Capítulo XIV: Saturday crime

Jaeden Martell

Debería ser un crimen venir al instituto en sábado, pero aquí estaba, al menos no estaba solo, estaban Bianca, Marko, y Oliver, quien también obligo a Summer a venir y además de haber acompañado a mi chica, también Bianca me obligo a venir 

—Buenos días— sabía que Mariano se vestía peor que nosotros, pero creo que nada en mi vida me hubiera preparado para ver a mi profesor en pijama, usaba pantalones de cuadros, una camiseta con un dibujo de un dinosaurio de Mario Bros y arriba un saco negro, como siempre, llevaba el café en la mano 

—Adelantando las vacaciones, eh, profe— Marko miro a Mariano, pero él solo se rio 

—¿Quieren una?— nos extendió un paquete de gomitas 

—Yo sí— Bianca si le quito un par de gomitas de la bolsita 

—Bueno, a lo que venimos— Mariano saco una cajetilla de cigarros, se llevo uno a la boca y lo encendió— ah, ya me hacía falta— todos lo miramos cansados— en fin, sus hojas de sus exámenes 

Los gemelos y Bianca le extendieron las hojas, Mariano ni siquiera las leyó bien y las puso debajo de su vaso de café 

—¿Que?— nos miró con un mohín por nuestra cara de pocos amigos— es temprano, además tendré cinco días para decidir quienes reprueban

—Usted no nos quiere— Summer lo miro negando con los brazos cruzados 

—No, yo si los quiero— Mariano hizo un gesto extraño— para que vean, les invito un café frio

—Yo si lo acepto— los gemelos tomaron asiento

—¿Hay alguien de la cafetería en sábado?— pregunte muy confundido

—Solo Joan— respondió el profe. Joan era la chica que servía los cafés, pobrecita, también la obligan a venir los sábados— ¿quieren los cafés?

—Si— respondimos al unísono, por lo que Mariano sacó su teléfono y tecleo algo 

—Mejor cuéntenos porque se esconde de su esposa— Bianca señalo el cigarro en su mano

Mariano nos empezó a contar sobre el porque se escondía de su esposa para fumar, que su esposa era una controladora de lo peor y que la única excusa que pudo sacar para huir, fue fingir el examen para hoy, además de que no le iba a decir que iban a fumigar la escuela, para volver a escaparse

—Nunca pensé que podría haber tanta maldad en un ser de menos de 1.60 metros— Mariano soltó un bufido mientras sacaba otro cigarro 

—Su señora está mas cerca del infierno, por lo que se comunica mejor con el diablo— explico Marko 

—Tiene sentido, mi pupilo— Mariano hizo una voz de convencimiento 

—Aquí están sus cafés— Joan, la chica de la cafetería volvió con los cinco cafés 

—Gracias— cada uno tomó de su café

—Gracias, Jo— Mariano le sonrió a la chica de la cafetería, lo que hizo que ella se retirara con la cara ruborizada

—Dios mío— Oliver tomó de su café con un gesto dramático— la cumbre de la discreción 

—Si no dicen nada de lo que tengo con Joan, les regalo un punto— nos ofreció satanás, todos en la mesa soltamos una carcajada irónica 

—Jaja, que buen chiste— la cara del profe, no era chiste— ¿en serio?

—Con la misma seriedad de su examen— intercambie miradas con los cuatro chicos en la mesa— ¿aceptan?

—Si— respondimos al unísono sin dudar

Después de eso, la platica volvió a su normalidad, Mariano quejándose del demonio con el que estaba casado, el cual lo describía peor que un villano de Sam Raimi. Parece que todos los monstruos tienen una debilidad

—Bueno, mis pupilos— Mariano tomó las hojas de los exámenes poniéndolas bajo su brazo— tengo que volver a casa con el demonio con el que me case 

—Usted es Satanás, se supone que usted es el jefe— le dijo Oliver moviendo la cabeza con desaprobación 

—Ella es peor que yo.

—Divórciese— le dijo Summer— mi mamá es abogada, le hace descuento 

—No puedo— por primera vez, el profe Mariano me dio algo de lastima— consejo de vida, niños, si algún día se casan, hagan bienes separados antes 

Y con eso se fue, era algo dramático ver a un adulto de treinta y tantos con un doctorado, en pijama, y bajando la cabeza como niño regañado

—Me dio un poco de lastima— miramos como el profe se alejaba 

—Si, que triste, en fin— Bianca dio unos golpecitos en la mesa captando la atención— vámonos, estamos en el insti en sábado, ¡sacrilegio!

—Tienes razón— todos huimos de ahí, o al menos hasta el martes, y mucho mas cuando vimos la camioneta de los fumigadores en la parte trasera del instituto

 Marko y Oliver se fueron juntos, Bianca dijo que esperaría a su madre, y yo me fui junto a Summer, caminando, ya que su padre hoy no le presto el auto 

—Mi vuelo es hoy a las 4:00— le recordé mi viaje a Baja California— vamos, tenemos libre hasta el martes 

—No he pedido permiso— me respondió

—Sabes que siempre te dan permiso

—Si, antes, pero ahora mi papá es participe del 50% de los permisos— me dijo sacando una voz extraña 

—Pero si tu madre se ve que es la manda en ese matrimonio— le dije soltando un bufido, Summer ladeo la cabeza en señal de que era cierto

—¿Tú le pides el permiso a mi padre?— me jale el cuello de la camiseta— si él te dice que si, vamos a Baja California 

—Pues veras que si lo convenzo— no estaba seguro de eso, pero tendría que fingir que si, Summer empezó a carcajearse— Summie, si lo lograre 

Y soltó una carcajada mas fuerte

(...)

Al final si logre convencer al padre de Summer, con su madre no hubo problema, dijo que si al momento, pero su padre solo me pidió que no fuera a dejar que Summer se acercará a animales que se arrastran 

Fueron 4 largas horas en el avión, y luego la documentación, por lo cual estuvimos en la hacienda de Baja California cerca de las 9 de la noche 

Se supone que por estás fechas hacía calor, pero con la noche, dio mucho frio, le tuve que dar mi sudadera a Summer porque ella es la persona mas friolenta que conozco, se iba aferrando a ella mientras que nos enseñaban el lugar donde nos quedaríamos 

Era una hacienda, cerca del campo, había animales como caballos, conejos, ovejas. El lugar era cálido y ofrecían muchas cosas que parecían interesantes, según los folletos de la recepción 

Mamá se despidió después de que termino el recorrido, ella nos había acompañado, pero dijo que nos daría privacidad, así que se quedaría en otra habitación, mientras que Summer y yo compartiríamos habitación

Fui el primero en darme una ducha, pero cuando salí, Summer casi me empujo ya que también quería ducharse, así que se metió al baño y salió como a los 20 minutos peinándose el pelo

—Mira, clase de equitación— Summer alzó los folletos que leía 

—¿Quieres ir?

—Si— me respondió como niña pequeña   

—Okey, pero es a la siete de la mañana— ella abrió los ojos de par en par al ver eso en el folleto— si quieres despertar a tiempo, tenemos que dormir ahora

—A la cama— se dejo caer en la cama estirándose en ella y llevándose la mayor parte de la cobija 

—Siempre te llevas la cobija— proteste jalando de esta 

—¡No!— me empezó a dar pelea por la cobija— ¡tengo frio, la necesito mas!

—¡Es para los dos!

Le gane la cobija, pero no por mucho, pero me termine callando porque ella me jalo del brazo para tirarme a su lado en la cama, estallamos en carcajadas 

Y como siempre, termine encima de ella, y los nervios desde hace varios días volvieron a mi, sobre todo porque estábamos solos, y por la cercanía había notado que no llevaba sostén y su short era muy corto, fue inevitable que la empezará a besar sin que mis manos dejaran de buscar tocarla, pero me obligue a mi mismo a parar, aunque no quisiera

—Yo creo que mejor dormimos— solté con un tono de susto separándome del beso

—¿Me tienes miedo?— su voz era burlona, y estaba a punto de decirle que si, pero em pincho el hombro para que me quitara de encima 

Ambos nos acomodamos para dormir, me di la vuelta dándole la espalda mientras que ponía a cargar mi celular, ella me abrazo por la espalda apretándome contra sus brazos y pegando su mejilla con la mía, sonreí contra la sensación cerrando los ojos varios segundos

—¡Summer!— salté cuando sus dientes se encajaron en mi lóbulo— ya te habías demorado en sacar el murciélago que corre por tus venas 

—Si quieres lo hago menos violento— no le pude preguntar a que se refería, ya que sus labios volvieron a mi oreja, solo que está vez no me mordió, sino que dejo pequeños besos en mi piel que me hicieron cerrar los ojos

—Su...— mi voz salió en un hilo, no sabía si pedirle que parara o que siguiera

—¿Quieres que me detenga?

Me gire para verla a los ojos, su mirada estaba oscurecida y me sonreía con picardía, no le respondí, solo le tome le rodee el cuello con mi mano mientras la besaba con fuerza, la vergüenza se fue de mí, Summer soltó una pequeña risita cuando una de mis manos fue a su pecho tocándola por encima de su camiseta 

Al menos volvió a jalar de la cobija para que nos ocultáramos debajo de está y ahí no tuve vergüenza de nada, ella tampoco, empezamos a tocar esos lugares de nuestro cuerpo que no nos atrevíamos a la luz del día

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—Ellis

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