━━「 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟭𝟵 」━━
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Unas semanas más tarde, recibí una respuesta del barón Barboun respecto a la inversión que hice en su pequeño negocio de perfumes, ubicado en una zona céntrica de la capital del Imperio de Obelia. Con una mezcla de curiosidad y emoción, abrí cuidadosamente la carta y comencé a leer las palabras que el barón había escrito con esmero:
"Querida Damaris,
Espero que esta carta la encuentre bien. Quiero expresar mi más sincero agradecimiento por la generosidad y confianza que ha depositado en nuestro pequeño negocio de perfumes. Su inversión ha sido fundamental para el crecimiento y desarrollo de nuestra empresa, y nos ha permitido avanzar en aspectos que antes solo podíamos imaginar.
Es por ello que me gustaría invitarla a nuestra tienda principal en la capital, Florindell. Me encantaría tener la oportunidad de recibirla personalmente y discutir los próximos pasos de nuestra expansión. Su visión y experiencia serán de gran valor para definir las estrategias que nos permitirán llevar nuestros perfumes a todo el continente y convertirnos en una marca reconocida y apreciada.
Agradezco de antemano su tiempo y consideración, y quedo a la espera de su respuesta. Será un honor recibirla en nuestra tienda y mostrarle todo lo que hemos logrado gracias a su apoyo.
Atentamente,
Barón Barboun"
Esa noche, me preparé cuidadosamente para la visita que tenía al día siguiente, consciente de su importancia. Escogí un vestido elegante, de un tono que reflejaba tanto mi carácter decidido como mi determinación para llevar a cabo esta misión. Con delicadeza, rocié sobre mi piel una fragancia exclusiva de la tienda del barón Barboun, un perfume que envolvía el ambiente con su sutil y sofisticado aroma.
Mientras me miraba en el espejo, ajustando los últimos detalles de mi atuendo, noté la entrada de Annie, mi leal criada y amiga, en la habitación. Sus ojos brillaban con una mezcla de curiosidad y admiración mientras observaba mi preparación meticulosa.
— Annie, mañana iremos a Florindell para visitar la tienda del barón Barboun y quiero que me acompañes. -Le dije, mientras Annie me miraba sorprendida-
Annie, quien estaba secretamente enamorada del barón, intentó ocultar su emoción. Sus mejillas se sonrojaron ligeramente, pero su sonrisa delataba su alegría.
— Damaris, ¡Eso es increíble! -Respondió con entusiasmo- Espero que todo salga bien y que puedas ayudarle a expandir su negocio.
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Annie y yo nos dirigimos a Florindell con el corazón acelerado y la expectativa brillando en nuestros ojos. El viaje estuvo lleno de conversaciones animadas y risas, lo que ayudó a calmar los nervios y aumentar la anticipación. Al llegar a la capital, quedé impresionada por la elegancia del lugar. Las calles estaban llenas de vida, con tiendas y cafés que irradiaban un aire de sofisticación.
La tienda del barón Barboun se encontraba en una esquina prominente, su fachada elegante y cuidada resaltaba entre los demás negocios. Al entrar, fui recibida por una fragancia exquisita que impregnaba el aire y parecía dar la bienvenida a todos los visitantes. Las estanterías estaban llenas de frascos de perfumes de diversos tamaños y formas, cada uno emanando un aroma único y encantador.
Mientras observaba el entorno, el barón Barboun salió de una puerta lateral y me reconoció de inmediato. Su rostro se iluminó con una sonrisa de bienvenida, y se acercó rápidamente para recibirme.
— ¡Señorita Damaris! -Exclamó, extendiendo una mano- Qué alegría verla aquí. Espero que haya tenido un buen viaje.
— Gracias, barón Barboun. El viaje fue agradable, y su tienda es verdaderamente impresionante. -Respondí, estrechando su mano con firmeza-
El barón me condujo por la tienda, mostrando un entusiasmo contagioso mientras me explicaba los detalles de sus productos. Cada frasco de perfume tenía una historia única detrás, y él se deleitaba en compartirlas. Se detenía en cada estantería, describiendo con pasión las notas aromáticas y los ingredientes exquisitos que componían cada fragancia.
— Este perfume, por ejemplo, está inspirado en los jardines reales de Obelia. -Dijo, señalando un frasco elegantemente decorado- Utilizamos las flores más raras y preciadas, recogidas a mano en su mejor momento de floración.
Me hablaba sobre cómo cada fragancia había sido creada con precisión y dedicación, reflejando no solo la belleza de los ingredientes, sino también el esfuerzo y la pasión de su equipo.
Annie, que me acompañaba con una sonrisa, observaba todo con atención. Sus ojos recorrían cada detalle, fascinada por el mundo de los perfumes que se desplegaba ante nosotras.
— Aquí tenemos una fragancia especialmente popular entre la nobleza. -Continuó el barón, tomando un frasco con un diseño intrincado- Su composición incluye esencias de sándalo, jazmín y una pizca de ámbar gris, creando un aroma sofisticado y duradero.
A medida que avanzábamos por la tienda, la pasión del barón por su trabajo era palpable. Nos explicó cómo cada perfume había sido concebido, desde la inspiración inicial hasta el proceso de producción, subrayando la importancia de mantener la calidad y autenticidad en cada paso.
— Es evidente que usted pone mucho amor y dedicación en cada creación. -Comenté, admirando su compromiso-
El barón asintió, satisfecho con mi aprecio por su trabajo.
— Así es, señorita Damaris. Cada perfume es una obra de arte, y queremos asegurarnos de que cada cliente sienta eso al usar nuestros productos.
La tienda en sí era un reflejo de ese compromiso, con una atmósfera elegante y una atención meticulosa a los detalles. Cada rincón estaba diseñado para ofrecer una experiencia sensorial única, envolviendo a los visitantes en un mundo de aromas y elegancia.
— Es un honor tenerla aquí, Damaris. He preparado un salón privado para que podamos discutir en detalle nuestras futuras estrategias. -Dijo el barón mientras nos guiaba a una sala apartada y elegantemente decorada-
Nos sentamos en unos cómodos sillones que estaban ubicados en el centro de la elegante sala. Los cojines de terciopelo proporcionaban un apoyo suave y relajante, lo cual era perfecto para la conversación seria que teníamos por delante. Mientras nos acomodábamos, un grupo de empleados entró en la sala, llevando una bandeja de plata adornada con una fina selección de tés y delicados bocadillos.
La bandeja estaba meticulosamente preparada. Había varias teteras pequeñas de porcelana, cada una conteniendo un tipo diferente de té: desde el clásico té negro hasta una exótica mezcla de té blanco con jazmín y bergamota. Las tazas a juego estaban dispuestas ordenadamente, acompañadas de pequeños platos decorativos. Junto a ellas, había una variedad de bocadillos finamente elaborados: pequeños sándwiches de pepino, hojaldres rellenos de queso y espinacas, y diminutos pasteles de crema y frutas frescas.
El ambiente era inmejorable para nuestra reunión. La luz suave y cálida de las lámparas de pared creaba un ambiente íntimo y acogedor. El sutil murmullo de una suave melodía de fondo hacía que el entorno fuera aún más agradable. El barón Barboun y yo compartimos una mirada de entendimiento, conscientes de que estábamos en un escenario perfecto para discutir nuestras ideas y planes.
— Permítame servirle, señorita Damaris. -Dijo el barón, tomando una de las teteras y vertiendo con cuidado el té caliente en mi taza-
— Gracias, barón Barboun. -Respondí con una sonrisa, mientras él me ofrecía uno de los bocadillos-
La atmósfera era propicia para una conversación fluida y productiva. Cada sorbo de té y bocado de los deliciosos bocadillos hacía que la conversación se deslizara con naturalidad, permitiéndonos profundizar en los detalles de nuestros planes para expandir el negocio de perfumes. Sentía que estábamos creando una conexión genuina y sólida, basada en el respeto mutuo y el entusiasmo compartido por el proyecto.
— Damaris, su inversión ha sido crucial para mejorar nuestra producción y calidad. -Dijo el barón Barboun con un entusiasmo palpable- Ahora quisiera llevar nuestro negocio a un nivel continental, dentro del Imperio de Obelia. Creo firmemente que con su apoyo, podemos convertirnos en una marca conocida en todo el continente.
— Estoy de acuerdo. -Respondí, tomando un sorbo de té- Necesitamos centrarnos en una estrategia sólida de marketing y expansión. ¿Ha considerado abrir nuevas tiendas en otras ciudades importantes como el ducado de Ethoria y el marquesado de Montaverde?
— Sí, he estado considerando esas ciudades como nuestros primeros objetivos. -Respondió el barón, sus ojos brillando con emoción- Además, estoy en contacto con algunos distribuidores importantes en la ciudad portuaria de Mariden.
— Excelente. -Dije, haciendo algunas anotaciones en mi libreta- Debemos asegurarnos de mantener la calidad y el lujo que distingue a sus perfumes. También sería beneficioso crear una campaña publicitaria impactante que resalte esos valores.
— Estoy completamente de acuerdo. -Dijo el barón con gratitud- Quisiera contar con su ayuda para diseñar esa campaña. Su visión y experiencia son invaluables para mí.
Me sentí complacida con su confianza en mi capacidad para guiar el proyecto.
— Por supuesto, barón Barboun. He estado pensando en algunas ideas para la campaña. Podríamos destacar la exclusividad y artesanía de sus perfumes, utilizando imágenes y testimonios de clientes satisfechos de la nobleza. -Sugerí, mostrando mis notas al barón-
— Eso suena maravilloso. También podríamos organizar eventos exclusivos en nuestras nuevas tiendas para atraer a la alta sociedad y generar publicidad boca a boca. -Añadió, visiblemente emocionado por las posibilidades-
— Me parece una excelente idea. -Asentí- Además, podríamos colaborar con diseñadores de moda y otras marcas de lujo para crear ediciones limitadas de sus perfumes. Eso aumentaría el prestigio y el atractivo de la marca.
El barón asintió, claramente impresionado por las ideas.
— Damaris, estoy realmente agradecido por su apoyo y creatividad. Con su ayuda, estoy seguro de que llevaremos nuestra marca a nuevas alturas.
— Es un placer trabajar con alguien tan dedicado y apasionado como usted, barón. -Respondí, sonriendo-
La conversación continuó, llena de entusiasmo y camaradería. Cada vez que surgía una nueva idea, el barón y yo intercambiábamos opiniones con fluidez, afinando los detalles de nuestras estrategias. Hablamos sobre posibles colaboraciones con diseñadores de moda, eventos exclusivos para promocionar nuestras fragancias y cómo podríamos destacar la historia y la artesanía detrás de cada perfume. La energía en la sala era palpable, y con cada propuesta, sentía que estábamos más cerca de lograr nuestro objetivo de convertir la marca de perfumes del barón en un nombre reconocido en todo el continente.
— Podríamos organizar una gala de lanzamiento en Ethoria. -Sugerí- Invitando a la élite de la sociedad para presentar nuestras nuevas fragancias en un evento inolvidable-
— Me encanta la idea. -Respondió el barón, anotando rápidamente- También podríamos incluir una subasta benéfica como parte del evento, lo que atraerá aún más atención y destacará nuestro compromiso con la comunidad.
Seguimos compartiendo ideas, cada una más innovadora que la anterior. La sinergia entre nosotros era evidente, y ambos estábamos motivados por la visión compartida de hacer crecer el negocio de perfumes a nuevas alturas. La conexión que estábamos creando era genuina y sólida, basada en el respeto mutuo y el entusiasmo compartido por el proyecto.
Al regresar a la mansión, Annie no dejaba de hablar sobre lo encantador que era el barón. Sus ojos brillaban con emoción cada vez que lo mencionaba, y no pude evitar notar la chispa de alegría en su mirada.
— ¡Damaris, el Barón Barboun es simplemente encantador! -Exclamó Annie, casi sin aliento- Su amabilidad y pasión por su trabajo son realmente inspiradoras.
— Lo sé, Annie. -Respondí con una sonrisa- Es un verdadero placer trabajar con alguien tan dedicado.
— Y su tienda... ¡Es impresionante! Los perfumes, la decoración, todo es tan elegante y refinado. -Añadió, soñadora-
— Me alegra ver que lo disfrutas tanto. -Dije, mientras la miraba con cariño- Sabes, tu entusiasmo y atención al detalle también serán muy valiosos para nuestro proyecto.
Annie asintió, claramente emocionada por ser parte de algo tan grande y prometedor. Juntas, seguimos compartiendo nuestras impresiones y planificando los siguientes pasos, sintiendo que estábamos en el camino correcto para alcanzar el éxito.
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La rubia se quedó pensativa, reflexionando sobre lo que le había revelado su sirvienta. Supuso que sería beneficioso que Annie terminara casándose con el barón Barboun, ya que esto podría consolidar una alianza estratégica con ella. Conocía bien las aspiraciones de Annie de crecer en estatus social, y estaba convencida de que una unión con el Barón no solo la ayudaría a alcanzar sus objetivos personales, sino que también fortalecería su relación como empleadora y sirvienta, creando una marca conjunta que las beneficiara a ambas.
Después de regresar a la mansión, Damaris se dispuso a organizar la distribución de los perfumes que el barón Barboun le había obsequiado. Quería que todas las sirvientas pudieran disfrutar de los beneficios de esos exquisitos perfumes y, al mismo tiempo, fomentar la lealtad y el agradecimiento hacia ella.
— Annie, Jessy, por favor, distribuyan estos perfumes entre todas las sirvientas. -Les indicó Damaris, entregándoles los elegantes frascos- Quiero que todas tengan la oportunidad de disfrutar de este generoso obsequio del barón Barboun.
Annie, con una sonrisa que reflejaba su emoción y gratitud, asintió mientras recibía los perfumes. Jessy, igualmente entusiasmada, se unió a ella en la tarea, ambas conscientes de la importancia de este gesto.
— Claro, señorita Damaris. Nos encargaremos de que todas reciban su perfume. -Respondió Annie, mostrando su compromiso-
La distribución de los perfumes no solo trajo alegría a las sirvientas, sino que también fortaleció su lealtad hacia Damaris. Cada frasco era una muestra tangible de su generosidad y cuidado, consolidando aún más su posición y autoridad dentro de la mansión. La joven noble estaba segura de que estos pequeños gestos contribuirían significativamente a mantener un ambiente de respeto y cooperación entre todas las personas a su servicio.
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Las cosas siguieron su curso y los preparativos para la boda de Simone y Asterope se pospusieron debido a que se acercaba el cumpleaños de Asterope. Dado que era su primer año, la familia había decidido hacerle algo muy especial y memorable. Los preparativos se llevaron a cabo sin contratiempos, cada detalle fue cuidadosamente planificado para asegurarse de que el evento fuera perfecto. Desde la decoración hasta el menú y los juegos para los más pequeños, todo estaba diseñado para crear una atmósfera festiva y alegre.
El día de la fiesta llegó sin inconvenientes. Los jardines de la mansión estaban adornados con guirnaldas y flores de colores, creando un ambiente encantador. Cristophe, el hermano menor de Damaris, estuvo siempre a su lado, aferrado a su mano y observando con ojos curiosos todo lo que sucedía a su alrededor. La relación entre los dos hermanos era palpable y conmovedora, un espectáculo entrañable para todos los presentes.
Damaris no pudo evitar notar un cambio en los sirvientes de la mansión. Parecían más comprometidos y leales, y ella supuso que los obsequios de perfumes que había distribuido habían influido positivamente en su actitud. Los sirvientes mostraban gratitud y dedicación, lo que fortaleció aún más su relación con Damaris y consolidó su posición de autoridad dentro de la mansión.
Por otro lado, Thaddeus, bajo órdenes de Claude, hizo su aparición en la residencia de la familia ducal. Disfrazado de sirviente, Claude pudo moverse con libertad por la mansión y observar de cerca a Damaris. Entre tanto, Thaddeus traía consigo un mensaje importante y había elegido este método para asegurarse de que llegara a sus manos sin levantar sospechas.
— ¡Buenas tardes! -Saludó animado Thaddeus-
— Oh... eres tú. -Damaris sonrió alegre al reconocerlo-
— ¡Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos! -Respondió Thaddeus, manteniendo su papel-
— Es bueno verlo de nuevo, Sir Thaddeus.
— He traído un presente para Cristophe por su cumpleaños. -Explicó el guardia de Claude-
— Oh, qué bueno. -Damaris siguió sosteniendo a Cristophe en sus brazos- Puede llevar el regalo a mi habitación. -Dijo, mirando a su hermano- Vamos a ver tu regalo.
— Her... mana. -Murmuró
Cristophe, moviendo sus manitas hacia el paquete y aferrándose a su hermana.
— El paquete se lo llevará un sirviente. -Sonrió cortésmente Damaris-
— Gracias, Thaddeus. -Añadió, agradeciendo el gesto-
Thaddeus asintió y, con cuidado, entregó el paquete a uno de los sirvientes, quien lo llevó a la habitación de Damaris. Mientras tanto, aprovechó la oportunidad para susurrarle discretamente:
— Lady Damaris, necesito hablar con usted en privado. Traigo un mensaje de Lord Claude.
Damaris levantó la vista, reconociendo a Thaddeus inmediatamente a pesar de su disfraz. Asintió sutilmente y le indicó que la siguiera a una esquina apartada del jardín, donde podrían conversar sin ser escuchados.
— ¿Qué sucede? -Preguntó Damaris en voz baja, mirándolo con preocupación-
— Lord Claude necesita que se reúna con él lo antes posible. Hay asuntos urgentes que requieren su atención. -Respondió Thaddeus con seriedad-
Damaris asintió, plenamente consciente de la importancia del mensaje que acababa de recibir. Su mente comenzó a trabajar rápidamente, considerando las posibles implicaciones y la urgencia transmitida por Thaddeus. Con una sonrisa agradecida, miró a Thaddeus y le prometió que tomaría las acciones necesarias.
— Gracias, Thaddeus. Me aseguraré de manejar esto con la mayor discreción posible. -Dijo, manteniendo su tono calmado y sereno-
Con la fiesta en pleno desarrollo a su alrededor, Damaris supo que tendría que planear cuidadosamente su encuentro con Claude. No podía permitirse levantar sospechas entre los invitados ni entre los sirvientes, por lo que debía encontrar una manera sutil y discreta de apartarse del evento sin llamar la atención.
Observando el bullicio y la alegría que llenaban el jardín, Damaris decidió que la mejor oportunidad para escabullirse sería durante una de las actividades programadas, cuando la mayoría de los invitados estuvieran distraídos. Comenzó a elaborar un plan en su mente, considerando cada detalle para asegurarse de que todo saliera a la perfección.
Esperó pacientemente a que llegara el momento adecuado, manteniéndose cerca de Cristophe y participando en la celebración. Cuando finalmente llegó la ocasión, Damaris aprovechó un momento en que todos estaban concentrados en un juego para niños. Con suavidad, se inclinó hacia Annie y Jessy.
— Voy a ausentarme por unos minutos. Por favor, asegúrense de que todo siga en orden y que Cristophe esté bien atendido. -Les dijo en voz baja-
Ambas asintieron, confiando plenamente en las instrucciones de Damaris. Con un último vistazo al jardín lleno de risas y alegría, Damaris se dirigió discretamente hacia la mansión, lista para reunirse con Claude y enfrentar cualquier desafío que el mensaje pudiera traer.
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❨ En la habitación de Damaris. ❩
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El supuesto sirviente ingresó con una enorme caja, cargándola con evidente esfuerzo debido a su tamaño. Al entrar en la habitación, Damaris le indicó amablemente dónde podría dejarla, señalando un rincón despejado junto a una elegante mesa de caoba. El sirviente asintió con una leve inclinación de cabeza y se dirigió al lugar indicado, pero antes de soltar la caja, se detuvo repentinamente.
Fue en ese instante cuando Damaris escuchó una voz conocida, que resonó en la habitación con una mezcla de familiaridad y sorpresa.
— Tiempo sin vernos. -Se sacó la capucha- Lady Damaris.
— ¿Majestad? -Se quedó desconcertada- ¿Cómo es posible que esté aquí?
— Tengo mis métodos para encontrarme con la gente que me agrada. -Expresó con seriedad habitual-
— Vaya... -Una gota apareció en su cien- No Me esperaba eso... -Miró al príncipe Claude- ¿Por qué debería verme?
— Quería informarte sobre nuestro próximo encuentro. -Sonrió y se acercó a ella.
— Te enviaré una carta, así que mantente atenta. -Comentó seriamente-
— E-está bien... -Estaba nerviosa y suspiró-
— No sé cuánto tiempo me tome vernos de nuevo, pero están ocurriendo muchos cambios en el imperio. -Se puso serio-
— ¿A qué te refieres? -Lo miró desconcertada-
— Mi padre, el emperador, está en cama y sabemos por los médicos que le queda poco tiempo.
— Eso quiere decir que tu hermano tomará el trono —se asustó.
— Así es, por lo tanto te pediré que guardes distancia de la familia imperial. Lo primero que hará será obligarte a ser su esposa.
De repente, la conversación fue interrumpida por la aparición del guardia de Claude, quien abrió levemente la puerta e informó con urgencia que era momento de irse. Claude asintió y, con una expresión de determinación, se despidió rápidamente.
— Es momento de partir. Nos veremos pronto, Lady Damaris —dijo Claude, manteniendo su seriedad habitual.
Con esas palabras, Claude se marchó de la habitación tan rápido como había llegado, dejando a Damaris sorprendida y con muchas preguntas en mente. La joven no pudo detenerlo, ya que estaba sosteniendo a su pequeño hermano, Cristophe, en sus brazos. Mientras lo abrazaba con cariño, su mente se llenó de pensamientos sobre lo que debía hacer para evitar la posibilidad de convertirse en la esposa del príncipe heredero. Aunque comenzaba a tomar cariño por Claude debido a su cambio de actitud, la situación era complicada y requería una cuidadosa reflexión.
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— - 🌷 - To be continue. . . ୭
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