━━「 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟯𝟬 」━━
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Después de dos años en coma, el despertar fue repentino y abrumador. Mis ojos, acostumbrados a la oscuridad, parpadearon ante la luz suave que llenaba la habitación. Todo parecía confuso, como si estuviera en un sueño del que no podía escapar. Me incorporé lentamente, sintiendo la rigidez en mis músculos, mientras observaba mi entorno con desconcierto.
La habitación, mi refugio durante tantos años, parecía al mismo tiempo conocida y extraña. Las cortinas de seda azul ondeaban ligeramente con la brisa que entraba por la ventana entreabierta. Los muebles, elegantes y bien cuidados, me resultaban familiares, pero había algo en el aire que me hacía sentir ajena.
Me llevé una mano a la cabeza, intentando ordenar mis pensamientos. ¿Cuánto tiempo había pasado? La última vez que estuve consciente, todo era diferente. Mi memoria era un remolino de imágenes y emociones, y no lograba entender cómo había llegado a este punto.
Mi mirada se detuvo en el retrato de mi familia colgado en la pared. Mis padres, George y Astrid, sonreían con orgullo, y mi hermano Cristophe, siempre alegre, parecía mirarme con una mezcla de tristeza y esperanza. El rostro de Simone también estaba allí, pero ahora me resultaba difícil confiar en ella. Algo había cambiado, algo que no podía recordar con claridad.
La puerta se abrió lentamente, y una figura familiar entró en la habitación. Era Astrid, mi madre, con los ojos llenos de lágrimas y una sonrisa de alivio en el rostro.
— Damaris, querida... finalmente has despertado. -Dijo, su voz quebrada por la emoción-
Intenté responder, pero mi garganta estaba seca y las palabras no salían. Astrid se acercó y me tomó de la mano, sus ojos buscando los míos con una mezcla de alivio y preocupación. Su toque era cálido y reconfortante, y aunque no podía hablar, sentí el apoyo y el amor que irradiaba de ella.
— Todo estará bien, hija. Estamos aquí para ti. -Susurró, intentando calmar mis temores.
Mientras intentaba procesar lo que estaba ocurriendo, sentí una mezcla de alivio y confusión. Mi mente estaba llena de preguntas sin respuestas, y el futuro parecía incierto. De repente, una preocupación creciente se apoderó de mí: Cristophe, mi hermano menor, había sido secuestrado. El recuerdo de su desaparición golpeó mi mente con una fuerza abrumadora, y una oleada de desesperación me invadió. Sin poder hablar, simplemente comencé a llorar de la frustración y el dolor. Las lágrimas caían incontrolablemente por mis mejillas, y sentí cómo mi pecho se agitaba con sollozos silenciosos. Era como si todo el peso de los últimos dos años se estrellara sobre mí en un instante, dejándome sin aliento y sin palabras.
— Shh, todo estará bien. -Astrid, mi madre, notó mi angustia y se acercó rápidamente, rodeándome con sus brazos en un intento de consolarme- Encontraremos a Cristophe. No estás sola en esto, hija. -Dijo, susurrando palabras de consuelo mientras acariciaba mi cabello-
Los sollozos atrajeron la atención de Annie y Jessy, quienes estaban fuera de la habitación. Al escuchar los llantos, se precipitaron hacia la puerta, sus corazones acelerados por la preocupación. Al entrar, se detuvieron en seco, con los ojos muy abiertos al ver a su señorita despierta y llorando, consolada por su madre. La escena era tan inesperada como conmovedora: Damaris, que había estado en coma durante tanto tiempo, ahora estaba despierta, aunque abrumada por la emoción y el dolor. Annie y Jessy se miraron mutuamente, intentando procesar lo que estaban presenciando antes de acercarse con cautela para ofrecer su apoyo.
— ¡Señorita Damaris! -Exclamó Annie, llevándose una mano a la boca mientras sus ojos se llenaban de lágrimas-
— Voy por el doctor Alastair y por el duque George. -Jessy, reaccionando rápidamente, asintió con determinación- ¡Esto es un milagro! -Dijo, saliendo apresuradamente de la habitación para buscar al doctor y al padre de Damaris-
Mientras tanto, Annie se acercó a la cama, con los ojos llenos de lágrimas de alegría. —Estamos aquí para usted, señorita. Todo va a estar bien —dijo, con una voz suave y reconfortante.
Jessy, después de informar a todo el personal de la mansión sobre el milagroso despertar de Damaris, encontró al doctor Alastair y al duque George y los llevó de inmediato a la habitación. La noticia se extendió rápidamente, causando una oleada de emoción y esperanza entre los sirvientes y la familia.
El doctor Alastair llegó rápidamente y comenzó a evaluar mi condición con cuidado y atención, mientras mi padre, George, se acercaba con una mezcla de alivio y emoción en su rostro.
—Damaris, hija mía, no sabes cuánto hemos esperado este momento —dijo, con la voz temblorosa.
Con la llegada del doctor y el apoyo constante de mi madre y mi padre, comencé a calmarme, aunque la preocupación por mi hermano Cristophe seguía pesando en mi corazón. Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo, pero con la fortaleza de mi familia y mi determinación, estaba lista para enfrentar lo que viniera.
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Sigo en reposo en mi habitación, obligándome a comer aunque cada bocado me resulta insípido. La tristeza y la melancolía siguen presentes en mi rostro, reflejando la constante preocupación por mi hermano Cristophe. Aunque mi cuerpo comienza a recuperarse, mi mente está atrapada en un torbellino de emociones y recuerdos confusos.
Jessy y Annie han estado a mi lado todo el tiempo, cuidándome con esmero. Jessy se asegura de que coma y descanse lo suficiente, mientras Annie mantiene la habitación ordenada y reconfortante. Ambas tratan de animarme, ofreciéndome palabras amables y gestos de apoyo, aunque sé que el verdadero consuelo solo vendrá cuando Cristophe esté a salvo.
— Señorita Damaris, es importante que coma un poco más. Su cuerpo necesita nutrientes para recuperarse. -Dice Jessy con suavidad, ofreciéndome una cucharada de sopa caliente-
Asiento levemente y tomo la cucharada, aunque mi mente está en otro lugar. La preocupación por mi hermano menor es una sombra constante que oscurece mis pensamientos, nublando mi capacidad de disfrutar cualquier cosa, incluso los simples actos de comer y descansar.
— Señorita Damaris, han pasado muchas cosas en estos dos años. -Annie, sentada junto a la cama, comienza a hablar en un tono calmado y reconfortante- El imperio ha cambiado mucho. El emperador Anastacius ha muerto a manos del actual emperador Claude.
El impacto de la noticia me dejó sin palabras. Mis manos comenzaron a temblar ligeramente y mis ojos se abrieron con sorpresa.
— ¿Anastacius... muerto? ¿Claude...? -Susurré, incrédula-
— Sí, señorita. -Annie asintió, con una expresión de comprensión- Fue un momento de gran conflicto, pero el príncipe Claude ahora es el emperador.
El remolino de emociones que me invadió era intenso: tristeza, incredulidad y una sensación de vacío inexplicable. Conocía las consecuencias desastrosas de las acciones de Anastacius en mi vida anterior, pero había albergado la esperanza de que las cosas pudieran ser diferentes esta vez. Sin embargo, la historia se repitió. La figura de Claude, en quien había depositado mi confianza y por quien albergaba sentimientos profundos, ahora era el emperador. Esta situación me llenaba de una profunda incertidumbre. La mezcla de sentimientos era abrumadora, y no podía evitar cuestionar cómo había llegado todo a este punto, ni qué implicaría este nuevo liderazgo para el futuro del imperio y para mi vida.
— Sé que es difícil de asimilar, señorita Damaris. -Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, y Annie me abrazó con ternura- Pero estamos aquí para apoyarla.
— Penelope Judith se volvió la amante oficial de Anastacius y se quedó embarazada de él. -Jessy, notando mi angustia, intervino con más detalles- Pero después del derrocamiento de Anastacius, escapó y desapareció. Anastacius había caído en una profunda depresión tras perderla a usted por su coma.
Cerré los ojos, tratando de absorber toda la información. La incertidumbre sobre el paradero de Cristophe y las complejidades políticas que me rodeaban me consumían, como un peso constante y abrumador en mi mente. Cada pensamiento sobre mi hermano menor era una punzada de dolor, y las complejas intrigas del imperio solo aumentaban mi ansiedad y confusión.
Respiré hondo, intentando calmarme y encontrar un poco de claridad en medio del caos. La fortaleza de mi madre era un faro de esperanza, su presencia constante y reconfortante me brindaba una sensación de seguridad. Sus palabras de consuelo y su amor incondicional eran mi ancla en este mar turbulento de emociones.
El apoyo de mi padre, aunque menos visible en ese momento, era igual de crucial. Sabía que él estaba trabajando incansablemente detrás de las escenas, haciendo todo lo posible para mantener a nuestra familia unida y buscar a Cristophe. Su firmeza y determinación me inspiraban a no rendirme, a seguir adelante a pesar de los obstáculos.
La lealtad de mis sirvientas, Jessy y Annie, también era un pilar fundamental en mi recuperación. Sus cuidados y atenciones diarias, junto con su devoción y cariño, me recordaban que no estaba sola en esta lucha. Su apoyo incondicional me daba el impulso necesario para encontrar la fuerza y el coraje dentro de mí.
—Gracias, Jessy. Gracias, Annie. No sé qué haría sin ustedes. -Dije, con una voz quebrada pero agradecida-
Ambas sirvientas me sonrieron, sus ojos brillando con determinación y cariño, dispuestas a seguir cuidándome y proporcionándome el apoyo necesario para enfrentar los desafíos que vengan. Su lealtad y devoción eran palpables en cada gesto y palabra, y me sentí profundamente agradecida por tenerlas a mi lado.
Después de la conversación, no pasó mucho tiempo antes de que Elisabeth y su esposo, el marqués Connor, visitaran la mansión de mi familia. La noticia de mi despertar había llegado a ellos a través de la carta que les envié días atrás. Elisabeth, llena de preocupación y ansias por verme, convenció a su esposo para que la acompañara en esta visita tan importante.
Cuando llegaron a la mansión, fueron recibidos con gran respeto y cortesía. Elisabeth, con los ojos brillantes de emoción, apenas pudo contenerse mientras esperaban en el salón de recepción. Connor, aunque más reservado, también mostraba signos de alivio por mi recuperación.
Finalmente, fueron conducidos a mi habitación. Al entrar, Elisabeth corrió hacia mí, abrazándome con cuidado pero con mucha emoción. Su abrazo era cálido y lleno de amor, transmitiendo todo el alivio y la felicidad que sentía por mi recuperación. Connor se acercó con una sonrisa, mostrándome su apoyo silencioso pero sincero. La presencia de ambos me llenó de una profunda gratitud y me recordó la importancia de la amistad en los momentos más difíciles.
— Damaris, ¡gracias a Dios que estás bien! -Exclamó Elisabeth, con lágrimas de felicidad en sus ojos-
— Nos alegra mucho verte recuperada, Damaris. -Connor se acercó más despacio, pero con una cálida sonrisa en su rostro- Hemos estado muy preocupados por ti.
— Elisabeth, Connor, gracias por venir. -Aunque aún débil, sentí una gran alegría al ver a mis amigos- Su apoyo significa mucho para mí. -Dije, con una voz suave pero sincera-
— No sabes cuánto nos preocupaste, Damaris. -Elisabeth se sentó en una silla junto a mi cama, sin soltar mi mano- Hemos estado rezando por tu recuperación todos los días.
— Es cierto. -Connor tomó una silla del otro lado de la habitación y se acercó, sentándose junto a nosotras- La noticia de tu despertar nos llenó de alegría. Sabíamos que eras fuerte y que lo lograrías.
— Han sido tiempos difíciles, pero estoy agradecida de tener amigos como ustedes. -Respondí, sintiendo cómo su presencia me daba fuerzas-
— ¿Cómo te sientes? -Elisabeth me miró con cariño y preocupación- ¿Hay algo que podamos hacer por ti?
— Estoy mejorando, pero aún me siento débil y confusa. -Suspiré y traté de reunir mis pensamientos- La preocupación por Cristophe no me deja en paz.
— Sabemos que es una situación difícil, pero tienes a muchas personas que te apoyan. -Connor asintió con seriedad- Haremos todo lo posible para ayudarte a encontrar a Cristophe.
— Damaris, queremos que sepas que no estás sola en esto. -Elisabeth se inclinó un poco más hacia adelante, con determinación en sus ojos- Cuentan con nosotros para lo que necesiten.
— Gracias, Elisabeth, Connor. -Su sincera preocupación y apoyo me conmovieron profundamente- Saber que están a mi lado me da esperanza.
Mientras continuábamos conversando, Elisabeth y Connor compartieron algunas noticias sobre lo que había sucedido en los últimos dos años. Me hablaron sobre los cambios en la corte, las nuevas alianzas políticas y cómo la situación del imperio había evolucionado. Me contaron sobre la ascensión de Claude al trono y las tensiones que esto había generado en diversos sectores de la nobleza. También mencionaron los esfuerzos del nuevo emperador por restaurar el orden y la estabilidad en el imperio.
Aunque el mundo había seguido adelante sin mí, me sentía agradecida de estar de vuelta y contar con amigos que me ayudaban a ponerme al día. Sus relatos me ofrecían una ventana a los acontecimientos y me permitían comprender mejor el entorno en el que ahora me encontraba.
El tiempo pasó rápidamente mientras hablábamos, y me sentí un poco más conectada con el mundo que había dejado atrás. A pesar de la tristeza y la incertidumbre, la visita de Elisabeth y Connor me recordó la importancia de la amistad y el apoyo en momentos difíciles. Su presencia, sus palabras de ánimo y su disposición para estar a mi lado me brindaron el consuelo y la fuerza necesarios para enfrentar los desafíos que aún estaban por venir.
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Me encontraba aún débil, pero determinada a reactivar mi vida en el mundo de las inversiones. Sentía que era momento de tomar acción y volver a conectarme con mis inversionistas más cercanos. La necesidad de retomar el control y dar pasos hacia adelante se hacía cada vez más evidente.
—Jessy, por favor, tráeme papel y pluma. -Llamé a Jessy, mi sirvienta de confianza, y le pedí con firmeza- Necesito escribir unas cartas importantes.
Observé cómo Jessy asentía con determinación y se apresuraba a cumplir mi solicitud. Mientras tanto, me apoyé en el respaldo de mi cama, respirando profundamente para reunir fuerzas. Tenía claro que, aunque mi cuerpo aún estaba frágil, mi mente debía mantenerse enfocada y resoluta. Era el primer paso hacia la recuperación y la reactivación de mi vida en el ámbito de las inversiones.
— Señorita Damaris, necesita mantener sus fuerzas. Por favor, coma un poco más. -Insistió Annie, ofreciéndome una cucharada de sopa-
Asentí y tomé la cucharada, aunque mi mente ya estaba enfocada en las cartas que debía escribir. No pasó mucho tiempo antes de que Jessy regresara con el material solicitado.
Con la ayuda de mis sirvientas, me levanté de la cama y me moví lentamente hacia mi escritorio. Sentía la debilidad en mis piernas, pero la determinación en mi corazón me daba fuerzas. Annie y Jessy me ayudaron a acomodarme en la silla, asegurándose de que estuviera cómoda y bien apoyada. Jessy colocó cuidadosamente las hojas y la pluma sobre la mesa, ordenándolas meticulosamente para facilitarme la tarea.
Usando el apodo Damosius, comencé a comunicarme con mis inversionistas más cercanos. Una de mis primeras acciones fue escribir a Andrew y al barón Barboun, informándoles sobre mi estado y mi regreso.
Sentada en mi escritorio, escribí cuidadosamente las cartas, asegurándome de mantener el tono profesional y firme que siempre había caracterizado a Damosius. Cada palabra estaba pensada meticulosamente, cada frase elaborada con precisión. Mi mente estaba enfocada en el propósito de estas cartas, sintiendo una renovada sensación de control y dirección en mi vida, a pesar de las circunstancias adversas.
"Estimado Andrew,
Espero que esta carta lo encuentre bien. Quiero informarle que, aunque he estado ausente durante un tiempo, estoy en proceso de recuperación y regresaré a nuestras actividades de inversión. Agradezco su paciencia y lealtad durante este periodo. Pronto estaré en contacto para discutir nuestros próximos pasos.
Atentamente,
Damosius."
"Barón Barboun,
Le escribo para informarle sobre mi regreso al mundo de las inversiones. He estado ausente debido a razones personales, pero estoy en proceso de recuperación y espero retomar nuestras actividades conjuntas. Agradezco su comprensión y apoyo durante este tiempo.
Sinceramente,
Damosius."
Con las cartas enviadas, me sentí un poco más aliviada, sabiendo que mis negocios estarían en buenas manos mientras me recuperaba. La certeza de que Andrew y el barón Barboun se encargarían de gestionar todo durante mi ausencia me brindaba una tranquilidad que hacía mucho tiempo no experimentaba.
Aunque la tristeza por Cristophe aún pesaba en mi corazón, encontrar consuelo y propósito en mi trabajo me daba la fuerza para seguir adelante. Saber que estaba retomando las riendas de mi vida profesional, a pesar de las adversidades, me infundía una renovada sensación de control y esperanza. Aunque el dolor por mi hermano no desaparecía, cada paso que daba en la reactivación de mis inversiones me acercaba un poco más a la estabilidad y el propósito que tanto necesitaba.
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El nombre del rey de los inversionistas, conocido como Damosius, regresó con mayor fuerza después de dos años sin estar activo. Durante ese tiempo, el mundo financiero había especulado intensamente sobre su desaparición, sin saber que tras el apodo se escondía Damaris. Ahora, con una estrategia renovada y un plan claro, Damosius estaba listo para reactivar su influencia en el mercado de inversiones.
Debido a que nadie sabía realmente quién era Damosius, Damaris pudo operar con un nivel de anonimato que le permitía moverse libremente en el mundo financiero. Esta capa de misterio le otorgaba una ventaja estratégica invaluable. Una de sus primeras acciones fue comprar una participación significativa en un periódico influyente. Esta adquisición no solo le permitió tener una plataforma para comunicar sus ideas y estrategias, sino que también fue un medio para informar a aquellos interesados en invertir con ella.
El periódico, ahora bajo su control, publicó un artículo anunciando el regreso de Damosius al mundo de las inversiones. La noticia causó un gran revuelo, y muchos inversionistas y empresarios se mostraron ansiosos por establecer contacto. El artículo decía:
"El renombrado inversionista Damosius ha vuelto al mercado con más fuerza que nunca. Aquellos interesados en invertir con Damosius pueden comunicarse a través de sus representantes, Andrew y el barón Barboun. Todas las propuestas serán revisadas para determinar las mejores oportunidades de inversión. El regreso de Damosius promete traer nuevas oportunidades y un enfoque renovado en el mundo financiero."
El artículo generó un gran interés, y pronto Andrew y el barón Barboun comenzaron a recibir una avalancha de propuestas. Ambos, como los representantes de confianza de Damaris, se encargaron de revisar cuidadosamente cada una de las ofertas, asegurándose de filtrar las mejores opciones antes de presentárselas.
Con este sistema en marcha, Damaris pudo concentrarse en evaluar las oportunidades más prometedoras y tomar decisiones informadas. Aunque aún llevaba el peso de la preocupación por Cristophe, encontrar consuelo y propósito en su trabajo le dio la fuerza para seguir adelante.
El mundo financiero, sin saber su verdadera identidad, seguía viendo a Damosius como una figura enigmática y poderosa. Este anonimato le permitía operar con libertad y eficiencia, mientras seguía trabajando incansablemente para recuperar su vida y asegurar el bienestar de su familia.
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La noticia del regreso de Damosius no solo causó revuelo en el mundo financiero, sino que también llamó la atención del nuevo emperador de Obelia. Claude, quien había estado al tanto de los eventos durante los últimos dos años, no pudo evitar notar la coincidencia entre el periodo de inactividad de Damosius y el tiempo en que Damaris había estado en coma. La sospecha se apoderó de él, y una mezcla de esperanza y preocupación lo invadió.
Intrigado y con una corazonada que no podía ignorar, Claude decidió mandar a investigar quién podría ser realmente Damosius. Sabía que descubrir la identidad de este enigmático inversionista podría confirmar sus sospechas sobre el posible despertar de Damaris, su amada.
Claude convocó a Thaddeus, su caballero guardián de mayor confianza, a una reunión privada en sus aposentos. Thaddeus, un hombre leal y diligente, no tardó en presentarse ante el emperador.
— Su Majestad, ¿Me ha llamado? -Preguntó Thaddeus, haciendo una reverencia-
— Thaddeus, ha surgido una situación que requiere tu inmediata atención. -Claude asintió y lo miró con seriedad- Damosius, el renombrado inversionista, ha vuelto al mercado financiero después de dos años de inactividad.
— ¿Damosius, Su Majestad? -Thaddeus frunció el ceño, tratando de comprender la gravedad del asunto- ¿El mismo que desapareció misteriosamente hace dos años?
—Exactamente. -Claude hizo una pausa, midiendo sus palabras- La coincidencia entre su desaparición y el tiempo en que Damaris estuvo en coma no puede ser ignorada. Necesito que investigues quién es realmente Damosius. Si mis sospechas son correctas, podría confirmar que Damaris ha despertado.
— Haré todo lo posible por descubrir la verdad, Su Majestad. -Thaddeus asintió con determinación- ¿Hay alguna pista o contacto que deba seguir?
— Comienza rastreando las actividades financieras recientes de Damosius. Revisa las transacciones, las adquisiciones, cualquier cosa que pueda darnos una pista sobre su identidad. También investiga a Andrew y al barón Barboun, sus representantes. Ellos pueden llevarnos directamente a él... o a ella.
— No se preocupe, Su Majestad. -Thaddeus se puso de pie con una renovada resolución- Partiré de inmediato y mantendré informado a cada paso.
— Gracias, Thaddeus. Confío en tus habilidades. -Claude asintió y lo miró con seriedad-
Mientras Thaddeus iniciaba su investigación, Claude se mantenía alerta, con los sentidos agudizados y la mente en constante vigilancia. Esperaba ansiosamente cualquier noticia que pudiera confirmar sus esperanzas y aliviar la incertidumbre que lo atormentaba. Cada informe recibido, cada rumor oído, era analizado meticulosamente en busca de pistas.
En su corazón, una chispa de esperanza comenzaba a brillar, alimentada por la posibilidad de que su amada Damaris hubiera regresado. A medida que pasaban los días, este deseo se intensificaba. Claude se aferraba a la esperanza de que la mujer que ocupaba sus pensamientos y sueños, finalmente, podría estar de vuelta en su vida. La espera era casi insoportable, pero su determinación de descubrir la verdad no hacía más que crecer.
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¡Hola queridos lectores! 🌙
Espero sinceramente que les esté gustando este capítulo y les mando un saludito a todos aquellos que estén leyendo y apoyaron con sus estrellitas los capitulos anteriores, también agradezco por su apoyo ya que me anima a seguir escribiendo.
Con amor,
LadyBeluna019
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