12

PREOCUPACIÓN


NO PODÍA CREER LO ESCURRIDISA QUE PODÍA SER CUANDO QUERÍA O DESEABA EVITAR A ALGUNA PERSONA. ¿Saben como lo comprobé? Estando tres días evitando a todos los Cullen. Cada vez que los veía en los pasillos simplemente me metía en algúna habitación que estaba vacía, y salía por la otra puerta cambiando abruptamente de pasillo. Estuve yendo a todos lados con las hermanas McGarrett o con Jessica Stanley, la castaña era buena amiga cuando la conocías.

Sabía que ellos podían acercarse si quisieran, o encontrarme con tan solo seguir mi aroma lo que me perturbaba, así que iba siempre acompañada de alguien. En clases me había sentado con con cualquier persona antes que estar cerca de ellos o directamente me saltaba las clases y pasaba tiempo con Jared dando vueltas por todo Forks o íbamos a la Push.

- ¿Estas bien? - Me giré para ver a Jared que estaba sentado sobre la mesa

Estaba en la cocina pensando en todo lo sucedido, hoy falte a clases para estar con él en mi casa así que estaba cocinando algo para ambos. Mi mejor amigo estuvo días hablandome sobre Marina y ahora mismo lo estaba haciendo pero me distraje pensando. Volví a mirar las verduras empezando a cortarlas.

- Si, sólo estaba pensando, lo siento ¿Qué decías? - Pregunté sin verlo

- ¿Qué te ocurre? Has estado extraña - Se bajó de la mesa para acercarse hasta colocarse a mi lado cruzandose de brazos

- Lo dice el chico que cae de rodillas al ver a una chica y tiene amigos igual de raros - Me burle viendo como rodaba los ojos

- Ya te dije que estaba cansado y... Drogado - Murmuró pero sabía que mentía porque arrugaba su nariz

- Si claro ¿La rara soy yo? - Pregunté burlona mientras seguía cortando, quedamos en un silencio cómodo un rato mientras volvía a sumergirme en mis pesados pensamientos

- Oye... Me dijeron que te vieron con los Cullen en tú escuela - Habló después de un rato logrando tensarme

- ¿Y eso que? - Corte un poco más fuerte las verduras tratando de ignorar mis raras sensaciones al oir de los... Vampiros

- No son buenas amistades morocha, no deberías estar cerca de ellos - Dijo con un tono serio que me sorprendió de su parte

- Jared, somos amigos desde niños pero no puedes decirme con quien juntarme o no - Respondí de misma manera escuchando el silencio de la casa con el único ruido del cuchillo contra las verduras

- No puedes juntarte con ellos Leo, no me gusta - Volvió a a repetir más serio que antes - ¿Valoras nuestra amistad? Pues entiende que sólo quiero protegerte

- ¡No puedes protegerme de todo como cuando éramos niños, ya crecí y sé donde me meto! ¡Y si te hace feliz, no estaré cerca de ellos porque...! ¡Puta madre!

Sentía un enojo creciente en mi como aquella vez donde apreté el yogurt en la cafetería de la escuela, pero esta ves era por estar nerviosa ante la mención de los Cullen además de lo raro que estaba siendo Jared y a causa de dar un golpe en la mesa... Más bien en la ornalla de la cocina que estaba encendida para el estofado, terminé quedándome la palma.

Tomé mi mano cubriendola con la otra mientras sollozaba del dolor, ardía como mil demonios, Jared se asustó hasta que tomó mi mano entre las suyas. A penas podía ver por el dolor, mis ojos se habían empañado mientras ahogaba maldiciones en mi garganta.

- Ya, ya, ya ¡Que hago! - Gritó paranoico

- Idiota - Maldije sollozando mientras iba a tomar la llave de la motocicleta de Jared mientras salía rápido - Llevame al hospital imbécil, me quedará una marca en mi hermosa manito ¡Y no quiero! - Lloré mientras el asentía subiéndose al vehículo rápido

El viaje fue a toda velocidad porque conducía como maniático, mi manito dolía peor que si Thor dejará caer su martillo sobre el pie de Loki. Llegamos y rápido fuimos a la sala de emergencias siendo atendidos por una enfermera de unos trinta años.

- Lo siento, fue mi culpa - Dijo viendo mi mano con un rostro culposo

- Esta bien Jared ¿Puedes comprarme una coca al menos? O si quieres me quemo la otra mano para darte más culpa - Ofrecí viéndolo burlona, asintió con una sonrisa saliendo de la sala

No podía estar enojada con él y desquite mi enojo con las verduras además de hacerlo con su pobre persona que estuvo tres días como buen amigo ayudándome. Sólo estaba estresada. La enfermera se acercó con los vendajes y algunas cosas más pero miró sobre mi hombro con una sonrisa de colegiala enamorada que me confundió, me di la vuelta encontrándome con el doctor apuesto, Carlisle Cullen. Los dioses me odian.

- Esta bien María, yo la atiendo - Dijo a lo que ella asintió rápido saliendo a toda velocidad lo que me dejó con un nudo en la garganta ¿No podía negarse y hacerse la difícil? No lo sé

Un silencio incómodo se formó en la habitación, Carlisle parecía estar desinfectando las cosas o que se yo, algo así de esas cosas que hacen en las películas.

- ¿Cómo te la hiciste? - Preguntó viéndome pero yo no podía devolverle la mirada, sólo me repetía una u otra vez que estaba haciendo su trabajo

- Apoye la mano sobre la ornalla del horno - Me limite a contestar queriendo que Heimdall me lleve a Asgard en ese preciso momento

- ¿Por qué? - Tomó mi mano para examinarla, su toque helado me estremeció ligeramente, y pensar que en realidad es un cadáver - Es una quemadura de primer grado, estarás bien

- Porque me pregunté ¿Cómo se siente quemarse la mano? Y entonces la apoye sobre el fuego totalmente a propósito ¿Tú qué crees? - Respondi sarcasticamente a su primera pregunta.  Él quedó en silencio unos segundos antes de mirarme fijamente con una expresión algo dolida

- No tienes que seguir con el sarcasmo Leona - Dijo después de un eterno e incómodo minuto en silencio, empezando a vendar mi mano - Tienes ojeras, estas más pálida, tienes una forma de responder a base de sarcasmo defensivo. Estas experimentando el postrauma...

- Callate Carlisle - Interrumpi - Sé que me veo como la mierda, sé que me estoy comportando horrible y no es ningún trauma ¿Sabes que es? Que las series ficticias que tanto me gustan son reales - Susurre lo último sintiendo que quería desaparecer - Sólo quería tiempo, y me quemé la mano por discutir con Jared, accidentalmente tuve una mala reacción y puse mi mano sobre el fuego

Terminó de vendar mi mano pero se quedó ahí parado, viendo mis ojos con ese característico dorado de su familia, dejó mi mano delicadamente sobre la camilla para suspirar, supongo que de manera innecesaria porque repito: Están muertos.

- No tienes que seguir ignorandonos si no quieres estar con nosotros, está bien. No vamos a obligarte Leo - Su voz comprensiva me hacía relajar un poco

- No es que no quiera estar con ustedes, sólo que es difícil tragar la información - Admiti luego de unos segundos en silencio

- ¿Quieres estar con nosotros? - Pude notar un pequeño brillo de ilusión que me partió el alma unos segundos. Diablos Leo, ¿Dónde quedó tú orgullo?

- Si

Empezó a sonreír un poco pero sabía que quería hacerlo más, aún que esa sonrisa era perfecta en su rostro. Estaba en la mierda, literalmente, había caído siete metros de mi nube de egoísmo y diversión pura sólo para caer entre los brazos de unos vampiros que me dejaban sin aliento. Deberé pedirle disculpas a Megan Fox por no aceptar su propuesta de matrimonio, ahora en mi mente estaban estos malditos paliduchos ardientes.

Podía bromear con que me dolía la cabeza para ir al hospital y ver a Carlisle pero en estos momentos estaba aquí y sólo podía ver su perfecto, bien definido, armonioso rostro. Su pálida piel, casi translusida iba a juego con sus perfectos orbes dorados haciéndolos resaltar, al igual que con su cabello dorado. Sus labios rosados que me daban tantas ganas de besar, y podría jurar que si Charlie me ve sentiría que es un mal padre y tengo daddy issues pero ¿Quién se resiste a tremendo suggar como Carlisle? Nadie.

Me acerqué un poco al igual que él. Odiaba estos sentimientos pero finalmente tome el cuello de su ardientemente sexy saco de doctor para acercarlo y estampar mis labios con los suyos. Él posó sus manos sobre mis mejillas siguiendo el beso. Sus labios eran suaves, su beso era con delicadeza, y su toque era delicado.

Se separó un poco sonriendo, se alejó con delicadeza haciéndome confundir pero la puerta se abrió y por allí entró Jared con mi coca cola y una barra enorme de chocolate. Era su manera de pedir disculpas. También entendí el porque Carlisle se separó, pero mi mejor amigo al verlo frunció el ceño.

- Bien Leona, tienes que ponerte esto y luego no quedará ningún tipo de marca que muestre lo sucedido - Me entregó una crema que acepte

- Gracias doctor Cullen - Murmuré sintiendo mis mejillas arder por lo sucedido. Y yo que quería evitarlos - Gracias bestie - Me burle de Jared tomando las chucherias pero sólo veía con desconfianza al doctor

- Me retiro, buenas tardes - Se despidió alejándose

- ¿No te tocó un pelo, cierto? - Preguntó desconfiado, aveces me molestaba que sea tan territorial, parecía un lobo celoso, como si fuera Derek marcando territorio al oler el aroma de Isaac en Stiles

- Sólo me revisó la herida - Respondí mostrando mi mano vendada - Ahora vámonos que debo ir a Port Ángeles un una hora

Asintió con rostro de niño celoso pero lo ignore pidiéndole que abra mi coca cola así tomar un poco antes de subir a la motocicleta. No podía dejar de pensar en ese beso y que ahora mi plan de evitar a los Cullen se había ido por el caño. Malditas hormonas adolecentes.

Estaba sentada en el suelo, apoyada sobre la silla donde estaba sentada Izzie, estábamos viendo a Angela y Jessica que se probaban vestidos, o más bien Izzie estaba leyendo un libro fingiendo que les prestaba atención a la ves que yo hablaba con Marina por mi teléfono, le estaba contando sobre el trato que hice con Jared por que tenga una cita con ella, lo que aceptó algo avergonzada pero terminaron por verse mañana en la tarde. Más tiernos no pueden ser.

- El lila es tú color - Le dije a Angela al salir de los vestidores

- Gracias - Sonrió colocándose frente al espejo, luego salió Jessica con un vestido de un rosa chillón que no me gusta pero a ella le queda fantástico

- En definitiva quiero este, resalta mis pechos - Dijo colocándose frente al espejo de igual manera - ¿Qué opinas, morocha?

- En definitiva resalta tus pechos - Tenía un enorme busto que nunca noté, o tal vez era el vestido pero por segundos casi se me caía la baba de ver a Stanley - Es tú vestido

- Lo sabía - Sonrió orgullosa jugando con sus pechos, tuve que volver mi mirada al teléfono o terminaría por desconocer a Stanley

- ¿Qué opinas, Bella? - Preguntó Angela

- Me gusta ese - Respondió simplemente, algo me decía que iba a decir eso además de que era extraño que venga de compras

- Eso dijiste con todos - Bufó Jessica

- Esto no te interesa ¿Verdad? - Dijo Angela decepcionada

- Sólo quiero ir a una librería que está aquí cerca

Antes de que pudiesen seguir con su charla, unos desagradables hombres tocaron el vidrio lo que me provocó una mueca de horror y un escalofrío, odiaba esa población masculina degenerada que creía que los comentarios vulgares eran alagos, cuando eran todo lo contrario. Me giré a Izzie viendo que se levantaba.

- ¿A donde vas? - Pregunté al perderme parte de la charla

- A una librería ¿Vienes? - Preguntó recogiendo sus cosas

- Si, no te dejaré ir sola

Nos levantamos y avisamos que las veríamos en la cena. Izzie había preguntado por mi vendaje pero le dije que había sido un accidente. Recordé el beso con Carlisle de unas horas atrás y sonreía como boba, al menos eso me haría poder dormir con tranquilidad. Al llegar a la librería, lo que tardamos demasiado ya que estaba escondida entre callejones, ya era de noche pero a Izzie no le importó por encontrar ese libro.

- Buenas noches - Salude al vendedor entrando con Izzie delante

- Buenas noches - Saludó amablemente

Recorrí los estantes llenos de hermosos libros con mis manos, aveces podían ser tan mágicos que me daban ganas de llorar sin razón. Volví a Izzie que había tomado un libro de leyendas Quileutes lo que me asustó unos segundos.

- ¿Para qué compraste ese libro? - Pregunté una vez salimos de la tienda

- Creo que tiene que ver con los Cullen, ellos ocultan algo Leo, algo que voy tiene que ver con este libro y voy a descubrirlo - Diablos, me sonaba a las escenas de dibujos infantiles de Dora la exploradora o programas así.

Me parecía cómico que cuando yo no quería saber nada sobre ellos, descubro su secreto accidentalmente y cuando Izzie no tiene porque hacerlo, va e intenta descubrirlo. Seguimos caminando hasta que entramos a un pasillo algo apretado, de la otra punto había dos hombres que parecían habernos notado por lo que se acercaron.

- Izzie - Murmuré asustada tomando su brazo con mi mano ilesa para retroceder pero ella fue más rápida y nos llevo por otro pasillo - hubiera sido más inteligente volver dentro de la tienda y pedirle a las chicas que nos recojan - Murmuré con los dientes apretados

- Diablos - Susurró dándome la razón

Cuando estábamos por dar la vuelta, esos dos hombres venían de igual manera por lo que seguimos pero llegamos a un estacionamiento donde había más. Mi piel se puso de gallina y mi corazón se aceleró, eran demasiados para poder salir corriendo.

- Miren lo que tenemos aquí - Dijo uno de ellos acercándose con el resto mientras jugaban con sus cervezas

- Quiero a la pálida - Dijo otro por lo que mire asustada a Izzie mientras se pasaban las bebidas

- Larguense - Pidió acercándose más a mi

- Bonitas, me encantan, oigan no sean así - Hablaban todos a la vez mientras se acercaban más

- Oigan muchachos, sólo queremos ir a casa - Dije nerviosa colocando a Izzie detrás de mi, no me perdonaría que algo le pasase a mi hermana menor

- No creo que eso suceda, muñeca - Dijo otro mientras nos rodeaban más y más

Dos tipos de gran altura se acercaron para separar a Izzie de mi pero golpee al primero en sus partes íntimas, haciendo que se doble soltando un quejido.

- Perra - murmuró el otro tomando mi brazo de manera brusca

- Sueltala - Pidió Izzie golpeando la parte trasera de su pierna, logrando que me suelte cayendo al suelo

- Bien, háganse las fieras, eso me gusta más - Dijo otro

Entre dos me tomaron de los brazos mientras otros tomaban a Izzie lo que me ponía los nervios de punta mientras sentía mis ojos humedecerse. Gritaba por ella al igual que Izzie por mi, sentía mi cuerpo temblar, mi respiración fallar, pataleaba y me movía pero no hacían caso.

- ¡Ya sueltenla! - grite viendo a Izzie con lagrimas corriendo por mis mejillas

Antes de que pudiesen hacer algo, el sonido de unas llantas derrapando hizo que nos suelten abruptamente, no me importó nada para ir corriendo a ayudar a Izzie, la levanté del suelo para ver como un auto que reconocí perfectamente se estacionaba de golpe frente a nosotras.

¡Nunca en mi vida estuve tan feliz de ver al maldito pelos de escoba!

- Subanse - Indicó a lo que asenti subiendo a Izzie en el de copiloto poniendo su cinturón

Me giré lista para subir pero vi como Edward con sólo mirarlos los espantó, ignore eso para subirme en la parte trasera. Me recoste tratando de regulizar mi respiración, tratando de olvidar lo recién sucedido. La puerta se abrió violentamente y se cerró de misma manera por lo que me senté de golpe, casi al mismo tiempo que arrancaba el auto haciendo el amague de atropellarlos pero retrocedió saliendo a gran velocidad por lo que tuve que sostenerme de la puerta.

Me coloque el cinturón apresurada tratando con mis manos temblorosas e ignorar que me dolía la mano vendada. Tuve que respirar varias veces para calmar mi cuerpo, hasta que pude prestar atención a la charla que estaban teniendo los dos de la parte delantera.

- Quiero volver y arrancarle la cabeza a esos tipos - Dijo Edward apretando el volante

- Si hazlo

- No, no lo hagas

Dijimos al unísono por lo que nos miramos incrédulas por las respuestas de la otra, obviamente estaba a favor de que Edward debería volver y arrancarles la cabeza, pero me daría miedo de que se intoxique con su asquerosa sangre y se me muera el pelos de pegamento ángel guardián de mi hermana.

- No sabes las cosas repulsivas que pensaban de ustedes - Le dijo a mi hermana por su respuesta

- ¿Y tú si? - Le encaró incrédula

- No es difícil de adivinar Izzie - Me adelante a contestar por lo que me miró por el espejo retrovisor con una pequeña sonrisa

- ¿Podríamos hablar de otra cosa? Distraganme para que no regrese - Pidió un poco más relajado

- Ponte el cinturón - Pidió Izzie por lo que solté una risa baja, si tan sólo supieran que el muy mal parido es inmortal. Edward también se empezó a reír

- Mejor pontelo tú - Advirtió acelerando

Te debo una, Edward. Dije mentalmente por lo que me miró con una sonrisa. Tampoco pienses que somos amigos por eso. Volví a decir por lo que negó divertido, tal vez se había ganado una pequeña oportunidad de que no lo odie tanto.

Llegamos al restaurante gracias al cobrizo, sabiendo que él no debería saber que cenariamos ahí pero se la deje pasar. Baje del coche pudiendo respirar el aire de la noche, mi cuerpo ya no estaba tan asustado pero seguía con esa sensación de terror en el cuerpo. Vi como Jessica y Angela salian por lo que me acerqué con Izzie detrás.

- ¿Dónde estaban? Les mandamos mensajes - Dijo Angela preocupada

- Las esperamos pero teníamos hambre..  - Jessica también lucía preocupada pero más nerviosa por su confesión lo que me hizo reír

- Lamentó haber entretenido a las chicas, nos encontramos y conversamos un rato - Defendió Edward

Las dos chicas parecieron haber visto los ojos de Medusa por como se quedaron, literalmente se convirtieron en piedras mientras reían tontamente viendo al cobrizo por lo que rodé los ojos divertida.

- No, lo entendemos, suele pasar ¿Cierto? - Respondió Jessica nerviosa - Ah, um, nosotras...

- ... Nos vamos - Termino Angela riendo nerviosa mientras se movían pero yo en realidad tenía hambre

- en realidad - Edward me dio una mirada divertida. Chusma, le dije mentalmente haciéndolo reír - Me quiero asegurar que las chicas coman algo, si no les molesta claro

Me giré a Izzie siendo que es su macho bipolar, ella lo veía fijamente asintiendo algo atontada hasta que respondió que si, las chicas igualmente asintieron sorprendidas y torpes alejándose pero dieron un saltito de susto haciéndome girar a verlas.

Diablos.

Jasper y Rosalie estaban con rostro preocupado viendo en mi dirección por lo que me giré a Edward enojada.

- ¿Cuando les dijiste? - Exclame indignada

- En el camino - Respondió encogiendose de hombros

- Ah, nosotras nos vamos, si - Angela arrastró a Jessica que veía a Jasper como el Dios griego más sexy, ¿Pueden culparla? Si es un sexy hombre pero tampoco para que lo mire de esa manera

- Nosotros vamos dentro - Edward tomó la cintura de mi hermana con delicadeza para introducir al restaurante

- El punto que sumaste recién, acabas de restarlo maldito - Susurre sabiendo que me escucharía

Me giré a los gemelos Hale y en menos de un segundo tenía a Rosalie examinando mi rostro con su expresión pintada en preocupación.

- Estoy bien - Respondí alejándome, seguía siendo raro

- ¿No te hicieron nada? - Preguntó, me sentí algo mal por preocuparlos de esa manera

- Nada - Ellos asintieron pero sabía que no había terminado allí - ¿Qué hacen aquí?

- No íbamos a dejar que nos sigas ignorando en una situación así - Respondió Jasper frunciendo el ceño, suspiré rendida pasándome una mano por la frente

- Bien, hablaremos pero denme comida porque me muero se hambre - Pedí a lo que asintieron como si una orden de un sargento fuera

Me llevaron al coche sin tener tanto tacto lo que agradecí, todavía no quería sentir manos sobre mi cuerpo hasta que se me vaya el susto. Me dijeron que me llevarían a su casa donde estaban todos. Preocupados.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top