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CAPÍTULO VEINTIDÓS
• DÍA DE AMIGOS •

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La previa noche a navidad había sido de lo más tranquilo y agradable. La familia Macmillan y Regulus pasaron todos juntos, cenaron todo un banquete, se divirtieron, bailaron entre ellos y más, él nunca se sintió tan bien las noches como esas, nunca sintió esa calidez emanarlo y mucho menos nunca había reído y sonreído tanto en su vida entera justo como lo hizo desde que llegó a esa casa. Esa familia se ganó por completo su corazón en tan poco tiempo.

Ahora mismo los cuatro están en la sala de estar, la pareja y Eris están sentados cerca del árbol de navidad abriendo sus regalos mientras Regulus se mantuvo alejado y en silencio todo el tiempo no queriendo irrumpir su momento en familia, cree que ya hizo suficiente con acoplarse a ellos de la nada y justo en navidad, no quiere molestaros más, aunque eso está lejos de la realidad.

— Acércate Regulus — le habló Marcus llamando su atención — No te quedes ahí y ven a recibir tus regalos también.

El susodicho le observó sorprendido ante eso, jamás creyó que recibiría regalos ese día, es más, nunca lo hace y ya está acostumbrado a ello, el hecho de que alguien le dé y más aún personas que acaba de conocer, tales como los adultos, realmente le asombra.

— ¿Para mí? — preguntó incrédulo.

— Por supuesto cariño, ven aquí — le dijo cariñosamente Alhena.

Viendo que sigue estático en su lugar Eris se levantó acercándose a él y agarrando su mano para llevarlo junto a ellos, este solo se dejó llevar asimilando recién la situación.
La chica se sentó y lo jaló un poco para que se siente a un lado suyo y él como si fuera un robot lo hizo.

— Empecemos por el mío— habló Eris emocionada agarrando un paquete.

— Pero siempre haces todo tú primero — se molestó en broma Marcus cruzándose de brazos y ganándose un leve zape de su esposa —Oye..¿eso por qué fue?

— Deja de ser un niño y déjale a nuestra pequeña.

— Pero..

— Adelante cariño, tú primera — interrumpió aguantándose la risa al verle al hombre mirándola con una ceja alzada — Te amo — gesticuló solo con sus labios y sin sonido haciendo que él sonría inevitablemente.

Antes de Eris entregarle el regalo lo abrazó apretándolo contra ella a lo que él respondió medio reacio ya que sigue sin acostumbrarse a muestras de cariño, aunque gracias a su amiga que es toda una pegajosa como él lo dice ya se va acostumbrando de a poquito, aún así sigue incomodándole, más que nada si lo hacen personas que no sean ella.

— Feliz navidad nuevamente. Te quiero mucho Reg — susurró cerca de su oreja.

— Feliz navidad, y yo también..bueno, eso.

La rubia sonrió divertida pero entendiendo el hecho de que no pueda expresarse con facilidad, toda su vida le han enseñado a no hacerlo, por ende, solo se separó sin decir nada al respecto y agarró el paquete entregándole, todo ante la atenta vista enternecida de los adultos que ya le tomaron cariño al chico desde que su hija le comentó acerca de él.

— Gracias Eris, yo no te compré nada, en verdad lo siento — se disculpó avergonzado agarrando el paquete verde.

— No te preocupes, no necesito regalos — sonrió sincera en un intento de tranquilizarlo.

— ¡Ahora sí mi turno! — exclamó entusiasmado el mayor.

— Se supone que debe abrir primero el regalo de Eris amor.

Marcus le ignoró a su esposa y se acercó a Regulus entregándole el paquete, él sonrió agradeciéndole y poniendo a un lado del de Eris para poder revisar más tarde y a solas, por tanto, al ver que no abrió fue el turno de Alhena ahora de darle el regalo de su parte recibiendo otro agradecimiento de él. Y así pasaron la mañana, entre regalos, el desayuno y conversaciones, hasta que llegado las doce  escuchó el timbre sonar.

— ¡Yo abro! — gritó Eris corriendo hacia la puerta principal.

Apenas abrió le vio a Remus tiritando de frío y con nieve encima, pero eso no fue impedimento para ella que saltó sobre él colgándose de su cuello en un abrazo, el castaño se tambaleó un poco pero logró equilibrarse y rodeó su cintura sonriendo ante el recibimiento.

— ¡Si viniste! — chilló emocionada.

— Aquí estoy, papá me trajo por aparición. ¿El resto ya llegó?

Eris se separó un poco del abrazo para verlo y quedó cerca de su rostro pero ni le importó ya que estaba lo suficientemente emocionada por pasar navidad con sus amigos.

— No, eres el primero en llegar, y por cierto, feliz navidad.

— Feliz navidad para ti también Eris — sonrió.

Por otro lado Sirius y James están de camino a su casa, los dos quejándose del frío que hace y que se les está congelando hasta el trasero. Ya que viven cerca de Eris decidieron irse caminando pero ahora ya se están arrepintiendo de no aparecer por red flu, incluso fue un gran alivio ver que ya están cerca, pero al ver como de cerca están el castaño y rubia ambos fruncieron el ceño al mismo tiempo, y es que cualquiera que viera pensarían que son una pareja feliz, hasta ellos que saben que no son novios tuvieron sus dudas de si ambos sienten algo por el otro, y no les extrañaría siendo sinceros, los dos son bastantes unidos y Eris siempre está abrazándolo o dándole cariño más que a cualquiera, a veces andan incluso muy juntitos hablando en voz bajada y pasando tiempo a solas. Sin embargo, solo son dos mejores amigos que se quieren mucho y del cual se cuenta todo.

— ¿Estás viendo lo mismo que yo? — preguntó Sirius sintiendo una pizca de celos.

— Sí — respondió también sintiéndose así — Tú crees que ellos..

— No lo sé, si fuera así nos dirían ¿no?

Ambos se observaron dudosos deseando internamente que no sea lo que piensan. Mientras tanto Remus y Eris ya se separaron pero siguen hablando sin importarles estar bajo la nevada y teniendo frío.

— Creo que sí nos dirán — los miró nuevamente recordando las veces en que Eloise decía solo para fastidiarlos que los dos harían mejor pareja que con ellos.

— ¡Eris! ¡Remus! — gritó Sirius y los dos voltearon al mismo tiempo.

— ¡Sirius! — gritó corriendo hacia él.

— ¡Eris! — volvió a gritar sonriendo olvidándose de lo anterior mientras corre a su encuentro.

Cuando los dos estuvieron cerca la chica saltó por él rodeando sus piernas en su cintura y brazos en su cuello, Sirius también la abrazó comenzando a dar vueltas haciendo que los dos comiencen a reír.
James y Remus sonrieron al verlos tan felices mientras se saludan como si hace años no se hubieran visto. Por otro lado, exactamente dentro de la casa se encuentra Regulus viendo toda la escena que arman por la ventana sintiéndose celoso de la unión que tienen, celos por ambas partes, de Sirius porque ya no lo trata como hermano hace años como lo hace con ella y James, y de Eris porque ella sí lo trata como hermano pero no es exclusivo; es como ser el hermano despreciado.

— Te extrañé un montón — habló Eris sonriendo enorme.

— Y yo a ti, mis días sin ti han sido horribles y te extrañaba cada minuto que pasaba — exageró suspirando dramáticamente.

— Ni que hubieran pasado tanto tiempo separados — se burló James quien llegó recientemente.

— ¡Claro que lo hicimos!

— Fue como un día y medio Sirius — comentó Remus sonriendo divertido.

— Día y medio que se sintió eterno sin mi querida Eris al lado — la abrazó más fuerte pegando su mejilla con la de ella haciendo que la susodicha sonría divertida ante toda la situación.

— Bueno ya, ahora es mi turno de saludarla que ya me están dejando de lado — reprochó James cruzándose de brazos.

— No quiero, consíguete a tu Eris.

— Ella es mi Eris — dijo sin pensarlo y al instante se arrepintió.

Ambos se observaron con las mejillas sonrojadas, aunque James más que nada que tiene todo el rostro sonrojado pareciendo un tomate, algo del cual Sirius no tardó en reír y antes de que lo moleste Remus decidió intervenir ya sabiendo lo mucho que le gusta fastidiarle con su nuevo gusto hacia la rubia.

— Mejor entremos ya que hace mucho frío y está nevando fuerte.

— Sí, sí, vamos rápido antes de que me congele — dijo de inmediato James y sin esperarlos siquiera avanzó a toda velocidad hacia la puerta intentando calmar el ardor que siente en su rostro.

— Sirius, hay algo que no te he dicho.

— Me lo dices adentro Eris — comenzó a caminar llevándola aún en brazos.

Hizo una mueca insegura solo rogando que todo salga bien cuando le vea a Regulus en su casa, y más aún cuando se entere que ahora viven juntos y es uno más de la familia, aunque de cierta forma ya está ansiosa por ver su reacción pese a tener un ligero miedo de que reaccione mal ante ello ya que los dos siguen distanciados y sin dejar de lado sus orgullos para hablar y aclarar todo de una vez por todas e intentar recuperar de a poco la hermandad unida que tenían, además ahora que Regulus ya no vive en esa horrible casa posiblemente va a facilitar todo.

Cuando los cuatro estuvieron frente a la puerta Eris si ya bajó de él para que sus padres no piensen mal y abrió la puerta entrando con los chicos que la siguieron y comenzaron a mirar a su alrededor notando la calidez familiar.

— No debiste salir tan desabriga, puedes enfermarte — le habló Regulus haciéndose notar por los presentes.

Los tres chicos lo vieron sorprendidos de encontrarlo ahí, pero cierto pelinegro con rasgos parecidos a él más que nada ya que ni nunca se hubiera esperado verlo ahí, empezando por el hecho de que Walburga jamás dejaría que su preciado hijo favorito pase siquiera un día en la casa de unos traidores a la sangre, es más, si ahora mismo lo ve con esa ropa tan muggle le daría un colapso y capaz hasta le obliga a quitarse para quemar frente a sus propios ojos.

— ¿Qué hace él aquí? — preguntó aún desconcertado.

— Hola a ti también Sirius — dijo amargamente Regulus rodando los ojos en el proceso.

— De eso te quería hablar hace rato — antes de decirlo le observó intercaladamente a ambos ni ella misma sabiendo por qué se encuentra tan nerviosa por este encuentro — Reg escapó de su casa y ahora vive conmigo.

— ¡¿Qué?!

— No me des todo el crédito, fue gracias a ti que pude salir.

— Hm sí, pero igual tú tuviste la valentía de salir de ahí — sonrió y él también lo hizo.

— Esperen un momento. Alto — alzó sus manos más desconcertado que nunca — ¿Cómo que escapaste de esa casa infernal y ahora vives con Eris?

— Pues sí, que no lo escuchaste o ya te quedaste sordo.

— Que amargado — dijo sin pensarlo James ganándose una mala mirada por parte de Regulus.

Sirius se quedó en silencio analizando la situación mientras le observa fijamente a su hermano que se encuentra tan serio como siempre. Y es que no puede creer, no puede creer que haya decidido escaparse así sin más cuando entre su familia estaba en un pedestal, era el niño que recibió siempre más atención y el que llevaría adelante el apellido Black luego de que él se convierta en traidor, por eso creyó que viviría por el resto de su vida en esa casa, además de pensar que era lo suficientemente cobarde como para no tener el valor de desobedecer a sus padres y huir tal como él lo hizo. Otra cosa que le sorprende es el hecho de que Eris no le haya contado nada al respecto y por lo poco que dijo sonó a como si ya lo hubieran estado planeado hace tiempo.

— Esto es mucho que procesar.

— No seas exagerado Sirius, solo escape de casa tal como tú lo hiciste esa vez que ni siquiera te dignaste en preguntarme si quería irme también y te fuiste sin avisar dejándome abandonado — habló seco.

— Regulus..— susurró culpable.

— No, no quiero oír tus patéticas disculpas, solo supéralo y acepta sin hacer tus dramas de siempre que ahora vivo con Eris, alguien quien por cierto es más hermana que tú y apenas la conozco de meses.

Y con eso solo se mantuvo callado para no empeorar las cosas sintiéndose más culpable que nunca. Aquella vez sinceramente ni siquiera se tomó el tiempo de pensar en su hermano menor y si él también quería escaparse, lo único que estaba en su mente era salir de esa casa e ir a cualquier lado con tal de no seguir ni un día más ahí. Se siente egoísta, antes no se sentía así, pero ahora con lo que su hermano comentó se dio cuenta que fue muy egoísta en pensar solo en él sabiendo que los dos sufrían en esa casa, y ahora es cuando desea retroceder el tiempo y llevarlo con él, pero ya es tarde.

El ambiente se sentía tenso y la rubia pasaba su mirada por cada uno de sus amigos buscando una forma de calmar todo, y para la gran suerte de Eris, James y Remus que se sentían incómodos, aparecieron los padres de la chica claramente notando que algo no anda bien.

— Hola, ustedes deben ser sus amigos, la otra vez no tuvimos el gusto de conocerlos bien — habló amable la matriarca — Y no me digan señora, mejor Alhena.

— Un gusto, yo soy Remus Lupin — se presentó educadamente como de costumbre y extendió su mano a lo que la mujer estrechó sonriendo.

— Y yo soy James Potter — saludó moviendo su mano con una gran sonrisa aunque un poco nervioso de conocer a los padres de la chica que le gusta.

— Sí, sí, lo que digan — interrumpió Marcus observándole a cada uno — Aquí lo importante es saber ¿quién de ustedes es su novio?

— ¡Papá! — exclamó avergonzada.

— Es momento de que lo sepas señor — apareció Eloise por chimenea justo a tiempo para escuchar lo que mencionó — Su hija es lesbiana y yo soy su novia, no estos idiotas de aquí — dijo lo más seria posible tratando de no reír.

Los tres Macmillan la observaron sorprendidos, aunque más que nada la pareja, por otro lado los chicos solo la vieron divertido ya conociéndola y sabiendo que es una simple broma.

— ¿Es cierto hija? — preguntó Marcus.

— Es mentira, aquí su novio soy yo — se entrometió Sirius en juego.

Eloise se acercó fingiendo molestia dándole un leve empujón a Sirius quien trató de no reír.
Si bien Eris pudo intervenir decidió callarse y ver como continuará esto, de cierta forma le divierte la situación, aunque posiblemente sus padres luego le obliguen a tener una conversación sobre sus preferencias.

— Ni se te ocurra robarme a mi chica maldito pulgoso, ella es solo mía.

— Eso no es lo que ella dice querida, recuerdo muy bien todas las veces que me dijo que me ama más que a nadie.

Alhena entendió que solo están bromeando al ver sus intentos de no reír, tanto de ambos como del resto de los chicos, aunque al parecer su esposo se la está creyendo todo a juzgar por su expresión escandalizada, así que antes de que arme una escena de papá celoso decidió intervenir.

— Ya déjense de bromas niños — espetó seria pero luego sonrió de lado — Por como son y las descripciones que me dio mi hija puedo deducir que son Eloise Brown y Sirius Black ¿es así?

— Para servirle hermosa dama — el pelinegro hizo una reverencia y luego soltó un quejido cuando Eloise le dio un zape.

— Respeta pulgoso — cambió su expresión a uno más amable observándole a los adultos — Soy Eloise, un gusto conocerlos finalmente, Eris me ha hablado mucho de ustedes y ya estaba deseando conocerlos.

— Definitivamente prefiero que ella sea tu novia hija, no este tipo— señaló a Sirius con seriedad después de ver como se comportó con su esposa.

El susodicho abrió la boca indignado, algo que le causó risa a Regulus quien tuvo que taparse la boca para que nadie lo note. Eloise por su parte sonrió engreídamente dándole un golpecito en el hombro.

— Supera eso Black — le susurró disimuladamente — Me encantaría señor pero las dos solo somos mejores amigas.

— Una pena.

Apenas se escuchó el timbre retumbar en toda la sala Eris fue corriendo a abrir queriendo huir de la situación y cuando lo hizo se topó con una pelirroja y un rubio temblando de frío.

— ¡Peter! ¡Lily! — exclamó feliz de que hayan venido y se hizo a un lado — Pasen, no se queden ahí o se van a congelar.

Peter le dio el pase primero a Lily a lo que esta agradeció y pasó, no sin antes darle besos en las mejillas a Eris saludándola con una sonrisa y aguantándose las ganas de abrazarla como tanto desea.
Se preguntarán qué pasó de Lily y su perspectiva hacia la rubia en todos los días que han pasado, pues es simple, le gusta y ya lo aceptó, como también aceptó que es imposible así que guarda ese secreto bajo mil llaves, aunque eso cree ella, algunos ya se dieron cuenta de eso por su lenguaje corporal, y esos son Marlene, Remus, Eloise y Sirius, pero claramente no dijeron nada, aunque la primera y último aprovechan cada momento oportuno para tirar indirectas.

Cuando Peter pasó ambos si se dieron un abrazo en saludo y deseándose feliz navidad. Respecto a ellos, los dos son amigos desde aquella vez de Halloween en la casa de los gritos que se expusieron, aún así su relación no es tan estrecha como el de ella con el resto de los merodeadores, pero pese a ello los dos cuentan siempre con el otro y Eris prácticamente es su apoyo en muchas cosas.

Entre los tres fueron con el resto y Eris le presentó a sus padres que al parecer sí les cayó bien, de hecho todos le caen bien, excepto Sirius a Marcus, y puede que no sea solo por lo que pasó, sino que sabe lo que pasó con Regulus y obviamente su instinto protector ya se activó con el chico.

— No sabía que vendría Lily — le susurró James a Remus quien sí lo sabía pero no comentó ese detalle.

— Era de esperarse, es amiga de Eris y por lo que ves todos están aquí, bueno, excepto Alexander que no pudo venir porque fue de viaje a lo de sus abuelos y Narcissa porque está obligada a quedarse en su casa.

— ¿Y tú cómo sabes todo eso? — frunció el ceño.

— Eris me lo contó— se encoge de hombros restándole importancia mientras le observa a la gente.

Pero vaya que ese pequeño detalle si le importó a James dado que sus dudas sobre lo que ambos tienen volvió a crecer y ya no pudo soportar sin preguntar.

— ¿Eris y tú están saliendo o algo así?

— ¿Qué? — le observó desconcertado ante esa pregunta que jamás se hubiera esperado ya que pensaba que estaba más que claro que ambos se ven como amigos nada más.

Y antes de que James vuelva a preguntar los adultos les invitaron a almorzar a lo que la mayoría aceptó y fueron a sentarse a la mesa que tuvieron que agrandar para que todos entren.
Así pasaron un almuerzo agradable entre varias conversaciones y risas, como si fueran una gran familia y Eris no podía estar más agradecida de tener por fin amigos sinceros.

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Todos los adolescentes ahora están de camino a un río congelado cercano a la casa ya que Eris tuvo la gran idea de ir a patinar ahí, algunos estuvieron en desacuerdo pero por mayoría de votos se decidió ir y junto a James tuvieron que buscar los patines que tenían cada quien en sus respectivas casa para prestarle a sus amigos, aunque Regulus, Peter y Remus tuvieron la desgracia de que ya no haya para ellos, pero más que desgracia para ellos sería suerte porque no querían patinar.

— No sé patinar — reveló Lily apenas llegaron frente al lugar que se encuentra vacío — Me voy a caer y lastimar.

— No te preocupes, yo puedo ayudarte y no dejaré que te caigas — le dijo Eloise.

Al escuchar la interacción Sirius y Eris se miraron al instante como si estuvieran coordinados y sonrieron claramente emocionados por dentro. Los dos las shippean en secreto y ya hasta se imaginaron toda una vida de ellas dos juntas como novias.

— Bueno, yo me quedaré aquí mientras ustedes se matan a golpes de tanto caer — comentó Remus mirando a su alrededor hasta toparse con una roca grande y fue hacia ahí.

— Cuanto pesimismo Remusin — habló Sirius mirando sin descaro alguno su trasero ya que se agachó un poco para limpiar la nieve que hay en la roca.

Eris se sentó en el suelo sin importar la nieve que haya y comenzó a ponerse los patines, James se sentó a su lado haciendo lo mismo pero mirándola de vez en cuando.

— ¿Cuándo aprendiste a patinar? — preguntó el de gafas buscando conversación.

— A los trece ¿y tú?

— A los diez, aún recuerdo las incontables veces que me caí, una vez incluso casi me rompí el mentón, es más, tengo una pequeña cicatriz, mira — llevó hacia atrás su cabeza mostrándole y Eris se acercó más para ver.

— Debió ser fuerte el impacto como para que quede así — acarició la cicatriz con su dedo índice causando nervios en James.

— Hm sí, más o menos — bajó la cabeza nuevamente y se ajustó sus gafas observándola.

— Pero por suerte no te pasó nada grave — sonrió pensando en cuántas mini cicatrices debe tener ya que por lo que ha notado es un chico muy eufórico de las cuales en algunas de sus andanzas se habrá llevado varios golpes.

El azabache asintió y un chillido llamó su atención haciendo que busque con la mirada hasta toparse con Lily aferrada a Eloise quien está riendo, al parecer las dos ya comenzaron a patinar. Y por un momento se quedó mirándole fijamente a la pelirroja que resalta bastante entre la blanca nieve por su color de cabello tan hermoso y llamativo.

— ¿Sigues enamorado de ella?

— ¿Qué? — frunció el ceño confundido y recién luego cayó en cuenta — Oh no..o sea sí..o no, ay no sé, es complicado.

— ¿Qué te hizo dudar tanto? Antes respondías sin dudarlo que sí.

Tú. Pensó de inmediato, pero obviamente jamás diría que ella es la causante de la revolución que hay en su mente desde su llegada. Todo cambió desde que apareció y le llamó la atención por completo desde el día uno, ni siquiera él sabe por qué, solo que le causa varias cosas, ciertas cosas que ni con Lily sintió alguna vez y eso lo confunde tanto, aunque últimamente estaba pensando en una posibilidad respecto a la pelirroja.

— Es que estuve pensando tanto llegando a la conclusión de que creo que Lily solo es un capricho, es decir, sí creo que estuve enamorado de ella al principio, si se podría llamar así porque según mamá no puedes enamorarte de alguien que ni siquiera conoces realmente, que más bien sería estar enamorado de la idealización que yo formé de ella y no de lo que realmente es.

Eris asintió completamente de acuerdo con lo que su mamá le dijo y agradece que ya se está dando cuenta de algo que ella lo notó hace tiempo.

— Y digo capricho porque debo admitir que soy todo un hijito de papis que se les da todo lo que quiere, entonces al no poder tenerle a Lily seguí insistiendo.

— Deseando obtener aquello que tanto se te negaba por primera vez.

— Exactamente. Me rechazó tantas veces que me encapriché por ella decidiendo seguir intentando conquistarla pese a su negación, solo con el fin de que me acepte al menos una vez y poder calmar esa necesidad a ser satisfecha. Viviendo cegado cubriendo la realidad y engañándome a mí mismo con que siento amor por ella — hizo una breve pausa tomando una respiración tras hablar rápido — Además también está el tema de la maldición de los Potter del cual ya hablamos y creo que tenías razón, fue un factor influyente para que me fije en ella solo por ser pelirroja...Y bueno, aquí estoy yo siendo un completo tonto dándome cuenta recién de todo.

Al terminar se sintió realmente aliviado de por fin hablar con alguien sobre lo que a estado pensando, la única que sabe más o menos de la situación es su mamá Euphemia, quien le dio varios consejos al respecto que influyeron en su reflexión.

— No eres tonto James — agarró su mano dándole un apretón — Todo se da a su debido tiempo y este era el momento en que tú te darías cuenta de todo, además deberías estar bien contigo mismo de que te hayas quitado la venda que traías puesto antes de haber sufrido o algo más por culpa de ello, así que arriba esos ánimos y vamos a patinar en forma de festejo de que ahora eres libre y ya no tendrás que andar detrás de alguien.

Uh, sin tan solo supiera que no es realmente libre porque sigue andando detrás de una persona, solo que ahora es alguien diferente y siente algo verdadero por ella, lo que quizás hace todo peor. Pero dejando todo eso detrás decidió aprovechar el momento contagiándose de su felicidad y se levantó extendiéndole su mano.

— Vamos a patinar entonces y espero que no caigamos.

— No lo haremos, y si lo hacemos yo te atrapo antes de que toques el hielo — agarró su mano y se paró con su ayuda.

— Se supone que yo debo ser el que dice eso — sonrió caminando hacia la pista sin soltarle su mano.

— Alguien debe ser el alfa entre los dos — bromeó sonriendo al ver su expresión indignada.

— ¿Me estás diciendo débil y sumiso? Eso si que no Eris Macmillan, entre los dos yo soy el macho alfa que debe protegerte y que no necesita de pro...

Todo su discurso se vio interrumpido ya que se resbaló al entrar en el río congelado y la rubia hizo todo unos malabares pero terminó salvándole de la caída.

— ¿Qué decías? — dijo en tono burlón por primera vez. Quizás el juntarse tanto con Sirius ya le está afectando.

— Pe-Pero..eso fue improvisado por supuesto, todo un juego — dijo avergonzado.

— Oh claro que sí macho alfa — se burló nuevamente soltándole.

Con eso comenzó a patinar alejándose de él riendo al escuchar sus intentos por convencerla. Por su parte James se quedó ahí mismo ya callado con una enorme sonrisa siguiéndola con la mirada sintiéndose más atraído que nunca por ella.

— Ya quita esa cara de estúpido cornamenta — habló Sirius quien se acercó a él.

— Eris será mi esposa — dijo sin pensarlo pero con toda la seguridad en sus palabras.

— Ay merlín me libre de tener que soportarte otra vez todo enamorado e intentando conquistar a alguien — suspiró exageradamente — Lo mínimo que merezco es ser el padrino de bodas y de tu primer hijo con la cerebrito.

— Lo serás solo si me ayudas.

— De eso no cabe dudas mi querido amigo. Al terminar Hogwarts Eris y tú ya serán novios, dalo por hecho.

Ambos estrecharon su mano dando por cerrado el trato. Mientras tanto la mencionada fue a patinar sola por ahí aguantándose las ganas de ir con sus amigas ya que no quería interrumpir el momento a solas entre ambas teniendo la esperanza de que nazca el amor.

Cerró los ojos sintiéndose libre con el viento frío soplando su rostro y los movimientos que la hacen sentir que forma parte del aire. Tan concentrada que no se dio cuenta de que fue a una parte en donde el hielo no se encuentra duro, y solo lo hizo cuando escuchó el ruido de algo comenzando a romperse haciendo que se detenga de inmediato mirando bajo suyo asustándose al ver las líneas que se iban formando del hielo quebrándose.

— ¡Chicos! — gritó asustada llamando la atención de todos.

Los que traen patines se acercaron a ella confundidos pero ella les gritó que no se acerquen tanto y solo cuando estuvieron a una distancia considerable comprendieron la situación y al instante se preocuparon.

— Tranquila Eris, acércate de a poco hacia el hielo firme — habló Lily en un intento de mantener la calma pese a lo asustada que está de que caiga.

— Iré por ti — dijo Sirius preocupado mirando intercaladamente entre el hielo y ella.

— ¡No! — gritó exaltada la rubia — Cuanto más peso haya más fácil será de quebrarse.

Por otro lado Regulus, Remus y Peter también se acercaron rápidamente al escuchar y ver la situación.

— No hay forma de que se libre de caerse, con el mínimo movimiento el hielo se va a quebrar — comentó Regulus.

— No necesitamos tu maldita negatividad ahora mismo Regulus— refutó James mirándolo mal.

Y aunque ninguno quiera aceptarlo tiene razón, no hay forma de que se libre de ello, todo lo que intente resultará a una inminente caída.

— A ver, tranquilícense todos — avanzó Remus poniéndose enfrente de todos con cuidado mientras le observa a su amiga con calma — Tendrás que saltar Eris, hazlo hacia mí y yo te voy a sujetar.

— No podré, están muy lejos — negó repetidas veces cada vez más nerviosa.

— Debes intentarlo, solo agáchate de a poco lentamente flexionando tus rodillas y luego impúlsate lo más fuerte que puedas hacia mí — se acercó un poco más extendiendo sus brazos — Tú puedes.

La chica asintió respirando hondo y fue agachándose de a poco sintiéndose aturdida ante las emociones que recibe de cada uno de ellos siendo un caos que la desconcentra bastante y en estos momentos no puede controlar su don al sentirse tan asustada.

— Eso es Eris, vas bien — habló el castaño en un tono tranquilo siendo el único prácticamente que puede mantener la calma en situaciones estresantes porque el resto están que se arrancan las greñas de los nervios.

— Listo — murmuró temerosa.

— Perfecto, ahora salta hacia mí, yo te atrapo — se acomodó bien para recibirla.

La rubia asintió y respiró hondo varías veces tomando fuerza para hacerlo y luego saltó, pero nada fue de acuerdo al plan ya que sin querer se resbaló cayendo de espalda golpeándose la cabeza, y antes de desmayarse lo último que sintió fue el agua helada cubrir su cuerpo.

Todos gritaron en conjunto al verla caerse pero solo James fue quien bastante asustado no dudó ni medio segundo en correr hacia ahí sin importarle nada y se tiró en el agua nadando lo más rápido posible hacia Eris quien la corriente del río la está llevando como peso muerto.

— ¡James! — gritó Sirius mirando el hielo desesperado con toda la intención de meterse a buscarlos pero fue detenido por su hermano quien lo abrazó por detrás retrocediendo — ¡Suéltame!

— ¡No idiota! Lo único que harás es molestar, deja que James se encargue y si no regresa en un rato te dejaré ir.

La corriente del río es tan fuerte que a él mismo ya le está llevando pero no se rindió pese a ya sentir que le comienza a faltar el aire y continuó nadando hacia Eris teniendo en mente solamente salvarla y cuando logró atraparla fue un alivio, algo que no duró mucho ya que nadar contracorriente se le  dificulta bastante.

— Ya está tardando demasiado — habló Eloise nerviosa mordiendo lo poco que ya le queda de uña tras romperlos todo por la situación.

— ¡Ya suéltame Regulus o juro que te mataré! — se removió agresivamente pero ni aún así le soltó.

— ¡Maldita sea Sirius! ¡Cálmate de un puta vez! — le gritó Remus molesto y finalmente el pelinegro dejó de luchar — Espera un rato más y ya deja de golpear a tu hermano que solo intenta protegerte.

James cada vez está más cansado pero no se detuvo en ningún momento, mucho menos estando tan cerca de la salida, pero pese a ello llegó un punto en que no pudo avanzar más al sentir el agua entrar a sus pulmones. Sin embargo, algo raro ocurrió, sintió como algo le jaló hacia la salida y luego ya solo tuvo que agarrarse del borde sacando su cabeza fuera del agua tosiendo sin fuerza para alzarle a Eris e incluso apenas sosteniendo su propio peso.

— Ayuda — susurró apenas.

Esta vez si Regulus le soltó a Sirius ya que fue corriendo hacia ahí seguido de su hermano, pero este en lugar de ayudarle a James le quitó a Eris de sus brazos alzándola y acostándola en el suelo, por tanto, fue el mayor de los Black quien le ayudó a salir a su amigo.

— Vamos Eris, despierta, no puedes dejarme justo ahora — rogó el chico desesperado sin saber qué hacer y peor fue cuando notó el hielo pintarse de rojo por la sangre que sale de su cabeza.

James ni siquiera se recuperó del todo y avanzó hacia la chica junto al resto.

— Hay que llevarla al hospital — opinó Peter preocupado por su amiga.

— Yo lo hago.

— No James, apenas y puedes mantenerte de pie — le retó Lily.

Antes de darle tiempo de que se pongan a discutir por ello Regulus la alzó y comenzó a correr lo más rápido posible hacia la casa. Y el resto no dudaron en correr detrás suyo, aunque James tuvo que ser ayudado por Sirius ya que se encuentra muy agotado aún y ni hablar del intenso frío que tiene, tanto que hasta se le dificulta respirar bien.

— ¡Alhena! ¡Marcus! — gritó Regulus apenas llegó y los adultos hicieron aparición alertados.

— ¡¿Qué pasó?! — exclamó la mujer al verle a su hija.

— Luego les digo, solo llévenla rápido al hospital.

Marcus le arrebató rápidamente a su hija de sus brazos e hizo aparición en San Mungo.

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— Despertó — les informó Marcus.

Todos los jóvenes se pararon al instante queriendo ir a verla pero él los detuvo.

— No pueden entrar todos. James, ven tú primero.

Al instante avanzó hacia la habitación junto al hombre ya sintiéndose mejor que hace horas atrás.

— Gracias por salvar a mi hija muchacho, te debo una grande — palmeó su espalda.

— No me debe nada señor, lo haría una y otra vez sin dudarlo con tal de que ella esté a salvo.

Asintió sonriendo conforme con su respuesta y admirando su valentía ya que por lo que le contaron no dudó ni un poco en ir a salvarla.

— Tienes mi aprobación.

— ¿Qué? — dijo confundido.

— Sé que mi hija te gusta, lo noté por como la miras desde que llegaste a la casa, justo como yo le miro a mi esposa — sonrió — Y el hecho de salvarla sin pensar en que pudo haberte pasado algo dice mucho.

— Oh — se limitó a decir avergonzado de que se haya dado cuenta — Em..no le digas por favor.

— No lo haré, eso no me corresponde, pero te sugiero que no pierdas mucho el tiempo dándole paso libre a otros para enamorarla, deja todo temor atrás y conquístala — se detiene frente a la habitación — Ahora entra a verla.

— Gracias por darme su aprobación señor, prometo no dañarla nunca.

— Eso espero o te haré pagar si lo haces — habló serio.

— No lo haré — dijo seguro y sin más entró cerrando la puerta tras él viéndola con una leve sonrisa acercándose a la camilla — Hey, despertaste bella durmiente.

— Gracias por salvarme James — dijo de inmediato.

— No me lo agradezcas, lo hice con mil gusto  — se sentó en el borde.

— Pero quiero hacerlo, si no fuera por ti posiblemente estaría muerta ahora mismo.

— Que suerte que no porque no podría vivir sin ti — dijo en tono de broma aunque en el fondo sea verdad — Y por cierto, bonito gorro.

Sonrió al ver su cara de disgusto mientras se toca la cabeza en donde hay una venda liado debido al golpe que se dio, golpe que por cierto no dañó ninguna otra área ya que le atendieron a tiempo para evitar problemas, más aún por la gran cantidad de agua que entró en ella.

— Ni lo menciones que debo usar durante tres días.

— No tiene nada de malo, además te ves preciosa como siempre sin importar que tengas eso.

La chica se sonrojó haciendo que la sonrisa de James crezca al percatarse de ello, lo tomó como un logro y pensó que desde ahora en más debería halagarla más.

— Solo lo dices porque soy tu amiga.

— No lo digo solo por eso, sino porque realmente a mis ojos eres hermosa.

Ambos se quedaron mirando fijamente sintiendo esa extraña conexión que se presenta cada vez que sus ojos se conectan o simplemente cuando pasan horas hablando, conexión que a veces viene acompañado con un extraño y único cosquilleo cuando se tocan, aunque esto último solo Eris lo percibe dado su sensibilidad a las energías, pero nunca le tomó gran importancia.

— Vamos, entren rápido antes de que nos descubran.

Los dos rompieron el contacto visual para observar hacia la puerta en donde los seis restantes del grupo entraron atropelladamente y Eloise se encargó de cerrar la puerta con pestillo.

— Mi preciosa Eris, creí que ya te morías estúpida — exclamó Sirius acercándose rápido — Juro que si lo hacías te iba a revivir solo para matarte otra vez por dejarme abandonado y sufriendo por tu ausencia.

— Yo también te quiero Sirius — rió enternecida sintiendo su preocupación.

— Ya vete despidiendo de patinar señorita porque esa fue la última vez que lo hiciste — hizo acto de presencia la versión mujer del pelinegro, o sea Eloise — Casi me muero de un infarto.

Y así cada quien mostró su preocupación y miedo a perderla de acuerdo a sus propias formas de ser y luego solo se pusieron a hablar entre todos de distintas cosas hasta que vino una enfermera a echarlos bastante molesta por restringir las reglas y por armar mucho barullo.

Ese día Eris aprendió el verdadero valor de la amistad y está tan feliz de haber coincidido con cada uno de ellos quienes le aportan momentos inolvidables. Una amistad que espera que dure para siempre...pero todo tiene su fecha límite, nada dura realmente para siempre..¿o sí?

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Holaa ¿Cómo están?
Después de mucho tiempo aparezco por aquí actualizando y me disculpo por ello, es que andaba con un bloqueo que no me dejaba escribir, pero en recompensa les di el capítulo más largo que hasta ahora he escrito en el fic y espero les haya gustado.

Con esto se da por finalizado el acto uno y arranca otro en donde ya empieza lo bueno y posiblemente esperado.

También quiero darles las gracias a los que siguen aquí teniendo paciencia pese a que tardo en actualizar, igual gracias a las/os nuevas/os que están leyendo la historia dándole una oportunidad.

Y por favor no se olviden de votar y si es posible comentar que me encanta leerlos <3

En fin, me despido y hasta el próximo capítulo.

Ingrid.

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