𝐒 𝐄 𝐈 𝐒
Su trastorno de pánico fue diagnosticado semanas después de un suceso que dejó huella en su vida. Para cuando todo esto terminó, él ya conocía a Hyunjin y lo había acompañado en casi todas las noches de pesadillas. Aquella fue una excusa para que Hwang pasara la mayor parte del tiempo en casa de Felix.
Felix compartía departamento con un chico de su edad, Changbin. No lo conocía de nada, simplemente alquilaron una habitación de ese departamento y se convirtieron en compañeros de morada.
Todo iba bien. Changbin era muy amable con él. No hubo problemas para la limpieza, facturas que pagar o comportamientos extraños que molestaran al otro. Eran los compañeros perfectos el uno para el otro. No se molestaban, ni hacían ruido, se respetaban. A veces salían juntos de compras, veían la televisión o comían juntos.
Pero de la noche a la mañana, Changbin se distanció de él. Comía en su habitación, si Felix iba a la sala él se marchaba. Es como si lo estuviera evitando. Felix decidió no intervenir porque pensó que quizá querría estar solo. Sin embargo, una mañana lo interceptó en la cocina amenazándolo con el dedo.
— Deja de hacer eso —le dijo dedicándole una mirada de enfado.
— ¿Hacer qué? —Felix no entendía que estaba por avecinarse el principio de su pesadilla.
— Esos ruidos por la noche. Para.
— ¿Ronco mucho?
— No te hagas el tonto, te lo estoy advirtiendo.
Se marchó de la cocina dejando a un Felix confuso. Quizá Changbin estaba equivocado, quizá escuchaba ruidos y pensaba que provenían de su habitación. Pero Felix no escuchaba nada en la noche. Absolutamente nada.
Cada día que pasaba Changbin estaba más extraño. No le hablaba. Ni siquiera le miraba. Seo le había puesto un seguro a la puerta de su habitación y la cerraba todas las noches. Las amenazas de Changbin continuaron cada ciertos días, no seguidos, y Felix se estaba hartando.
— ¿¡Qué ruidos, Changbin!? —le gritó exasperado, cansado de sus amenazas.
— ¡El martillo! ¿¡Qué mierda haces ahí dentro!?
— ¿¡Qué estás hablando!? —el mayor se acercó peligrosamente hacia él, quedando a escasos centímetros del otro.
— Sé lo que estás haciendo, pero no lo vas a lograr.
— Estás loco... —balbuceó viendo sus pupilas dilatadas, pero esas palabras lo arruinaron todo.
Changbin retrocedió y se agarró el cabello como si quisiera arrancarselo.
— ¡No estoy loco! ¡El que está enfermo eres tú! —gritó y, acto seguido, se marchó a su habitación cerrando con llave.
Felix suspiró, pensando seriamente buscarse otro departamento. No podía pasar tantas noches en el departamento de Hyunjin acostándose con él, este ya pedía citas sin sexo de por medio, pero Felix no se sentía preparado. Lo conocía de dos semanas y todo iba muy rápido.
Fue a dormir aquella noche con el pensamiento de buscar otra habitación a la mañana siguiente, antes de ir a comer con Hyunjin tal y como habían pactado.
Ojalá él también hubiera puesto un pestillo en su habitación. Así Changbin no habría irrumpido en su habitación a las dos de la madrugada, despertandolo entre gritos y manotazos.
— ¿¡Qué mierda te pasa!? —había gritado Felix alterado y enredado con las sábanas.
— ¡Para de hacer ruido! —le gritó Changbin fuera de sí.
Entonces, Felix empezó a llorar. No aguantaba más.
— Vete de mi habitación.
— No, te lo he advertido —se acercó a él poco a poco, acorralando a Felix contra un rincón. El pecoso se cubría con sus brazos, tenía miedo de que le hiciera daño.
— No sé que problema tienes, pero no estaba haciendo ningún ruido.
— Estás planeando algo para hacerme daño —Changbin se rascó el cuello con tanta fuerza que quedaron marcas inmediatas—. Te he escuchado.
— ¡Vete! —Felix intentó forcejear, pero Changbin le duplicaba en fuerza.
— No dejaré que acabes tus planes —agarró sus muñecas con una mano y lo arrastró fuera de la habitación—. Has perdido, Felix.
Gritaba y se rehusaba a seguir siendo arrastrado por Changbin, pero no estaba consiguiendo nada. Lo llevó hasta el baño de Changbin, donde había un par de cuerdas esparcidas por el suelo, y lo tiró en él.
Felix sintió su mundo caer mientras veía como estaba poniéndole el seguro a la puerta, así que tomó el coraje de levantarse y tirarse encima de él e intentar luchar. Arañó su cara dejándola ensangrentada. Changbin le golpeó la cara y su labio empezó a sangrar. Felix lo empujó hasta que el espejo quedó hecho añicos.
Changbin tenía una mirada oscura y Felix no sabía cómo salir del baño. El mayor lo acorraló y Felix no dejó ni un momento de resistirse. Tropezó y cayó sobre los cristales. Felix empezó a llorar con intensidad, porque veía mucha sangre en el suelo, porque tenía a Changbin encima atandole las manos y los pies, porque le dolía todo.
Lo dejó ahí solo, cerrando por fuera y la luz apagada. Diciéndole algo de que ahí dentro nada ni nadie podría hacerle daño.
Felix estuvo varios días ahí encerrado, sin comer ni beber nada, acostado sobre los cristales. Algo de luz entraba por el bajo de la puerta y podía saber cuándo era de día. Había escuchado su teléfono sonar desde su habitación multitud de veces. Solo podía pensar en Hyunjin y que lo había dejado plantado. Había escuchado la puerta principal ser llamada y Changbin atender. Juró haber escuchado a Hyunjin preguntar por él, pero Felix estaba demasiado débil para gritar.
Para el cuarto día, cuando Felix sabía que le quedaba poco para su fin. Oyó voces del exterior, eran policías. Estaban arrestando a Changbin. Después, traqueteo tras la puerta del baño. Consiguieron abrirla y, antes de caer desmayado, pudo ver a Hyunjin diciéndole que todo estaba bien.
A pesar de no haber cobertura, Felix le envia un mensaje a Jisung con la dirección en la que se encuentra, por si las moscas. Aunque quiere creer que solo está nervioso y su mente le juega una mala pasada. Luego, más tarde, probaría a llamarlo desde algún punto del jardín.
Decide bajar y ayudar a hacer la comida. Minho es el que está lavando verduras en la cocina y una sonrisa aparece en el rostro de Felix al ver una pequeña caja de cartón con un montón de pollitos de color marrón y negro. Los típicos que andan sueltos por ahí.
— Que bonitos —dice Felix tocando uno de ellos con el dedo índice.
— ¿Me ayudas a cortar las verduras?
— Claro.
Hace a un lado su pregunta de qué hacen esos animalitos ahí. Haces muchas preguntas. Tienes muchas preguntas estúpidas.
Felix corta en tacos pequeños las verduras que Minho le indica y este último coge la caja con los pollos y la coloca a su lado.
— Mi madre nos hacía este plato de pequeños —le dice Minho con una sonrisa—. Nos encantaba —mientras tanto, está buscando ciertos utensilios.
Felix le sonríe casi por obligación.
— Menos mal que no me he olvidado de cómo lo hacía. A Hyunjin le gusta mucho —la sonrisa de Felix se borra al ver como Minho estruja uno de los pollitos entre sus dedos, haciéndole chillar, y golpea su cabeza bruscamente contra la pica— ¿Te gustan las alitas?
Pero Felix no puede contestar porque su vista está ocupada en el dolor que está sufriendo ese animal.
— A Hyunjin le gustan muy hechas.
El pecoso suelta un jadeo cuando le arranca las plumas sin piedad. El pollo aún sigue vivo, pero no muestra dolor. Está ahí, pero a la vez no.
— Acompañadas de una copa de vino —Minho suspira pensando en la comida—, que delicia —para terminar, le arranca las alas dejándolo todo lleno de sangre y otros restos.
Felix tiene mucho miedo de Minho. Lo está haciendo todo sin mostrar algún tipo de sentimiento hacia el pobre animal, como si fuera algo común para él.
— Te veo pálido, ¿estás bien? —Minho entra en su campo de visión. Sus manos tiemblan con el cuchillo en una de ellas y lo suelta.
— Sí —contesta rápido, tragando saliva duramente.
— No lo estás —Felix busca rápido una excusa.
— Es que estoy pasando por unos momentos de estrés en la facultad.
— Que pena —Minho se retira y tira el resto del cadáver del animal que no se va a usar dentro de la misma caja y los otros pollos empiezan a comérselo—. Todo terminará pronto.
Felix abre los ojos en demasía.
— ¿Q-qué quieres decir?
— El curso escolar —Felix vuelve a respirar con normalidad—. Termina en un mes, ¿cierto?
— Ah, sí.
Cálmate, Felix.
Changbin tenía un trastorno paranoide.
Se caracteriza por un patrón generalizado de desconfianza injustificada y sospecha de los demás que implica la interpretación de sus motivos como maliciosos.
HABEMUS PORTADA!!!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top