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Octubre era uno de sus meses favoritos, y no, no era por qué conoció a alguien o por un evento que le encantó. No, era simplemente por su ambiente. Las mañanas empezaban a ser frescas, no tanto como en Diciembre pero le refrescaba, las tardes igual. Indicaba que ya inició el otoño y, también le recordaba que ya llegaba la época navideña.

Ahora pensándolo bien, creo que su estación favorita es el otoño.

ElQuackity podía decir con seguridad que le agrada más los tiempos frescos que calurosos, ya que en Isla Quesadilla, las estaciones de primavera y verano (más en verano) son los infernales, hacia un calor que no querrás hacer nada, desearías tener todo lo fresco cerca de tí.

Ha Alexander no le gustaba esa sensación. Y diría que están locos a los que le gusta esas estaciones.

Volviendo a Octubre, dónde él trabaja ya andan decorando para halloween y día de muertos, tradiciones que ya llevan años celebrando en la isla.

— ¡Cabrón, ayuda y no te quedes en el teléfono!.- reclamó Roier con un visible enojo, por que sí, ElQuackity era él único que no hacía nada y es injusto.

— Roier tiene razón. - apoyó Mariana desde otra esquina del local. - Así que mueve tu culo aquí y ayúdame y pásame la catrina esa. - Apuntó una mesa cerca de él, dónde estaba llena de adornos.

Alexander, ha regañadientes fue hacia Mariana y le pasó la catrina sin ánimos.

— Cuidado, mien. - dijo recogiendo la catrina.

— Pendejos,- se cruzó de brazos - estoy atendiendo a los clientes, ¿No lo ven?.

— Lo que tú debes que hacer, aparte de atender los clientes, es poner los colgantes que se pondrán en la barra. - Roier le entregó un adorno donde aparecían esqueletos, murciélago, calabazas y todo lo relacionado con halloween.

Antes de que se fuera, sonó la campanilla de la puerta, indicando que alguien entró, por lo que llamó la atención de los tres mexicanos. Eran dos castaños, muy parecidos entre ellos. Ninguno de los otros dos se dió cuenta que Roier sonrió.

— Nunca los he visto. - Murmuró Mariana. - Aparte, escuché que había nuevos en la isla, pienso que son ellos.

Con disimulo, trataron de seguir con la mirada a los castaños. Ellos fueron hacia la barra, vieron que uno de los castaños hablaba y miraba lo que vendían, mientras el otro solo miraba la mesa.

"Que extraño "- pensó ElQuackity, refiriéndose al castaño de suéter amarillo pastel.

— Ve cabrón, y se amable. - Roier le dió unos pequeños empujoncitos para que se fuera.

ElQuackity fué hacía ellos, dejó los adornos a un lado y miró a los castaños.

— Oh, buenas tardes, me da un café con leche y un chocolate caliente por favor. - Por el acento, no era de aquí, debería ser un español. De todos modos, ya estaba acostumbrado a los extranjeros.

ElQuackity apuntaba el pedido en una pequeña libreta, luego le dijo el precio y el castaño de ojos rojos.

— En unos minutos le daré su orden.

— Bien.- respondió con una sonrisa, se volteó para irse a una mesa junto con su acompañante.

Alexander empezó hacer la orden y todo el ritual para hacer las bebidas.

Otra vez sonó la campanilla, ElQuackity alzó un poco la mirada para ver quién era.

— Hola ElQuackity. - saludó Rivers, ella fue a dejar su mochila y cambiarse para comenzar su jornada. Luego de volver, se acercó al azabache, quien estaba con el café con leche. - ¿Te ayudo en hacer el dibujo?. - dijo mirando el café, ElQuackity dudó, pues él apenas estaba aprendiendo como hacerlo, por lo que Rivers siempre lo hace.

— Claro, no lo quiero cagar. - se quitó del lugar para dárselo a la rubia.

—  Pero mirá como lo hago, para que luego lo hagas tú.

— Te aviso que, ya estoy intentando en hacerlo, solo que no me sale. —  Confesó avergonzado, recostandose en la barra y mirar como ella lo hacía.

— Ya vas a aprender, inténtalo más y ya podrás presumirlo. - animó. - Pero entiendo, solo llevas como un mes y medio aquí, no siempre se aprende y te sale rápido, tranquilo.

ElQuackity se sentía calmado con lo que dijo Rivers, ella parece que tenía razón.

Cómo dijo Rivers, él lleva un mes y medio en la cafetería. Alexander empezó a trabajar porque fue obligado por su hermano, ya que, primero, faltaba un trabajador más, segundo, Quackity le pareció injusto que él trabajara y su hermano no, aparte de que ElQuackity es el mayor, debía ser más responsable con la situación que hay.

No pasó ni dos minutos más y ya él se encontraba caminando con cuidado hacia la mesa- un poco apartada de los demás-, dónde estaban los castaños.

— Su orden jóven. — Avisó dejando con cuidado las bebidas en la mesa. El castaño quitó su mano del hombro del otro para pasar el chocolate caliente al otro. Mientras pasaba eso, el otro castaño desviaba la mirada.

— Muchas gracias, - el castaño miraba el gafete del azabache.-...Alexander. - dedicó una linda sonrisa al mexicano.

— De nada, y si requiere de algo más, no dude en llamarme o a mis compañeros.

El castaño asintió y agradeció otra vez, ElQuackity dió una pequeña y falsa sonrisa, para luego ir con Rivers.

— Está quedando bien. —  comentó la rubia refiriéndose al local. El azabache solo asintió y agarró los adornos para empezar a decorar la barra. —  ¿Qué haces?.

— Adornando. —  respondió obvio. —  Te recomiendo que hagas algo porque Roier te va a poner a adornar.

Rivers alzó las cejas mirando al nombrado que decoraba. - ¿A ti te obligo Roier?.- preguntó con una sonrisa burlona, sus ojos se posaron en el chico que se encontraba sentado en el suelo, ella se imaginaba que si. Con el silencio que daba el azabache y el entrecejo fruncido ya respondía a su pregunta. - Bien, te ayudaré.

Al igual que ElQuackity, ella se sentó. Ambos empezaron a decorar la barra hasta que fueron interrumpidos por la campanilla de la puerta, ellos voltearon a ver, era el gemelo de Alexander. Él adornaba junto con Vegetta la parte de adelante del local.

—¡Chicos!. — sin cuidado se sentó quedando en el medio y frente de ellos. —¿Ya vieron a esos chicos castaños?.—  murmuró emocionado.

—Si, de hecho ya están degustando su pedido. — respondió Rivers sin sorpresa alguna de la emoción del gemelo menor. Ya sabía a lo que iba.

—¡Están guapos!. Pero más el de ojos rojos, ¡Me hipnotizan esos rubíes!.— Quackity se sentía como una chica de preparatoria contando su enamorado hacia sus amigas.

— Cálmate, Alejandro. — advirtió Alexander, dando una mirada severa al su gemelo. Este puso los ojos en blanco.

Voy a hablar con él, ya saben, me gusta hablar con los clientes. — comentó mirando a Rivers.

—Esa mentira ni tú te la crees.

Este fic lo tenía para octubre Pero por cuestiones académicas no lo pude publicar hasta ahora-

Y durante escribía me dí cuenta q hay un fic sobre el mismo tema que quiero abordar.
No me estoy copiando, sería lo último que haría durante mi vida. Sin embargo solo estarán parecidas en el tema, lo demás es distinto.
(Lo digo x si acaso)

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