Son novios, se besan sus bocas, se pasan el chicle.


AU normal.
Soft. / fetishista.
Menores de edad (17)

...

Dulces.

Bakugo Katsuki estaba en absoluta contra sobre lo que tal pelirrojo estaba a punto de hacer.

Y es por eso que detesta con todas las entrañas de su ser esa clase de puestos en los festivales tradicionales. Esos en los que por alguna fecha especial van casi todos vestidos con kimonos y a su alrededor solo existe un mar de puestos de comida o juegos —bastante caros y llenos de trampas para derrochar dinero en más intentos— Aprovechandose de la gente que busca divertirse, así tal y cual ahora le pasa a Eijiro, quien con entusiasmo dió su dinero para jugar a la tómbola.

—¡Vamos Katsuki! es mi dinero, ni que fuera el tuyo jajaja —Le daba palmaditas a su novio en la espalda, risueño. —Por cierto, no opinaste del como me veo ¿me veo varonil? ¿eh? —una ligera vueltesita se dió, siendo acosada por la afilada mirada del pálido rubio a su costado, quien no se perdió de ese movimiento.

—¡No es mi dinero! ¡lo sé! pero me caga que gastes tu jodido dinero en estafas como estas tan ridículas, tks...—Revoloteo la mirada, enfadado, cruzándose de brazos. —Y te ves como todos aquí, nada en especial. Solo mira...

El expelinegro acató, y observó a la gente que pasaba tranquila a su alrededor, notando lo dicho.

—Nada relevante, así que qué podría opinar...

Sí, Bakugo fue obligado a venir aquí, porque por cuenta propia ni loco se le ocurría ir a un lugar tan desbordante de gente como ese. Él se asfixia estando ahí, se estresa de tanto bullicio y el mal humor de perro es consecuencia de ello.

Pero de igual forma a Kirishima no le pareció tan mala la idea de invitarlo. Si él lo acompaña a donde sea, estaba seguro que quizás sea más llevadero para el cenizo. Quizás.

—Ay baku...jajaja, yaya, mira, voy a ser original para que me digas cosas lindas. —Mostró esa preciosa sonrisa, cegando a Bakugo por un momento.

Y así lo hizo. Apenas abrió un poco del kimono que traía, mostrando la parte superior de sus trabajados pectorales, el pecho, ligeramente. Eso si era bastante varonil y menos usual de llevar. A Bakugo le gustará, se dijo.

—Bueno, si que sabes poner tu marca, idiota jaja —Rió apenitas, suficiente como para hacerle sentir lindo en el pecho a Kirishima quien lo miraba enternecido. —Eres un maldito exhibicionista...

—Y te gusta.

—Ya callate, no te emociones tanto...

¡Bakugo abochornado ha regresado! Tal lindo es verlo así cree Kirishima, tan rosado en su delicado rostro a juego con sus orejas. Quizás esa faceta de Katsuki sea su favorita y por mucho, además que goza de verla casi siempre por suerte. Por ejemplo, no hace demasiado tiempo, cuando Kirishima y él estaban en el cuarto del segundo, analizando lo que se pondrían para ir juntos al festival. —No me pondré eso, Eijiro.— Fue lo que dijo Bakugo, apartado su vista de un cómic que leía, responder, y luego volver su atención al pedazo de papel. —¡Vamos bro! para ir a juego...¿no quieres ir vestido igual que tu novio?— Kirishima tenía tantas ganas de ir juntos así, mientras que para Bakugo era una completa mariconada. —No. — Fue la respuesta, y era de esperarse. —Ok, pero que quede claro que eres aburrido. —No estaba molesto, porque a decir verdad se lo esperaba. Y ahora, así, al frente de Bakugo, mientras el rubio yacían en su cama recostado leyendo cómics, Kirishima se quitaba la camisa, a espalda de la mirada distraída del rubio. Lentamente, como con ganas de darle tiempo a el rubio a que se moleste en apartar la vista de su revista y le preste atención. Se estira un poco, flexionando sus brazos y haciendo un vaivén de lado con su cintura, sin camisa. Bakugo, al ver que Kirishima se calló, alza la vista y joder, hora de disimular, ocultando media de su cara con la revista. Tranquilamente Kirishima hacía resbalar sus pantalones de sus piernas, ayudándose con alzarlas apenas para terminar por quitarse el pantalón. Y ahora solo le quedan los bóxers, esos que se cogió del armario de Bakugo, los cuales solo tomó del elástico para golpear levemente su piel. Medía vuelta dió, con la intención de toparse a un Bakugo acosador, y lo encontró, porque ese sonrojo no se tapa ni con la revista más gruesa y grande del mundo. —Que pervertido, kacchan... —Bromeo Eijiro, a expensas que a Bakugo no le gusta que los demás lo llamen así. —¡No soy pervertido! ¡Y no me llames así, joder! —Golpeó la pared con su puño y antebrazo, molesto, pero aún así avergonzado.

—¡Oye idiota, coge el número! —Bakugo interrumpe la ensoñación del de a su lado, despertandolo de inmediato. Ese juego absurdo ya había empezado y llamaban a Eijiro, pues era el más cercano al puesto del viejo dueño de la tómbola.

—Ah, sí...

Tomó un número, de los tantos que habían en el frasco.

Sabía que esto era un juego de azar, así que prefirio no detallar tanto la mesa en la que se encontraban los premios. No quería ilucionarse con algo, pues la experiencia de años posteriores se lo ha dejado bastante claro.

"09"

Eijiro desenrollo el papel, topandose con el número destinado. —Nueve, señor.— Mostró el papel al hombre anciano, para que busque su recompensa por él, aunque tampoco se quedaba atrás. La intriga de recibir algo fatal o algo decente se comía su existencia. ¡Estos juegos eran adictivos! y al igual que el hombre arrugado, Eijiro lo ayudó a buscar.

—Oh, aquí esta... ¡felicitaciones! una bolsita de dulces! —El hombre habló entusiasmado, estirandole la bolsita de plástico al teñido.

—Ah, gracias, señor....

Su piel palidece ante la pérdida de su dolar en una diminuta bolsa de dulces, que exactamente traía tres en total.

—¿Y qué fue lo que te dije? Tenía razón, siempre tengo la razón. —Interrumpe el "silencio" Bakugo, como si en un lugar así habría silencio. Para Eijiro todo el mundo a su alrededor había cerrado el pico para contemplar su perdida. Miró el puesto, en donde otro desafortunado muchacho tenía las intenciones de hacer jugar su suerte. Volvió su vista a los premios. Llaveros, figuras de héroes, camisas, y demás, más la sorpresa escondida justo en el medio del puesto, cubierta por una sabana negra. Se sintió tonto, idiota. Gastó un dólar, dólar que pudo haber invertido en algún helado o carne para compartir con su pareja, algo de lo cual podría recordar y sentirse bien al mismo tiempo. Ah, Bakugo otra vez...

—¡JODER KIRISHIMA! ¡Despierta! —Sacudió apenas el cuerpo del más tostado, molestandose del como compulsivamente lo ignoraba. —Tierra a Kirishima, joder, ¡Ya! no puedes hacer nada, solo...comete tus dulces y deja de llorar... —Ya quería irse a ver algún lugar para sentarse, y Kirishima no ponía de su parte.

—¡No-no estoy llorando!...es solo que...¿dulces? ¿bromeas?... —Hace un puchero, ya tomando camino a otro lugar.

—¿Quieres que diga te lo dije? —Bakugo bromeo, mirándolo de reojo.

—No.

Llegaron a un pequeño lugar un toque más despejado de la gente, pero solo poco, porque igual habían bastantes. Dicho de otra manera, estamos hablando que la gran mayoría de gente que viene a estos festivales son adolescentes en una cita con la persona que les gusta, no es de esperarse que un lugar así de iluminado, con esa vista y esa bonita naturaleza en el alrededor se llenara de parejas o gente en general.

Y también estaría KiriBaku, porque por qué no.

Ambos tomaron asiento en el suelo, chocando las rodillas. Kirishima dejó de estar tan inmerso en su estafa a maravillarse con el bonito lugar. Y Bakugo no se quedaba tan atrás, porque debía admitir que estaba bastante bien, pero sería mucho mejor si solo ellos dos entuvieran ahí.

—¿Vas a comerte tus dulces? no se ven tan malos... —Ladeo Katsuki la cabeza, al intertar ver la marca de las golosinas.

—Eso quiero, pero es que tiene un nudo imposible de sacar..

Después de una corta pelea en donde Bakugo le decía lo tonto que era al no poder desatar un simple nudo al ser consciente de lo fácil que fue para él poder desatarlo cuando tuvo la intención de ayudarlo, y Kirishima se excusaba con que aflojó el nudo y por eso es que lo pudo abrir antes que él. Al fin habían abierto la funda, sacando un dulce de ella, con duda.

—¿Fresa, chocolate o naranja? —Inquirió el teñido, indeciso por cuál sabor coger.

—Fresa. —Tuvo respuesta, como casi siempre cuando le pregunta cosas a Bakugo.

—¡Ok! —Degustó del caramelo, encontrándole un rico sabor. —No está malo, está rico. —Comentó. —¿Quieres?

Bakugo lo miró con tranquilidad en su entrecejo, y no tenía la intención de responder, solo tomaría uno de los dulces y se lo metería a la boca, o ese era el plan.

—Ah, ah. —Alejó la bolsa, desconcertando y quitando paz al entrecejo del hombre rubio. —No voy a gastar todo mis dulces de una, podemos compartir este —Sacó, sin asco alguno, el caramelo que lamía, mostrándolo del como yacia en su lengua pigmentada pegado.

—No jodas.

Reacción más apacible de lo usual, perfecto para convencerlo de hacer cualquier cosa. Casi, cualquier cosa, si es que se lleva a cabo como Eijiro Kirishima lo sabe hacer.

—Hm, Kats. ¿No quieres tener un momento romántico con tu novio? ya me negaste haber venido aquí vestidos igual, acepta este, por fiiiiis~ —Arrojó su cabeza al hombro del muchacho, sujetando su brazo, abrazándolo.

Y sin ni una palabra más, Bakugo se había virado un poco de lado, tomando del cachete de su pareja para hacerle entender que sí, quería un asqueroso beso de esos de los cuales le tiene un asqueroso fetiche en hacer. Kirishima, gustoso, siguió, sonriendo cómplice al haber conseguido su cometido.

—Conste, que es para estar parejos, pelo pincho. —Bakugo musitó, mirándolo atento a los ojos.

—Como digas, bro —Cada vez acercó más su rostro, regalándole unos cortos besos a la mejilla del más alto, de costado.

—No me digas "bro", es un poco turbio sabiendo lo que somos... —Señaló Katsuki, más tranquilo de lo usual, quizás por los besos que le estaba regalando con cariño Eijiro.

Eso le hizo reír al mimoso, dejandose de rodeos al mismo tiempo.

Ambos jóvenes ahora intercambiaban ese dulce, pasándolo por la cavidad bocan sin problema alguno a que los demás a su alrededor los vean. A estas alturas el ser el centro de atención no era lo suyo, pues se lo ganaban los fuegos artificiales en el cielo, a tope, de muchos colores. Y continuaron en lo suyo, picandose en otras partes del cuerpo mientras reían ante la asquerosidad que ellos mismo hacían entre sus bocas.

—¡Otro! ¡Otro!

—¡No! ¡Callate!

-ayer en la madrugada escribí esto xd me cago de sueño

gracias por leer

<3

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