chapter two, part two.


















-ˏˋ tratas de ocultar tu dolor cortando tus penas, va más allá de lo que tus ojos pueden ver.

♡┊ porque las chicas de revista como yo no lloran después de haber sido maquilladas.

chapter two: please, look at me.












— mamá, está bien, no ha sido nada grave. — replicó serafim por quinta vez en el día, deslizando la cremallera de sus botas altas hacia arriba.

— esa cinta para contracturas no va a salvarte, deberías descansar. — habló su madre con preocupación desde la barra de la cocina.

— madre, por favor. — suspiró tomando su cardigan del perchero de la puerta. — si llego a sentirme mal te lo haré saber. — 

— más te vale, pequeña niña descuidada. —

— también te amo. — se despidió con un risita lanzándole un beso volador a la mujer.

el camino a casa del abuelo fue corto y ameno, pues el hombre que conducía era un uber bastante amigable (sin cruzar la línea) que incluso le pidió una foto para su hijo menor, pues él la admiraba por su escasa carrera de modelaje y era su amor platónico.

¿cómo podía negarse a ello?.

— abuelo, esto es muuuuy aburrido. — musitó con la cabeza sobre el asiento del sillón y las piernas alzadas sobre el espaldar. si bien la postura no era la indicada, la sensación de cosquilleo de la sangre subiendo rápidamente a su cabeza le parecía interesante. el abuelo kang hizo caso omiso a su queja y le puso otra chip en la boca. serafim no se negó y masticó observando el interesante panorama de la televisión.

era una novela extraña, de un hombre apuesto y con dinero que era obligado a contraer matrimonio con una chica de sus estatus, y sin embargo, él estaba enamorado de geum hee, una chica de clase media que vendía pollos en la calle.

la idea la hizo carcajear.

— ¿quién escogería un lugar tan simple?. aunque los envidio, me gustaría tener un suegro para salir a cenar. — tanto el abuelo como serafim se rieron.

— ya regresé. — tae-moo no parecía estar sorprendido con la presencia de cheol en su casa, por el contrario, parecía que tomaba con normalidad a su amiga de la infancia sentada en una posición terrible en el sillón, con unas medias de sanrio ridículas y las botas desperdigadas en la sala. el abuelo se puso en pie de inmediato.

— bien. dime, ¿todo bien con la señorita jin?. — preguntó. ella apartó los ojos de la pantalla para mirar a tae-moo. —¿qué fue lo que te dijo?, ¿quiere que ambas familias se conozcan?. —

— abuelo, esa idea es ridícula. — señaló serafim desde el sillón.

— decidí que no me casaré con jin young-seo. — la pelinegra se sorprendió, cubriéndose la expresión con la mano libre que no se encargaba de sacar más chips de la bolsa.

— ¿en serio?, ¿qué fue lo que pasó?. — el abuelo estaba más soprendido que ella.

— es mi decisión final. — suspiró aflojándose la corbata. — así que por favor, no la menciones. — y tae-moo partió hasta su habitación.

— já, ¿cómo te atreves?. — gritó el abuelo.

— ¡no aceptaré este matrimonio!. — gritó gwang bok. 

— ven, que te estás perdiendo la mejor parte. — el abuelo, al contrario de su actitud cariñosa de siempre la tomó por los tobillos y la obligo a bajarse del sillón, cayendo.

— ¡auch!, ¿qué demonios te sucede, abuelo?. — vituperó frotándose la cabeza que afortunadamente había caído sobre la mullida alfombra. 

— ¡ve a hablar con tae-moo!. — ordenó.

— ¿qué?. — preguntó confundida.

— ya lo sabes, ve a hablar con él. la generación de hoy parece no encontrar simpatía en nosotros los viejos, le hará bien conversar con alguien de su edad. —

— me saca cuatro años abuelo. —

— no me importa, vas a hablar con él. de lo contrario, no habrán más chips por hoy. — y sacudió con malicia ese preciado aperitivo. 

— vale. pero si no regreso es porque el trabajólico, psicótico y anormal de tu nieto acabó conmigo. — declaró, olvidándose por completo de las sandalias de estar por casa y caminando en medias hasta el pasillo donde se acoplaba la habitación de tae-moo.

tragó saliva ante la vista imponente de la puerta, se tomó un par de segundos para respirar y golpeó la puerta suavemente.

él no respondió.

insistente, golpeó un par de veces más, pero tampoco hubo resultado.

con una sonrisa satisfecha se dispuso a huir del lugar hasta que el picaporte de la puerta giró y tae-moo salió asomado. 

— ¿necesita algo, señorita serafim?. — preguntó.

— ¿no crees que es mucha formalidad para alguien con quien llegaste a ducharte?. — devolvió la pregunta girándose y mirándole a los ojos.

— éramos unos niños. — respondió él con la misma mirada fría de siempre.

— lo sé, pero estoy totalmente segura de que si confiaste en mi cuando eras un niño, podrás hacerlo de nuevo. aunque seas un larguirucho, estirado, trabajólico, psicótico y lo más parecido a un archaeopteryx que he visto en mi vida. — tae-moo bufó ante la mención de lo último y la escrutó con la mirada durante segudos interminables para serafim.

que incómodo.

— ¿no irás de cotilla con el abuelo después de esto, verdad?. — serafim negó en silencio y con los labios apretados. — bien, pasa. — ella sonrió, entrando a la prolija habitación de tae-moo.

todo en ella gritaba que era un hombre psicótico y adicto al trabajo, porque por los detalles se notaba que no pasaba allí más tiempo del necesario.

— diría que tienes una habitación bonita pero no soy buena mintiendo. — él no reaccionó. — y antes de que sigas mirándome así y me den ganas de suicidarme en un baño por tu culpa . . . —

— que no sea de la casa ese baño. — serafim le dedicó su peor mirada mientras él se acomodaba sobre la silla del escritorio y ella se fundía en un sólo ser con la alfombra del suelo.

 — como te decía, antes de que tu horrible mirada me descubra hasta lo que no deseo que descubra, cuéntame qué sucedió con la señorita young-seo. —

— pedí que no la nombraran. —

— se lo dijiste al abuelo, no a mí. — y en el gesto más infantil de todos, serafim sacó su lengua.

— es lo mismo. —

— pero vale, entiendo. — se rió. — ¿me contarías entonces sobre qué sucedió con el compromiso?. —

tae-moo suspiró de nuevo y procedió a contarle durante toda la tarde esa tragedia con jin young-seo, la impostora y lo engañado y estafado que se sentía.

serafim concluyó que el animal prehistórico de kang tae-moo si tenía sentimientos, al parecer.



serafim dormía plácidamente en la cama de tae-moo con una confianza increíble. el abuelo y tae-moo estaban de pie frente a ella, contemplándola. 

— ¿qué haremos?. —

— le pediré a sunghoon que la lleve a casa. —

— no. — impidió su abuelo. 

— no. — repitió.

— ¿entonces dónde dormiré?, necesito mi cama para descansar y ser igual de productivo que siempre. —

— no me interesa, vete a dormir al sofá si tanto cansancio tienes. — tae-moo abrió la boca molesto.

— ¿y por qué no la movemos a ella?. —

— deja en paz a serafim, ¿no ves lo cómoda que está?. — serafim soltó un suspiro en sueños y se acomodó de nuevo, abrazando una de las almohadas del hombre. 

— pero . . . —

— he dicho que dormirás en el sillón. —



— ¿ahora por qué nos detenemos aquí?. — preguntó tae-moo con el rostro compugnido en cansancio. de verdad esa situación era terrible, nadie jamás había tenido esa cantidad de citas en un solo día.

sunghoon sonrió levemente, leyendo la descripción de la próxima mujer a la que tae-moo vería en una cita y como llevaba haciéndolo desde la mañana. 

— cheol serafim es la hija única del matrimonio cheol y heredera del conglomerado familiar naevis, quienes son los principales inversionistas de go food y encargados de proporcionar servicios de publicidad a la empresa. pasó catorce años de su vida en canadá y se graduó con honores en la universidad de oxford. — tae-moo no entendió nada cuando vio a serafim sentada en una de las mesas de ese bonito café. 

ella los vio y se levantó con una sonrisa.

— hey, trabajoso kang. — saludó. — y hola a ti también, sunghoon. —

— dime por favor que el abuelo no te ha convencido de tener una cita conmigo o de que nos casemos. — la risa de la chica lo fue todo para sunghoon.

— de hecho, no ha sido tu abuelo quien ha planeado esto. — tae-moo frunció el ceño. — no lo malinterpretes, sabía que te obligaría a cambiar tu agenda para tener muchas citas, así que decidí ocupar el lugar de las últimas tres chicas para que no debas someterte a tan cruel tormento. — tae-moo no expresó nada, pero algo dentro de si mismo le confirmó que de verdad serafim era tan buena como todos los que la conocían decían que lo eran. — es mi lugar favorito. por favor, ordenen algo, yo invito. —

— no es necesario. — propuso sunghoon sentado junto a tae-moo. 

— no les estoy preguntando, es una orden. — replico con una sonrisa.

con diez minutos allí, serafim, sunghoon y tae-moo charlaban sobre el desenlace de esa jornada en busca de una prometida para el presidente. 

— ¿volviste a sangrar?, probablemente sea el estrés, me sucede en ocasiones. — habló serafim al concluir el relato. —

— no era necesario intimar en detalles, señor cha. — musitó tae-moo. 

— pero lo más importante es, ¿te agradó alguna de las mujeres de tus citas?. — serafim abandonó su taza de chocolate caliente para analizar las expresiones de tae-moo.

en definitiva, no había sido nada bueno.

— para nada. — respondió.

— ¿qué?. bueno, todas ellas eran mucho mejores prospectos que la falsa jin young-seo, con quien ya iba a casarse. — la única chica allí frunció el ceño por el comentario proveniente de sunghoon.

— la falsa jin young-seo no era aburrida. ¿cómo es que todas siempre hablan de lo mismo?. —

— ah, es cierto. — suspiró sunghoon. 

— okay, por si lo olvidan estoy aquí. — se señaló. — fuck off, please. —

 — no nos referíamos a eso. — se apresuró a aclarar el de lentes. — es sólo que, si sirve de algo, no te pareces a nadie que hayamos conocido antes. —

ella sonrió. 

— ¿irán a ver al abuelo después?. — tae-moo asintió.

— pues les deseo mucha suerte, él parece estar totalmente comprometido con esta tarea. — 



la noche fría había caído sobre seoul y serafim retornaba a su hogar acompañada de sunghoon, quien como de costumbre, se había ofrecido a llevarla hasta allí. 

— bien, gracias por traerme. — habló serafim con una sonrisa.

— no hay de qué, recuerda . . . —

— que si necesito alguien que me lleve a cualquier lugar, debo llamarte. — respondió la chica adelatándose a tan normal discurso. 

— exactamente. — agachó la cabeza. — gracias por lo que hicisite por tae-moo esta tarde, lo necesitaba. — 

— no es necesario, me agrada y eso hago por las personas que me agradan. — repitió.

— ¿nos vemos mañana?. — preguntó esperanzado.

— tengo que ir a go food, así que si, nos vemos mañana. — tras despedirse, minjeong abandonó el coche con una sonrisita tonta en los labios y el corazón a punto de salir de su pecho.

¿qué demonios le estaba ocurriendo?. 

sacó sus llaves del bolso bajo la atenta mirada de sunghoon por la ventanilla del auto y abrió la puerta de su casa, dándole a el hombre ese aval que necesitaba para irse con tranquilidad.

el panorama dentro de su vivienda la sorprendió.

su madre reía suavemente, su padre soltó una carcajada estruendosa y la tercera risa de alguien que no pudo reconocer se colaba por el pasillo. avanzó unos cuantos pasos hasta el comedor principal, llevándose la imagen de sus padres conversando animadamente con un hombre cuya edad indescifrable pululaba entre la suya y unos treinta años. 

ninguno parecía notarla así que carraspeó. 

— oh, mi querida hija. — su madre se levantó con efusividad, saludándola con un abrazo. 

— hola, mamá. —

— querida. — saludó su padre.

— hola, papá. —

— no te oímos llegar, pensé que te quedarías en casa del señor kang. — ella negó.

— no, el señor cha me trajo después de ver al abuelo unas horas. — su progenitora pareció satisfecha ante la respuesta.

— había olvidado por completo presentarte al señor han cuando llegamos a la ciudad, tanto él como nosotros no ha tenido una semana para precisar actividades de ocio. — el hombre negó con modestia. — hija, él es han jipyeong, y líder del equipo de trabajo en sh venture investment firm. —

— es un gusto conocerla finalmente, señorita cheol. — inquirió cortesmente. 

— el placer es mío. — devolvió. — lamento no poder quedarme más tiempo, me encuentro sumamente cansada y deseo ir a dormir. — mientras que su padre asintió, su madre parecía enojada por ese gesto.

— descansa, querida. —

— gracias, papá. —

serafim subió las escaleras a la segunda planta mientras se cuestionaba, ¿qué hacía ese hombre allí?. 







































































































tory's talk:

MULTIVERSO CONFIRMADOOOOOO

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