𝐈. 𝐭𝐡𝐞 𝐛𝐨𝐲 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐛𝐥𝐨𝐧𝐝 𝐡𝐚𝐢𝐫
EL ALBOROTÓ A SU ALREDEDOR PARECÍA IR AUMENTANDO CADA VEZ QUE MÁS PERSONAS ENTRABAN AL VAGÓN DE AQUEL METRO, el reloj en su celular lograba informarle que tenía el tiempo suficiente para poder llegar a la escuela y de paso, poder pasar por un delicioso sandwich de pollo a la tienda del señor Lee. Finalmente, y después de haber pasado unos pocos segundos, aquel vagón por fin había llegado a su máximo de personas por lo cual, las puertas no tardaron en cerrarse y comenzar andar rumbo a la siguiente parada.
Su cuerpo dolía un poco, pero no lo suficiente como para realmente preocuparse, verdaderamente ya estaba acostumbrado a todo aquello. El día de ayer había tenido una mala noche y todo gracias a un grupito de borrachos que quisieron asaltar una tienda de veinticuatro horas con una barra vieja de metal, logrando recibir alguno que otro golpe en su espalda al momento de intentar salvar al ciudadano que estaba siendo golpeado por los demás tipos. Al final todo terminó siendo un gran éxito cuando un par de policías llegaron y se llevaron a aquellos chicos borrachos que estaban atados a las afueras del local y unos paramédicos atendieron al hombre herido, recibiendo como recompensa un par de frituras que aún guardaba en su mochila y las cuales pensaba compartir con su mejor amigo, junto con un delicioso jugo de naranja el cual bebió llegando a su hogar.
Aquel día parecía ir de lo más tranquilo posible, el sol brillaba con gran resplandor y un hermoso cielo despejado se podía apreciar. Los resultados de su examen se darían a la tercera hora de clases y estaba completamente seguro que tendría un perfecto díez, anotado en la primera hoja de su examen. Su pie izquierdo no dejaba de moverse al ritmo de la música que sonaba sobre sus audífonos, pero incluso aún así, lograba escuchar aquella fastidiosa musiquita que sonaba en aquel vagón.
Su vida había dado un enorme giro el cual puso su mundo de cabeza y todo de un día para otro, aún no entendía muy bien todo lo que sucedía a su alrededor y tampoco tenía mucho conocimiento sobre los poderes que brotaban sobre su cuerpo, pero de algo si estaba completamente seguro, utilizaría aquel extraño “Don” para ayudar a todo aquel que lo necesite. Incluso recordaba lo horrible que se sintió aquella tarde, después de que una extraña y poco común araña, mordiera su brazo, esos mareos y el dolor de cuerpo era algo insoportable, incluso llegó a pensar que moriría en su propia habitación.
Aunque después de haberse quedado dormido por alrededor de más de diecinueve horas, muchas cosas en él cambiaron aquel día y no lo iba a negar. Su manera de ver el mundo cambió completamente, la manera en la que vivía su vida se volvió completamente diferente a la de hace unos meses atrás, en dónde sólo era Jeon Jungkook, pero ahora no sólo era aquel chico de dieciocho años que estudiaba la universidad, ahora era aquel justiciero del crimen que se hacía llamar “Spider-Man”.
Un limitado número de personas eran las únicas que conocían sobre aquella doble vida que vivía en las calles de Séul, para ser exactos, alrededor de dos personas eran las que sabían la identidad de aquel que todos llamaban “Héroe”. Su mejor amigo, aquel que siempre estaba para él y lo ayudaba cada que lo necesitaba, ese chico de cabellos marrones y una hermosa sonrisa con hoyuelos que era conocido por muchos como, Kim Namjoon, un estudiante común y corriente que se la pasaba junto a su amigo en la biblioteca de la escuela y era un gran jugador de baloncesto.
Otra persona que también conocía de su secreto era su querida tía, aquella mujer que lleva cuidando de él desde hacía más de diez años y a la cual le agradece demasiado. Haneul, una gran mujer a la cual amaba con todo su corazón, alguien a quien siempre le ha gustado ayudar a todos aquellos que lo necesitarán, una persona sumamente talentosa y maravillosa, la cuál merecía mucho más de lo que tenía.
Después de que sus padres murieran en un accidente automovilístico, su tía se hizo cargo de él cuando tan sólo tenía unos seis años de edad. Intentó seguir con su vida de la manera más normal posible, estudiando como todos los de su edad, haciendo nuevos amigos cada que podía e intentando buscar alguna pareja, pero esto último dejó de importarle mucho después de unos meses siendo Spider-Man. Sumándole el hecho de que su última relación no había terminado de una muy buena manera, algo que se lamentaba ya que aquella chica fue alguien importante en su vida durante alrededor de tres años.
Un suspiro salido de sus labios tratando olvidar todo lo sucedido en su vida durante tres meses atrás, tratando así de concentrarse en la nueva semana que iniciaba e intentado concentrarse en todo menos su vida como “Super Héroe” la cual no era tan emocionante como su amigo imaginaba, ya que la mayor parte de la noche se la pasaba intentando que borrachos mala copa no robaran tiendas, que intentarán robarles a personas o salvando a mujeres de aquellos asquerosos hombre que intentaban sobrepasarse con ellas. Incluso había tardes en dónde ayudaba a personas mayores con problemas de memoria, a poder llegar sanos y salvos junto a sus familias.
Sin siquiera darse cuenta del tiempo que pasó sumido en su propio mundo, aquel tren finalmente había llegado a su destino por lo cual, las puertas de este mismo no tardaron en abrirse y las personas dentro de él comenzaron a salir, incluyéndose a él mismo que después de poner un pie fuera del vago, comenzó su andar rumbo a la pequeña tienda del señor Lee, ya que había salido de su casa sin nada más que un trozo de pan con mermelada de fresa en su estómago, y este último comenzaba a rugir para poder ser alimentado lo más pronto posible, algo que Jungkook no tardó en hacer.
Algunos estudiantes corrían a carcajadas por los anchos pasillos de aquel plantel estudiantil, mientras algunos otros podían ser vistos desde las ventanas que daban a la parte de los jardines, la cual se encontraba a tan sólo unos metros fuera de la enorme construcción. Esos atentos ojos, que anteriormente fueron comparados varias veces con los de un pequeño venado, se encontraban buscando entre el montón de estudiantes, aquella conocida cabellera marrón que poseía su mejor amigo. Hasta que después de una búsqueda intensa por parte del mayor, finalmente logró encontrarla, a tan sólo unos metros de su casillero.
Así que a pasó veloz, comenzó a escabullirse entre el montón de estudiantes que aglomeraban los pasillos del lugar, en algunas ocasiones teniendo que empujar a uno que otro que se interpusiera en su camino, logrando finalmente llegar junto a su amigo, quien se encontraba mirando muy interesado la pantalla de su celular.
—Hola hyung.—saludo Jeon, mientras posaba una de sus manos sobre el hombro del peli-marrón. Namjoon, miró a su derecha y se encontró con esos grandes ojos que conocía a la perfección, notando rápidamente un pequeño hematoma color rosado cerca de la ceja izquierda, causando que su ceño se frunciera al instante, pero este fue rápidamente sustituido por una cálida sonrisa. Jungkook, aún recordaba cuando su mejor amigo se preocupó por él en las primeras semanas de su nueva vida como un justiciero, ya que había comenzó a llegar a la escuela con varios golpes en su rostro, pensado incluso en que su querido amigo se estaba metiendo por un mal camino en las peleas clandestinas, aunque después de unos meses finalmente le confesó sobre su doble vida.
—Te ves peor que mi tío después de la cena de año nuevo.—comentó el mayor mientras sonreía burlonamente del chico junto a él, quien como respuesta ante el comentario de su hyung, sólo giró los ojos y agarró fuertemente las correas de su mochila. Aún recordaba con mucha vergüenza, como el hermano del señor Kim, había hecho tremendo espectáculo después de que la cena de año nueve diera fin, ese mismo día, Jeon le había prometido a su amigo no volver a cenar con su familia en esas fechas. Namjoon, guardo su celular y colgó la mochila que se encontraba sobre sus pies, sobre sus anchos hombros para tan sólo unos segundos después, cerrar su casillero con un leve empujón.—Fue una noche muy dura, ¿No?—pregunto mientras ambos chicos comenzaron a avanzar entre los pasillos llenos de estudiantes, dirigiéndose hacia la cafetería de la escuela, dónde pasaban gran parte de la mañana antes de que diera inicio una agotadora jornada estudiantil.
—Y que lo digas.—respondió con algo de cansancio mientras dejaba un pequeño masaje sobre su cuello, el sueño aún no se había apoderado de él aunque el dolor de su cuerpo sí. Aunque estaba seguro de que con dos buenas tazas de café y una barra nutritiva de fresa podría mejorar todo el cansancio en su cuerpo, al menos hasta que las primeras cuatro horas de clase den por terminadas y el almuerzo de inicio. Seguramente tendría el tiempo suficiente como para poder tomarse una rápida siesta en la biblioteca o las bancas de los jardines, verdaderamente no le importaba mucho el lugar pues simplemente lo único que necesitaba era el dormir un poco.—Por suerte mi tía Haneul, dejo un ungüento y unas pastillas para desinflamar los golpes. Verdaderamente sabría que hacer sin ella.—confeso en el menor mientras pasaba por un pequeño grupo de chicas, las cuales rápidamente lo miraron con ojos asesinos y se alejaron rápidamente de ahí, logrando reconocer de manera casi inmediato unos cabellos color negro y unos ojos amielados, en los cuales lo único que se podía ver reflejado era un sentimiento de odio y rencor.
—Oye amigo, déjala de una vez. Fue una buena decisión de tu parte, esa relación se estaba volviendo demasiado enfermiza y obsesiva, hiciste lo correcto así que no te culpes por ello.—unas leves palmadas en su espalda trataron de animarlo un poco. Sabía perfectamente que las palabras de Namjoon, tenían toda la razón y no había porque tener ese sentimiento de culpa en su interior, pero aún así, no podía evitar sentirse la peor persona del mundo cada que Choi Hana, lo miraba de esa manera tan enojada y rencorosa. La que había jodido todo había sido ella, él trato de arreglar las cosas pero al final se había dado cuenta de que nada cambiaría, que todos esos esfuerzos sólo estaba acabando consigo mismo, que no podía arreglar algo que desde hacía mucho tiempo, se había roto en miles de pedazos y algo que no era culpa suya.—Por cierto, volviste a salir en las noticias.
Aquellas palabras lograron que la vista del menor se dirigiera hacia el chico junto a él. No había pasado mucho tiempo para que se supiera el hecho de que, un jóven del cual se desconocía la identidad, nombre, edad entre muchas cosas más. Comenzará a salvar la vida de ciudadanos indefensos y detener a los criminales que intentaban acabar con seguridad de la ciudad, los primeros días las redes sociales y noticieros se llenaron del misterioso joven que se columpiaba en telarañas por toda la ciudad de Séul y detenía a los criminales. Todos alabando sus obras y llamándolo “Héroe”, algo que le gustó demasiado aunque con el pasar de las semanas, muchas personas comenzaron a odiarlo sin razón alguna, llegando incluso a crear los más locos, turbios y horrendos rumberos de su persona.
Recordaba a la perfección aquella publicación de un chico en Twitter, el cual daba su más sincera opinión sobre el chico de traje rojo y azul. Sobre cómo intentaba ganarse el afecto de los ciudadanos para de esta manera, poder convertir a toda la ciudad en una especie de insectos mutantes y dominar el mundo. Jungkook, era consciente que con su inteligencia podía lograr aquello, pero incluso aún así, aquella idea jamás le pasó por la cabeza o siquiera había llegado a pensar en dañar a personas inocentes, si algo le había enseñado su tía en todos esos años de vivir con ella, era el hecho de que las demás personas no tenía la culpa de que uno tuviera una vida infeliz.
—Tranquilo, está vez no fue nada malo.—se apresuró a decir rápidamente al momento de ver cómo el semblante de Jeon se volvía completamente serio y apretaba con fuerza su mandíbula. También odiaba el hecho de cómo hablaban de su mejor amigo en noticias y redes sociales, como lo insultaban y le deseaban la muerte solo por el simple hecho de ayudar a las demás personas, algo que en su más sincera opinión, era de gente mal agradecida sin cerebro y buena capacidad para pensar. Jungkook, salía todos los días y ponía su vida en peligro sólo por el bien de otros, algo que provocó que pasará noches en vela con el miedo que le dieran la noticia que su mejor amigo había sido hallado sin vida y con un disparo en la cabeza.—Dicen que eres un tipo ángel caído del cielo, que si no fuera por ti, ese hombre estaría en la cama de una morgue y no en la de un hospital.
Había momentos en dónde simplemente se ponía a reflexionar, ¿Acaso era su responsabilidad, el poner a su propia vida en peligro sólo por el simple hecho de salvar a otros que ni siquiera se toman la molestia de dar las gracias? Siempre que se preguntaba eso llegaba a la misma conclusión. No, aquello no era responsabilidad suya, él apenas acababa de cumplir sus dieciocho años, no debería preocuparse por el hecho de si había asesinos o ladrones en las calles, un chico de su edad debería preocuparse por lo que estudiaría en la universidad, por conseguir un buen auto, una linda novia a la cual presumir y un trabajo que le dejé buen dinero. Pero, Jeon Jungkook, no era como cualquier chico, él era ese Súper Héroe al cual amaban y odiaban, el cual se preocupaba por el bien de los demás incluso sobrepasando el propio, el que ponía su vida en riesgo cada que salía a las calles, el cual se ponía una traje para ocultar su identidad. Él, era ese al que todos llamaban “Spider-Man”, el vecino amigable. Tal vez, aquello no era su responsabilidad, pero era ese tipo de personas que ayudarían a todo el mundo si estuviera en sus propias manos.
Con algo de enfado despegó su vista de aquel libro entre sus manos, los gritos y risas de todos en aquel lugar no lo dejaban prestar la suficiente atención en el libro de medicina que tenía frente a él. Al parecer, su disgusto no pasó desapercibido para el moreno sentado junto a él, quien desde un principio no había entendido el por qué su amigo había decidido aquel lugar para pasar lo que quedaba de descanso entre clases.
—Noto tu disgusto, ¿Por qué quieres que sigamos aquí?—pregunto con cansancio, de igual manera, a él tampoco le gustaba mucho los espacios llenos de estudiantes que lo único que hacían eran criticar a las personas y tratar de llamar la atención de aquel par inseparable. Sumando algo más a su disgusto, unas fuertes risas se escucharon a sus espaldas, logrando de esta manera llamar la atención de ambos jóvenes, los cuales giraron un poco su cabeza, encontrándose a ese fastidioso grupito de amigas insoportables que era liderado por la ex novia del azabache.—Genial, la loca está aquí.—soltó con fastidio mientras volvía la vista hacia su amigo, quien parecía algo entristecido al notar como la peli-negra era abrazada fuertemente por Park Young-soo, un estudiante dos años más grandes que ellos y quién había repetido el año después de haber reprobado.
Definitivamente aquello era algo que Jungkook, no habría visto venir de ninguna manera, Choi Hana, estaba perfectamente consciente de la enemistad que Jeon y Park poseían desde hacía unos meses, cuando fue nombrado como un nuevo miembro de el equipo de basquetbol. Young-soo, había sido expulsado después de haber sacado pésimas notas en sus exámenes y Namjoon, habló muy bien sobre las habilidades que su amigo tenía en el deporte así que no pasó mucho para que Jungkook, se volviera parte oficial de aquel equipo. Esto causó que su estatus en aquella universidad, aumentará mucho más y su rostro se volviera aún más conocido, algo que no pareció gustarle mucho a Hana, quien con el pasar de la semanas se volvió demasiado celosa y posesiva, privando a Jungkook de muchas cosas llegando incluso a exigirle que este dejara el equipo. Y toda esa actitud enfermiza terminó arruinando una relación de tres años.
—Mi instinto me dice que debo estar aquí, pero no sé porqué.—respondió después de unos segundos en silencio, apartando la vista de aquella parejita y tratando de centrar su total atención a todo su alrededor, el cual parecía bastante normal y monótono como cualquier otro día. Los estudiantes caminaban por el lugar mientras saludaban a amigos mientras que otros parecían sumidos en su propio mundo, hasta que algo o mejor dicho, alguien, llama por completo la atención del azabache sentado a unas mesas cerca de la puerta de la cafetería. Era un lindo chico de cabellos rubios a unos metros de distancia, su vestimenta era como la de cualquier otro en el lugar, sus cabellos despeinados y muy bien cuidados, usaba un hermoso suéter color verde esmeralda el cual lograba resaltar a la perfección los hermosos ojos que este poseía, Jungkook, estaba completamente seguro que jamás en su vida había logrado ver unos ojos tan hermosos como los de aquel chico.
Este pareció haberse dado cuenta de la mirada sobre él, pues había logrado hacer contacto visual con el pálido unos pocos segundos, ya que después apartó la mirada de manera inmediata y dirijo está hacia los tenis converse que estaba usando, sus mejillas teñidas de un color carmesí lograron volverlo incluso aún más tierno de lo que ya se veía con ese suéter unas tallas más grandes. Le fue casi inevitable no sonreír ante tan hermosa presencia, no sabía cómo había sido posible el no notar está desde hace tiempo, su piel morena y muy bien cuidada, unos labios hermosos y bien humectados, esos cabellos rubios que caían sobre su frente y esos ojos, parecían unos hermosos diamantes verdes llenos de pureza que no podía despegar la mirada, que ni siquiera se había dado cuenta de la mirada llena de complicidad que le dedicaba su amigo. Necesitaba saber por lo menos, el nombre de aquel chico de cabellos rubios y ojos verdes, aunque le confundía un poco el porqué tanto interés en ese momento.
—¡Taehyung!—una voz se escuchó por todo el lugar, “Por lo menos ya sé su nombre” se dijo a sí mismo cuando vio como el chico levantaba la mirada de sus tenis. Aquel nombre ya lo había escuchado varias veces entre los pasillos de la escuela e incluso hubo momentos en los que Hana, había mencionado su nombre, Kim Taehyung, un chico que estudiaba diseño gráfico, si es que no se equivocaba. Trato de recordar un poco más sobre aquel chico, pero el ruido agudo en su cabeza le advirtió que algo no saldría bien en aquel lugar y lo corroboro cuando Young-soo, se levantó de la mesa en dónde se encontraba y se dirijo hacia el lindo chico, quien comenzó a temblar en su lugar y agarrar con fuerzas los lados bajos de su suéter, estaba aterrado.—Mi perdedor favorito.—hablo mientras caminaba cada vez más cerca de Taehyung, quien pareció haberse quedado completamente petrificado en su lugar, todos miraban con excitación aquella escena, esperando a que algún tipo de caos se desatará en aquel lugar, algo que a Jungkook, no le gustó para nada. Young-soo pasó frente a su mesa, dedicándole una sonrisa juguetona y maliciosa al azabache sentado en ella, hasta que finalmente detuvo su andar frente al rubio, quien no era capaz de levantar su vista del suelo.
Algunas personas rieron ante tal comentario, otras tantas comenzaron a acercarse un poco a aquellos dos. La respiración errante de el menor era demasiado obvio al igual que el temblar de sus manos, o al menos para Jeon, quien podía notar esto gracias a su sentido de la vista muy bien desarrollado. Taehyung, no hacía nada para moverse o evitar todo a su alrededor, sino más bien parecía estar esperando a que todo sucediera y poder irse de ese lugar, algo que no le pareció nada al músculo mirando la escena y mucho menos cuando logró ver cómo la primera lágrima descendía por esas canelas mejillas, las cuales habían perdido todo rastro de ese tierno tono carmesí.
—¿No te han dicho que te ves horrible con ese suéter?—la voz del mayor se volvió a escuchar, aquellas palabras parecieron herir al chico pues simplemente se encogió en su lugar bajo aún más la mirada, sus sollozos comenzaban a ser cada vez más audibles y los estudiantes comenzaban a acercarse al pequeño espectáculo. A su punto de vista, Jungkook, no pensaba que aquel suéter fuera horrible sino más bien le parecía algo lindo, en especial por aquel oso colo marrón bordado sobre el suéter.—¿Quién fue la persona que te regalo esta basura?—pregunto mientras agarraba el cuello de aquella prenda, logrando que Taehyung, se acercará al cuerpo del chico de cabellos negros. Todo se quedó en silencio por algunos segundos, unos donde lo único que se escuchaba eran los débiles sollozos del rubio a unos metros lejos de aquel par que miraba la escena con enojo y disgusto, definitivamente no le agradaba aquel chico.—¡Te estoy hablando estúpido maricon!—ante esto, Jungkook, se levantó de golpe de su silla aunque no logró llamar la atención de todos, sólo de par de ojos color miel que no se habían despegado de él desde que aquel chico rubio comenzó a caminar por la cafetería.
—M-mi abuela.—su voz se escuchó en un débil susurro, Young-soo, no era consciente del hecho de que, por cada acción o palabra que dijera, iba metiéndose a la boca del lobo o mejor dicho, se estaba enredando sobre las telarañas de una peligrosa araña que no dudaría ni un segundo en acabar con él. Jeon, apretaba con fuerza el puño que había cerrado desde el momento en el que el mayor había jalado del cuello a Taehyung, las venas en sus brazos comenzaban a marcarse por la fricción y fuerza que estaba poniendo, algo que su amigo noto y trato de calmarlo al momento de poner una de sus manos encima de su hombro, logrando fallar rotundamente en su misión.
—Ah sí, tu tonta abuela muerta ¿Verdad?—aquellas palabras simplemente detonaron todo, el llanto que había retenido Taehyung, finalmente había sido liberado y era acompañado por las risas de fondo de todos los estudiantes a su alrededor, odiaba todo aquello, claro que lo hacía, pero odiaba aún más el no poder hacer nada al respecto. Sin siquiera poder salir, dió unos paso hacia atrás pero lo único que logró, fue recibir un fuerte golpe sobre su mejilla izquierda, causando que su cuerpo se desequilibre y cayera al suelo en unos pocos segundos, su mejilla no tardó en volver se de un color carmesí mientras que un rastro de sangre comenzó a descender de este.
Young-soo, reía a carcajadas frente a él, pero esto no duró demasiado tiempo ya que un puño logró que su cuerpo se tambaleara en el momento en el que esté golpeó sobre la mejilla del mayor, logrando que este cayera sobre una mesa cercana y su playera color negra, se llenará de un puré de patatas. Jungkook, no había logrado quedarse sin hacer nada respecto a la situación que había visto, pasaba noches enteras protegiendo a los ciudadanos de ladrones, que no pudo evitar aquel abuso hacía ese lindo chico, Taehyung. Sin importarle mucho el chico sobre la mesa a unos metros de distancia, se acercó rápidamente al rubio tirado en el piso, el cual no dejaba de temblar y sollozar mientras tapaba la herida con una de sus manos.
—¿Te encuentras bien?—pregunto con preocupación, comenzando a ponerse de rodillas frente al menor quien levantó un poco su cabeza, logrando que sus hermosos cabellos rubios cayeran sobre su frente, siendo unas bellas cortinas que cubrían casi del todo, esos hermosos ojos esmeralda. Con algo de timidez asintió la cabeza, todos en el lugar permanecían en silencio y en espera de que se desatará algo mucho más grande, las mejillas del menor se tornaron de un color carmesí ante la vergüenza, los ojos de Jungkook, examinaban cada parte de Taehyung, en busca de alguna otra herida. No fue hasta que un leve movimiento de cabeza lo tranquilizó un poco, soltando un pequeño suspiro de alivio, extendió su mano frente al menor.—Ven, déjame ayudarte.—pero antes de que Taehyung, pudiera tomar la mano de Jeon, un fuerte golpe resonó por toda la cafetería, llamando la atención de todos los presentes ahí. Al parecer, Young-soo, había golpeado con mucha fuerza aquella mesa que había logrado amortiguar su caída, aunque ahora se encontraba de pie con una cara de pocos amigos y con una vena marcada en su frente.—No molestes Young-soo, mejor lárgate antes de que te muela la cara a golpes.—todos miraron atentos al mayor que se encontraba sangraba de mejillas y labios, este pareció tragar dudo ante tal amenaza dada hace unos segundos. No era tonto, sabía que no podría ganar contra Jeon, entre una lucha de cuerpo a cuerpo, si tan sólo hubiera sido con el Jungkook, escuálido y flacucho de hace unos meses, no dudaría ni un poco el responder, pero ahora ese Jeon Jungkook, no se parecía en nada al que lo estaba amenazando con la mirada. Sus músculos habían crecido incluso mucho más que los del mayor, su cuerpo ahora era fornido y muy bien trabajado, la fuerza y agilidad que poseía ahora, lograrían acabar con él en un simple parpadear. Incluso con el golpe dado hace unos momentos, le costó un poco poder recuperar un poco el equilibrio ante el mareo que le causó.
—Me las pagarás maldito mocos...—incluso antes de poder terminar su frase, Jungkook se levantó y reincorporó su postura, quedando solo unos centímetros cerca del mayor. Nadie parecía querer hablar o meterse entre esos dos, ni siquiera la chica de cabellos negros que se encontraba mirando aquella escena con recelo, el chico de suéter verde no había sido de su agradó, nunca lo fue y dudaba mucho que este lo fuera en un futuro. Mientras tanto, Taehyung, limpió un poco las gotas de sangre que descendían por su mejilla y comenzó a levantarse del suelo, agradeciendo que la atención de todos este sobre aquel par de chicos.
—Quiero ver lo intentes.—volvió a amenazar una vez más, recibiendo como respuesta un gruñido por parte del mayor, quien sacudió su playera y salió del lugar, siendo seguido rápidamente por la peli-negra, causando que aquellos tacones color rojo vino, resonarán con mucha más fuerza sobre el suelo de mármol blanco que decoraba la cafetería. Sin importarle mucho las miradas sobre él, Jeon, giró sobre sus talones y miró al chico que limpiaba su sangre con las mangas su suéter, logrando que el ceño del azabache se frunciera, aquel suéter era lo suficientemente bonito como para ser ensuciado con sangre. Por lo cual, se acercó rápidamente y tomó la muñeca del rubio, quien lo miró con una notoria expresión de completa confusión.—Ven, vayamos a la enfermería para curarte esa herida.—sin esperar respuesta alguna, Jungkook, comenzó a arrastrar al lindo chico por la cafetería en dirección a la salida, todo esto ante la atenta mirada de los demás estudiantes que se encontraban ahí. Dirijo una rápida mirada al moreno que estaba a unas mesas de dónde se había provocado todo el show, este asintió levemente la cabeza, como si pudiera leer su mente y se encaminó en dónde anteriormente se encontraban sentados. Mientras tanto Jungkook, finalmente salió de aquel lugar con Taehyung, caminando detrás de él y con un gran sonrojo en sus mejillas, dirigiéndose al segundo piso en dónde se encontraba la enfermería.
꒰🍋﹆.©𝐇𝐨𝐧𝐞𝐲_𝐨𝐟_𝐋𝐨𝐯𝐞🌻‧⁺✨⤾·
𝙿𝚞𝚋𝚕𝚒𝚌𝚊𝚍𝚊:
19/04/22
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¡Primer capítulo publicado! Espero y les haya gustado, ¿Que otra historia les gustaría que actualice?
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