Capítulo 2: NeverMore.

Wednesday: El aire en Nevermore siempre tenía un tinte de misterio, pero el ambiente que me rodeaba mientras me despedía de mis padres era diferente, casi opresivo. Morticia y Gomez, mis padres, se encontraban a mi lado, con sus típicas sonrisas que reflejaban tanto amor como una pizca de locura. Era el tipo de despedida que no se parecía a nada que hubiera experimentado antes; la mezcla de emociones se sentía como un hechizo.

Morticia: Recuerda, Wednesday-, dijo Morticia, su voz suave pero firme, -ni se te ocurra pensar en escapar. Nadie puede huir de Nevermore. Es un lugar que te atrapa, y no hay salida-. Su mirada era intensa, como si quisiera asegurarme de que entendiera la gravedad de sus palabras.

Wednesday: Por supuesto, madre-, respondí, esbozando una sonrisa sardónica. -Yo seré la excepción. No puedo esperar a descubrir qué hay más allá de estas paredes-.

Morticia sonrió de forma maternal, inclinándose hacia mí para entregarme un colgante en forma de murciélago, un símbolo de protección que había pertenecido a nuestra familia durante generaciones.

Morticia: Este te ayudará con las visiones-, dijo, su tono casi mágico. -Y aunque logres escapar, ya hemos contactado a todos nuestros familiares para que ninguno te dé hospedaje. No habrá refugio, querida.

Gomez, siempre el amante del drama, se unió a la conversación con su tono teatral.

Gómez: ¡Nunca olvides que el hogar es donde está el corazón, y donde hay un poco de caos!-. Su risa resonó en el aire, un eco que me acompañaría mientras me adentraba en esta nueva etapa de mi vida.

Mientras mis padres se dirigían al auto, una parte de mí sintió una punzada de nostalgia. Pero el otro lado, el lado que anhelaba la libertad y el caos, estaba emocionado por lo que vendría. Me despedí con un ligero movimiento de mano, observando cómo se alejaban.

Finalmente, di media vuelta para regresar a la academia, el murmullo de Nevermore ya comenzando a envolverme de nuevo. Sin embargo, no me di cuenta de que desde el carro donde se habían ido mis padres, Dedos había bajado, vigilándome desde las sombras. Su figura oscura se mantenía oculta, observando cada uno de mis movimientos.

Justo cuando estaba a punto de hacer algo, un pie lo detuvo en seco. Miguel Van Hellsing, con su mirada de desprecio, lo miró fijamente.

Miguel: ¿Qué carajos eres?- soltó al aire, su voz llena de desdén.

El encuentro se volvió instantáneamente tenso. Miguel, con su actitud desafiante, había interrumpido el plan de Dedos, y el ambiente se tornó electrizante. La curiosidad y la tensión se entrelazaban, formando un laberinto de interacciones en el que todos estábamos atrapados. Mientras me alejaba, la sensación de estar observada se intensificó, y un escalofrío recorrió mi espalda, como si las sombras de Nevermore comenzaran a susurrar secretos que aún no estaba lista para descubrir.

El aire en Jericó estaba impregnado de un silencio ominoso, interrumpido solo por el crujir de las hojas bajo los pies del Sheriff Galpin y su compañera, que se adentraban en el bosque. La luz del sol apenas lograba penetrar el denso dosel de árboles, creando sombras que danzaban inquietantemente a su alrededor. Allí, en medio de la naturaleza, lo que encontraron fue una escena que haría que incluso los más valientes se estremecieran.

Un campista yacía decapitado, su cuerpo desmembrado y expuesto, como una grotesca obra de arte creada por una mente retorcida. La carnicería era indescriptible, un espectáculo que desafiaba la lógica y la razón. La compañera de Galpin, visiblemente afectada, se cubrió la boca con la mano, luchando por contener la repulsión que la asaltaba.

Oficial: ¿Crees que podría ser un oso?-, preguntó, su voz temblorosa mientras miraba el horror frente a ellos.

Galpin, con su mirada fija en el cadáver, negó lentamente con la cabeza.

Galpin: Un oso tendría más piedad-, respondió con una seriedad que resonaba en el aire silente. Sus palabras eran una declaración de la brutalidad de lo que habían encontrado. -Esto no es obra de un animal. Esto es... personal.

Se agachó para observar más de cerca, la expresión de su rostro tornándose más sombría mientras examinaba la escena. La falta de huellas de patas y el estado del cuerpo le decían que esto era un acto de violencia deliberado, un mensaje de alguien que había tomado la vida de otro sin un ápice de remordimiento.

Galpin: Nevermore definitivamente tiene que ver con esto-, continuó Galpin, su mente trabajando a mil por hora mientras hacía conexiones que otros podrían pasar por alto. -Aunque por ahora no tengo pruebas, estoy convencido de que hay un hilo que conecta esta atrocidad con esa academia-. Su voz era grave, y en su interior crecía una determinación que sabía que lo llevaría a profundizar en los oscuros secretos de Nevermore.

La compañera lo miró, su expresión una mezcla de incredulidad y miedo.

Oficial: ¿Crees que los estudiantes de Nevermore podrían estar involucrados en algo así?-, preguntó, su voz apenas un susurro.

Galpin: No lo sé-, respondió Galpin, enderezándose con un aire de resolución. -Pero voy a averiguarlo. Este pueblo ha tenido suficiente con los misterios y las desapariciones. Y si hay algo que se está gestando dentro de esas paredes, voy a desenterrarlo.

Mientras Galpin se alejaba del horror que había presenciado, una nube de incertidumbre se cernía sobre él. Sabía que las sombras de Nevermore eran más profundas de lo que la mayoría podía imaginar, y estaba decidido a arrojar luz sobre los secretos oscuros que acechaban tanto en la academia como en el bosque que la rodeaba. Con cada paso que daba, el eco de su determinación resonaba en el aire, como un presagio de lo que estaba por venir.

En el corazón de Nevermore, el aire estaba impregnado de una mezcla de risas y secretos, y Enid se encontraba tumbada en el césped, con Tn recostado en su regazo. La luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando un juego de sombras que parecía danzar alrededor de ellos. Era un momento de tranquilidad, pero Enid no podía evitar que sus pensamientos se agolparan en su mente.

Enid: Mi madre me está volviendo loca-, comenzó Enid, con un suspiro que reflejaba su frustración. -Cada vez tiene ideas más extrañas para tratar de despertar mi lado licántropo. Es como si quisiera que me convirtiera en una especie de loba feroz de la noche-.

Tn, con su típica actitud despreocupada, levantó una ceja.

Tn: ¿Qué tipo de cosas?-, preguntó, curioso.

Enid: Desde beber cosas desagradables hasta hacer rituales extraños-, respondió Enid, haciendo una mueca de desagrado al recordar algunas de las propuestas de su madre.

En ese momento, Tn se puso de pie, acentuando su presencia con un aire juguetón, y acarició suavemente el rostro de Enid. Ella sintió que el calor le subía a las mejillas, sonrojándose instantáneamente ante su cercanía.

Tn: Si quieres, puedo hablar con ella-, dijo Tn, su voz suave como el terciopelo, pero Enid rápidamente negó con la cabeza.

Enid: No, por favor-, contestó, con un tono apurado. -Si ya odia a alguien, soy yo. Si le dices cómo hacer las cosas, te va a odiar aún más-.

La risa de Tn resonó en el aire, un sonido que era a la vez seductor y despreocupado. Se inclinó un poco más, situándose encima de Enid, quien se encontró atrapada en la situación, incapaz de mirarlo fijamente.

Tn: ¿Y qué crees que estoy haciendo?-, le preguntó Tn, con un brillo travieso en los ojos.

Enid tartamudeó, sintiéndose expuesta.

Enid: ¿Qué... qué haces?-, logró preguntar, nerviosa pero emocionada.

Tn: ¿Te molesta?-, respondió Tn, su tono coqueto desafiando cualquier formalidad.

Enid: No... - se apresuró a decir Enid, aunque la presión en su pecho le decía que había más en su respuesta. -Pero la gente ya murmura-.

Tn, intrigado, se inclinó más cerca, como si su interés fuera genuino.

Tn: ¿Qué tipo de cosas?-, inquirió con curiosidad.

Enid: Dicen que estamos saliendo-, confesó Enid, su voz casi un susurro.

Tn se echó a reír, disfrutando del momento.

Tn: ¿Y no lo estamos?-, preguntó con gracia, una sonrisa traviesa iluminando su rostro.

El aire entre ellos se volvió denso, como si el tiempo se hubiera detenido. Enid sintió que el corazón le latía más rápido, atrapada entre la risa y la confusión. La verdad era que, a pesar de las circunstancias, había algo en la forma en que Tn la miraba que la hacía sentir viva, como si todo el caos del mundo exterior se desvaneciera, dejando solo su conexión en el centro de su universo.

Enid: Bueno, tal vez un poco-, murmuró Sinclair, sintiéndose un poco más valiente. Pero la realidad de su situación y las expectativas de los demás pesaban en su mente. Tn, con su despreocupada confianza, parecía desafiar todas las normas, y Enid no podía evitar sentirse atraída por esa libertad que él representaba.

Tn: Entonces-, dijo Tn, con un destello en sus ojos, -¿por qué no hacemos que la gente murmure un poco más?-. La propuesta, aunque impulsiva, resonó en el aire como un desafío. Enid sintió que su corazón se aceleraba, atrapada entre la lógica y el caos que Tn representaba.

Wednesday: Desde mi perspectiva, la habitación de Enid era un caos de colores brillantes y una energía que me resultaba completamente ajena. Así que, como parte de mi contribución al equilibrio cósmico de nuestro pequeño espacio compartido, decidí quitar los colores de un lado, dejando la otra mitad en la penumbra que me resultaba tan familiar. La transición de la luz al oscuro era una obra maestra en sí misma, y me sentía satisfecha con el resultado.

Justo cuando estaba a punto de dar un paso atrás y admirar mi trabajo, alguien tocó la puerta. Abrí, y ahí estaba la maestra Marylin Thornhill, con una sonrisa que parecía ensayada, como si estuviera lista para una actuación.

Marilyn: ¡Bienvenida a Nevermore, Wednesday!-, exclamó, extendiendo su mano hacia mí como si fuera a entregarme un premio. En su mano sostenía una flor negra, la cual me ofreció con un aire de ceremonia.

Wednesday: Gracias-, respondí, tomando la flor con un leve movimiento de muñeca, sintiendo que el gesto era más un trámite que un verdadero interés.

Marylin comenzó a explicarme las reglas de la academia, su voz melodiosa resonando en el aire.

Marilyn: Primero, no peleas-, dijo, como si estuviera recitando un mantra. -No puedes estar en los pasillos después de las 12:00. Mantente alejada de los bosques en Luna Llena, y sobre todo... nada de chicos. Las relaciones están estrictamente prohibidas.

Mientras escuchaba cada una de sus reglas, no pude evitar que mi mente navegara entre la lógica y la ironía. Las prohibiciones de Marylin parecían sacadas de un manual de supervivencia para estudiantes de secundaria. ¿Acaso pensaba que iba a ceder ante tales restricciones? La idea de no involucrarme con chicos era casi un alivio. Los hombres eran un rompecabezas que no estaba interesada en resolver.

Marilyn: Ah, y por cierto-, continuó Marylin, su tono bajando un poco, como si estuviera compartiendo un secreto-, también te recomiendo que no te acerques a Jericó. Los estudiantes de Nevermore son especialmente odiados allí.

La advertencia flotó en el aire, y aunque la idea de ser despreciada por los habitantes de un pueblo cercano no me preocupaba, la nota de advertencia en su voz captó mi atención. Jericó era un lugar que, por lo que podía deducir, estaba lleno de prejuicios y rencores.

Wednesday: Interesante-, murmuré, mientras observaba a Marylin, intentando descifrar sus verdaderas intenciones detrás de esa fachada de amabilidad.

Con cada regla que me imponía, la presión de encajar en este entorno se volvía más tangible. Sabía que Nevermore era un lugar que escondía secretos, y cada advertencia era un recordatorio de que la vida aquí sería un juego de estrategia, un laberinto de interacciones que tendrían que ser navegadas con cuidado.

Mientras Marylin terminaba de hablar, me pregunté si alguna vez podría encontrar un lugar en este mundo que parecía estar diseñado para ser tanto un refugio como una prisión. Con la flor negra en mi mano, una parte de mí se sintió un poco más dispuesta a enfrentar lo que venía. Después de todo, había algo reconfortante en la idea de que el caos y la oscuridad podían ser mis aliados en este nuevo capítulo.

Mientras Marylin terminaba su monólogo de reglas, la puerta de la habitación se abrió de golpe, interrumpiendo el momento con un estallido de energía. Enid entró, sus ojos desorbitados y su expresión de incredulidad.

Enid: ¡Wednesday, ¿qué carajos hiciste con mi habitación?!-, chilló, como si hubiera descubierto una conspiración cósmica en pleno desarrollo.

La mirada de Enid se desplazó rápidamente de un lado a otro, absorbiendo la transformación que había realizado. La mitad de su habitación, que una vez había sido un estallido de colores vibrantes, ahora estaba sumida en un tono sombrío y grisáceo. La transición era impactante, y la reacción de Enid era exactamente lo que había anticipado.

Wednesday: Solo la repartí de forma justa-, respondí, con una calma que contrastaba con el caos que se desataba a mi alrededor.

Enid: ¿Justa?-, Enid casi gritó, sus manos en la cadera mientras su cabello brillaba con un resplandor que desafiaba la nueva atmósfera. -¿Te parece justo quitarme todo el color? ¡Se supone que esto es un lugar donde puedo ser yo misma!

Wednesday: Y tú misma, querida, eres un arcoíris de locura-, le respondí con un toque de sarcasmo, disfrutando de la forma en que su frustración contrastaba con mi propia serenidad. -Pensé que un poco de oscuridad equilibraría tu exuberancia.

Enid frunció el ceño, pero en sus ojos había un destello de diversión.

Enid: No puedo creer que hicieras esto-, dijo, aunque la risa comenzaba a asomarse en su voz. -Esto es... extremo, incluso para ti-.

Wednesday: Es solo una forma de mostrarte que el caos también tiene su lugar-, respondí, cruzando los brazos y contemplando mi obra. -Además, ¿no te gustaría que la oscuridad y la luz coexistieran? Un poco de balance en este mundo de locura.

Enid se acercó a la línea que marcaba la separación de nuestras mitades, pasando la mano por la pared gris oscura.

Enid: No puedo creer que estés tan tranquila al respecto-, dijo, exhalando un suspiro que casi parecía resignado. -¿No te importa que mis cosas brillantes se hayan reducido a la mitad?

Wednesday: No es que se hayan reducido, solo que ahora están más... definidas-, respondí, dejando caer una leve sonrisa. -A veces, la claridad se encuentra en la dualidad.

Enid: ¿Dualidad?- repitió Enid, intentando contener una risa. -¿Ahora estás usando términos filosóficos?

Wednesday: ¿Por qué no?- respondí, encogiéndome de hombros. -La vida en Nevermore requiere un poco de profundidad.

Mientras Enid seguía observando la habitación, una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.

Enid: Tal vez deberíamos hacer un pacto-, sugirió, su tono ligero. -Por cada color que quites, yo agregaré uno nuevo.

Me detuve a pensar en su propuesta, sintiendo que en el fondo había un desafío interesante.

Wednesday: Acepto-, respondí, sintiendo que la idea de un intercambio creativo entre nosotras podría resultar en algo más intrigante de lo que había anticipado.

Con el espíritu de la propuesta flotando en el aire, las tensiones se disiparon y el caos de nuestras personalidades comenzó a entrelazarse de una manera que prometía aventuras inesperadas en nuestras vidas en Nevermore.

CONTINUARÁ.

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