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— ¡Tu ego es más grande que tus notas, animal!

— ¡Auch, ¿pero qué rayos te sucede?!

Me quejé en cuanto sentí mi nuca siendo golpeada por su mano sin delicadeza alguna. Maldiciendo por lo bajo, sobé la zona maltratada mirándola con resentimiento y le mostré mi lengua con burla, a lo que ella me respondió enseñándome su dedo medio.

Pero qué grosera.

— ¡Mamá te matará está vez, en serio! —exclamó con una mueca.

— ¿¡Y se supone que tienes que golpearme por eso!? —cuestioné irritado—. Demonios, si de por si mi cerebro no sirve, con tus golpes menos. —bufé poniéndome de pie, dispuesto a irme.

— ¡Se supone que eres el mayor, JungKook! —gritó siguiéndome el paso—. ¡Debes de dar el ejemplo, idiota!

— ¡Lo soy, pero no mentalmente! —respondí caminando con prisa—. Y no obligatoriamente tengo que darte el ejemplo, ¿sabes?

— Mamá dijo que sí.

— Mamá dice que eres la inteligente de la familia y tú sigues creyendo que debes de seguir mi ejemplo. —resoplé encogiéndome de hombros—. Si realmente fueras inteligente no dirías eso, tonta.

— De acuerdo. —la escuché suspirar con cansancio—. Ahora dime, ¿¡por qué demonios fuiste a parar a detención otra vez!? —y de nueva cuenta sus manos fueron a parar a mi espalda para empujarme—. ¡Dios! Eres peor que JungSeok. —resopló.

— ¡Oye, deja de golpearme, joder! —mascullé con molestia—. Si no abres la boca con mamá estaré libre esté fin de semana para llevarte a tu patética salida con tus amigas.

— ¿Salida? —abrió levemente sus labios—. ¿Y tú cómo sabes de eso?

— ¿En serio todavía no me crees cuando te digo que te tengo vigilada? —chasqueé mi lengua decepcionado—. Me dueles, SungYoung. —coloqué mis manos sobre mi pecho con dramatismo.

— A veces odio que tengas tantos conocidos, pedazo de ocioso. —me dio una rápida mirada de arriba hacia abajo antes de tomar asiento en la parada de autobús.

— Ay, qué lástima por ti, hermanita. —formé un mohín—. En fin, ¿trato? —le extendí mi mano.

— Trato. —aceptó estrechando así nuestras manos con algo de rapidez.

Hasta que la soltó de manera repentina y brusca.

— Ay, ¿acaso para ti todo es ser violenta? —inquerí formando una mueca.

— No, pero como eres tú, lo es a veces. —respondió con arrogancia.

Rodé mis ojos poniendo mi completa atención hacia el frente, con ella a mi lado caminando a mi ritmo.

No muy lejos de nosotros divisé a una chica de cabello corto por encima de sus hombros, haciendo movimientos medio extraños mientras caminaba, dando pequeños saltos de vez en cuando.

Cualquiera que la viera diría que está loca.

Y lo confirmé cuando reconocí esa mochila completamente negra decorada con pines de figuras bastantes tiernas y adorables. Lo contrario a lo poco que he visto de esa chica de apellido Baek.

— ¿Pero qué hace? —cuestionó mirando con rareza a la pelicorto—. ¿Qué no es esa la coreografía de "Loveable"?

— No creo, y sí es así, a ella no se le da bien el bailar. —opiné reprimiendo una sonrisa burlona.

— "Eres encantadora desde la cabeza a los pies". —canturreó imitando de cierta forma los gestos de Arlen.

Ignorando ese hecho, apresuré mi paso con la intención de acercarme a Baek, dejando atrás a Sung en el proceso.

Iba a hablar para ver si escuchaba o no, o quizás para saber si llevaba con ella audífonos y por esa razón estaba actuando como ahora, pero en medio del show que estaba dándose a sí misma además de a media calle, dio media vuelta asustándose en el acto cuando se encontró conmigo. Su mirada expresaba terror.

No creo que yo esté tan feo.

Exagerada.

— Oye, que me mires así me da justo en mi ego, ¿sabes? No creo que mi apariencia sea tan mala, tsk.

— ¡Ay, animal! —exclamó, retirando así de sus oídos los audífonos con prisa—. ¡Me asustaste!

— ¿¡Por qué todas me llama animal hoy!? —inquerí con confusión—. Lastiman a mi corazón de pollito. —solté un sollozo fingido—. Malvadas. —limpié las lágrimas de mi rostro con el dorso de mi mano, lágrimas que claramente no existen.

— Imbécil. —masculló con molestia—. Es la segundo día que me encuentro contigo y ya no te soporto. —comentó con una mueca.

— Sí, lo sé. —asentí con una sonrisa—. Me lo dicen muy a menudo.

— Estoy arrepintiéndome de haberte dado mi jugo.

— ¿En serio? Porque yo no me arrepiento de haberte grabado mientras bailabas no sé qué cosa.

— ¿Gra-grabado dices? —asentí con frenesí sin dejar de sonreírle con inocencia.

— A decir verdad, Baek. Debería darte las gracias por regalarme un grandioso vídeo que veré cada vez que me sienta triste. —chaqueó mis dedos—. Por cierto, ¡bailas horrible!

Sus ojos se agrandaron hasta donde se le permitió, alzó sus cejas arrugando su frente e incluso el color de su piel se tornó un poco más pálida de la normal.

¿Asustada, Baek?

— Pero tranquila, soy un tanto envidioso así que lo mantendré solo conmigo. —avisé guiñando mi ojo izquierdo—. Nos vemos mañana, niña buena.

Finalicé dispuesto a dejarla atrás, que por cierto, Sung no dudo en seguirme el paso cuando terminé mi conversación con Arlen. Pues mantuvo su distancia cuando me acerqué a susodicha.

— ¡Oye tú, tipo sin materia gris! ¡Borra eso de inmediato! —ordenó, gritando en pánico y por supuesto que también enojada—. ¡Hablo en serio, idiota!

— ¡Qué tengas una excelente tarde, niña buena! —exclamé de vuelta sin mirar detrás de mí para verla.

Soy amable, no entiendo por qué no le agrado... o bueno sí sé. No me juzguen, sólo quiero acercarme a ella sin más, aunque está siendo más difícil de lo que creí que iba a ser.

Se enoja muy rápido, y al parecer no tiene ni una pizca de paciencia con su alrededor. ¿Debería llevarla con YoonGi para que aprenda de él?

Nah, si fuera así no sería divertido molestarla.

A partir de hoy declaro a la niña buena como mi amiga, cómo de que no.

— Jeon... —murmuró.

— ¿Sí? —articulé invitándola a seguir.

— ¡Perdimos el jodido autobús por tu culpa, tonto!

— Hey, es verdad.

— Idiota.

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¡Gracias por leer!💙