━━「 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟭𝟰 」━━







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Había pasado una semana desde la ostentosa celebración del compromiso de Simone y Asterope, un evento que había causado un gran revuelo entre la nobleza. La mayoría de las personas comentaban sobre la fantástica pareja que parecían ser, destacando su elegancia y compatibilidad. Sin embargo, lo que no sabían era que todo esto era simplemente una fachada cuidadosamente construida para mantener las apariencias. A pesar de la verdad oculta, la fecha de la boda ya estaba fijada y no había vuelta atrás.

Por otro lado, Christophe estaba demasiado inquieto y no podía pasar mucho tiempo sin estar cerca de su hermana mayor, Damaris. La solución que encontraron fue dejarlo dormir en la habitación de Damaris. Sorprendentemente, esta medida funcionó como por arte de magia y logró poner fin a sus llantos nocturnos.

Esa mañana, Damaris se reincorporó al oír a su hermano sollozar suavemente. Lo sostuvo entre sus brazos con cuidado, saludándolo cariñosamente y meciéndolo suavemente. Christophe parecía contento de ser lo primero que veía al despertar, y su sonrisa radiante lo evidenciaba, llenando el corazón de Damaris de ternura y amor fraternal.

— Parece que Christophe necesita bañarse. -Comentó Damaris al percibir un aroma desagradable- ¡Jessy! ¡Annie! -Llamó a sus sirvientas, y estas aparecieron de inmediato-

— ¿En qué puedo ayudar, señorita? -Preguntó Annie-

— Por favor, prepara el agua a la temperatura adecuada y encárgate de asear a Christophe. -Dijo tranquilamente Damaris-

— ¡Está bien! -Annie se acercó y estuvo a punto de tomar al bebé en brazos, pero él se negó a despegarse de su hermana-

— Christophe... -Susurró Damaris con suavidad, besando la frente del pequeño- Sé bueno con Annie... ¿Lo harías por tu hermana?

El pequeño Christophe dejó de aferrarse a Damaris después de unos momentos de dulce persuasión. Annie, con paciencia y cariño, se acercó y lo tomó en sus brazos. Sin embargo, Christophe mantuvo una expresión seria, su pequeño rostro fruncido en una muestra de cautela. Damaris no pudo evitar pensar que su hermano era demasiado precavido para su corta edad, pero reconocía que no era del todo malo tener esa cualidad. Después de todo, ser cauteloso podría protegerlo en el futuro de personas con intenciones menos amables.

Una vez que Christophe se marchó con Annie, Damaris aprovechó la oportunidad para prepararse con la ayuda de Jessy. Juntas, eligieron un hermoso vestido para la ocasión y se aseguraron de que su cabello estuviera perfectamente arreglado. Jessy trabajó con destreza, ajustando los detalles del atuendo de Damaris para que luciera impecable. Durante ese tiempo, Damaris se permitió un momento de reflexión y calma.

Tan pronto como acabaron de prepararse, Christophe regresó junto a su dama. Observó a su hermana mayor con sus grandes ojos llenos de curiosidad. Era evidente que la extrañaba, incluso durante esos breves momentos de separación. Extendió sus pequeños brazos hacia Damaris, buscando su calor y consuelo. Damaris se inclinó y lo levantó, sintiendo su peso ligero y reconfortante.

Christophe se aferró a ella con fuerza, hundiendo su carita en su hombro. La escena era verdaderamente hermosa, un momento de puro amor fraternal que parecía detener el tiempo. Damaris acarició suavemente la espalda de su hermano, sintiendo una profunda conexión con él. Sabía que siempre estaría allí para protegerlo y cuidarlo, y ese pensamiento le llenaba el corazón de ternura y determinación.

— Puedo ver que te portaste bien. -Dijo Damaris con suavidad, acariciando la espalda de su hermano-

— Damaris. -Entró su madre en la habitación y observó a su hija- Qué bueno encontrarte, ya que tengo que llevarme a Christophe para hacer unas cosas.

— Está bien. -Respondió Damaris con una sonrisa, entregando a su hermano a su madre-

— Pórtate bien y escucha a mamá. -Dijo ella, y el bebé la miró con calidez-

— Lamento molestarte, hija mía. -Besó la frente de Damaris y se marchó de la habitación-

Después de que su madre se marchó con Christophe, Damaris se quedó unos momentos en la habitación, sumida en sus pensamientos. La tranquila mañana se había convertido en un torbellino de emociones al recordar la reunión con Claude y la invitación a la fiesta de té de Elisabeth.

— Parece que el pequeño duque le tiene mucho cariño. -Mencionó Annie-

— ¡Es verdad! -Afirmó Jessy-

— Es mi hermano, así que debe ser normal. -Aclaró Damaris con calma-

Annie y Jessy, percibiendo la introspección de su señora, comenzaron a recoger la habitación con discreción. Annie se acercó a Damaris, ofreciéndole una taza de té caliente.

— Aquí tienes, mi señora. Un poco de té para ayudarte a relajarte. -Dijo Annie con una sonrisa amable-

Damaris tomó la taza y la sostuvo entre sus manos, disfrutando del calor reconfortante. A medida que bebía, sus pensamientos se aclararon y decidió que era hora de prepararse para el día.

— Gracias, Annie. Eso era justo lo que necesitaba. -Respondió Damaris, devolviendo la sonrisa-

Las tres mujeres se dirigieron hacia el vestidor, donde seleccionaron cuidadosamente el atuendo que Damaris llevaría ese día. Optaron por un elegante vestido de tono pastel que resaltaba su figura esbelta y su porte noble. Jessy se encargó de arreglar su cabello, trenzándolo con habilidad y adornándolo con delicadas flores que combinaban a la perfección con el vestido.

Mientras Damaris se preparaba, sus pensamientos seguían revoloteando en torno a la invitación de Claude. Sabía que su asistencia podría tener implicaciones significativas tanto para su reputación como para su futuro. No podía permitirse tomar decisiones a la ligera.

Finalmente, una vez lista, Damaris se miró en el espejo y tomó una profunda respiración. Estaba decidida a enfrentar lo que fuera que el día le deparara. Con una última mirada a Annie y Jessy, salió de la habitación, lista para seguir adelante con sus deberes y desafíos.
























❨ Un tiempo más tarde. ❩
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Damaris, acompañada de sus damas de compañía, se encontró con Simone en la plaza central del ducado. Simone, siempre elegante y radiante, les saludó con una sonrisa cálida. Después de intercambiar saludos cordiales y ponerse al día brevemente, decidieron continuar hacia su próximo destino: la tienda de ropa. La tienda estaba decorada con hermosos escaparates que exhibían las últimas tendencias de la moda.

Al entrar, fueron recibidas por el dueño de la tienda, quien les ofreció una selección de prendas exclusivas. Damaris y Simone recorrieron los pasillos, admirando los delicados vestidos y elegantes accesorios. Annie y Jessy, siempre atentas, las ayudaron a seleccionar algunas prendas que necesitaban para futuras ocasiones sociales.

Después de finalizar sus compras, Annie sugirió un lugar encantador para comer juntas: Flower Mountain, una acogedora cafetería situada en una colina con vistas espectaculares. La propuesta fue recibida con entusiasmo, y se dirigieron hacia el lugar. Al llegar, buscaron una mesa vacía y tomaron asiento en una esquina tranquila, desde donde podían disfrutar de la vista panorámica.

Cada una de ellas revisó el menú con entusiasmo, deleitándose con las opciones de café, té, pasteles y bocadillos. Después de realizar sus pedidos, se sumieron en una conversación animada, hablando sobre los eventos recientes y los planes futuros.

Mientras esperaban la comida, Jessy aprovechó el momento para comprar el periódico en un quiosco cercano. Regresó a la cafetería con el diario local en mano, y Damaris, reconociendo su esfuerzo, la invitó a sentarse con ellas.

— Gracias, señorita Damaris. -Dijo Jessy, tomando asiento con una sonrisa-

Jessy comenzó a revisar las noticias con interés, y Damaris observó cómo su dama pasaba las páginas del periódico. Al percibir el aroma a café recién hecho y pasteles horneados, permitió que su mente divagara por un momento. De repente, algo en las noticias captó su atención.

— ¿Qué es lo que lees, Jessy? -Preguntó Damaris, curiosa-

—Parece que hay un problema en el puerto principal. Según el diario, ha habido retrasos en la llegada de mercancías debido a una disputa entre los trabajadores y los comerciantes. -Respondió Jessy, señalando el artículo-

— Mmm... interesante. -Damaris sonrió, pensando en cómo esta información podría ser útil para ella en el futuro- (Mmm... parece haber un problema y creo tener la solución para ello, aunque debería ganar más riqueza para mi beneficio) -Pensó Damaris, esbozando una sonrisa satisfecha mientras consideraba las posibilidades que se presentaban ante ella-

La mente de Damaris comenzó a formular un plan, evaluando cada aspecto y las estrategias que podría implementar para sacar provecho de la situación.

Mientras tanto, las damas disfrutaban de la comida y del ambiente acogedor de la cafetería Flower Mountain. Los aromas del café recién hecho y los pasteles horneados llenaban el aire, creando una atmósfera cálida y relajante. Sentadas alrededor de la mesa, estaban inmersas en sus conversaciones, compartiendo anécdotas y risas.

Annie relataba una historia divertida sobre un malentendido en la tienda de ropa, haciendo que todas rieran a carcajadas. Jessy, por su parte, comentaba sobre los últimos eventos sociales y las noticias más recientes que había leído en el periódico. Simone se unía a la charla, añadiendo sus propias experiencias y observaciones.

El sonido de las voces y las risas llenaba la cafetería, y Damaris, a pesar de estar inmersa en sus pensamientos, no pudo evitar sentirse reconfortada por la compañía de sus amigas y el ambiente acogedor del lugar.

















































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Estaba meditando sobre cuál sería el mejor lugar para ganar dinero, y de repente me vino a la mente la casa de apuestas. Sabía que un lugar así podría ofrecerme oportunidades significativas si jugaba bien mis cartas. Decidí entonces centrarme en una conversación con mis damas de compañía, Annie y Jessy, para obtener más información sobre sus familias y las conexiones que pudieran tener. Quizás ellas pudieran ofrecerme algún detalle útil, algún contacto o conocimiento que me permitiera avanzar en mis planes.

Mientras charlábamos en el salón, logré que me revelaran algunos detalles interesantes. Annie, siempre atenta y perspicaz, me contó sobre algunas personas influyentes que su familia conocía. Sus conocimientos y su habilidad para obtener información resultaron ser de gran valor. Valoré profundamente la información que me proporcionó y decidí que debía incluirla en mis planes futuros.

— Annie, realmente aprecio toda la información que me has dado. -Le dije, reconociendo su esfuerzo- Creo que esto será muy útil para lo que tengo en mente.

Annie asintió con una sonrisa, y mientras continuábamos conversando, noté cómo mis planes comenzaban a tomar forma en mi mente. Sin embargo, justo cuando estaba sumida en mis pensamientos y trazando estrategias, una figura familiar apareció de repente, interrumpiendo nuestra conversación.

Era el segundo Príncipe Claude. No esperaba su presencia, y su abrupta llegada me tomó por sorpresa. Sentí un sobresalto, y aunque intenté mantener la compostura, no pude evitar mostrar mi sorpresa.

— Señorita Damaris Williams. -Dijo Claude, corriendo la cortina y observándome con curiosidad- Parece que nos volvemos a ver.

— ¿Eh? -Me sobresalté y lo miré molesta, mientras intentaba calmarme-

— Estaba preguntándome si te encontrabas bien desde nuestro último encuentro y pensé en pasar a saludarte. -Comentó con tranquilidad-

— Es verdad, Príncipe Claude. -Dije, sonriendo un poco incómoda-

Mi personal de servicio se reincorporó y realizó un saludo como muestra de respeto hacia la figura de autoridad que tenían frente a ellos. Les pedí que me dejaran a solas un momento con Claude y lo invité a tomar un poco de té, lo cual me sorprendió, ya que esperaba que rechazara mi propuesta.

— Me sorprende que no hayas rechazado mi presencia. -Comentó-

— Oh... -Suspiré- Bueno, te lo debo... -Dije, sonriendo ligeramente-

— Mmm... si realmente te incomodo, deberías decírmelo de una vez, ¿No crees? -Dijo Claude, manteniendo una expresión seria-

— No es eso, príncipe... -Dije, sonriendo con falsedad- No me incomoda, simplemente me sorprende su actitud hacia mí.

— Por alguna razón... usted me preocupa, señorita. -Dijo, observando su taza de té por unos segundos antes de posar su mirada en mi rostro- También sé que usted es la verdadera asesora de su padre, el Duque George. Me resulta intrigante por qué lo mantienes oculto.

— (Debo admitir que Claude sigue siendo tan inteligente y observador como en el pasado.) -Pensé con una gotita en la sien-

— Además, a diferencia de los rumores que he escuchado sobre usted. -Sonrió ligeramente- Pienso que eres eficiente y sabia.

Mi personal de servicio se reincorporó de inmediato, adoptando una postura respetuosa y realizando un saludo formal hacia la figura de autoridad que tenían frente a ellos. Era evidente el respeto y la reverencia que sentían por el segundo Príncipe Claude, y su comportamiento reflejaba la etiqueta y el protocolo esperados en presencia de la realeza.

Les pedí, con un gesto discreto y una leve inclinación de cabeza, que me dejaran a solas con Claude por un momento. Mis damas de compañía asintieron con cortesía y se retiraron silenciosamente de la habitación, cerrando la puerta tras ellas. El ambiente quedó impregnado de una calma tensa, mientras Claude y yo nos encontrábamos cara a cara.

Decidí invitarlo a tomar un poco de té, un gesto de hospitalidad que, aunque sencillo, llevaba implícita una carga de formalidad y cortesía. Para mi sorpresa, Claude aceptó mi propuesta sin vacilar. Me esperaba que rechazara la invitación, quizás debido a la rigidez de su posición o por mantener una distancia protocolar. Sin embargo, su disposición a quedarse y compartir un momento conmigo descolocó mis expectativas, añadiendo una nueva capa de complejidad a nuestra interacción.

— He estado pensándolo y me gustaría invitarte a una reunión.

— ¿Eh? -Lo miré asombrada-

— Es una pequeña reunión que he estado organizando desde hace un tiempo. -Dijo, dejando su taza- Me preguntaba si a la señorita Damaris le gustaría asistir y compartir su conocimiento con nosotros.

— ¿Qué tipo de conocimientos esperas de una mujer? -Pregunté-

— No la estoy invitando porque sea mujer, sino porque, como dije antes, me gustaría invitarte ya que siento que tu conocimiento nos ayudará. -Dijo, manteniéndose indiferente- Me encantaría que compartieras tu sabiduría con nosotros.

— ¿No son todos hombres? -Ladeé mi cabeza, indiferente-

— Así es. -Contestó-

— ¿No perdería mi reputación si asistiera a una reunión así?

— No creo que sean capaces -Suspiró- Estoy muy interesado en escuchar varias de tus opiniones sobre temas políticos, económicos y sobre la sociedad en general.

Debo admitir que no había considerado la posibilidad de asistir a una reunión donde solo los hombres se reúnen. Era una situación fuera de lo común para una dama de mi posición, y los riesgos para mi reputación eran evidentes. Sin embargo, la oportunidad que se me presentaba era demasiado valiosa para dejarla pasar. Sabía que podía obtener conocimientos y alianzas que podrían ser cruciales para mi futuro.

A pesar de mi determinación, había una preocupación constante en mi mente: la presencia de Claude. Debía evitar cualquier complicación que pudiera surgir de nuestra interacción. Mi prioridad era mantenerme enfocada y aprovechar al máximo la oportunidad, sin permitir que Claude se convirtiera en un obstáculo.

— Sé que siempre procuras ser cautelosa conmigo. -Suspiró y se levantó- Por eso te enviaré a mi escolta la próxima vez, para que puedas responder cómodamente. -Dijo, dejando unas monedas en la mesa y se marchó- Nos vemos, señorita Damaris.

— Nos vemos.

Mis sirvientas regresaron justo cuando terminé mi conversación con Claude. Las vi acercarse con expresiones expectantes, y les hice un gesto para que se acomodaran. Decidí que era momento de pagar la cuenta y regresar a la residencia de mi familia para reflexionar sobre las decisiones que debía tomar.

Llamé al camarero y solicité la cuenta, revisándola cuidadosamente antes de entregar las monedas necesarias para cubrir nuestros consumos. El camarero se inclinó en señal de agradecimiento y se alejó para procesar el pago.

— Jessy, Annie, vamos a pedir el carruaje. -Les dije, levantándome de la mesa-

Las tres salimos del acogedor ambiente de Flower Mountain y nos dirigimos al estacionamiento donde esperaba nuestro carruaje. El cochero, al vernos acercarnos, bajó rápidamente y abrió la puerta del carruaje con un gesto respetuoso. Nos ayudó a subir una por una, asegurándose de que estuviéramos cómodas antes de cerrar la puerta y tomar las riendas.

Durante el trayecto de regreso a la residencia, miré por la ventana, observando el paisaje pasar rápidamente. Mis pensamientos estaban centrados en las decisiones cruciales que debía tomar en los próximos días. La invitación de Claude a la reunión seguía rondando en mi mente, y sabía que mi participación en ella podía tener implicaciones significativas. También reflexionaba sobre las oportunidades de inversión y los posibles beneficios de explorar la casa de apuestas.

Al llegar a la residencia, el cochero detuvo el carruaje y nos ayudó a bajar. Me despedí con cortesía y entramos en la casa, donde el ambiente familiar y tranquilo me permitió continuar mis reflexiones. Sabía que tenía que sopesar cuidadosamente mis opciones y tomar la decisión más sabia para mi futuro.
























❨ Después de unos días. ❩
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Después de unos días, Thaddeus se presentó en mi hogar con un ramo de flores y una carta de Claude. Al abrir la puerta y ver a Thaddeus con ese gesto, no pude evitar sentir una mezcla de curiosidad y anticipación. Thaddeus, siempre impecable y respetuoso, me entregó el ramo y la carta con una reverencia.

— Mi señora, el Príncipe Claude le envía esto. -Dijo Thaddeus, extendiéndome la carta-

Leí la carta con detenimiento. Las palabras de Claude eran directas, pero había un tono de invitación que no podía ignorar. Después de meditarlo por un momento, decidí aceptar la invitación para asistir a la reunión. Sabía que esto podría abrirme puertas importantes y brindarme oportunidades que no debía desaprovechar.

— Gracias, Thaddeus. Aceptaré la invitación del Príncipe Claude. -Dije con determinación-

Una vez que Thaddeus se marchó, comencé a prepararme para asistir a la fiesta de té en la casa de mi amiga Elisabeth. Mi hermano menor, Christophe, estaba especialmente inquieto ese día y se negó a separarse de mí. Sus sollozos y su insistencia me convencieron de llevarlo conmigo. Decidí que sería una buena oportunidad para presentarlo a mis conocidas.

Al llegar a la residencia de Elisabeth, mis damas de compañía, Annie y Jessy, me ayudaron a bajar del auto. Sostuve a Christophe en mis brazos mientras caminábamos hacia la entrada. Elisabeth, radiante y visiblemente emocionada, nos recibió con los brazos abiertos. Las demás chicas también estaban presentes, y todas mostraron un gran interés por la presencia de mi pequeño hermano.

Durante la velada, mi mente estaba sumida en pensamientos sobre la próxima reunión y las implicaciones que podría tener. A pesar de los esfuerzos de mis amigas por incluirme en la conversación, notaron mi silencio y se acercaron a mí, llamándome por mi nombre y haciéndome preguntas sobre el romance y los rumores que circulaban sobre mí. Sabía que estas preguntas provenían de mis enemigos, siempre ávidos de encontrar algún detalle que pudieran usar en mi contra.

Decidí actuar con serenidad y elegancia. Respondí con calma y desvíe el tema, conduciendo la conversación hacia terrenos más ligeros y agradables. Tan pronto como dejamos esos temas delicados de lado, seguimos conversando animadamente. Al mismo tiempo, me esforcé por entretener a Christophe, ya que parecía molesto con las nuevas caras que veía a su alrededor. Le ofrecí pequeños juguetes y palabras reconfortantes para calmarlo.

La fiesta concluyó después de unas horas llenas de risas y conversaciones. Me despedí de mis amigas y les agradecí por su hospitalidad. Con Christophe en brazos, regresé al auto, acompañada por Jessy y Annie. El trayecto de regreso a casa me permitió reflexionar sobre la reunión que se avecinaba y las decisiones que debía tomar. La mezcla de emociones me hizo sentir más preparada y decidida para enfrentar lo que vendría después.







— - 🌷  - To be continue. . . ୭
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