chapter one.
-ˏˋ ella llevará un vestigo negro, corto y ajustado mientras está rodeada de todos sus amigos.
♡┊ ¿cómo sabes tú que ellos en verdad son mis amigos?.
chapter one: return of the girl.
— madre, recuérdame por favor por qué estamos aquí. — replicó serafim con un rostro compugnido en aburrimiento puro. la mujer le regaló una sonrisa tensa mientras acababa por repasar la tonalidad nude de ese labial carísimo de dior frente a su espejo de mano.
— estamos aquí, mi amada hija, porque hoy tae-moo realizará su discurso de posesión frente a la empresa de su familia. — la pelichocolate rodó los ojos inconforme con aquella respuesta.
— pero mamá . . . — la joven realizó un puchero infantil con los labios abultados. — aterrizamos hace menos de veinticuatro horas y el jet lag va a matarme. —
— nada te matará cielo. pero yo si lo haré si no te comportas de la forma en la que es adecuada frente al señor kang allí adentro. — conforme con el resultado, taeyeon tomó su bolso de mano cartier y se apresuró a bajar del coche con la ayuda del conductor quien efusivamente bajó de su asiento para abrir las puertas del auto.
— ¿no crees que vamos un poco tarde ya?, sería de mala educación irrumpir de esa forma. — protestó cheol en un último intento de huir; su madre soltó una risita.
— querida, algo que nos distingue de los demás es que jamás llegamos tarde. son los demás quienes inician temprano. — y ambas, madre e hija adelantaron múltiples pasos a través del pasillo principal del edificio y hasta llegar a la sala de conferencias donde yacían varios anuncios de la posesión de taemoo.
— ¿ves?, las puertas están cerra . . . — un hombre de aspecto elegante abrió la puerta, inclinando la cabeza. — . . . das. —
— señora y señorita cheol. — para su infortunio, la ceremonia había comenzado ya y el hombre que se encontraba frente a todos había frenado su discurso para centrar su atención en el sonido de la puerta y las figuras femeninas entrando a través de ellas.
los ojos de cha sunghoon se depositaron en la esbelta figura de serafim. iba vestida con un vestido negro, corto y ajustado, cuyo eje central giraba en torno al adorno blanco de plumas que sobresalía del escote. sus hombros eran cubiertos por una gabardina negra más larga que el vestido, unos zapatos de tacón que otorgaban más elegancia a su aspecto y joyas que asumió, eran carísimas. pero el rostro de aquella joven, su rostro lo era todo.
tez pálida, un par de ojos grandes y expresivos, cabello largo, alaciado y color caoba que podría bien confundirse con el negro, una nariz respingona, pómulos altos y labios en forma de corazón decorados de un tono burdeos llamativo. en su cabeza, empezaron a pasar múltiples imágenes que había contemplado antes y durante su acompañamiento a la familia de tae-moo.
esa etérea mujer era cheol serafim, hija de cheol josiah y jeon taeyeon, de los mayores inversionistas de "go food" y dueños de la agencia de modelaje "naevis" que le proporcionaba constantemente a la empresa de los kang modelos para publicidad. esa idea se implantó con fuerza en su cabeza aunque fuese ilógica, pues ella no había estado dentro del país desde que era técnicamente una niña.
captando el silencio sepulcral de la sala, aclaró su garganta y continuó el discurso.
— ahora daré su discurso de inauguración. — serafim y su madre tomaron asiento delante de la última fila de sillas, donde un insoportable hedor a pescado las mareó de inmediato. — "gracias a todos quienes organizaron la ceremonia de hoy aunque claramente les dije que no quería una. "— la boca de serafim se desencajó, pues eso no lo esperaba. — "espero que nos reunamos para temas de negocios en el futuro y no para eventos tan poco prácticos y ceremoniales. me presentaré apropiadamente pronto. gracias. presidente kang tae-moo. —
serafim no pudo evitarlo y se rió suavemente, cubriéndose la boca para que no lo notaran. sunghoon permaneció unos segundos estáticos después de los agradecimientos admirando a la chica a lo lejos y luego se marchó a pasos apresurados.
— madre, creo que después de todo valió la pena venir hasta aquí. — comentó con gracia, viendo cómo el señor kang salía de la habitación hecho una furia. su madre le otorgó una mirada de desaprobación.
— por enésima vez, abuelo, no tendré ninguna cita con tae-moo. — riñó serafim sentada en el sillón del hospital donde el señor kang había sido internado. — y creo que tu idea de exponer a tae-moo al matrimonio con citas a ciegas es absurda. — el hombre de avanzada edad se rió como si ella le hubiera contado el mejor chiste del mundo.
— minjeong, preciosa, es la única forma que encuentro para que mi nieto deje de ser un maldito adicto al trabajo. — y ambos le propinaron un largo sorbo a la bebida carbonatada de uva.
— no es una buena solución, por lo me has narrado, siempre acaba por salirse con la suya. —
— querida, he elaborado un plan más estructurado de lo que crees. — y usó ese tono misterioso que a serafim le resultó cómico.
— vale, abuelo, confiaré en tus habilidades para emparejar a su nieto trabajólico. — él iba a hablar pero ella lo detuvo con un ademán. — y eso sigue siendo un no rotundo ante la idea de salir con él, primero llueve hacia arriba. — de nuevo, el hombre se rió.
— bien, bien. — suspiró. — pero al menos prométeme que irás a verlo de sorpresa al trabajo, así tal vez se tome una pausa activa para ponerse al día contigo. —
— es probable que ni me recuerde. —
— ¡claro que te recuerda, querida!, me he encargado en tu ausencia de difundir tu imagen porque eres importante para mí e importante para la familia. — ella sonrió enternecida.
— supe que venir a verlo sola fue la mejor decisión. de traer a mi madre, no te hubiera dejado en paz. —
— taeyeon es muy efusiva en ocasiones, te comprendo. —
— abuelo. —
— dime, preciosa. —
— ¿qué significa para ti el matrimonio?. — y con esa pregunta, ambos se enfrascaron en una conversación que perduró más de lo esperado.
— sí, padre, estoy a un par de calles de ese restaurante. — la voz de su progenitor al otro lado de la línea la llenaba de pedidos innecesarios. — lo sé, papá, pasaré a comprar un par de cosas al centro comercial y pediré tu orden. ¿coca cola o pepsi?. — el hombre hizo silencio unos segundos, meditanto la respuesta, serafim se percató de que a ambos lados de la calle no existía tráfico y cruzó.
— decídete de una vez, por favor. y pregunta a mamá de paso si desea que compre algo para ella. —
— dice que le lleves el cojín de repuesto pues su cushion se ha terminado. —
— es de dior, ¿cierto?. —
— ujum. y tráeme una coca cola y una pepsi, no me puedo decidir. — ella se rió, esta vez, cruzando la calle sin ningún cuidado, con el móvil pegado al oído y confiando en que al ser tales horas nocturnas, las calles no estarían abarrotadas como de costumbre.
mala idea.
el estruendo de una bocina de coche la hizo frenar en secó, se le deslizó el móvil a través de los dedos y calló al suelo y cerró los ojos, inmóvil, esperando el impacto.
— maldita sea. — el auto frenó en seco con un chillido fuerte, a milímetros de golpearle las caderas. del mismo coche se bajó un hombre de traje y corbata elegante, de piel bronceada, lentes redondo, cabello peinado de forma prolija. serafim lo reconoció como el hombre que había dado el discurso de tae-moo hacía apenas unos días.
— espera, ¿qué demonios acaba de pasar?. — reclamó ese hombre por la ventanilla a quien fuese que iba atrás. — no, espera, ¡casi asesinamos una chica!. — exclamó de nuevo, caminando hacia ella con un gesto preocupado.
— señorita, ¿se encuentra bien?. — serafim levantó el rostro, permiténdole a sunghoon reconocerla de inmediato y a sus miles de sensores activarse.
demonios, estuvo a punto de atropellar a cheol serafim.
— c-creo que sí, ha sido sólo el sobresalto. — murmuró agachándose para recoger el móvil que, temía, se hubiera estropeado en el impacto. sunghoon imitó su acción con una velocidad envidiable y ambas manos se tocaron por segundos infinitos, dándole la posibilidad al masculino de contemplar los preciosos ojos de serafim que en contraste con la tenue iluminación de la calle, se veían espléndidos. — gracias. — habló de nuevo, revisando que a pesar de tener una línea de quiebre amplia, su móvil funcionaba normal.
— yo lo lamento mucho señorita, espero disculpe mi impertinencia. — se apresuró sunghoon, cersiorándose de que serafim no contara con ningún rasguño.
—no se preocupe, me encuentro totalmente bien. — la cabeza de tae-moo se asomó a través de los asientos traseros del lujoso auto, mientras sostenía un móvil en la mano del que salía una voz conocida para serafim.
era el abuelo.
— responde, sunghoon, ¿a quién han atropellado?. niñatos descuidados, siempre conduciendo sin precauciones. — el anterior nombrado no respondió.
— ¿le hicieron daño a esa persona?, respondan. —
— ha sido cheol serafim, pero ha salido ilesa. —
— ¡qué demonios!, ¡maldita sea!, ¡déjame hablar con ella ahora mismo, tae-moo, de lo contrario presiento que me dará algo!. — rápidamente ella y sunghoon se acercaron al rostro impasible de tae-moo que seguía sosteniendo el móvil.
— abuelo . . . — le llamó con la voz todavía afectada.
— querida, siento tanto que esos idiotas te hicieran eso. ¿cómo te sientes, preciosa?, ¿no te han lastimado?. — tae-moo frunció el ceño, pues no recordaba a su abuelo dirigirse a alguien tan cariñosamente.
— no te preocupes, abuelo. no ha sucedido nada grave y me encuentro bien. — instó a tranquilizarse. — por favor, no permitas que esto incurra en tu salud. —
— nada de eso, mi preciosa minjeong, nada de eso. — realizó una pausa. — ¡sunghoon!. — gritó. el aludido sacudió la cabeza un par de veces y le hizo saber al señor kang que le escuchaba. — trae a serafim a casa ahora mismo. no me interesa a dónde demonios se dirigían, quiero que la traigas a casa ahora. —
— pero abuelo . . . —
— pero nada, niña. te traerán aquí. llamaré a tus padres para que no se preocupen, deben haberse asustado también porque no estás en casa. —
— ¿me han entendido?. —
— si señor. — respondió sunghoon y tae-moo permaneció inmutable.
— hablaremos de tu compromiso después, quiero asegurarme que serafim está bien en primer lugar. nos vemos. — y dicho esto, colgó. tae-moo se metió de nuevo en el coche y subió la ventanilla, ignorándoles olímpicamente.
— adelante. suba por favor. — le indicó sunghoon abriéndole la puerta del auto. ella se subió algo cohibida frente al hecho de sentarse junto a tae-moo que se veía todavía más molesto que en su infancia. serafim tomó su móvil y le escribió a su padre que no podría ir a casa, le explicó la situación y le indicó cómo realizar el pedido de sushi en línea.
la más pequeña suspiró, acomodándose en el asiento. tae-moo la observó de reojo, escrutándola por minutos. qué largo iba a ser ese viaje.
— ¿cómo demonios se les ocurre hacer algo así?, ¡serafim pudo haber muerto en el acto!. — y así eran las cosas, llevaba más de una hora sentada en el mullido sillón de la sala de estar del señor kang, con una manta calentita rodeándole los hombros y sin contar, llevaba unas cuatro tazas de té. ella se sentía mejor, sin dudas, pero el abuelo kang parecía no querer terminar con el sermón para tae-moo y su secretario. — ¿saben lo que sucedería tras una tragedia de esa magnitud?, con todo respeto, sunghoon, pero ni siquiera te defendería, dejaría que te condenaran los años que fuesen porque asesinar a alguien por un descuido y no a cualquiera, a cheol serafim es terrible. —
— si señor. — sunghoon se inclinó. — lo lamento, no volverá a ocurrir. — el estómago de serafim se retorció, pues él estaba siendo muy duro con ese hombre.
— y espero sea así. de lo contrario tendré que tomar medidas drásticas. —
— abuelo. — musitó.
— ¿si, querida?. —
— estás exagerando un poco. — el hombre lució indignado. — hablo en serio. es visible que la intención de sunghoon jamás fue provocarme daño, fue un accidente y ya está. —
— los accidentes deben prevenirse. —
— en ese caso, yo caminaba y hablaba con papá al teléfono al mismo tiempo cuando eso ocurrió. no observé las calles ni el semáforo por estar ocupada, así que también es en parte mi culpa. —
— escúchala, abuelo. — intervino tae-moo por primera vez.
— tsk, nadie ha pedido tu juicio. — se quejó. — deben ser más cuidadosos a la próxima, ambos. en especial tú, serafim, odiaría que te sucediera algo. —
— no te aflijas más abuelo, por favor. — suplicó tomándolo de las manos.
— está bien, preciosa. — asintió con cariño.
— ¡sunghoon!. — alzó la voz. — llévala a casa, al menos así compensarás un poco el mal rato que ha pasado serafim por tu culpa. —
— sí, señor. —
— te prometo que nada de esto ocurrirá de nuevo. — y serafim creyó ciegamente en el abuelo.
— estaré bien, abuelo. — la chica le besó la mejilla tiernamente y se puso de pie, deshaciéndose de la manta alrededor de sus hombros. — debo irme ahora, papá debió hacerse un lío para ordenar la cena. — el abuelo rió.
— ah, josiah y el internet son un caso perdido. —
— no hace falta que lo digas. —
— por favor, cuida adecuadamente de ti y envíale saludos de mi parte a tus padres. —
— lo haré, abuelo. — sonrió con la mayor de la sinceridad.
— tengan una noche agradable. — se despidió la chica refiriéndose al abuelo y tae-moo. el hombre le propició a su nieto una mirada inquisitiva y él no tuvo más opción que obedecer.
— igualmente, señorita cheol. —
sunghoon y serafim desaparecieron por la estancia.
— ¿es aquí?. — interrogó sunghoon ante la fachada de esa opulenta mansión. serafim asintió repetidas veces.
— muchas gracias por traerme, asumo que es alguien ocupado y este tipo de gestos restan su valioso tiempo. — se disculpó antes de salir del auto.
— no se preocupe, es lo menos que podía hacer tras lo que sucedió. espero que disculpe mi impertinencia, señorita cheol. —
— tampoco debe ofrecerme disculpas, y por favor, llámeme sólo serafim, nunca he terminado de acostumbrarse a que usen mi apellido. — una sonrisa confiada se implantó en los labios de la chica y ese gesto tan mínimo produjo que toda la tensión en los hombros de sunghoon desapareciera. él no respondió, bajando del coche e imitando el gesto cortés al que serafim estaba acostumbrada de parte de todos los que la transportaban.
ella bajó con sumo cuidado y le otorgó la más bella de las sonrisas a sunghoon.
— le agradezco, sunghoon. espero podamos encontrarnos de nuevo bajo unas circunstancias un poco menos caóticas. tenga cuidado al regresar. — y dicho eso, serafim desapareció de la vista del hombre con velocidad, entrando por la suntuosa puerta de madera maciza de su mansión.
de su boca se escapó un suspiro extasiado.
definitivamente, serafim era la mujer más apolínea que jamás había conocido.
— uh, bien. ¿qué me hace falta?. — serafim se rascó la barbilla analizando los grandes frigoríficos de bebidas heladas. repasó mentalmente tood lo que se había propuesto conseguir en esa tienda de conveniencia antes de pasar a go food y visitar al señor kang [e intentar] y tae-moo. — doritos, calamares fritos, honey butter chips, helado de queso crema y bingsu de fresa. ¿qué más buscaba?. —
su mente guardó silencio unos segundos y algo se iluminó.
— ¡bebida de uvas verdes!. — exclamó, extendió su brazo cubierto por la chaqueta rosa palo colección de invierno de ysl hasta alcanzar la lata más cerca de esa deliciosa bebida. — bingo, ya está. — con una sensación de satisfacción pura, serafim caminó con las compras en los brazos hasta dejarlas en el mostrador.
de repente, una sensación abrumadora en sus piernas la hizo saltar en su lugar, pues una niña había chocado con sus muslos después de lo que parecía, haber sido una maratón entre ella y quien la tenía a su cargo.
— ¿se encuentra bien?. — le preguntó la mujer. ella asintió, observando que su abrigo había sido rasguñado por el marcador negro que llevaba la niña en sus manos.
— te dije que no molestaras. — la regañó. — lo siento mucho, señorita. — la niña empezó un llanto incesante y sunghoon, quien recién entraba a la tienda observó el panorama. serafim apretó los labios y se acercó a la pequeña, encogiéndose hasta llegar a su altura.
— hey, pequeñita. — habló con voz suave pero firme, luego le arrebató el rotulador de sus manos. — ¿crees que está bien correr con algo así?. — la niña negó con un puchero. — exactamente, eso está muy mal. — y sunghoon contemplaba todo en un silencio expectante.
— si prometes que no volverás a hacer eso, te mostraré un truco de magia. pero debes prometerlo. — extendió su dedo meñique a la niña, la contraria lo entrelazó con ella y serafim sonrió.
— vale, mira. — indicó tirando de su gabardina un poco hasta poder verla bien. convirtió la curva improvista en ella en un círculo y luego, a su alrededor, dibujó líneas onduladas simulando los rayos de un sol. — ¡ta-da!, adivina qué es esto. —
— ¿popó?. — la respuesta de la infante la dejó desconcertada.
— ¿popó?. — repitió incrédula. — ¿cómo podría ser esto popó?, es un sol. — exclamó. — ese es el centro y a los lados son los rayos. — sunghoon sonrió, agachando la cabeza para ocultar su presencia. — en fin, lo que estoy tratando de decir es que no puedes ir por ahí dando vueltas con cosas como estas, podrías lastimar a alguien ó podrías arruinar su atuendo, ¿entendido?. —
— okey. — respondió con la voz gangosa.
— muy bien. — y serafim le pellizcó la mejilla con suavidad.
la mujer, que parecía sorprendida, habló. — por favor, déjeme pagar la tintorería. —
— está bien, no es necesario, fui yo quien hizo más trazos que ella. aquí tienes. — le dio el rotulador negro.
— gracias. —
— no es nada. — dando por pago todo minutos después, tomo despreocupada la lata verde y salió del establecimiento. caminó con tranquilidad un par de calles hasta que sintió la ausencia de su cartera y móvil.
— diablos, debí dejarlos allí. — se golpeó la frente y caminó de regreso a la tienda en dirección opuesta hasta que chocó con un hombro fornido que la hizo retroceder bruscamente.
— oh, lo siento mucho. — el hombre frente a ella se inclinó para recoger su bebida del suelo y al objetar su rostro, era nadie menos que sunghoon.
— te lo agradezco. — le recibió la lata con una sonrisa. — cuando hablaba de encontrarnos después tampoco pensaba en esto. —
pero sunghoon no respondió, pues se encontraba en el último de los vórtices universales contemplando lo maravillosa y perfecta que era cheol serafim.
author's note:
no hay nota, vuelva mañana
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top