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CAPÍTULO QUINCE
• CITA •

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Hoy es el gran día en que Eris tendría su oficial primera cita y se encuentra un poco nerviosa, pero más relajada ya que le conoce al chico con quien saldrá y no es ningún desconocido, la que sí parece estar más nerviosa es Eloise quien ahora mismo se encuentra rebuscando entre la ropa de la rubia el outfit adecuado pero no encuentra nada de su agrado ya que las dos se visten muy diferente, mientras que Eris es más sencilla, Eloise es más extravagante, con ropas que la hacen notarse entre el montón.

— ¡No encuentro nada! — gritó frustrada tirándose de su cabello corto.

La rubia soltó una risita dejando de acariciarle a su gato para verle a su amiga que está tirando en la cama encima de todas las ropas.
No entiende por qué tanto revuelo solo por la ropa si será solo como otro encuentro más entre ellos pero ahora con una palabra definida, además él ya la ha visto con sus ropas y nunca dijo nada disgustante, y de todas formas no es como si su ropa fuera feo, a sus ojos es lindo, solo que no son parecidos a los que su amiga utiliza.

— Relájate Eli, ya te dije que llevaré un jeans, alguna blusa y ya está.

— Mejor lleva este vestido — dijo mostrándole uno rojo.

— Ya no hace tanto calor para llevar eso, y no sigas buscando que de todas maneras llevaré lo que ya te mostré.

— Agh, está bien, al menos déjame maquillarte.

Asintió ya que así tal vez la calme de su histeria post cita, que ni siquiera es la suya, ni se imagina el caos que debe hacer cuando es el suyo.

— ¡Genial! Entonces ve a bañarte que tienes lleno de pelos de gato, no puedes irte así.

Para no ponerle más nerviosa de lo que ya está decidió hacerle caso y se metió a la ducha dándose su propio tiempo mientras lava su cabello, y cuando utilizó su shampoo se acordó de James diciéndole que le gusta su olor e inevitablemente una sonrisa se posó en su rostro, pero luego lo dejó pasar y se comió la cabeza pensando qué se hacen en las citas, si realmente será diferente a unos de sus encuentros como ella cree.

Unos minutos después salió de la ducha con su ropa interior y la toalla liado en su cabeza. Eloise la miró de pies a cabeza y negó.

— No puedes llevar esa ropa interior.

— ¿Qué tiene de malo?

Se miró a ella misma buscando lo malo y no encontró nada extraño, ambos pares son de color negro y sin ningún diseño.

— Te doy puntos porque al menos pensaste en combinar pero es muy simple. ¿Qué pasará si tienen sexo?

— No pasará porque no siento ganas de hacerlo con él.

— ¡¿Qué?! ¿Entonces por qué aceptas una cita con él si no te atrae de esa manera?

— Pero me atrae de otra forma.

— No me digas que solo te parece atractivo y te gusta su personalidad.

— Pues...

— Ay noooo.

Se volvió a tirar en la cama boca arriba pero más dramáticamente quedándose varios segundos mirando el techo sin parpadear siquiera como si estuviera reflexionando. Eris solo podía verla fijamente sin entender nada.

— ¿Qué te sucede?

— Nada, nada, mejor continuemos preparándote, vístete y luego te maquillo y peino.

— Emm...¿Bueno?

Aún confundida hizo toda su rutina de siempre luego de bañarse para finalmente vestirse y pararse frente a Eloise tocando su brazo con su dedo índice para llamar su atención ya que ella sigue en la misma posición pensando en quién sabe qué cosa.

— Ya estoy.

— Ve a sentarte y en unos minutos voy — dijo más tranquila que hace un rato — Por suerte ya no necesitamos poner tanto esmero como creí.

Eris no supo qué responder ya que sigue perdida con sus cambios repentinos de humor y solo fue a sentarse frente al espejo de gran tamaño que la morena trajo de su casa para poder apreciar mejor el gran monumento que es, palabras suyas.

— Empezaremos con el maquillaje.

— Por favor que sea algo simple, no me gusta tener tantos productos en mi rostro.

— Tú tranquila que estás en manos de una profesional.

Y otros minutos después Eris ya está lista, con un maquillaje simple como pidió en donde solo lleva una ligera base, un leve rubor en sus mejillas, labial rojo pero bastante claro que parece natural, un fino delineador y máscara de pestañas. Para su cabello la morena le dio una poción creada por el señor Potter que te deja sumamente lacio, eso hizo que su cabello sea más largo y se dio cuenta que necesita un corte urgente.

— Dios mío, te ves hermosa, te ponemos una túnica blanco con unas alas y ya vas a parecer un ángel.

Creo que ya está bastante claro que Eloise proviene de una familia católica y por ende ella también lo es, por eso utiliza esos términos.

— Gracias Eli, y gracias también por ayudarme.

— Nah, no agradezcas, para eso estamos. Ahora espérame un rato, me cambiaré y te acompaño a esperarlo en la sala común.

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— Hola — saludó Eris con un toque de nerviosismo.

— Hola, te ves preciosa ¿Nos vamos?

— Sí, y gracias, tú también te ves bien — dijo avergonzada.

Apenas se perdieron de su punto de vista Eloise fue corriendo con los merodeadores sabiendo que a esta hora estarían yendo de camino a tomar un carruaje.
Cuando los vio gritó el nombre de Sirius y este se detuvo junto al resto esperando su llegada, después también esperando que vuelva a respirar bien.

— ¿Qué sucede Eloise? — preguntó Remus preocupado de que haya pasado algo.

— Les traigo una mega oferta que no pueden negarse.

— Te escucho — dijo el pelinegro interesado.

— Espiémosle a Eris y Rosier en su cita.

— Yo me apunto — respondió rápidamente James.

— No lo sé....Sabes que ella se dará cuenta de nuestra presencia — habló otra vez Sirius haciéndole una seña disimulada que ella entendió ya que solo los dos saben por completo de sus dones — Pero qué es la vida sin un poco de riesgo...Por supuesto que acepto, pero si nos descubren me lavaré las manos como Poison Pitatio.
¿Ya se han ido?

— Es Poncio Pilatos, idiota — corrigió dándole un zape — Y sí, ya se fueron.

— ¿Se veía nerviosa, emocionada, sonriente y feliz? — preguntó James.

— Mejor no te lo digo. Peter y Remus ¿aceptan?

— Sí.

— No.

— Oh vamos Remus, no puedes negarte en esto, sin ti el grupo no es nada — le suplicó Eloise.

Obviamente era de esperarse que él sea el único en negarse ya que respeta mucho la privacidad, aunque teniendo unos amigos como ellos resulta complicado no invadir privacidad de otros.

— ¿Por qué todos le quieren a Remus? — preguntó Peter viéndose pensativo.

— No hay explicación alguna, solo que es Remus, todos lo amamos, hasta es el favorito de Eris.

El chico se sonrojó avergonzado por lo dicho y agachó la cabeza para que nadie lo vea y se burlen de ello.

— Tiene sentido — dijo el rubio asintiendo de acuerdo.

— ¡Eso si que no! — gritó dramáticamente Sirius llamando la atención de los que están a su alrededor — Entre los cuatro claramente su favorito soy yo.

— Sigue soñando — se burló.

Aunque sabe que está en lo cierto, por más que la rubia no lo admita ella sabe que entre todos los chicos Sirius es su favorito, realmente lo quiere muchísimo y es como su figura fraterna, el hermano que nunca tuvo, pero no lo dirá jamás porque su pasatiempo favorito es fastidiarle al Gryffindor.

— Ya cállense y vamos a espiarlos. Traigo la capa conmigo — les dijo James.

— No me extrañaría si ya pensabas en espiarlos antes de que yo les proponga, acosador.

— ¡No soy acosador! — chilló indignado.

— Tienes que admitir que si lo eres amigo — se burló Black pasando su brazo por sus hombros — Pero estoy de acuerdo contigo, ya debemos irnos antes de que ese tipo se aproveche de mi pequeña Eris.

— Nuestra — le contradijo Eloise.

— Dejen de hablar de ella como si fuera un objeto — les retó Remus con el ceño fruncido.

— Perdón — murmuraron al mismo tiempo.

— Dominados — susurró en burla James.

Finalmente dejaron de discutir por ridiculeces y fueron juntos a Hogsmeade arrastrándole claramente en su plan al pobre Remus que solo quería comprar chocolate y tomar tranquilamente una cerveza de mantequilla, pero ahora tendrá que andar detrás de su amiga y su cita, algo que sigue en desacuerdo ya que ella se veía muy emocionada por tener su primera cita y no quiere que por culpa de ellos se arruine todo.

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Apenas llegaron a Hogsmeade recorrieron el pueblo buscándole a ambos y lo encontraron saliendo de Honeydukes, rápidamente se escondieron apenas en la capa ya que no es lo suficientemente grande para los cinco.
Los miraron fijamente y una persona en particular se quedó embobado viendo lo hermosa que se ve, más aún con esa enorme sonrisa que lleva mientras parece estar explicando algo.

— Me siento como un padre viéndole a su hija crecer — lloriqueó dramáticamente Sirius.

— Estamos dos — dramatizó también Eloise — Pero yo soy la madre que se separó de ti porque la tienes chico y no me complaces lo suficiente como las mujeres.

— Por lo general suelen gritar cuando se los meto y terminan temblando del gran orgasmo que les doy.

— Que ascooo, ahora tendré esa horrible imagen en mi mente, ay Dios, debo pedirle a alguien que me tire un Obliviate.

Iban a empezar a discutir otra vez pero se callaron abruptamente cuando Eris miró en su dirección por unos segundos en donde su sonrisa flaqueó pero luego volvió a prestarle atención a Alexander que le habló, aún así volteó otra vez a ver hacia ellos.

— Alerta roja. Nos ha descubierto — susurró alarmado Peter.

— Abortar misión, el blanco nos ha detectado — le siguió Eloise el juego.

— ¿Pero cómo? Llevamos la capa — murmuró James confundido.

— Se los dije imbéciles, pero nunca nadie le escucha al maravilloso Sirius.

— Ya cállense — los reprendió Remus en un susurro — Si siguen hablando obviamente se dará cuenta.

Para la suerte de los cinco ambos se alejaron yendo hacia Las Tres Escobas y por fin pudieron quitarse la capa de invisibilidad.

— Sigo confundido ¿Cómo se dio cuenta?

— Es Eris, sabe más de lo que creemos.

— Gran explicación canuto — dijo rodando los ojos.

— Mejor continuemos con nuestro espionaje.

— ¿Por qué mejor no entramos a la taberna como personas normales que quieren tomar una cerveza de mantequilla? Ni siquiera sospechará de esa forma.

— Buena idea lunático. Vámonos — dijo James siendo el primero en caminar.

— Ya ni siquiera puede disimular — se burló Eloise.

Por otra parte Eris y Alexander se sentaron en una mesa de la esquina alejada del gentío esperando ser atendidos mientras hablan de sus familias ya que surgió el tema cuando la rubia le comentó que su madre una vez le consiguió una caja enorme de caramelos de cerezas ya que estos son sus favoritos y podría pasar toda una vida comiendo solamente eso.

— ¿Nunca te molestaron por ser mestizo?

— Al principio sí pero luego se cansaron porque los ignoraba, a quien más le afectó es a mi hermano porque le importa mucho lo que dicen de él, en ese ámbito es bastante parecido a mi padre, yo soy más parecido a mi mamá en cuanto a carácter.

— ¿Tu hermano tiene el cabello rubio y es de Slytherin?

— No, él es mi primo y pertenece al grupo de los que se creen superior por ser sangre pura y se burlan de los que no son.
¿Qué hay de ti? ¿Tienes hermanos?

— No, pero me hubiera gustado muchísimo, aunque ahora conseguí varios hermanos de otras madres — dijo sonriendo recordando a sus amigos.

— Lupin y sus amigos ¿no?

— Sí, también Regulus, Eloise y Narcissa. Somos como una pequeña familia, muy diferente, pero aún así nos queremos.

— Se nota. La verdad me sorprende que en todos estos años en donde ni siquiera se dirigían la palabra ahora sean amigos, pero supongo que tú viniste a cambiar muchas cosas, incluso lograste que yo hable contigo.

Eris sonrió avergonzada e iba a contestar pero justo en ese momento llegó Madam Rosmerta para atenderlos con una sonrisa radiante.

— Buenas tardes jóvenes ¿Qué les sirvo?

— Para mí una cerveza de mantequilla por favor.

— Lo mismo que él — dijo un poco confundida ya que aún no probó la famosa cerveza de mantequilla del que suelen hablar sus amigos.

— Enseguida les traigo.

— Gracias — dijo la chica apenas se fue para luego voltear a verle al chico — Nunca probé eso, espero que sea delicioso como lo dicen.

— ¿Cómo que no? — dijo sorprendido pero sin demostrarlo — Creí que en estos casi dos meses ya lo habías probado teniendo en cuenta con quienes te juntas.

— Es que de las dos veces que vine a Hogsmeade algo sucedió y nunca pude hacer el recorrido completo. Es extraño.

— Uno es accidente, dos es coincidencia y tres es patrón. Si hoy sucede de nuevo ya será extraño.

— Pero por qué razón se podría dar.

Los dos se mostraron pensativos y es que quizás todos son simples coincidencias pero a ellos les encanta ver más allá, teorizando y viendo el lado fantasioso de todo, eso les entretiene bastante.

— Quizás estoy maldita — bromeó riendo levemente.

— Quizás— dijo de la misma forma.

Ambos se miraron fijamente con una leve sonrisa y lo gracioso no está en ellos sino en el grupo sentado no tan lejos de ellos tomando su cerveza de mantequilla mientras miran "disimuladamente" hacia ellos, incluso Peter robó un periódico para taparse y fingir que lee.

— Mira como se miran, mira como se miran — chilló Eloise dándole un golpe de la emoción a Sirius.

— Me temo que ya me empieza a gustar como se ven juntos. Lo siento mucho amigo, te he defraudado — dijo el pelinegro haciendo una exagerada expresión de tristeza abrazándole a James que ni lo presta atención por estar mirando a la pareja — Pero tranquilo que esto es temporal.

— ¿A qué te refieres? — preguntó Remus — Puede que incluso se casen y vivan toda una eterna historia de amor, nada te asegura que será solo temporal.

— Créeme que no pasará y algún día sabrás la razón.

— Te apuesto 5 galeones a que termina con Rosier — habló Peter metiéndose en la conversación.

— ¿Estás seguro de querer apostar? — dijo con una sonrisa divertida — Por ser un buen amigo te daré un minuto para que pienses bien.

— No necesito pensar.

— Bien, yo te lo advertí colagusano.

En la otra mesa que ya habían cambiado de tema de conversación llegó las cervezas y Alexander la alentó para que tome ella primero para poder ver su expresión.

— ¿Y si no me gusta y vomito frente a todos?

— Entonces agarraré la mochila del sujeto de al lado y te lo pasaré para que vomites ahí debajo de la mesa y que nadie te vea. Anda, hazlo.

Eso la animó más pero antes de tomar recorrió su mirada por el lugar deteniéndose en sus amigos que al instante apartaron la mirada de ellos y fingieron hablar de algo, eso le divirtió bastante ya que se dio cuenta desde hace rato que también la estaban espiando al percatarse de sus energías, pero ya hablará luego con ellos, por el momento se centrará en Alexander y en tomar aquella bebida.

— Bien, aquí vamos — murmuró.

Le dio un largo trago para saborear mejor y se quedó quieta disfrutando del sabor, es extraño pero delicioso y ahora entiende por qué la mayoría parece tener una gran fijación por la bebida.

— ¿Y?

No respondió y volvió a tomar pero más rápido y el chico sonrió por la ternura que le causó al ver la espuma encima de sus labios cuando dejó el vaso en la mesa, no se pudo aguantar y agarró una servilleta estirándose un poco de su lugar para luego limpiar toda espuma con suavidad. Las mejillas de Eris se volvieron de un fuerte color rosa y cuando dejó de limpiarla se tapó el rostro con sus manos pero abriendo dos dedos para mirarlo topándose nuevamente con esa bonita sonrisa suya.

— No te avergüences, a todos nos ha pasado. ¿Te gustó?

— Sí, está riquísimo.

Alexander asintió y también bebió de su cerveza mirando como ella toma encantada de su vaso centrándose solamente en eso, es algo que ha notado, que le gusta estar presente, disfrutando el aquí y el ahora, hasta de esas mínimas cosas, por esa razón se mantuvo callado esperando que termine su deleite para poder hablar. Hoy está más hablador que nunca y es porque es de esas personas que no habla en demasía pero que cuando se siente en confianza con alguien se suelta más y se permite ser él mismo, y con todos estos días hablando con ella creció la confianza y por ende se siente más relajado a su lado.

— ¿Sabías que a veces se te sale una tonada francés cuando dices algunas palabras? — dijo al ver que dejó su vaso a un lado y lo miró.

— Sí, lo hago sin querer y es que he vivido varios años ahí y se me mudó un poco. A veces me da vergüenza.

— A mí me agrada. ¿Puedes decir algo en francés?

Asintió y se puso a pensar en qué podría decir.

Tes yeux et ton sourire sont magnifiques.*

— Les tiens sont encore plus beaux.*

Eris abrió la boca ligeramente viéndolo entre asombrada y embobada ante su tono francés ya que se volvió un poco más grueso de lo que ya es encontrándolo bastante atractivo, pero se acordó de lo que le dijo y otra vez se sonrojó, peor aún por lo que le respondió. Por primera vez se está sintiendo como esas adolescentes de las películas románticas que ve con su mamá.

— ¡No me dijiste que sabías Francés! — chilló.

— Nunca preguntaste.

— ¿Desde cuándo lo sabes?

— Desde siempre. A mi mamá le gusta aprender idiomas y me ha enseñado desde pequeño ya que tenía curiosidad por aprender.

— Eso es maravilloso. ¿Qué idiomas sabes hablar a parte de los que ya sé?

— Español, italiano y un poco de ruso.

— Wow, sería genial hablar tantos idiomas. ¿Me enseñas?

El chico asintió dando unos tragos de su cerveza sintiendo esa terrible sensación de que los están observando, ya desde hace rato lo siente y le causa incomodidad pero está haciendo todo lo posible para ignorarlo, obviamente ya sospecha a quienes pertenece.

— ¿Cómo se conocieron tus padres?

— Mi padre antes era igual a la mayoría de sangre puras que le discriminan a los muggles, pero un día por curiosidad decidió visitar Latinoamérica y mientras estaba recorriendo una mujer, mi mamá, lo empujó con fuerza hacia un perro que la estaba siguiendo y el animal al interponerse en su camino lo mordió, entonces vino el dueño corriendo a buscarle a su perro disculpándose con mi papá que no sabía nada de español para luego dejarlo tirado ahí con una mordida, mi mamá que estaba escondida se sintió culpable y fue a ayudarlo, al principio él se negaba por su odio a los muggles pero después se dejó ayudar ya que por fin se topó con alguien que sabe hablar inglés. Y así los días pasaron, ambos se juntaban y papá cada vez dejaba más de lado su odio al darse cuenta que la enseñanza que le daban era errónea. Se enamoraron, papá tuvo que volver acá pero un año después ya no pudo estar sin ella y fue a buscarla, se casaron convirtiéndose él en un traidor, me tuvieron a mí y luego de dos años vinieron a vivir aquí, en Inglaterra.

Eris en todo el relato estaba con una gran sonrisa imaginando cada momento la escena, haciendo una película mental.
Ama oír historias de amor, no importa si hasta son trágicos, en realidad cualquier historia ya que es como vivir la experiencia de otros.

— Que linda historia, y eres latino, eso no me esperaba, debe ser genial.

— Supongo.

— Con James una vez planeamos visitar con el resto de los chicos algún país de Latinoamérica y podrías irte tú con nosotros, si es que quieres por supuesto.

— Suena bien, pero tendría que pensarlo....¿James y tú son muy unidos?

— Sí, aunque no tanto como con Sirius y Eloise, y hablando de amistades ¿Ya me consideras tu amiga? — preguntó esperanzada.

— Creo que fue bastante claro desde el momento en que continúe yendo a nuestros encuentros.

La rubia casi se atragantó con su cerveza de la emoción pero por suerte logró disimular sin armar un escándalo de tos, aunque Alexander aún así se dio cuenta y sonrió de lado.

— Entonces creo que es momento de conocernos mucho mejor. ¿Te parece las preguntas y respuestas?

— Sí, pero ¿podríamos ir a otro lado? Es qué hay mucha gente y me incomoda.

Eris aceptó inmediatamente porque ella también quería salir por la misma razón, así que ambos bebieron todo lo que queda de su cerveza y le llamaron a Madam Rosmerta para pagarle y ahí fue donde hubo un pequeño percance ya que ambos querían pagar por el otro pero al final por presión de la mujer Eris cedió y le dejó pagar a Alexander.

— Luego te lo devuelvo — dijo apenas ella se fue.

— Olvídalo, no lo aceptaré. Mejor vamos afuera.

Asintió rendida y ambos caminaron casi pegados con las manos rozando de vez en cuando a propósito, así que Eris tomó el valor suficiente y tímidamente acercó su mano al suyo con la intención de tomarlo pero Rosier le ganó y envolvió su mano con el suyo dándole un leve apretón. Ante el gesto ambos se dieron una mirada expresando con sus ojos esas palabras que no se atreven a decir en voz alta y continuaron su camino con la comisura de sus labios ligeramente subidas, los dos aguantando una sonrisa.
Y así caminaron hasta la salida en donde la rubia les dio una mirada de advertencia a sus amigos que los siguen acosando para que no los siga, ellos por supuesto que entendieron, al menos tres de ellos porque uno está muy ocupado comiendo dulces y otro mirando fijamente su vaso.

Al salir ambos caminaron con lentitud y en silencio simplemente disfrutando de la compañía del otro. Eris seguía observando todo a su alrededor encantada, por más que no sea la primera vez le sigue gustando como siempre, quizás y más adelante se le quite su encanto pero ahora está en la etapa de que todo es nuevo.

— ¿Prefieres vivir en la ciudad o en el campo? — preguntó ella.

— En el campo, ahí no hay bullicio. ¿Alguna vez viste una película de zombies? — ella asintió — ¿Dónde crees que sería el lugar adecuado para sobrevivir?

— Lo más alejado posible de la ciudad, lo difícil sería encontrar suministros por ahí, pero se puede vivir bien produciendo cultivos.
Si te dieran a elegir salvar a una sola persona ¿Quién sería?

— Mi madre. ¿Salvarías a la humanidad o a los animales?

— No sé, es complicado de decidir. Diría sin dudarlo a los animales pero también hay personas que merecen vivir. ¿Y tú?

— Los animales, valen más la pena que los humanos que destruyen todo a su paso con su egoísmo y necesidad de poder.
¿Qué harías si este fuera tu último día de vida?

Eris se puso a pensar profundamente y él esperó pacientemente, para ella es complicado decidir qué haría porque siente que tiene mucho aún por vivir, muchas experiencias y conocimientos que adquirir.

— Supongo que haría varias cosas que me dan alegría, así tendría la certeza de que al menos morí feliz.
¿Cuál es tu lugar favorito de escape en el colegio?

— El bosque prohibido y el invernadero.
¿Te gusta alguien actualmente?

Diría que no pero está realmente confundida, aún no puede asegurar del todo que él le gusta, sin embargo, está dispuesta a seguir averiguando e iba a responder directamente que posiblemente él, pero como si el destino no quisiese que se confiese en ese preciso momento llegó Regulus caminando con velocidad hacia ella.

— Eris, necesito tu ayuda por favor — habló desesperado.

Enseguida se preocupó al ver lo alterado que está además de su cabello hecho un lío y sus ojos rojos notablemente llorosos, más aún porque le agarró de ambos brazos mirándola intensamente y sus emociones están muy fuertes.

— Sí, solo...

— En privado.

Eris le observó a Alexander con duda, no quiere dejarlo pero aunque le cueste decirlo su amigo es más importante. Por supuesto que él entendió al instante y soltó un leve suspiro asintiendo.

— No te preocupes, ve.

— En serio lo siento mucho — dijo con culpabilidad.

— Tranquila, luego lo retomaremos.

Ya no pudo decir más nada porque Regulus la jaló del brazo llevándola consigo, aún así ella seguía mirándolo con culpabilidad y este le dio una sonrisa de labios cerrados solo para tranquilizarla ya que sabe que le agrada cuando sonríe de cualquier forma, lo sabe porque ella misma se lo dijo y porque constantemente suele hacer el intento para quitarle una sonrisa o risas porque según ella eso le ayudará en la salud.

— ¡La tercera es un patrón! — le gritó cuando estaban ya un poco alejados y Alexander rio asintiendo. Definitivamente se está convirtiendo en un patrón el hecho de que suceda algo siempre que viene a Hogsmeade.

Minutos después se alejaron lo suficiente y Regulus la soltó y empezó a caminar de un lado a otro tocando con frustración su cabello haciendo que estos se paren por todos lados.
La rubia se recargó por un árbol esperando que le cuente lo que tiene de esa manera, aunque cada vez se impacienta más y su preocupación se eleva.

— Me lo darán al finalizar el año.

— ¿Qué?

Black se detuvo sentándose en el suelo metiendo su cabeza entre sus rodillas sintiendo como su peor pesadilla se está volviendo realidad, lo que más temía desde que su hermano abandonó la casa y sabía que todo recaería tempranamente en él porque sus padres creen que si lo hacen todo antes de tiempo él no huirá como su otro hijo y que quizás así su familia volverá en alto luego de la vergüenza que pasaron con el traidor de Sirius Black.
Eris se acercó y se sentó frente suyo agarrando sus manos haciendo que él levanté su rostro pudiendo ver de esa manera que sus ojos se están aguando nuevamente.

— Papá me acaba de informar que me darán la marca tenebrosa al finalizar este año y que ya no volveré al colegio para centrarme solo en trabajar para el señor oscuro. No quiero...te juro que no quiero y...y ellos me van a obligar.
¡Tan solo tengo quince años! No quiero matar gente, no quiero estar con ellos, no puedo...no puedo — explicó demasiado alterado y por miedo a que le dé un ataque de pánico Eris le entregó un poco de tranquilidad — Ayúdame por favor, te lo suplico, eres la única a quien puedo recurrir.

La rubia hizo una mueca sintiéndose triste por su amigo y la familia tan horrible que le tocó, unos capaces de prácticamente venderle a un mago que busca el mal, y no solo eso, sino que directamente lo están encaminando a su posible muerte porque eso es lo que la mayoría obtiene tras trabajar con él, lo sabe porque su abuelo es un auror bastante conocido y le cuenta todas las cosas terribles que hacen, sin pelos en la lengua y sin importarle que ella aún sea menor.

— Por supuesto que te ayudaré, puedes venir a vivir conmigo, yo te ayudaré a escapar de esa horrible casa en diciembre, apenas salgamos de Hogwarts para navidad. O si no te parece podríamos pedirle ayuda a Dumbledore, él dijo que ayuda a cualquiera que lo necesita.

Dumbledore no ayuda a cualquiera que lo necesite, solo ayuda a los Gryffindors, así que por favor Eris, tú debes ayudarme, no quiero unirme a ellos.

Tranquilo, te juro que voy a sacarte de esa casa, no importa si debo pelear hasta con tus padres. No te vas a unir al grupo de Voldemort — dijo bastante decidida.

Regulus la abrazó con fuerza y ella le correspondió siendo el soporte que él necesita en estos momentos. Y tal como lo dijo, hará lo que sea por no dejar que el menor de los Black lleve una vida que no quiere, tanto así que apenas llegue al colegio le enviará una carta a sus padres.
Si tan solo supiera que está cambiando un destino, algo que está contra sus reglas, pero quizás solo está cambiando un poco el rumbo, quizás su final siga siendo el mismo.

Gracias por apoyarme Eris, estaré eternamente agradecido y en deuda contigo.

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Holaa ¿Cómo están?
Nada más les digo que yo no sé hablar en francés, apenas y me sé unas pocas palabras, así que cada vez que digan algo en francés o en otro idioma lo estaré sacando de varios traductores y lo que ambos quisieron decir es:

E: Tus ojos y tu sonrisa son hermosos.

A: Los tuyos son aún más hermosos.

Si alguien sabe francés y está mal me lo dicen por favor.

¿Qué opinan de Eris y Alexander? ¿Les gustaría que sean pareja por un corto tiempo o que al final lo suyo quede como amistad?

Amo a los merodeadores, unas ganas de tener amigos como ellos 🛐

Y veremos si Regulus logra escaparse a tiempo de su casa.

Que tengan un buen resto del día. Hasta la próxima <3

Ingrid.

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