두 ━━━ 𝐃𝐎𝐒

 

두 ━━━━━ 𝐃𝐎𝐒

¿𝐄𝐫𝐞𝐬 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐳
𝐨 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫á𝐬
𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐫𝐥𝐨?





     Bangchan abrió la puerta bajo la mirada de sus menores. Suspirando al encontrarse con esa cabellera larga negra y una sonrisa arrogante, como solía ser siempre.

Hyunjin se acercó y abrazó a su líder un largo rato.

Tenía miedo de cómo podía reaccionar Hyunjin ante las otras visitas de sus ex miembros. Pero, para su sorpresa, casi se echa a llorar al ver a Jeongin y Felix en el sofá. El pelinegro corrió hasta ellos, tirándose encima de ambos.

—¡Ten cuidado! —chilló SeungMin horrorizado.

—¡Deja de ser tan protector! —le gritó Felix de vuelta, abrazando la cabeza de HyunJin sobre su regazo cómo podía permitirle su barriga.

—No puede ser —dijo manoseando la enorme panza una vez reincorporado en el sofá. Después miró a JeongIn y paseó sus manos por todo su rostro, maravillado— Y tú... ¡Estás genial! Dios, pensaba que nunca volvería a saber de ti. La última vez que te llamé me lo cogió tu mánager y me dijo que tenía que pedir cita para verte.

—Es que... —apartó las manos de Hwang un tanto reacio—. He estado ocupado.

Hyunjin ignoró al menor para acercarse a Seungmin.

—Ya... Me estás ahogando —se quejó este último palmeando su espalda.

Wow, esto no me lo esperaba, Chan hyung.

—Hola, Hyunjin —le saludó una voz apoyado desde el umbral de la cocina.

—Changbin... —susurró más para sí mismo— ¿cómo estás?

—Mejor, ¿n-no me darás un a-abrazo?

Todos en el domicilio soltaron un suspiro de tranquilidad cuando estos se abrazaron. Se mantuvieron unos minutos así, en los que nadie dijo nada. Sabían que dolía, y mucho. Hyunjin se culpaba cada día por lo que había pasado, pero sabía que no toda la culpa recaía sobre él, sino sobre más personas.

Hyunjin les contó que tenía una academia de baile y sus alumnos ganaban concursos y torneos de baile. Bangchan lo sabía, había visto en redes sociales a Hyunjin con sus alumnos junto a un trofeo. Así había podido contactar con él nuevamente.

—¡Me encanta que volvamos a estar aquí juntos otra vez! Los seis, wow, todavía no me lo puedo creer.

Todos agacharon sus cabezas y miradas. Parecía ser que Hyunjin no se había dado cuenta de lo que estaba por venir. No era casualidad de que estuvieran allí los únicos cinco miembros con los que no había —en parte— acabado mal.

Felix acarició su vientre algo preocupado. Tenía un mal presentimiento.

El timbre sonó nuevamente y el ambiente se volvió turbio y pesado. Hyunjin miró a la entrada con rabia, cayendo en la cruda realidad que volvía a golpearle por ser tan iluso.

Christopher carraspeó yendo hacia la puerta y abriéndola, encontrándose con los dos restantes. Por un segundo se sintió pleno y su pecho se regocijó de una calidez que hacía mucho tiempo añoraba.

Abrazó a los dos al mismo tiempo, pasando sus brazos por los hombros de ellos. Ahora eran de la misma altura por la cojera del mayor de ambos y era más fácil para Chan abrazarlos.

—Gracias por invitarnos a pasar Año Nuevo Chino contigo, hyung —agradeció Han.

Jeongin sintió como Hyunjin apretaba la mandíbula y como sus puños se cerraban hasta que sus nudillos se volvieran blancos. Aún habiendo pasado siete largos años, la rabia e impotencia seguía ahí dentro.

Muy en el fondo de ellos, odiaban al que tenían al lado, fuese quien fuese. De igual modo pasaba con quien compartían cama o sus secretos más profundos. Todos se odiaban entre sí, pero también podrían morir el uno por el otro.

—Eso, gracias —siguió Minho.

—No hay de qué —negó el australiano—. Pasad, hay visita.

Por muy grandes que fueran las sonrisas de Jisung y Minho, se borraron nada más ver al de cabellera larga.

—¿Esto que mierda es? —espetó Lee con notable enfado.

—Minho... Sólo será una cena.

—¿Una cena? Estás de coña, ¿verdad?

—Minho, cálmate — le pidió su pareja.

—¡No pienso cenar viendo a ese desgraciado!

—Como si yo quisiera verte el careto, imbécil —escupió Hwang sin moverse del sofá.

—¿Qué has dicho? —cuestionó dando un paso al frente, el cual fue frenado por los brazos del mayor y su pareja.

—Has escuchado perfectamente.

—Basta, Hyunjin — regañó Chan. Este agachó la cabeza.

—Han, nos vamos.

—Por favor... —suplicó Bangchan con tristeza.

Estaba tan cerca de lograrlo. Tan cerca de tenerlos a todos juntos de nuevo.

—Minho, sólo será una noche, no tenemos por qué pelear —habló Felix.

—Hemos venido desde Busan, vamos a tener que pasar la noche con este. Ni de coña.

Cogió a Jisung del brazo y cojeó hasta la puerta.

—Hyung —Changbin apareció detrás de la pareja, quienes se habían tensado y puesto nerviosos por su presencia—, creo que me lo debéis.

Han quiso llorar ahí mismo. A Han le costó mirar a Changbin a la cara, también era otro que se sentía culpable por lo sucedido. Si tan solo no hubiera estado allí, si nunca hubiera existido, tal vez las cosas habrían sido diferentes para ellos.

—Nos quedaremos —anunció Jisung antes de que su novio abriera la boca—. Me da igual lo que digas, Minho —susurró esto último, dándole a entender que no iba a irse de allí sin haber cenado.

—Bueno, pues... Ya que estamos todos, ¿no vais a saludar? —inqurió el australiano menor intentando romper el hielo.

La pareja se detuvo a saludar a cada uno de ellos, evitando a toda costa el contacto con Hyunjin. El suceso todavía seguía reciente en cada uno de ellos pues era difícil de olvidar el por qué el grupo terminó separándose.

Minho se acercó a Felix pasando frente a Hwang, ignorándolo completamente. Jisung seguía los pasos de su novio, pero se detuvo dubitativo delante de Hyunjin.

—Hola, Hyunjin. Te veo bien —quiso ser amable, haciendo una pequeña venía en forma de saludo.

Al contrario, Hwang levantó la mirada con sumo odio que intentó disimular justo después. Antes de que este pudiera hablar, ya lo hizo Minho:

—Hannie, ven aquí y saluda a Felix.

Hyunjin decidió no decir nada y Han se sintió mal consigo mismo otra vez.

—Mira que gordo está, Hannie.

—¡Basta ya! Voy a coger complejo —se quejó Felix.

—Estarás a punto de parir, ¿verdad? Con esa barrigota.

—Estoy de siete meses.

—El crío se saldrá antes de los nueve meses porque te explotará la panza —Minho se rió a carcajadas.

—Eso ha sido gracioso —mencionó el futuro padre menor sentándose junto a ellos.

—¿Tan gordo te parezco? —sugirió Felix, mirando a su pareja, quien sólo puso los ojos en blanco, exhausto de su comportamiento— Ayúdame a levantarme, tengo que ir al baño.

Seungmin ayudó a su novio a levantarse y se marcharon al cuarto de baño, dejando a Jisung y Minho en el sofá.

El mayor rodeó con su brazo la cintura de Han y se acercó a su oído para decir:

—A la mínima, nos vamos. Si me quedo aquí es por ti —amenazó en un tono cabreado.

—Si nos quedamos aquí es por Changbin. Se lo debemos —gruñó Jisung apretando la rodilla de Minho, la lesionada. Este le sonrió falsamente intentando no mostrar que le dolía.

—No fue nuestra culpa —dijo entre dientes—. Fue de ese desgraciado —señaló con la barbilla a Hyunjin, quien se encontraba en la cocina ayudando a Chan con cualquier cosa sobre la comida.

—Minho, sabes que n-

Chan llegó a la sala e interrumpió lo que iba a seguir diciendo.

—Chicos, ¿queréis poner la mesa? Ya mismo está la cena.

—Cariño —le habló Jisung—, ve a dejar las cosas en la habitación, yo me ocupo.

Minho asintió. Han quiso procurar que Hyunjin y su pareja no tuvieran demasiado roce con el objetivo de evitar discusiones.

Entre Han, Seungmin y Changbin, pusieron todos los cubiertos, copas y platos que harían falta para la cena.

—Felix, deja de picotear, sino, no cenarás después —le regañó su novio asomándose a la cocina, llevándose una mirada pesada del australiano.

—¿Tú y Felix... estáis bien? —quiso preguntar Han mientras tanto, colocando los últimos cubiertos.

—Sí, solo que tiene cambios de humor repentinos. Serán las hormonas, supongo.

—De-debes aguantar, cambiará t-tras el parto —tartamudeó ChangBin.

—Eso espero.

El mayor de los presentes palmeó sus manos para llamar la atención de todos.

—Aunque queda un poco para la cena, ¿por qué no nos sentamos en la mesa y brindamos? —su gran sonrisa fue suficiente para convencer a todos allí, quienes se sentaron en la mesa.

Por desgracia de todos ellos, Hyunjin acabó frente a Minho y Jisung, pero como ninguno dijo nada, prefirieron callar. El destino quería ver el infierno en la tierra.

Jeongin fue quien sirvió el vino a cada uno de ellos a excepción de Felix, quien bebía agua. Entonces Chan, el cabeza de la mesa, levantó su copa de vino y suspiró alegremente.

—Brindemos porque estamos todos aquí juntos de nuevo, tal vez no como Stray Kids, pero sí como grandes amigos que somos.

Levantaron sus copas para chocarlas unas con otras. Nadie inquirió nada más, simplemente bebieron de sus copas en silencio.

Aunque, al final, el moreno de Lee chasqueó su lengua.

—Ahí te equivocas, Bangchan, no todos somos amigos.

—Hemos vivido mucho juntos, no tenemos por qué estar separados por ello —se entrometió Seungmin—. A eso es lo que se refiere hyung.

—De todas maneras, Minnie, este idiota tiene razón. No querría volver a ser su amigo —le habló el pelinegro de cabellera larga.

Minho estaba que echaba chispas e irradiaba fuego. Jisung, a su lado, se mordía los carrillos de su boca tremendamente nervioso.

—Veo que sigues siendo la misma serpiente de siempre. ¿Qué pasa? ¿Ya no te dedicas a romper piernas y arruinar las vidas de los demás? —Minho se burló.

—Basta ya —irrumpió Han, hincando sus uñas en el antebrazo de su novio.

Hyunjin sintió como su sangre hervía y su cara comenzaba a ponerse roja.

—¿Sabes qué? Tenía que haberte partido las dos piernas —sus puños estaban apretados sobre la mesa.

—Atrévete, desgraciado. ¿Cómo tienes la cara tan dura de admitirlo?

—Al menos lo admito, no como lo que tú hiciste con Changbin —escupió Hwang, manteniéndose sereno ahora.

—¿Cómo dices?

—¡Que tú y tu puta zorra le rompieron la mandíbula a Changbin! —chilló, levantándose de la mesa.

—¡Cállate, eso no es cierto! —Minho también se levantó, tambaleándose al no tener equilibrio suficiente en una de las piernas.

—Fue un accidente —lloriqueó Jisung con la voz rota.

—¿Un accidente? —se carcajeó— Cuando le partí la pierna a Minho también, Jisungie —habló con sumo sarcasmo.

—No le hables así a mi novio.

—¿No? Pues tú me hablabas así cuando éramos pareja —Hyunjin apoyó sus manos en la mesa y se acercó al rostro de Minho, quien se controlaba porque su pareja tenía su mano cogida todavía.

—Parad ya —se quejó Felix. Debido al estrés, su panza dolía y mucho. Por eso llevaba de mal humor siete meses, porque cualquier mínima cosa le provocaba estrés y eso hacía que se sintiera enfermo de repente, a pesar de que era muy irascible a contraer enfermedades.

Echó su cabeza hacia atrás suspirando de dolor y Seungmin se acercó para mantenerse a su lado en esos momentos.

—A ti nunca te quise, siempre estuve enamorado de Jisung —esbozó una media sonrisa cínica.

—¿Sólo me usaste? —cuestionó algo dolido.

—Sí, tenía mis necesidades y tú estabas tan loco por mí... —siguió sonriendo como un cínico con el único propósito de joder a HyunJin.

—No —negó rápidamente—, tú me querías, pero esa zorra se puso en nuestro camino.

Lee dió un golpe en la mesa, asustandolos a todos— ¡No llames así a Jisung!

Se escuchó un pequeño sollozo, el cual fue ahogado con su mano. Chan se acercó a Jeongin para consolarlo. Sabía que, por muy mayor que se hubiera hecho, seguía siendo débil cuando personas que quería se gritaban. Pero no sólo era eso, si no que aquello le recordaba a la situación más traumática de su vida.

—¡Es lo que es! ¡Si él nunca se hubiera entrometido, nadie habría salido herido! Pero no, esa puta tenía que meterse entre nosotros y todo terminó mal.

Minho se subió sobre la mesa, agarrando la camisa de Hyunjin y elevando el puño. No obstante, Chan fue más rápido y bajó a Lee de la mesa con la ayuda de Han.

—Vamos, ¡pégame! —chilló HyunJin— Siempre te ha gustado hacerlo, ¿no? Pero yo siempre fui más fuerte.

—Eres un puto psicópata, Hyunjin —habló Minho, con una mueca de desagrado.

—¿Podéis parar, por favor? —preguntó Chan, suplicando.

—Descuida, Jisung y yo nos vamos.

Jisung no dijo nada, pensaba que seguir allí solo iba a causar más daño.

—Ya es muy ta-tarde, no vais a e-encontrar nada a estas horas. Ya mi-mismo es Año Nuevo.

—Bin hyung tiene razón —Han le dijo.

—Nos iremos por la mañana. Buenas noches —Minho pasó uno de sus brazos sobre los hombros de Jisung, sosteniéndose de él y caminando hacia la habitación.

Un silencio sepulcral se hizo en la sala tras escuchar la puerta de la habitación cerrarse.

—Lo siento mucho —Bang fue el primero en hablar—. Pensé que todo se podía arreglar —rió, limpiándose las lágrimas—, pero veo que es irremediable.

—No t-te preocupes —Changbin fue a abrazarlo mientras lloriqueaba.

—Yo también lo s-

—No quiero escucharte, Hyunjin — interrumpió Chris de manera tosca.

Este asintió resentido y se levantó de la mesa pegando un golpe frustrado y marchándose a la habitación que compartiría con Jeongin.

—Nosotros... —habló SeungMin—. También nos iremos a dormir, Felix no se encuentra bien.

Repararon en el embarazado, quien se encontraba sudando y más pálido de lo normal.

Ese fue el problema de siempre, nunca se fijaban en aquellos más allá de los que hacían ruido. Miembros como JeongIn, Felix y SeungMin quedaban a la sombra del resto cuando se trataba de problemas internos.

Los tres restantes se mantuvieron en silencio, hasta que el menor habló: —  Yo también me voy.

—¿No vas a ce-cenar?

—No tengo hambre.

Poco más tarde, Changbin y Chan se dispusieron a sacar la comida del horno y dejarla sobre la encimera. Después, ambos se fueron a dormir con un mal cuerpo.



—No debimos haber venido —susurró el mayor, cerrando la puerta de la habitación.

Eran las tres de la madrugada y la pareja se mantuvo discutiendo desde que dejaron la mesa y se encerraron en la habitación.

Minho quería irse, pero Jisung quería esperar hasta por la mañana. A Minho le daba igual no encontrar un lugar donde dormir, podría dormir en el coche si hiciera falta.

Cansado de discutir, Jisung cedió a marcharse. Recogieron las pocas pertenencias que habían traído y caminaron a hurtadillas hasta la entrada.

—Tal vez deberíamos avisar a Chan —propuso Han.

—No, ya le mandaremos un mensaje cuando lleguemos a Busan. Vamos, abre.

Jisung puso la mano en el pomo de la puerta, dispuesto a abrirla. Sin embargo, estaba cerrada.

—¿Qué haces?

—Que está cerrada —habló Han con enfado.

Minho, como no se lo creía, forcejeó con la puerta— Mierda.

—Tal vez Chan la haya cerrado con llave.

—¡Bangchan! —Lee gritó, importándole poco que los demás estuvieran durmiendo.

—¿Qué coño haces? Cállate.

—¿Qué pasa? —el llamado se hizo presente con su pijama medio adormilado, frotándose un ojo con el dorso de la mano.

—Las llaves —extendió la palma de su mano, esperándolas.

—¿Qué?

—Has cerrado la puta puerta. Dame las malditas llaves —se acercó hasta él cojeando.

—Están ahí —señaló el mueble del televisor—. De todas formas, no he cerrado la puerta.

Minho las cogió y probó una por una en la cerradura. Después volvió a probar. Una tercera vez, y una cuarta.

—¡Joder! ¡No es ninguna!

Chan probó también. Minho tenía razón, ninguna llave iba con la cerradura.

Un ruido extraño sonó en la ventana. Los tres se miraron y Han fue a paso rápido hasta ella. Intentó abrirla, pero se encontraba cerrada con una especie de candado especial por fuera de esta.

—Está cerrada.

Los ruidos que estaban haciendo los despertaron a todos, quienes salieron de sus habitaciones.

—Las ventanas, abrid las ventanas —mandó el líder— ¡Rápido! —exclamó cuando estos se miraron confundidos.

—Está cerrada —informó Seo.

—¿Por qué hay un candado por fuera de la ventana? preguntó Seungmin, apurado.

—¿Estamos encerrados? —cuestionó Jeongin con un medio puchero.

—Me temo que sí —Chan dijo.

Dicho esto, se fue la luz.



Muchas gracias por leer, siento que este capítulo sea un poco largo.

Si no entienden algo de la situación entre Minho, Jisung y Hyunjin, no se preocupen, en el transcurso de la historia se irán enterando <3

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