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CAPÍTULO DOS
• ANDÉN 9 ¾ •

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Si hay una palabra con el que podría definirse ahora mismo Eris sería sofocada. Actualmente se encuentran comprando sus materiales y en vez de estar semi vacío como había dicho su padre el lugar se encuentra atestado de gente desesperada yendo de aquí para allá generando mucho ruido y caos logrado hacerle sentir incómoda a la rubia quien está de brazos cruzados refugiada en una esquina de Madame Malkin esperando su turno para ser atendida y que le midan para su uniforme. Lo peor no es estar rodeada de gente, sino que sentir la cantidad de energía y emociones mezclados que le causan dolor de cabeza.

— ¡Ven señorita, es su turno!

Eris despegó su espalda de la pared y fue hasta la mujer esquivando a un niño pelirrojo que casi le choca. Se colocó donde le indicó y se quedó tiesa dejando que la magia haga su trabajo mientras observa el techo y canta en voz baja una canción de ABBA con el fin de distraer su mente.

— Así que voulez vous.

Dejó de cantar al instante al escuchar el nombre de la canción que estaba tarareando y giró a su izquierda encontrándose con una chica de cabellera dorado y ojos café más o menos de su edad quien le sonrió mientras también es atendida.

— Interesante, aunque prefiero bandas de rock como The Rolling Stone, Queen, Led Zeppelin y más.

— También me gustan esos, solo que mis gustos son variados, no puedo elegir un solo estilo cuando la música es la verdadera magia.

La chica sonrió aún más estirando su mano a lo que Eris lo estrechó viendo fascinada la tenue luminiscencia color naranja que hay a su alrededor sabiendo al instante el tipo de persona que podría ser.

— Me gusta tu forma de pensar, soy Florence Diggory.

— Eris Macmillan — se presentó soltando su mano.

— Por lo que veo vas a Hogwarts, nunca antes te había visto.

— Sí, es que soy nueva, me acabo de mudar hoy.

— Genial, si quieres puedes buscarme en el colegio y te daré un tour, soy prefecta de Hufflepuff.

— Lo tendré en cuenta.

Justo en ese instante la mujer le anunció a Florence que ya está listo y le entregó su uniforme agradeciendo. La chica giró mirándola y le sonrió alegre dejando a la vista sus incisivos grandes, inevitablemente Eris también sonrió ante la alegría que emana.

— Fue un gusto conocerte Macmillan, espero hablar contigo más sobre música en Hogwarts.

— De eso no lo dudes. Hasta luego — se despidió amablemente sintiéndose feliz de que por primera vez una chica de su edad no la mira con desprecio y se comporta agradable.

Minutos después salió de la tienda metiendo el uniforme en su bolso que tiene un encantamiento de extensión, regalo de su padre y especial para estos casos que debe comprar varias cosas. Y hablando de sus padres justamente va al punto de encuentro que sería la heladería Florean Forstescue ya que por el momento tiene todos los materiales, o eso cree, realmente con todo el ajetreo del lugar ya ni recuerda bien lo que compró, de igual forma si falta le pedirá a sus padres que le envíen, al menos tiene la suerte de haberle tocado unos buenos padres.

Con prisa fue a su encuentro esquivando lo máximo posible a las personas que se ponen en su camino y al llegar a la heladería ocurrió un desde su punto de vista gran infortunio. Chocó con una persona en la entrada misma haciendo que el chico caiga al suelo ante la fuerza del choque y parte de su helado cayó en él manchando su remera y el resto cayó al suelo.

— ¡Por Merlín! Lo siento muchísimo, déjame ayudarte, ay que vergüenza.

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Sirius Black y James Potter iban a la heladería para encontrarse con el resto de los merodeadores mientras platican sobre quidditch y que tienen que ganar la copa este año y evitar que vuelva a ganar Slytherin como el año pasado, pero en un momento dado el pelinegro se detuvo y por consecuente un James confundido  también lo hizo.

— Ahí está.

— ¿Quién?

Sirius señaló la entrada de la heladería y James observó donde apunta encontrándose con uno de sus amigos.

— Ah sí, Peter, vamos con él.

— No idiota, no él, la chica con la que habla.

Sus ojos se desviaron a una chica unos centímetros más alta que Peter, cabellera rubio ondulado con algunas trenzas finas y pequeñas plumas en ellos como adorno, vestida con una falda amarillo largo floreado, top blanco y bolso de tela, pero lo que más le llamó la atención fueron los anillos adornando sus dedos y los tres collares de diferentes tamaños con dijes de cristal, sintió la curiosidad de acercarse para mirar bien ya que nunca antes había visto algo así. Levantó la vista para observar su rostro y se quedó fascinado ante su apariencia tan hermosa y angelical, pero rápidamente salió del mini trance para mirarle a su mejor amigo que no quita la vista de la escena.

— ¿Es tu nueva conquista?

— ¿Qué? No, es hermosa pero...

— No más que...

— Que mi Lilyflor — completaron hartos Sirius y Remus quien acaba de llegar.

— ¿A quién le espían pervertidos? — preguntó colocándose al lado de Sirius mirando a la misma dirección que ven con tanta atención.

— A la chica rubia que está con Peter, es la nueva conquista de canuto.

— No deberían catalogarle a una mujer así — les reclamó el castaño — "La conquista".

— Ya dije que no es mi conquista — le dijo a James ignorando el reclamo — Solo me dio curiosidad apenas la vi, tiene algo que no entiendo pero me llama la atención, es como una sensación, no lo sé.

— Esa sensación es calentura — el pelinegro al instante le dio un zape a James — ¡Hey! Solo bromeo, además no te culparía, es bonita y tiene un estilo medio hippie que me gusta.

Sirius apartó la vista de Eris mirándole con una ceja enarcada a James quien le hizo un gesto confundido.

— ¿Desde cuándo tú sabes sobre tipos de estilo?

— Marlene me prestó una revista de moda bastante interesante porque según ella me debo vestir mejor.

Mientras ellos discuten sobre moda Remus estaba observando la interacción entre Peter y Eris viendo por primera vez a su amigo platicando tan cómodo con el género opuesto. Siguió analizando la situación y vio la marca de helado en la ropa de su amigo y ya supuso como fue su encuentro.

— Cállense los dos y díganme cómo la conocen.

— Uy pero que agresivo lunático, acaso falta poco para tus días del mes — bromeó Sirius ganándose una mirada asesina que borró al instante su sonrisa — Ya, perdón. Es la nueva vecina de James, o bueno, nuestra vecina teniendo en cuenta que vivo con él, en fin, hoy la conocí en forma de perro y supe que vendrían aquí, también que asistirá a Hogwarts.

— Ojalá no quede en Slytherin — comentó James.

— Sí, como sea, acerquémonos a saludar.

Con su característica galantería se acercó a los dos caminando como si el mundo estuviera a sus pies ganando de paso unas cuantas miradas de mujeres ante su llamativo atractivo digno de un Black.
Remus y James intercambiaron miradas para luego seguirle a su amigo, el primero un poco incómodo ya que no se le da muy bien socializar con personas y más si son desconocidos, luego está el segundo que se ajustó sus lentes sintiéndose un poco nervioso, algo extraño en él teniendo en cuenta su excéntrica personalidad.

Sirius al estar frente a ellos esperó ser notado pero nunca pasó así que carraspeó para llamar la atención, Peter y Eris lo miraron por unos segundos pero la segunda lo ignoró y le siguió hablando al rubio logrando que el pelinegro se sienta bastante ofendido ante la falta de atención que normalmente se lo dan a él y no a su amigo. Remus al ver esto ocultó una sonrisa de burla, en cambio James no se limitó y soltó una leve risa.

— Hola preciosa, me llamo Sirius Black ¿y tú?.

Quizás esa no fue la manera adecuada para presentarse a Eris quien frunció el ceño incómoda ante el seudónimo, definitivamente no está acostumbrada a tener tanta interacción humana y que alguien extraño la llame así es suficiente para ella.

— Ah sí, hola...ehh..mis padres me esperan. Fue un gusto conocerte Peter, nos vemos mañana en el tren o en Hogwarts.

Se despidió rápidamente y entró a la heladería dejándole sorprendido y ofendido a Sirius. Ni siquiera le había prestado atención o coqueteado como cualquier chica lo haría, y eso que esta vez él no iba con esa intención, sino de conocerla de manera formal.
Viendo su rostro desencajado James y Remus no tardaron en reír divertidos ante la situación mientras que Peter solo sonrió sin entender muy bien qué sucede.

— Ella te acaba de ignorar deliberadamente amigo — se burló James.

— Oh no, seguro no fue su intención, sus padres la estaban esperando de verdad — dijo Peter inocentemente en un intento de hacerle sentir bien a su amigo.

— Haré como que está situación no me hirió — dramatizó— Ahora colagusano dime de lo que estaban hablando.

— Solo me choqué con ella, se disculpó e intentó comprarme otro helado pero me negué y por curiosidad le pregunté para qué llevaba piedras de colores en su cuello...¿Sabían que existen energías negativas en el ambiente y que esas piedras lo pueden absorber? Y no solo eso, también tiene otras funciones.

Mientras el rubio hablaba con un tono deslumbrante los otros tres se vieron con la expresión de no entender nada así que cambiaron de tema sin tomarle importancia y continuaron con su recorrido prometiéndose hablarle a la chica en Hogwarts.

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El andén 9 ¾, un lugar que ha sido testigo de muchas despedidas, encuentros amorosos, reunión de amigos y sentimientos a flor de piel de distintas personas con diferentes años y épocas, pero por sobre todo un lugar que sirve como puertas a una gran aventura desconocida, tanto para los que inician como para los que salen a enfrentarse al mundo.
En este preciso instante Eris forma parte de los que iniciarán una aventura desconocida.

— ¿Estás segura que llevas todo lo necesario? — preguntó preocupada Alhena.

— Sí mamá...o eso creo.

— ¡Eris Macmillan! Me habías jurado que sí y ahora dudas.

Marcus rio sujetando la mano de su esposa al verla tan nerviosa.

— Tranquila amor, cualquier cosa nos puede escribir y se lo mandamos — la mujer asintió suspirando — En cuánto a ti señorita, cuídate mucho y si te dicen o hacen algo no dudes en avisarnos y me voy a hacer un desastre en el colegio.

— Y recuerda cariño, eres maravillosa tal cual eres, no dejes que otros te hagan creer lo contrario.

— Gracias mamá.

Rodeó sus brazos en su cuello al ser más alta y le dio un fuerte abrazo cargado de sentimientos, también de paso empezó a crear en ella un campo energético de protección sin que se dé cuenta, al terminar se separó de su madre y le abrazó a su padre haciendo lo mismo. Al menos de esa forma se asegurará que nada les sucederá mientras ella no esté porque no podría soportar perderle a las únicas personas que realmente la aman y la apoyan en todo.

Al separarse les sonrió a ambos con emoción y a la vez nerviosismo por tener que ir lejos después de haber estudiado el año pasado en casa y acostumbrarse a ello.

— Recuerda no cerrarte e intentar hacer amigos, quizás en Hogwarts son mejores y te traten bien, así que no tengas miedo de explorar — le aconsejó su madre dándole su gato para que lo lleve.

— También avísanos si se te activa algo nuevo.

Eris asintió y observó el tren escarlata que soltó un pitido avisando que pronto saldrán, por lo que con apuro dejó un beso en la mejilla de sus padres y empezó a caminar de espalda hacia el tren mientras se despide.

— Nos vemos en navidad, chau, los amo.

— ¡Nosotros también te amamos! — exclamaron juntos.

Marcus y Alhena se despidieron con la mano viéndole partir a su única hija bastante preocupados por lo que pueda pasarle, rogando que esta vez conozca buena gente, pero no solo le preocupa eso, sino que las personas equivocadas sepan lo que ella puede hacer. Lo único que les alivia es saber que Dumbledore y la profesora McGonagall podrán vigilarle luego de hablarles y contarle la situación.

Una Eris sumamente nerviosa entró en el tren topándose con varias personas en el pasillo, aumentó el agarre que le sostiene a su gato y ajustó la correa de su bolso del cual contiene todas sus cosas dentro. Sí, no lleva maletas más que ese mediano bolso que también tiene un encantamiento de extensión, digamos que todo este favoritismo de utilizar ese encantamiento empezó con el gran fanatismo de Marcus hacia Newt Scamander que apenas se enteró que su maleta lleva ese encantamiento para poder tener a sus animales ahí no tardó en imitarlo apenas siendo un estudiante de magizoología, después se acostumbró tanto que a lo largo de los años lo utilizó en varios objetos para su propia comodidad, por lo tanto, coloca el mismo encantamiento en los bolsos de su esposa e hija para que eviten cargar con cosas pesadas.

La rubia siguió buscando un vagón vacío pero la mayoría ya están llenos y se reprendió a si misma por haber tardado tanto en subir, así que no quedándole de otra se decidió por uno al azar ya que Neo comienza a inquietarse y no quiere que se escape de ella.
Abrió la puerta de un vagón mirando su interior topándose con una chica rubia, dos pelinegros y otro chico que tiene la cabellera largo tan rubio que casi parece blanco.
Eris se removió nerviosa cuando todos voltearon a verla, aún así tomó valor y habló tratando de parecer segura de sí misma y no tímida.

— Hola ¿Puedo sentarme con ustedes? Es que la mayoría ya está lleno.

— ¿Eres una sangre sucia? — preguntó el chico de cabello largo.

Eris frunció el ceño ante el horrible término, no obstante, a pesar de estar en completo desacuerdo con que le llamen así a la gente decidió ignorar por esta vez ya que se quiere sentar demasiado y respondió.

— No, soy Eris Macmillan Selwyn, como verás sangre pura y nueva estudiante...¿Puedo sentarme o no?

— ¡Sí, por supuesto linda! Pasa — respondió animada la única chica en el vagón.

Aún con todos los ojos puestos en ella entró sentándose al lado de chico de ojos grises. Sentía su corazón latir fuerte del nerviosismo al tener que socializar con personas y no saber cómo, por lo que optó por lo más fácil para empezar una conversación.

— ¿Cómo se llaman?

— Narcissa Black, un gusto querida — se presentó amablemente regalándole una bonita sonrisa.

Eris no pudo evitar quedarse mirándola fijamente ante su deslumbrante belleza, además de que le transmite paz, pero con tan solo verla supo que está sufriendo por dentro, aún así no dijo nada porque no quería parecerle rara a la chica que se muestra agradable con ella, por ello le observó al siguiente chico que habló.

— Severus Snape — se presentó amargamente sin siquiera verla.

— Regulus Black — dijo el chico sentado a su lado.

— Lucius Malfoy — respondió frío— Debo irme a la reunión de prefectos...Espero que quedes en Slytherin, Macmillan.

El chico se levantó y salió sin despedirse del resto, Eris por su parte asintió aunque no lo vea, la verdad no cree que pueda quedar en Slytherin, o eso cree ella porque la verdad es que podría encajar perfectamente en la casa de las serpientes. De todas formas si se da el caso no le molestaría, tras leer todas las características que poseen cada casa le fascinó cada uno de ellos y si fuera por ella le gustaría estar en todos.

— Lo siento por su comportamiento del comienzo — se disculpó Narcissa con una mueca de vergüenza.

— No te preocupes, aunque si me disculpan yo no soy de las que juzgan a las personas por su estatus de sangre.

Eso ganó rápidamente la atención de Regulus quien se permitió analizar cada centímetro de su rostro, luego observó su vestimenta muggle y accesorios extravagantes desde su punto de vista, aún así le pareció una chica muy bonita.

— Supongo que todos tenemos pensamientos distintos...¿En dónde estudiabas antes? — intentó cambiar de tema Narcissa — Espera ¿Puedo llamarte por tu nombre? Tú puedes decirme Cissy.

— Desde primero a cuarto estudie en Beauxbatons, quinto año lo hice desde mi casa y ahora sexto y séptimo lo vengo a hacer en Hogwarts. Y en cuanto a lo otro, si puedes llamarme así, Cissy.

Narcissa le sonrió emocionada al ser llamada por su seudónimo. Muchos la juzgan solo por ser de Slytherin pero la verdad que si se toman el tiempo de conocerla sabrán que es una chica bastante dulce.

— ¿Cómo es Beauxbatons? ¿Por qué hiciste tu quinto en tu casa?

— No la agobies Narcissa — le dijo su primo con seriedad.

— Tranquilo, no lo hace.

De hecho está emocionada porque alguien se muestra interesada en conocerla y quizás esta sea su primera amiga.

— Beauxbatons es bastante bonito e hice mi quinto en casa por algunos problemas que sucedieron — respondió sin querer entrar en muchos detalles y no queriendo rememorar malos momentos.

— Oh, entiendo y espero que te guste Hogwarts.

Eris asintió mirando la portada del libro que lee Snape y quiso hablar sobre ello pero notó que el chico no es muy hablador y no quiere incomodarlo, por lo que se abstuvo pese a que uno de sus temas favoritos de conversación son los libros.

— ¿En qué año irán ustedes?

— Yo en séptimo, Severus en sexto y Reg en quinto. Quizás compartas clases con Sev y podrá ser tu compañero de asiento.

— Eso no pasará— se negó al instante el susodicho.

Eris se encogió en su lugar ante el rechazo y nadie lo notó más que Regulus quien está atento a cualquier movimiento suyo desde que expuso su desacuerdo con los puristas, al instante supuso que no le gusta los comentarios como el de Snape, o quizás no sienta bien los rechazos. De todas formas quiso hacerla sentir bien otra vez, por más extraño que suene ya que prácticamente es una desconocida y a él no le importa casi nadie.

— Ignóralo, está amargado desde que Evans lo ignora.

— Vete a la mierda Black.

Todos quedaron en silencio y Eris preguntó lo primero que se le vino a la mente para salir del momento tenso.

— ¿Ustedes son hermanos o primos? — refiriéndose a Regulus y Narcissa.

— Primos, ella tiene dos hermanas mayores y yo...un hermano — respondió el menor soltándose más.

Eris se dio cuenta que quizás él y su hermano no se llevan bien por la forma en que pronunció lo último. Antes de decir algo un vago recuerdo de cuando estaba hablando con Peter vino a su mente.

— ¿Tu hermano no se llama Sirio?

— Sirius — corrigió divertido — ¿Cómo lo conoces?

— Estaba hablando con un chico y él se acercó de la nada y me dijo "Hola preciosa, soy Sirius Black ¿y tú?" — imitó con un intento de voz gruesa.

— Eso suena bastante a él — acotó Narcissa riendo.

— No te acerques a él y su séquito de idiotas, son insoportables — le dijo Severus mirándola por primera vez a los ojos.

La chica no supo qué decir y solo asintió, la verdad es que prefiere conocerle a las personas antes de opinar sobre ellos, por lo que obviamente no le hará caso, si se da la oportunidad le hablará al tal Sirius porque ya le dio curiosidad.

Regulus quien estaba mirando el paisaje por la ventana notó un escarabajo color rojo asomado justo frente a sus ojos y estuvo a punto de matarlo pero su brazo fue detenido, giró para ver que es Eris quien le está sujetando.

— No lo mates, deja que se quede aquí hasta llegar y yo pueda sacarlo a tierra firme.

— Es solo un bicho.

— Es un ser vivo como cualquier otro y no merece morir, además ni siquiera hace nada más que estar pegado al vidrio.

— Existen más de ellos, no haría ninguna diferencia si lo mato.

— También existen aproximadamente siete mil millones de humanos como tú ¿Crees que sería apropiado que alguien venga ahora mismo y te mate solo por estar sentado existiendo?

Ambos se miraron intensamente, gris contra celeste, una batalla de miradas esperando que el oponente se rinda, y ese fue Regulus que soltó un suspiro apartando la mirada.

— Está bien, entiendo tu punto.

— ¡Por Merlín! Nunca antes había pensado así, ahora me dará pena hasta pisarle a una hormiga — chilló Narcissa.

El pelinegro volvió a mirarla y le regaló una verdadera sonrisa.

— Me agradas Eris Macmillan.

— Y tú a mí Regulus Black.

— ¡A mí también me agradas! — exclamó la otra chica.

Y justo ahí, en ese preciso momento y en ese vagón se formó una de las amistades más unidas, que durará mucho tiempo y que solo la muerte será la causa de su separación.

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