.

— Gracias, Suho, te lo agradezco — respondió, finalmente aliviada.

Ambos se miraron por un momento más, antes de que Dalmi diera un paso atrás y comenzara a caminar de nuevo por el pasillo, sabiendo que había encontrado un alivio que necesitaba con esas palabras, con la disculpa de Suho al fin expresada.

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