04
CAPÍTULO CUATRO
• LECHUCERÍA •
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Eris se encuentra encantada con Hogwarts luego de haber tenido un tour exclusivo de Eloise quien le explicaba hasta el más mínimo detalle, eso incluye la historia de muchas cosas. A estas alturas la rubia ya se encuentra bastante informada pero su sed de información aún no ha sido satisfecha, por lo que apenas pueda irá directo a la biblioteca a buscar libros que le ayuden a saber todo porque así es ella, mientras no obtenga suficiente conocimiento no descansará, y la verdad es que nunca descansa porque siempre hay algo nuevo que le llama la atención y se obsesiona con saber sobre ello, digamos que es una sabelotodo y su buena memoria ayuda bastante a recordar casi todo lo adquirido.
— ¿Qué tal te pareció? ¿Te gustó el castillo?— preguntó Eloise sentándose en el césped.
— Toda la estructura antigua y la mezcla de colores adecuados lo hace ver hermoso, además de que me encantó lo extraño de las escaleras que se mueven y también la cantidad de cuadros parlanchines que hay en cada zona. Y ni hablemos de la preciosa vista que da las montañas, el lago y toda la naturaleza en sí...pero, debo admitir que me atrae más el bosque prohibido.
— Mírate nada más, con que te gusta lo prohibido, y yo que creí que eras una santurrona — bromeó con una sonrisa pícara.
— Oh, no, no es por eso, sino porque debe ser interesante conocer la cantidad de criaturas que albergan ese bosque, además mi papá me dijo que ahí habitan centauros y unicornios y amaría verlos de cerca.
Explicó con tanto entusiasmo y con los ojos brillantes de la emoción que Eloise no pudo evitar sonreír con ternura prometiéndose desde ese instante que haría lo que fuera para protegerla y evitar que alguien la dañe porque sin que ella le diga ya notó que algo le hicieron en su antiguo colegio, por eso siempre cambia de tema cuando le pregunta sobre Beauxbatons.
— Retiro lo dicho, creo que si eres una santa.
— Que prefiera a las criaturas mágicas antes de una relación prohibida no significa que sea una santa.
— Uuuy — se burló chillando y dándole leves empujones haciendo que ambas rían a carcajadas.
— Ya — dijo Eris aún riendo.
Se levantó del césped y metió su mano en su bolsillo para asegurarse que sigue ahí la carta que debe enviarle a sus padres anunciándole que su mamá ganó la apuesta, ambos habían apostado a favor de sus propias casas, Marcus Hufflepuff y Alhena Ravenclaw, al final quedó en la casa de su madre pero coincidió con la segunda casa de su padre que sería Slytherin, a los dos estuvieron a punto de mandarles ahí.
— Iré a la lechucería ¿Quieres venir?
— Si te soy sincera no tengo ganas de subir hasta allá, ¿no te enojas si vas sola?
— No, está bien, solo guárdame un asiento a tu lado por si tardo más de lo esperado.
— Está bien, cuídate e ignora a cualquier imbécil.
Eris simplemente asintió y emprendió su camino hacia el lugar observando otra vez todo a su alrededor mientras canta una canción en su mente para según ella darle el ambiente, soñando con un mundo en donde existe música de fondo que se adapta a lo que estás haciendo, tal como una película, incluso ahora mismo se está sintiendo la protagonista principal, es algo que le gusta hacer a veces, inventar escenarios en su mente para pasar el rato.
Luego de unos minutos llegó a la torre oeste y subió las escaleras con cuidado de no tropezar y caer, y no sucedió pero si chocó con alguien apenas entró y la persona sujetó rápidamente su cintura para que no caiga por su culpa.
— Lo siento ¿Estás bien? — preguntó Eris al instante sin verle.
— Sí, también lo siento, no miraba por dónde iba.
La rubia levantó la cabeza y sus ojos chocaron con unos avellanas enmarcados con unos lentes redondos. Ambos se quedaron mirando fijamente por unos segundos hasta que se separaron al mismo tiempo al notar la cercanía de ambos, ella al instante se colocó nerviosa por el contacto físico que tuvo por unos momentos pero luego se tranquilizó y se centró en el chico que se le hace bastante familiar.
— Eres la nueva amiga de Peter ¿no? — preguntó acomodando su lentes.
— Se podría decir que sí, y creo que tú si eres su amigo.
— Así es, soy James Potter — se presentó pasándole la mano.
— Eris Macmillan.
Estrechó su mano y al instante percibió algo extraño, una sensación muy rara que nunca antes había pasado con otros pero que es imposible explicar, por lo que confundida le soltó rápido viéndolo con curiosidad, James notó el cambio de actitud y se preguntó si había hecho algo malo, así que para enmendar el posible error que quizás hizo sin darse cuenta habló con lo primero que se le vino a la cabeza.
— Noté que siempre llevas esos collares y me gustan ¿Qué significan?
— ¿Cómo sabes que siempre los llevo?
James abrió los ojos enorme al darse cuenta de que ahora si cometió un error y sonó como todo un acosador, pero la verdad es que si se había fijado en ella por más distraído que parezca en Evans, había notado lo ya dicho, también como se siente incómoda rodeada de tantas personas y que las veces que la vio lleva aunque sea una pequeña pluma en su cabello, algo que realmente le da curiosidad del por qué lo hace.
— Es que...yo...— tartamudeó sin saber que decir ante la fija mirada puesta en el, sintiéndose por primera vez intimidado frente a una chica.
— No hace falta que respondas — dijo rápidamente en un intento de calmarlo al verlo tan nervioso — Lo llevo siempre conmigo porque cada uno tiene la función específica que yo se las aplico, aunque igual cada uno tienen varias funciones según dicen.
El azabache la veía sin entender nada pero con curiosidad de saber más sobre el tema.
— ¿Me podrías explicar?
— ¿En serio? — preguntó incrédula.
— Sí.
— Ah..pues...por supuesto — respondió aún dubitativa sin poder creer que alguien que se vea así le pida, y sí, ya sabe que no hay que juzgar un libro por su portada pero él parece ser el típico chico lindo del colegio que solo le importa él mismo, pero vaya que estaba equivocada — Solo déjame enviar primero una carta...y hablando de eso ¿cómo hago? ¿elijo cualquier lechuza? Es que yo no tengo uno.
— Si quieres te puedo prestar el mío ¿En dónde quieres enviar?
— Valle de Godric.
— ¿En serio? — fingió sorpresa mientras la ve para no parecer otra vez acosador — Yo vivo ahí.
— Yo igual ¿Cuál es tu casa? — preguntó interesada.
— Uno de tres pisos color beige claro con puertas y ventanas marrón, a cada lado del caminero hay flores y también hay un árbol grande...
— De roble — completó y James asintió — Ahora recuerdo que pase por ahí y vi que el buzón tenía pintado en letras rojo Familia Potter, yo vivo siete casas después del lado derecho.
— ¡Genial! En navidad podríamos juntarnos.
— Sí, suena bien — dijo tímidamente.
— Sirius también vive conmigo — le contó ya entrando en confianza al instante como siempre pasa con todos los que hablan con Eris.
— ¿El hermano de Regulus?
— Sí, sobre eso, no creo que deberías confiar en el.
— ¿Por qué no?
— Es Slytherin, todos terminan yendo al lado malo.
Eris hizo una mueca al ver tanto prejuicio en un simple comentario, de hecho con las pocas horas que lleva en el colegio ya ha visto la gran cantidad de discriminación y rivalidad que hay entre casas, algo que encuentra realmente estúpido.
— No todo Slytherin es malo, como también no todo Gryffindor es valiente, lo mismo pasa con Ravenclaw y Hufflepuff, no todos son inteligentes y trabajadores. Todos somos diferentes y estar en una casa específica no te define como persona, es más, estoy segura que a todos los que alguna vez pasaron por el sombrero seleccionador este le dijo que lleva alguna cualidad de cada casa, así que dime James, aparte de Gryffindor ¿qué otras cualidades te nombró el sombrero ese día?
— Ambicioso como un Slytherin, creativo como un Ravenclaw y leal como un Hufflepuff — respondió avergonzado sin poder verla.
— Ahí lo tienes, ahora ya sabes que no debes juzgar a otros sin antes conocer como son en realidad, y otra cosa, hay muchos que no tienen opción como tú y yo en volverse traidores de la sangre porque tienen terror de lo que puedan hacerle su familia, por lo que no le queda de otra más que fingir, Regulus es uno de ellos y te agradecería que no vuelvas a hablar mal de él en mi presencia.
James agachó la cabeza rememorando una y otra vez lo que acaba de decir y por primera vez en mucho tiempo de andar juzgando se dio cuenta de lo errado que estaba, en tan solo minutos de charla.
— Lo siento.
— No te disculpes, todos estamos en constante proceso de aprendizaje, lo importante es que desde ahora avances para mejor.
La rubia le sonrió por breves segundos para luego observar a todas las lechuzas que hay, mientras tanto James se la quedó viendo encantado por su forma de ser, agradeciendo por haberse topado con ella y hacer que en cortos minutos cambie todo lo que en años pensaba y darse cuenta de lo mal que estaba, es como si se hubieran topado con el fin de quitarle la venda que todo este tiempo tenía.
Ahora más que nunca se sintió como Sirius con ganas de conocerla más.
— ¿Sigues queriendo enviar tu carta? — le preguntó rompiendo el silencio.
— Ah sí, cierto ¿Me prestarás tu lechuza?
— Por supuesto — dio un silbido con una corta melodía y una lechuza marrón oscuro con blanco se posó en el brazo del chico — Te presento Nigel.
— Hola preciosura — saludó con una sonrisa dándole una caricia en su cabeza ante la mirada sorprendida de James — ¿Qué?
— Es que no se deja tocar por nadie más que Remus y yo, una vez a Peter lo picoteó tanto hasta hacerle sangrar.
— Es que tengo un encanto con todos los animales — bromeó mientras quita la carta de su bolsillo.
— Veo que sí — dijo sonriendo preguntándose si le gustará los ciervos.
Eris tomó con cuidado la pata de Nigel ante la atenta vista de la lechuza y de su dueño, al terminar de atar con un hilo la carta le dio otra caricia y le indicó dónde debe ir a lo que al instante el ave emprendió su vuelo dejándole a ambos en silencio mirando en esa dirección.
— ¿Qué clase tienes ahora? — le preguntó James recordando repentinamente que la hora libre ya debe haber acabado.
— ¡Por Merlín! Me había olvidado, tengo po...
— Creí que te habías perdido y me sentí culpable así que vine a....— interrumpió Eloise callándose al instante en que le vio a James Potter con ella — Oh, creo que interrumpí algo.
— No lo hiciste, de hecho yo ya me iba. Nos vemos luego Macmillan, fue un gusto conocerte.
— Igualmente.
Ambos se regalaron una sonrisa antes de que James se fuera dejándole a las dos chicas en silencio pero con una Eloise sonriendo pícara mientras hace un bailoteo de cejas a lo que Eris rio negando.
— Con que Potter eh.
— No digas tonterías, solo nos encontramos aquí, hablamos un poco y él me prestó su lechuza.
— Ajá, como sea, vine a buscarte porque dentro de exactamente... — observó su reloj en la muñeca— cinco minutos tenemos clases de pociones con Gryffindor y no creo que lleguemos a tiempo.
Ambas fueron corriendo hacia el aula con las manos sujetados y riendo fuerte por el camino llamando la atención de los pocos alumnos que estaban por ahí pero a ellas les importó muy poco sintiéndose libres y felices.
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James llegó justo a tiempo en el aula de pociones y se sentó al lado de Sirius con una leve sonrisa pegada al rostro.
— ¿Dónde te metiste? — preguntó en un susurro cuando el profesor Slughorn empezó a hablar.
— Estaba en la lechucería y a que no sabes con quién me encontré.
— Por tu sonrisa puedo deducir que Evans.
— ¿Qué? No — rápidamente borró su sonrisa — Con Macmillan.
— ¿En serio? ¿Y qué hicieron? ¿La besaste? ¿Ya olvidaste a Evans?
El azabache lo miró como si estuviera loco al ver la rara emoción del chico ante una simple interacción, nunca lo había visto así.
— Primero que nada, no seas intenso, solo hablamos un poco y me pareció agradable, y segundo, yo jamás olvidaré a mi hermosa Lily-flor.
Sirius rodó los ojos en respuesta. Realmente le quiere a su mejor amigo pero ya le cansó el tema de Lily sabiendo lo mucho que ha sufrido con todos sus rechazos, y está rogando por el día en que aparezca otra persona del que se enamore y ella de igual forma, o en todo caso que la pelirroja finalmente le corresponda, pero que conlleve a su amigo siendo feliz con una pareja como secretamente tanto anhela, porque James Potter es un romántico empedernido aunque no lo demuestre.
— No hablemos de intensidad amigo que eso tú ganas por lejos — bromeó.
Justo en ese momento la puerta se abrió bruscamente y entraron dos chicas riendo pero que se callaron al instante al ver todas las miradas puestas en ellas. Eris se sonrojó de inmediato pero aún así no bajó la cabeza por más avergonzada que se encuentre.
— Buenas tardes profesor, lamento la tardanza pero mi compañera es nueva y le estuve mostrando el castillo para que pueda guiarse correctamente — habló Eloise por las dos.
— Oh, no hay problema señorita Brown, adelante, tomen asiento y bienvenida Macmillan — dijo con amabilidad conociendo a la chica gracias a su padre.
— Gracias profesor.
Eloise le volvió a agarrar de la mano y la guió a unos lugares libres en donde ambas se sentaron y prestaron suma atención a la clase en proceso reluciendo su inteligencia respondiendo algunas preguntas al azar que hacía Slughorn, además de hacer una perfecta poción. Ambas siendo un gran dúo dinámico.
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Holaa! ¿Cómo están?
Finalmente James y Eris tuvieron su primera interacción y a partir de ahora habrá muchos más.
¿Qué tal les va pareciendo la historia? ¿Les gusta?
¿Por el momento cuál personaje les gusta más?
Nos leemos la próxima y que tengan un buen día <3
Ingrid.
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