하나 ━━━ 𝐔𝐍𝐎
하나 ━━━━━━ 𝐔𝐍𝐎
❝ 𝐇𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐥 𝐝í𝐚
𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐥𝐢𝐛𝐞𝐫𝐞,
𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫é 𝐚𝐭𝐫𝐚𝐩𝐚𝐝𝐨
𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 ❞
𝐀𝐃𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀: 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐦𝐩𝐫𝐞𝐠, 𝐯𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚, 𝐭𝐫𝐚𝐬𝐭𝐨𝐫𝐧𝐨𝐬, 𝐡𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚𝐬/𝐞𝐧𝐟𝐞𝐫𝐦𝐞𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐟í𝐬𝐢𝐜𝐚𝐬, 𝐞𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐬 𝐬𝐞𝐧𝐬𝐢𝐛𝐥𝐞𝐬.
Bangchan miró la hora en su teléfono móvil por quinta vez desde que había llegado al aeropuerto. Estaban a punto de llegar y se encontraba tan feliz por ello. Le sonrió a la nada, por suerte su cubre bocas evitó que la gente que se paseaba por allí pensara que era algún psicópata.
Su teléfono vibró en sus manos dando lugar a una llamada.
—Hola, ¿está todo en orden?
—Hola, Chan, ya tienes las llaves metidas en el buzón, donde siempre. Espero que no te hayas olvidado.
—Ha pasado mucho tiempo, pero todavía me acuerdo, mánager —dijo riendo.
— Hace mucho que no soy tu mánager, deja de llamarme así, mocoso.
—Y yo ya no soy un mocoso, ¡tengo treinta años! —exclamó entre risas, escuchando también la leve carcajada del mayor a través de la línea.
Se había agradecido a sí mismo por haber conservado el número del mánager que llevaba todas las cuestiones de su ex grupo. Gracias al cielo, ese hombre seguía siendo el mismo con el gran corazón de siempre.
—Acuérdate de traerme las llaves después del fin de semana.
—Sí, señor.
—Espero que salga todo bien, Chan. Mucha suerte.
—Gracias —dijo con preocupación, cortando la llamada.
Suspiró elevando la mirada, poniéndola sobre el cartel que anunciaba las llegadas y salidas de los aviones. Sus ojos fueron a parar a Australia y estos se abrieron con afán al darse cuenta de que el avión acababa de aterrizar y de la puerta de llegada comenzaba a salir gente con sus respectivas maletas.
Con el corazón latiendo con fuerza vislumbró como esas dos personas que tanto ansiaba ver se hacían presentes cogidos de la mano, y el menor con una pequeña maleta en la otra mano.
Tragó saliva y se limpió las lágrimas de emoción antes de trotar hasta ellos y abrazar al mayor de los dos, el que siempre había sido más cercano a él. Pero hubo algo que lo impidió acercarse más de lo que querría.
Bangchan se separó y se encontró con esos ojos llenos del mismo brillo de siempre, que tanto le podían calmar. Después miró hacia abajo, posando por inercia sus manos sobre el vientre abultado. Sin embargo, se dió cuenta de que estaba siendo impulsivo, por lo que las apartó de inmediato.
Felix volvió a coger sus manos y las colocó sobre su vientre de siete meses.
—Wow —balbuceó Chan pestañeando varias veces—. Ha dado una patada —habló con ilusión, notando los movimientos de la barriga en sus palmas.
—Esa es su forma de decir hola —soltó una pequeña risa. Su voz seguía siendo tan profunda como siete años atrás.
—Yo también existo —bromeó el menor.
—¡Seungmin! —exclamó el ex líder abrazando con fuerza al chico— Me alegro de que hayáis podido venir.
—Gracias por invitarnos —Seungmin agradeció—. Allí en Australia no se celebra el Año Nuevo Chino y sólo nosotros dos en casa no era lo mismo.
—¿Estás diciendo que te aburro? —cuestionó el embarazado a su pareja, alzando una ceja.
—No, no he dicho eso. No empieces, Felix.
Bangchan palmeó para llamar la atención de aquellos dos. Se había formado un ambiente tenso de repente.
—Tengo el coche fuera, ¿vamos al departamento? —ambos asintieron, siguiendo al mayor.
—Pensaba que vivías en una casa —comentó Felix.
—Sí, y lo hago, pero os tengo preparada una sorpresa —se mordió el labio con nerviosismo.
En el camino hacia el departamento pudieron ponerse al día. Habían hablado varias veces, pero no se habían vuelto a ver. Fue por redes sociales como Bangchan se enteró de que Seungmin y Felix estaban esperando un bebé. Se alegró mucho por ellos, pero le hubiera gustado estar allí para poder felicitarles.
Le habría gustado que todos hubieran estado allí para celebrarlo.
Felix había sacado su nueva línea de maquillaje y Seungmin ascendió de puesto en su empresa. A ambos les iba bien, y eso era suficiente para que Bangchan se quedase tranquilo. Era evidente que la fama no les iba a dar de comer toda la vida y los miembros han tenido que buscarse la vida antes de lo previsto.
—¿Esto es...? —intentó preguntar Seungmin mirando por la ventana al edificio una vez hubieron estacionado.
—¿De verdad? —cuestionó Felix desde la parte trasera con ilusión.
—Hablé con Hyuck y me dijo que el departamento donde vivíamos todavía seguía vacío. Lo ha preparado todo para nuestra estadía estos días —habló con una sonrisa—. He pensado que estaría bien recordar los buenos momentos que pasamos ahí.
—Ojalá estuvieran los demás —susurró Felix para sí mismo.
Seungmin frunció los labios ante aquella frase, pero finalmente terminó cediendo. Sea oportuno o no, los echaba de menos. Todos los días. Una parte importante de su vida había sido arrancada de repente y sin aviso.
Por el contrario, Chan sonrió en grande bajándose del coche y cogiendo la maleta mientras Seungmin se acercaba a ayudar a Felix a bajar y caminar. Su plan iba a salir concorde lo esperado y no podía irradiar más felicidad.
—¿Sabéis su sexo?
—Queremos esperar a que nazca —respondió el australiano acariciando su panza.
—Quieres esperar, querrás decir —corrigió Kim.
—Es una decisión mía esperar, ¿tanto te cuesta comprender?
A pesar de que les iba bastante bien, Bangchan pronto se dió cuenta de que su relación no iba tan bien como presumían.
—¿Tengo que enfadarme para que dejéis de pelearos como cuando éramos idols? —quiso bromear y romper la tensión. Por suerte, ambos se echaron a reír.
Al llegar a la planta, el mayor de los tres se acercó a la zona de los buzones, metiendo la mano hasta coger el juego de llaves que se encontraban ahí.
—Todavía recuerdo cuando JiSung se dejaba las llaves en casa y no teníamos como entrar.
—Luego el mánager tenía que dejarnos su juego de llaves en caso de emergencia. Las solía dejar en el buzón —terminó Felix.
Entrar en su antigua morada fue una goleada de sentimientos encontrados. Las cosas estaban cambiadas de lugar e incluso se habían cambiado los muebles y pintado las paredes. Aún así, la esencia seguía allí.
—¿Estás bien? —preguntó Seungmin a su pareja cuando puso una cara de dolor al sentarse en el sofá.
—Sí, sólo que este trasto pesa demasiado para estar de siete meses.
—Vale —contestó—. Iré a dejar las cosas en la habitación e instalarnos — le dijo a Bang—. Cogeré la habitación que compartíamos Felix y yo, si no te importa.
—Claro que no, adelante. Ya mismo comenzaré a preparar el banquete.
—¡Oh, sí! —exclamó Lee.
—Desde que está embarazado come como una ballena —se quejó Seungmin entre murmullos cuando se acercaba a la habitación.
Chan y Felix charlaron un rato en el sofá, hasta que tocaron el timbre. El rubio frunció el ceño en respuesta y Seungmin se asomó por la puerta de la habitación con la misma mueca de confusión. El mayor se levantó con energía y felicidad, trotando hacia la puerta.
—¡Adivina a q-quien me he encontrado viniendo ha-hacia acá también! —exclamó una voz que ni Felix ni Seungmin pudieron reconocer. Tampoco sabían de quién se trataba porque la puerta tapaba a las otras dos que se encontraban tras esta.
Bangchan se agachó para abrazar a su amigo y después al menor del grupo.
—Estoy tan contento de veros.
—Gracias por invitarme, hyung. Y sobretodo gracias por hacerlo con tiempo, así he podido hacer un hueco de mi gira para poder verte — Seungmin ayudaba a Felix a ponerse en pie. Cuando escucharon a esa persona hablar, sus ojos brillaron de emoción porque esa voz la reconocerían en cualquier parte.
—¡Ya está presumiendo nuestro bebé! —exclamó Chris con burla— ¡Pasad, adivinad quienes están aquí también!
La puerta se abrió del todo, dejando ver a Jeongin con el cabello verde eléctrico y a Changbin. Pronto se comenzaron a sentir mal con ellos mismos al recordar el por qué no habían podido reconocer su voz.
Bangchan estaba disfrutando como sus miembros se abrazaban emocionados.
—Wuah, ¡sí que estás gordo, hyung! — exclamó Jeongin, o J.In, como se hacía llamar artísticamente ahora.
—¿Como has dicho, niñato? —Felix bromeó propiciandole un golpe leve en el hombro.
—¿Pronto te-tendremos a un pequeño Lixie o a una pe-pequeña Minnie?
—Aún no lo sabemos, Changbin. Felix quiere esperar —bufó Kim, haciendo que su novio pusiera los ojos en blanco.
—Bueno, mandarnos fotos cuando nazca el crío —habló Jeongin tomando asiento en el sofá y ayudando a Felix a hacerlo también.
—Descuida —Seungmin dijo.
—¿Como te va, ChangBin? —preguntó Felix— A Jeongin no le pregunto porque he escuchado su último álbum, ¡es una pasada! —el mencionado se puso tímido.
—Bi-bien. Estoy en la empresa de informática de mi pa-padre, no me puedo quejar —tartamudeó, mostrando una sonrisa.
La cuál dejó ver aún más su cicatriz en la mandíbula provocada por una rotura de esta. La cual le impidió seguir con el rap y, tras este suceso —donde también se golpeó la cabeza—, se le dificultó el habla. Cosa que puede verse a día de hoy todavía.
—Yo empiezo en dos semanas con la nueva gira —JeongIn habló—. Tengo muchas ganas porque iré por Europa y Estados Unidos, es algo nuevo para mí —presumió con timidez.
—¿Y no tienes miedo? —cuestionó el mayor con algo de ternura. Recordaba las veces en las que habían dado conciertos en sitios como Japón o Australia y Jeongin lloraba las noches anteriores porque tenía miedo de no ser aceptado en un país nuevo.
El menor negó con la cabeza y una sonrisa.
—He cambiado mucho, ya no soy un bebé.
—Ahora se las da de mayor —se burló Felix.
—Al menos no estoy gordo.
—Dejad de pelear, niños —intervino el líder posando las manos en su cintura cuando este par comenzó a pegarse pellizcos.
—Se nota q-que echabas de menos hacer eso —le dijo Bin. Christopher asintió en respuesta con una sonrisa de oreja a oreja.
—Voy a empezar a hacer la cena, ¿me acompañas, Seungmin?
Una vez en la cocina, mientras limpiaban el pavo para la cena y preparaban otra clase de platos, Seungmin le preguntó en un tono bajo, esperando a que los demás, reunidos en el salón hablando animadamente, no los escucharan.
—Chan hyung.
—¿Si?
—Van a venir, ¿verdad? —casi podría decirse que se temía una respuesta afirmativa. Su voz temblaba y no era para menos.
—Sí, eso me prometieron.
—Nos has traído aquí sin que sepamos nada de la existencia de los demás. A nosotros no nos ha molestado, el problema serán los otros tres.
—Ya lo sé, Minnie —dijo cortando unas verduras—. Sólo quiero que todo esté bien entre nosotros. He pensado mucho en este tiempo que hemos estado separados, no me gusta como acabó todo.
—A mí tampoco, me acuerdo cada día de vosotros. Felix suele llorar en las noches de impotencia, porque quiere contaros cosas pero sabe que ya nada es igual —echó una mirada a su pareja y suspiró.
Seungmin a veces se preguntaba cómo podía querer tanto a una persona y a la vez resultarle tan insoportable.
—Habéis estado muy lejos de Corea, pero aquí también hemos estado lejos los unos de los otros —Bangchan corroboró. Aún pudiendo estar en la misma ciudad, nunca sabían de los demás.
Se hacía tarde, pero con la ayuda de Changbin terminaron de hacer casi toda la cena y colocar el pavo en el horno.
La puerta sonó otra vez. Seungmin y Bangchan se miraron preocupados. Esta vez ya no estaban tan felices, pues sabían que la tensión y, probablemente, alguna que otra pelea se acercaría. Changbin echó su mirada al suelo, al ver a algunos de sus miembros allí había intuido lo que se acercaría.
Al menos habían pasado cinco años desde la última vez que vio a la pareja y unos tres desde que vio al restante. Verlos solo le hacía recordar lo que pasó aquel día que arruinó su vida.
Aclaración: Un accidente cerebrovascular, una lesión cerebral traumática u otros pueden hacer que el habla sea más lenta, o tenga pausas o sonidos repetidos (tartamudez).
Aclaración 2: La rotura de mandíbula, en las lesiones más graves, resulta casi imposible abrirla y cerrarla, dificultando el habla.
Fuente: Internet
Estoy editando la historia por algunos errores ortográficos y de estructura que estoy viendo, no se asusten :)
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