iii. goddess and platform
❛ CAPÍTULO TRES ❜
la diosa y la plataforma
❝ hercate; goddess of magic, sorcery, crossroads, fog, necromancy, and trivial knowledge ❞
✦ • ° *
PERCY JACKSON SABIA QUE DEBÍA ACOSTUMBRARSE a la aparición, pero aquel no era el momento, su madre le había contado una de sus muchas historias en las que en mas de una ocasión había terminado vomitando. Aquello no la hacía sentir mejor.
Luego de Gabe desapareciera y su madre obtuviera una gran cantidad de dinero por la venta de su estatua, Sally Jackson había encontrado un hogareño edificio que tenía en venta uno de sus pisos el cual no dudó en comprar. A percy le gustaba y por alguna extraña razón le habían encantado las escaleras de emergencia.
Así que la niña pelirroja no puedo evitar fruncir el ceño cuando sintió a su madre tensarse luego de cerrar la puerta detrás de ella, ahí fue cuándo la mirada de la pelirroja se adentró en el lugar. Ahí fue cuando la vio.
Una mujer con un vestido blanco se encontraba sentada cómodamente en el sofá. Lo primero que la pelirroja pensó fue que se trataba de un monstruo. Su vestido era tan sedoso que parecía ondear, como si la tela fuese tinta. Su cabellera oscura le llegaba hasta los hombros. Su cara era como una estatua griega: pálida, hermosa, y sin edad.
Entonces se dio cuenta de que su vestido no era blanco. Estaba hecho con diseños de plata similares a runas y símbolos de alquimia. Sus ojos eran de un color verdes tan radiantes que a Percy le parecieron brillar a la luz del sol. La mujer estaba rodeada de un extraño brillo color verde. Ella no era normal eso era seguro, en los brazos de la mujer se encontraba un caniche, uno muy lindo a decir verdad.
—¿Quien es usted?.—pregunto Sally de manera escéptica.
—Soy hércate.—hablo, su voz era dulce y fina como un papel.—Diosa de la magia y encrucijadas. Soy la responsable de mantener el velo que separa el mundo de los dioses al de los mortales. La creadora del mundo mágico.—se levantó del sofá dejando al caniche en el suelo, y caminó hacía la infame de ojos verdes tempestales que sujetaba fuertemente al demiguise.—y tu Persephone Jackson, eres mi campeona.
—¿Su que?—pregunto la niña desorientada.
—Mi campeona.—musitó la mujer con seriedad.
—¿Su campeona? —repitió la pelirroja atónica.
—Mi protegida—respondió y una leve sonrisa se escapó de sus labios.—Te he estado observando desde hace mucho, tu madre hizo muy bien en ocultar su linaje mágico a poseidón, hubiésemos tenido muchos problemas.
Percy la miro con el rostro lleno de confusión, se quedó mirándola y solo atinó a decir;—Entonces ¿usted será algún tipo de maestra personal?.
—Seré algo parecido a una entrenadora.—le corrigió hércate.—Y tu serás mi protegida, te enseñaré los distintos tipos de ramas que provienen de la magia en su totalidad, que mejor que la misma diosa de la magia te enseñe.—dijo con orgullo, su mirada viajó a la madre de la infame y se aclaró la garganta.—Claro si tú madre no está en desacuerdo.
Percy miró a su madre con los ojos suplicantes.
Sally Jackson sabía que no debía confiar en un dios y mucho menos en una que tuviera conocimientos del mundo mágico, pero Percy necesitaba ayuda y ella no podría dársela, así que su mejor opción era confiar en la diosa.
Ella asintió.
—Muy bien ¿te párese si me llevas a tu habitación y comenzamos con lo básico?.
Percy apretó los dientes con una mirada nerviosa a su madre y guió a la diosa a su habitación. Aquel no era el lugar más ordenado del mundo precisamente.
—¿Has pensado en cómo llamarlo?—pregunto la mujer mientras caminaban a su habitación, mirando al demiguise.
—Me gustaría que su nombre tuviese algo que ver con la mitología griega—dijo en voz baja moviendo su cabeza.—Estuve pensando en Apolo o París aún no decido por cuál.
—No creo que sea conveniente llamar a una criatura mágica con el nombre de un olímpico—musitó la diosa con los ojos entrecerrados—mucho menos como el dios del sol.—miró a su alrededor, y la pelirroja se dio cuenta de que ya habían llegado a su habitación y la diosa miraba con criterio todo.
—Siento el desorden no suelo ser muy ordenada—se disculpo la niña, pero Hercate se dió cuenta de que en su rostro no había ningún rastro de vergüenza.
La diosa de la magia negó con una sonrisa discreta, y chasqueó los dedos, al instante la habitación en la cual Percy tardaba horas en arreglar se encontraba totalmente ordenada, una parte de la pared fue repleta por un gran estante lleno de libros ordenados por letra y ramos, una pequeña hamaca colgante apareció junto al gran ventanal. Percy observó atentamente como su pequeño amigo demiguise escalaba hasta subir.
—Empezáremos desde ahora—le informó a la niña que aún miraba la habitación y los libros junto a los objetos mágicos sorprendida. Los labios de la diosa se curvaron en una sonrisa orgullosa—Percy Jackson te convertirás en la mejor bruja de todas.
˚✧。˚ 🔮 ˚。✧˚
La última semana de Percy junto a la diosa y su madre no había sido tan espectacular cómo había creído. Hercaté no tenía ningún resentimiento con hechizarla y hacerla leer millones de libros al día, aunque a la pelirroja no le molestara porque estaba más que feliz de leer sin que las letras flotaran y roboloteran en su cabeza. Eso también significaba que había una mejora porqué Percy estaba segura de que nunca en su vida había tomado un libro a no ser por Annabeth cuando le enseñaba algunas palabras en griego.
Por las noches se quedaba en su habitación, con su nuevo amigo demiguise al cual decidió llamar Paris con la ayuda de Hercate. Quien la había convencido de que un ser tan espectacular como un demiguise no podía llamarse como el ingrato dios del sol. También se daba cuenta como la diosa desaparecía por las noches y aparecía nuevamente por las mañanas a horas muy tempranas, alegando del porqué no estaba despierta, la pelirroja estaba totalmente segura de que aquello solo lo hacía para molestarla.
El último día de agosto, Percy no pudo evitar pensar que su madre había perdido la cabeza, cuando le había mandado alrededor de siete veces a revisar reiteradas veces su baúl para verificar que no faltará nada, sin contar de que no paraba de decirle lo mucho que la iba a extrañar y lo orgullosa que estaba de ella, Percy estaba seguras que nunca había visto a su madre tan emociona. Hercaté por otra parte le había obligado a seguir practicando el arte de la Oclumancia, la rama de la magia que consistía en cerrar la mente contra aquellos que sabían legeremancia la rama opuesta. Aunque percy estaba orgullosa de si misma al ver que aquello le resultaba extremadamente fácil aunque sabía que no podría contra aquellos magos experimentados.
A la mañana siguiente; la plataforma nueve y tres cuartos estaba repleto de magos y brujas que empezarían su nuevo año escolar, otros que parecían tener su misma edad por lo tanto entrarían a primer año.
Los padres abrazando fuertemente a sus hijos y otros que parecían no querer estar allí, diferenció rápidamente a aquellos que que creían fielmente en la superioridad a la sangre pura, vestidos de negro y postura imponente mirando todo con desagrado y asco grabado en sus caras.
Si bien Percy no estaba de acuerdo con sus ideales de supremacía sabía que tenían algo de razón, Hercate le había informado muchas de las viejas costumbres que se habían perdido atraves de los años por los nacidos de muggles. El cómo en Hogwarts los magos y brujas tuvieron que cambiar algunas de sus costumbres y reemplazarlas con los nombres de Halloween y Fiestas navideñas para que los nacidos de muggles pudiesen sentirse en casa.
—Bien ¿lista?—pregunto su madre sacándola de sus pensamientos, tomó sus hombros hasta abrazarla fuertemente.—Todo estará bien, cariño.—musitó la mujer con su rostro curvado en una gran sonrisa y sus ojos ligeramente aguados.—Hogwarts es el comienzo de miles de aventuras que te esperan, tienes que confiar en ti. Tu padre estaría muy orgulloso de ti.—acaricio con ternura la mejilla de la menor y siguió hablando—No importa en qué casa quedes recuerda que no todos en Gryffindors son valientes, no todos los Slytherin son ambiciosos, algunos Ravenclaw no son tan inteligentes como aparentan, no siempre los Hufflepuff son amables, todos tienen virtudes diferentes Percy y aquellos no es malo. Te voy a extrañar mucho cariño.
A su lado la diosa de la magia asentía con cada palabra dicha por la mujer.
—Recuerda quien eres hija de Poseidon, no solo eres la hija de un dios, Si no que también provienes de una familia sangre pura venerada por sus dotes mágicos. Tienes mi bendición, recuerda guiar mi nombre por el camino de la grandeza aunque nadie lo sepa.—hablo Hercate con seriedad pero ligeramente divertida con lo último.
Percy asintió ligeramente a lo dicho por ambas mujeres dándose cuenta de las miradas que están atrayendo ¿y como no? ¿cuantos magos o brujas llevaban en su cabeza a una criatura que estaba clasificada como peligrosa por el ministerio de magia?. Paris estaba tranquilamente recostado en la cabeza de la pelirroja observando todo con curiosidad y aburrimiento.
La vista de la pelirroja viajó rápidamente al sentir una mirada penetrante.
Era un chico.
Uno que parecía tener la misma edad que ella, se había quedado parado a unos cuantos metros de ella con una lechuza en su brazo, Percy lo vio acercarse a una pareja ya de edad. Ahí fue cuando la curiosidad le gano.
—¿Quiénes son ellos?.—pregunto a nadie en concreto.
Sally y Hercate miraron con discreción a la pareja acompañada por un niño que entraban a la plataforma. La pareja parecía estar divirtiéndose y el chico un tanto sonrojado replicando sobre algo, lanzado miradas discretas a la niña. Hercate solo se volteó por unos segundos para que una sonrisa burlesca apareciera en su cara.
—Los Potter.—habló mirando fijamente a la niña.—Todos y cada uno de ellos han pertenecido a Gryffindor..... de momento claro.
—¿Solo eso?—habló rápidamente la niña sin tomarle mucha importancia a lo dicho por la diosa, y al ver las miradas de ambas mujeres se justificó —Se ven algo interesantes, eso es todo.
Sally soltó una suave risa dándose cuenta del porqué su hija sentía curiosidad por aquella familia, además que la mirada de hercate hablaba por si sola. Sally tuvo que recordase a si misma que la mujer que las acompañaba era una diosa con milenios y una que podría ver el futuro.
—Es todo lo que necesitas saber de momento—corto la diosa.
—Diviértete cielo, has amigos. Trata de enviarnos cartas ¿si?—le pidió su madre al notar como todos ya parecían entrar al expresó.
Percy asintió, acomodándose la mochila que ganó en su primera misión en sus hombros, tomó su baúl, y miró a su madre por unos leves segundos más debatiendo internamente si estaba haciendo lo correcto al irse o no.
—Nos vemos en Navidad —dijo entre uno de sus tantos balbuceos.
Ambas mujeres asintieron. Y sin más la niña se dispuso a subir al tren y perderse de la vista de ambas mujeres.
—El chico.... —musitó Sally con algo de nostalgia viendo el tren—El chico será alguien importante para ella ¿no?.
La diosa asintió con la mirada aún fija en el tren que se encontraba por partir.
—El destino de Percy aún no está sellado—comentó con desdén —y como diosa de las encrucijadas puedo decirte que en todos los caminos posibles que veo......James Potter aparece en cada uno de ellos.
˚✧。˚ 🔮 ˚。✧˚
Percy aún no conocía el lado cariñoso de Narcissa Black pero acababa de conocerlo en el momento en el que los ojos de la auto denomina Slytherin brillaron cuando le presentó a la criatura de ojos cafés que rápidamente se lanzó a los brazos de la rubia. Puede que solo fueran segundos pero fue suficiente para que Percy se sintiera traicionada por Paris. La pelirroja solo había podido intercambiar unas palabras con la rubia cuando un grito espeluznante se escuchó de unos vagones más adelante, Percy de alguna forma supo diferenciar rápidamente que esa voz no pertenecía a Andromeda si no que a Bellatrix, la hermana mayor loca de Narcissa. La chica observó como chica rubia adoptaba una postura mucho más refinada y en su cara se formaba una expresión de seriedad a medida que se se acercaba al vagón. Percy sabía que ese era su momento de correr.... y eso hizo.
Había encontrado uno de los primeros compartimento vacío todos los demás estañan repletos de niños de su edad, inclusive había encontrado uno en donde una niña se encontraba llorando siendo consolada por su hermano mayor.
—¡Ey, pelirroja!—gritaron, y de alguna manera el corazón de la pelirroja se aceleró, Percy estaba segura de que era por los nervios.
A unos cuantos metros el mismo chico que la observaba con curiosidad en la estación caminaba en su dirección. Percy se dispuso a observarlo con atención, debía medir unos cinco centímetros más que ella porque la diferencia era bastante notoria, su cabello azabache estaba ligeramente despeinado, tenía una sonrisa que Percy conocía muy bien y la describía como "problema", sus ojos eran de un color avellana y los traía ocultos debajo de unos anteojos redondos, dándole un aspecto adorable. Percy casi se sonrojo por sus pensamientos.
Casi.
—¿Si?—logro preguntar la niña un tanto desorientada.
El chico lanzó una suave risa acompañada de una sonrisa que Percy no supo descifrar.
—¿Quieres sentarte con nosotros? No hay muchos compartimientos desocupados, tardarías mucho en encontrar uno.—soltó un tanto nervioso, su mirada fijamente en la chica, añadiendo rápidamente alguno que otro balbuceó.—Solo somos cuatro tenemos espacio de sobra.
Percy asintió con la cabeza y se dispuso a seguir al chico al compartimento, al llegar el azabache fue directamente a abrir la puerta. Revelando a tres chicos de su edad, el primero era un chico de cabello castaño claro con varias cicatrices en su rostro eso hizo que Percy inconscientemente tocara la cicatriz donde el escorpión la había picado. El segundo era un azabache con cabello hasta los hombros tenía una sonrisa egocéntrica y la escaneaba de arriba a abajo, el chico tenía los ojos grises, no el gris brillante y lleno de conocimientos que tenían los hijos de Atenea, estos eran un gris mucho más oscuro, algo en el se le hacía extrañamente familiar, y el último era un rubio con ojos azules acuosos, su piel era pálida con mejillas regordetas.
Percy se sentó al lado del chico con cicatrices que le regalaba una sonrisa amistosa, y al frente de ella se sentó el azabache con gafas.
—Muy bien el es.....
—Remus Lupin un gusto—se presentó el chico interrumpiendo al chico azabache que soltó un resoplido indignado.
—Soy Sirius fantástico Black, a su servicio bella dama.—dijo arrogantemente, Percy ahora entendía a quien le resultaba parecido el chico debía ser algún pariente de Narcissa—Por cierto que es esa cosa rara que cuelga de tu cuello.
—No es una cosa rara. Es un demiguise—habló rápidamente Remus rodando los ojos.—Es impresionante como es que te dejan conservarlo, solo magos capacitados pueden tratar con ellos.
—Paris, Suele ser muy tranquilo. —musitó Percy acariciado el pelaje de la criatura observando cómo sus ojos empezaban a brillar y empezaba a caminaba hacia el chico Potter—además de que los demiguises son herbívoros, por lo único que tengo que preocuparme es que no se coma las flores de mi madre—termino con una sonrisa viendo como Paris se sentaba tranquilamente en el regazo de James para poder quitarle una manzana que tenía en su mano rápidamente.
Todos se largaron a reír cuando James, sacó de mala gana otra manzana de su mochila.
—Peter Pettigrew—hablo el chico rubio en voz baja, luego de unos minutos en lo que las risas terminaban.
—Y tu ¿como te llamas?—pregunto la pelirroja con curiosidad.
—James Potter, pero puedes decirme "futuro amor de tu vida".
Percy soltó un resoplido tratando de verse enfadada pero el sonrojo en su rostro no concordaba con su postura.
—Potter esta bien por el momento, muchas gracias.
—Como tú quieras.—musitó el chico con una sonrisa. Percy no logro escuchar los murmullos que había soltado el chico para si mismo.
—¿Y tu como te llamas, Pelirroja?.—pregunto Sirius con voz cómplice.
—Persephone Jackson —se presento viendo como los chicos esperaban más.—Pero pueden decirme, Percy es un gusto.
—¿Y en que casa les gustaría quedar?—pregunto el niño rubio con voz tímida. Percy se dijo a si misma que debía recordar mejor sus nombres.
—¡En Gryffindor, por supuesto!—dijo rápidamente el de anteojos con una sonrisa orgullosa.—Toda mi familia a estado allí.
—Valla suerte—musitó con amargura Sirius—mi familia a estado en Slytherin durante siglos, daría lo que fuera para romper esa ridícula tradición familiar, preferiría cualquier otra casa en vez de esa.
Percy sintió un carraspeo, volteó la mirada encontrándose con Remus que había estado leyendo, Percy quería estar lo más alejada de los libros de momento.—Mi preferida es Gryffindor, aunque Revenclaw también es increíble.
—¿y tu niña bonita?.—la voz de James la desorientó, y Percy estaba segura que vería a Paris burlándose de ella si bajaba la cabeza.
—Gryffindor o Slytherin, ambas son de mi agrado. El verde combina con mi cabello y ojos.
Percy vió como el chico de anteojos la miraba impresionado y absolutamente indignado, su boca ligeramente abierta y sus ojos entrecerrados le parecieron recordar a los hijos de Afrodita, el chico era lindo de eso estaba segura, sabía que en cualquier momento iba a replicar cuando la puerta del compartimento se abrió dejando ver a una chica pelirroja con ojos azules y a un azabache con el cabello hasta los hombros, y ojos oscuros, el chico traía una sonrisa de autosuficiencia en su rostro mientras hablaba con la pelirroja.
—Ves lo que te dije Lily, Slytherin es la mejor casa.
—¿Slytherin la mejor casa?—dijo Sirius con burla.
—Preferiría volver a casa antes de quedar en Slytherin.—continuó el chico rubio que Percy había olvidado el nombre.
Sus ojos verdes miraron con diversión como el rostro de la niña pelirroja se volvió justamente del color de su cabello. Percy sabía que no podía reírse porque ella se veía de igual hace unos momentos.
—¡Los Gryffindors son imprudentes y suicidas! Su valentía los hace ser estupidos y siempre se creen mejores que el resto....
—¡Oh, ya cállate Quejicus!.—soltó Sirius de mal humor.
—¿Quejucus?—Pregunto Remus ocultando su sonrisa.
—¡Si! Míralo se queja de todo, además todos sabemos que Slytherin es la peor casa que podría existir.
El chico Potter asintió totalmente de acuerdo.
—Todos los magos oscuros han salido de allí, no me sorprendería que practiques magia negra—soltó Potter con una mirada burlesca.
—Todos son unos tontos!—grito la niña que acompañaba al chico.
Percy ni siquiera pudo reaccionar cuando ambos niños salieron enojados dando un portazo a la puerta del compartimento.
—Ves cuáles son las diferencias entre un Slytherin y un Gryffindor.—le pregunto ligeramente engreído, James.
—Lo único que veo es un grupo de chicos molestándose entre ellos por la opinión popular sobre la enemistad de ambas casas.
Sus ojos escanearon por última vez a los cuatro chicos con Paris en sus brazos y se retiró sin decir nada mas.
Sin escuchar como un pequeño suspiro de enamorado salía de la boca del chico Potter diciendo unas palabras que lo marcarían para siempre.
A unos cuantos pasos más alejados del compartimento, la niña pelirroja y el chico con pelo largo azabache se encontraban esperándola sentados en sus baúles.
La chica movía nerviosamente su pie y el chico traía una expresión molesta en su rostro ambos se levantaron cuando la vieron salir.
La pelirroja fue la primera en hablar.
—Nosotros queríamos agradecerte por habernos defendido—musitó la niña—soy nacida de muggles no sé mucho sobre el mundo mágico, Severus a tratado de explicarme algunas cosas antes de venir.
Percy se dio cuenta como la chica se quedaba viendo con impresión a Paris en sus brazos mientras hablaba.
—No fue nada. Nadie puede juzgar por estar en una casa diferente, la familia de mi madre fue a Slytherin pero ella quedó en Ravenclaw—dijo sonriendo, miró directamente a la niña.—Es un demiguise su nombre es Paris, por cierto soy Percy Jackson
—Es muy lindo, es una criatura mágica ¿no? Espero que salga en el libro de Newt Scamander.
—Ella es Lily Evans y yo soy Severus Snape ¿Quisieras venir a buscar algún compartimentó libre junto a nosotros?.—pregunto el chico regalando por primera vez una sonrisa.
La pelirroja de ojos verdes negó, y pudo notar como ambos niños soltaron un suspiro decepcionado.
—Supongo que los veremos después.—se despidió con una sonrisa un tanto triste la pelirroja y se alejaron arrastrando sus baúles.
Percy se abrió paso entre los estudiantes mayores intentando encontrar un compartimento vacío, cerca del final del tren la puerta de un compartimento se encontraba abierta. Una chica con cabello rubio que caía libremente sobre sus hombros, se encontraba hablando tranquilamente con una castaña de ojos color miel, su cabello apenas alcanzaba a tocar sus hombros y se esparcía revoltosamente sobre su cara, ambas chicas se voltearon a observarla con curiosidad.
—Puedo sentarme?—pregunto señalando el asiento opuesto al de la chica castaña junto a la rubia—acabó de salir de una no muy buena charla.
—¡Claro!—chillo la castaña, mientras la rubia asentía con la cabeza, le lanzó una mirada a la chica y volteó rápidamente con el rostro sonrojado.
—Soy Percy Jackson ......
—Marlene, Marlene mckinon —habló la rubia aún sonrojada movió su cabeza y señaló a la castaña que sonreía en su dirección—ella es Alice Stone.
Percy sonrío de lado, y de alguna manera la rubia y castaña supieron que la sonrisa de la pelirroja traería muchos problemas en el futuro.
━━━━AUTHOR'S NOTÉ:
Ay, perdón por hacer los capítulos tan largos, pero no podía contarlos a la mitad así como así. ¡Espero que les allá gustado!. Perdónenme las faltas ortográficas.
Los próximos dos capítulos serán para hablar sobre los años de Percy y los merodeadores en Hogwarts y todos los intentos fallidos de James por invitar a Percy a una cita, y luego de eso......empieza lo bueno uuii
Les agradezco a aquellos que han votado y comentado en los capítulos, da lo mismo que sean estupideces comenten de todas formas.
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