아홉 ━━━ 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄

아홉 ━━━━ 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄

❝ 𝐒𝐞𝐫
𝐚𝐮𝐧𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐚
𝐞𝐥 𝐟𝐚𝐧𝐭𝐚𝐬𝐦𝐚
𝐝𝐞 𝐭𝐮𝐬 𝐫𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨𝐬 ❞


El líder del grupo se encontraba ido, ¿como no? Todos esperaban unas órdenes después de tener, tirados en el suelo, a dos de los cadáveres de otros miembros.

Tras haber calmado a Minho y hacerle saber que no debería —ni podría— tocarle un pelo a Hyunjin por meras suposiciones, este se quedó al lado de su difunta pareja, adoptando la misma posición que Hwang minutos antes junto al cadáver del menor. Hyunjin, por su parte, gateó hasta Jeongin de nuevo, quedándose a su lado.

Si al menos no pudo acompañarlo en los últimos años, se quedaría postrado a su lado hasta que se lo permitieran.

Seungmin quiso tomar algo de iniciativa cuando notó que Bangchan colapsaría en cualquier momento. Se separó de su novio y fue hasta su propia habitación, quitándole las sábanas a su cama y yendo con ellas al salón dispuesto a tapar los cadáveres.

Felix miraba sus movimientos preocupado desde su asiento en alguna silla y se levantó rápidamente cuando Seungmin quiso tapar los cuerpos y Hyunjin le quitó la sábana con desprecio al tiempo que Minho se levantaba hecho una furia.

—¿Qué coño haces? —le preguntó a escasos centímetros del rostro. Seguidamente, lo empujó haciéndole retroceder unos pasos.

Seungmin estaba crispado del comportamiento que estaban teniendo todos y cada uno de ellos. ¿Qué mínimo podría hacer? Habían dos cadáveres de sus amigos en el suelo, lo esencial sería taparlos para no hacerse sufrir más. Pero tanto Hyunjin como Minho no tenían las mismas intenciones.

Lee, enfadado, quiso golpear a Seungmin, pero Felix se interpuso entre ambos.

—¡No lo toques! —le gritó en la cara a su mayor. Tenía las manos echas puño y la única separación que había entre estos era la enorme barriga de Felix— ¿Qué mierda haces tú? —le señaló con desprecio— ¿¡Y tú!? —chilló dirigiéndose a Hwang— ¿Pretendéis dejar aquí a Jeongin y Jisung? ¿Ni siquiera sois capaces de dejarlos tranquilos estando muertos? —soltó mientras negaba con la cabeza decepcionado.

—Todo esto es culpa vuestra —finalizó Felix a la vez que los señalaba, quienes tenían las cabezas agachadas como si estuvieran siendo reprendidos.

Después, agarró con desdén la sábana y la estiró sobre los dos cuerpos que yacían en el suelo.

El líder recapacitó y lo pensó mucho. Debía ser coherente; en un principio, como Jeongin falleció por una bala que atravesó la puerta cuando intentaron salir, pensó que aquel que estuviera haciendo todo esto estaría fuera de su alcance.

Pero luego, Jisung fue asesinado a sangre fría en el propio departamento. Pensó que tal vez el asesino habría entrado al departamento para después dejarlos encerrados de nuevo, pero sería casi imposible que ninguno de los ocho no hubiese escuchado la puerta principal chirriar como solía hacer siempre que era abierta.

Por lo que llegó a la conclusión que el asesino y el que había armado toda esta patraña estaba allí con ellos. Era uno de ellos y descubriría quién es aunque fuese lo último que haga.

Tendría que tener cuidado, medir las palabras que fuese a utilizar con cada uno, desconfiaría de todos ellos aunque le pese.

—¿Qué hacemos ahora? —le preguntó Felix ya más calmado.

Tragó saliva y desvió por un segundo la mirada hacia Changbin y en lo bien que pudo dormir anoche con el abrazo de su menor. Realmente llegó a pensar que no podría conciliar el sueño con todo lo que le estaba cayendo encima, pero para su sorpresa, durmió demasiado bien.

El contrario le siguió la mirada fijamente y asintió con la cabeza levemente; le dió a entender que estaría conforme con lo que él decidiera hacer, que estaría a su lado.

—Vamos a abrir las ventanas.



—Una vez más —ordenó Chan limpiándose el sudor de la frente.

Si bien habían intentado abrir la ventanas entre todos a la vez, estas no se abrieron, ni se movieron unos simples milímetros. Se concentraron en la ventana del salón pero no hubo resultados de todos modos.

Hubo una controversia a la hora en la que el líder anunció que se iban a abrir las ventanas. Sobretodo porque no entendían la finalidad.

¡Qué estamos en una octava planta! ¡No conseguiremos nada desde aquí!

Había exclamado Hyunjin, ¿pero que tenían que perder ya? Se había preguntado Felix viendo la actitud de Hwang. Felix, como no podía hacer esfuerzos, los observaba desde una esquina del salón y de vez en cuando echaba un vistazo al televisor. Frunció el ceño confundido, pues que él supiera no había vuelto a reflejar otras palabras.


—Vamos a romperla —propuso un sudoroso Minho que, en cuestión de minutos, su estado de ánimo había cambiado.

En el fondo, Minho seguía llorando la muerte de su novio y el que creía que iba a ser su futuro esposo. Jisung era lo único que tenía en la vida, pues después de la separación del grupo y haberse quedado incapacitado para bailar, creyó que ya nada tenía que hacer en este mundo. Más el positivismo de Han le ayudó a buscar un nuevo trabajo y a establecer una vida normal y corriente junto a él. No le gustaba su trabajo en la oficina, más bien lo odiaba, a sus compañeros y a ese despacho que olía a papel impreso y estrés.

Se levantaba por las mañanas con la única idea positiva de darle un beso de buenos días a su novio y se reconfortaba en el trabajo que después de un largo día llegaría a casa por la noche para estar con Jisung y así poder alegrarle la existencia.

Pero ahora que sabía que lo había perdido, no perdería el tiempo llorando, si no que haría lo que fuese para salir de allí y atrapar a quien le hubiera robado lo más preciado. Entonces, lo mataría con sus propias manos y lo haría rogar y suplicar y llorar y pedir disculpas por haberle arrebatado a su Jisung.

—¿Y si pasa como con la puerta? —cuestionó Changbin.

—Romperla es la única solución que nos queda, pero tengo miedo que suceda como antes, tal y como dice Changbin hyung —habló Seungmin intentando recomponerse.

—Con esos cerrojos por fuera no nos queda de otra —dijo Christopher.

—Vosotros estáis fatal, de verdad, ¿y qué hacemos cuando la hayamos roto? ¿Nos suicidamos? —cuestionó sarcástico el de melena larga.

—No, te tiraremos por ahí —le contestó Minho.

—Basta —dijo el líder yendo a por dos sillas. Una de ellas la dejó frente a estos, esperando a que alguno la cogiera.

Changbin levantó uno de sus brazos para coger la silla con la que iban a romper el cristal. No obstante, Chan no quería que la cogiera, sí por algún caso pasaba lo mismo que con la puerta, los que estuvieran frente a la ventana estarían expuestos a un peligro desconocido. No quería que Seo acabase dañado o, mucho peor, muerto.

—No, tú no —le dijo secamente.

—¿Por qué? —cuestionó entrecerrando los ojos, confuso.

—Porque no.

—Hyung, yo puedo romperla...

—Tu estatura hará que el golpe sea menos preciso —lo dijo porque la ventana estaba en alto, y a Chan ya le llegaba por los pectorales, mientras que a Changbin por el hombro—. Alguno de vosotros, coged la silla —ordenó señalando a los tres restantes.

Estos se quedaron viendo la silla. No eran estúpidos, sabían lo que eso conllevaba. Se exponían a un peligro desconocido y no sabían si iban a salir ilesos de esta.

—¿Por qué estáis ahí parados como estúpidos? —espetó Bang levantando la voz, notando el miedo de los que estaban postrados frente a él— Seungmin, vamos.

Felix se levantó de golpe, atemorizado y asustado— No, Seungmin no.

—Es el más apto para es-

—¡Qué Seungmin no! —gritó alterado— ¡Va a ser padre, no voy a dejar que se muera! —avanzó sin miedo hacia Chan y lo empujó colocando sus manos en el pecho contrario.

—¡Vamos a morir todos de igual manera, Felix!

—¡No le grites! —se entrometió Kim, dispuesto a defender a su pequeño novio.

—Y tú no to-toques a Chan hyung —Changbin fue el siguiente en entrometerse en la discusión, que pronto fue incrementándose, discutiendo sobre quién debería romper la ventana.

Hyunjin, separado del meollo que se había montado, donde se mantenían discutiendo acaloradamente y de forma muy seria, vislumbró la silla y después la ventana. Él también era igual o más alto que Seungmin, por lo que no tendría problemas en llegar a romper la ventana con la silla. Sólo tenía que ejercer mucha fuerza para lograr su objetivo.

Movió el brazo hasta que llegó a alcanzar la silla y, sin que los demás se dieran cuenta de sus acciones, la agarró por el respaldo y con las patas de esta atravesó el cristal.

Lo siguiente pasa demasiado rápido, tanto que todos se encuentran en el suelo debido a una explosión y rodeados de humo y polvo en un abrir y cerrar de ojos.

Hyunjin, por mucho que abriera los ojos, no podía ver medio metro más allá. No recuerda nada salvo los cristales rompiéndose delante de sus narices y un enorme estallido que desconoce de dónde vino después. Se retorció en el suelo queriendo ponerse en pie, pero el dolor en uno de sus brazos le resultó imposible.

—Mierda... —murmuró para después toser cuando se dió cuenta que se había partido el brazo derecho.



Ante los ojos de Felix podía ver el televisor aún encendido. Se encontraba a escasos metros de este, tirado en el suelo con muchas heridas causadas por la explosión tanto en el rostro como en todo el cuerpo. Levantó levemente la cabeza como pudo y vio como un cristal enorme y puntiagudo se clavó en un costado de su barriga. Fue ahí cuando comenzó a darse cuenta del dolor que sentía y como la vida se le iba con el charco de sangre que brotaba de sí mismo.

Todo lo que había soñado durante los últimos siete meses se habían ido con el que iba a ser un simple reencuentro con un antiguo amigo. Su sueño era formar una familia junto a Seungmin, el amor de su vida, y se arrepiente de los cambios de humor que le hicieron un poco más difícil la existencia a su pareja.

Y ahora iba a dejar a Seungmin sin familia. Completamente solo.

Giró su cabeza en dirección al televisor, el cual mostraba unas palabras de forma repetitiva:

Revenge
Revenge
Revenge
Revenge

Y entonces lo supo. Supo quien había montado todo esto. Su fin no era matar a nadie en específico, pero debía hacerlo si realmente quería vengarse de los que le habían arruinado la vida.

Los demás que habían salido heridos —asesinados— fueron daños colaterales que eran necesarios para llevar a cabo su plan.

Quería matar al resto para que los otros de los que se quería vengar sufrieran. Haciendo sufrir a sus miembros, incluso matándolos, haría sufrir en vida a Minho y Hyunjin.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando una mano se posó en su frente, haciéndole girar la cabeza. Se trataba de Seungmin, lleno de heridas en el rostro y la ropa rasgada, estaba sucio y lleno de polvo y las lágrimas se quedaban marcadas en sus mejillas. Le acarició el cabello y se agachó hasta posar sus labios en la frente del mayor.

—Lo siento... —sollozó Kim juntando sus frentes—. He fracasado como padre y como pareja, perdóname.

Como pudo, Felix agarró la camiseta de Seungmin mientras agonizaba para poder besar por última vez los labios de su novio. Hubiera querido morir de envejecimiento junto a Seungmin, pero estaría conforme de vivir en el corazón de éste.

—Te quiero —le dijo Seungmin, sabiendo que Felix estaría contento con eso, pues le costaba demostrar lo que sentía y lo valoraba mucho.

—Yo también te quiero, no lo olvides —dijo en un susurro—. Es él... —habló débilmente, sabiendo que le quedaba poco.

—¿Q-quien, amor? —cuestionó acercándose todavía más.

—Ch-Cha... Cha... —fue lo único que logró articular antes de fallecer.




Quedan 2 capítulos para el final y otros 2 extras :)

¿Se hacen ya una idea de quién se trata?

Por cierto, cambié la portada y el banner jiji

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