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Dios le entregó una segunda oportunidad a Damaris, quien, tras regresar de un pasado doloroso y darse cuenta de ello, accidentalmente tiró un vaso de cristal que se estrelló contra el suelo con un estruendo. Los fragmentos de vidrio se dispersaron, y el repentino y agudo sonido del cristal rompiéndose resonó en la habitación, atrayendo la atención de todos los presentes y cortando cualquier conversación al instante. La sala se sumergió en un incómodo silencio mientras todos los ojos se posaban sobre Damaris, quien, en su intento de recoger los pedazos, se lastimó la rodilla, dejando una mancha de sangre visible en su vestido.

— ¡Hermana Damaris! -Exclamó con preocupación Simone, su media hermana, quien siempre fingía ser un cordero-

La dama de compañía de Damaris, Jessy, se agachó rápidamente, sus movimientos ágiles y precisos, mientras comenzaba a recoger los restos esparcidos del vaso roto. Los fragmentos de cristal brillaban bajo la luz, reflejando destellos que parecían pequeños fuegos artificiales en el suelo. Jessy, con una expresión de concentración, recogía cuidadosamente cada pedazo, evitando cortarse.

Sin embargo, su atención se desvió cuando notó la herida en la rodilla de su maestra. La sangre brotaba lentamente, manchando el delicado tejido del vestido de Damaris con un rojo intenso que contrastaba con el color claro de la tela. Jessy dejó caer los fragmentos de cristal que había recogido y se acercó más a Damaris, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y urgencia.

— Señorita Damaris, ¡Tiene una herida en la pierna...! -Exclamó Jessy, su voz temblorosa mientras sus manos temblaban ligeramente al intentar evaluar la gravedad de la herida-

— ¿Qué? -Respondió Damaris, mirando la herida con una mezcla de sorpresa y resignación-

Ella permaneció neutral, su rostro una máscara de serenidad, que ocultaba a la perfección la tormenta de pensamientos que revoloteaban en su mente. Mientras desarrollaba una estrategia meticulosa, su mirada se mantuvo fija y relajada, consciente de que cada gesto, cada leve inclinación de su cabeza, era observado atentamente por los presentes. Sabía que todos los ojos estaban puestos en ella, evaluando su reacción al accidente. A pesar del dolor y la incomodidad, se obligó a mantener una postura calmada y digna, proyectando una fachada de tranquilidad que contradecía la intensidad de sus pensamientos internos.

— Jessy, ¿Me podrías pasar el pañuelo? -Pidió Damaris con voz firme-

— ¿Qué? ¡Ah, sí! -Reaccionó Jessy, entregándole el pañuelo apresuradamente-

— Y trae un botiquín, tengo una herida. -Ordenó Damaris, sin perder la compostura-

— ¡Sí! -Asintió Jessy y se marchó en búsqueda del botiquín, sus pasos resonando en el suelo de mármol-

— Siento la conmoción. -Dijo Damaris, reincorporándose y dejando el pañuelo en la mesa con elegancia- No ha sido apropiado de mi parte, pero me retiraré ahora. -Los examinó con la mirada, sus ojos reflejando una mezcla de disculpa y determinación- Por favor no me tomen en cuenta y disfruten del resto de la comida.

Cuando la joven se retiró de la mesa, dejando desconcertados a los presentes, estos comenzaron a conversar en voz baja sobre su repentino cambio de actitud y los modales que mostró enfrente de ellos. Las miradas de curiosidad y juicio la siguieron hasta que salió de la habitación. Un murmullo inquieto y especulativo llenó el aire, como una corriente subterránea de opiniones y juicios no expresados directamente. Cada gesto y palabra de Damaris fue diseccionado en susurros, y las cejas se alzaron en señal de sorpresa e intriga.

Entre tanto, Damaris agradeció haber regresado y se encaminó a sus aposentos, mientras pensaba en muchas maneras de vengarse de Simone. Tan pronto como ingresó, se cambió de ropa con la ayuda de su sirvienta y tomó asiento para que tratara su herida. La herida ardía, pero su mente estaba ocupada con pensamientos de venganza y estrategias para desenmascarar a Simone. Visualizaba cada paso con precisión, desde cómo confrontarla hasta las consecuencias que le haría enfrentar. A pesar del dolor físico, la intensidad de sus pensamientos la mantenía enfocada y determinada, su deseo de justicia brillando con fuerza en su mirada.

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Me quedé mirando a Jessy y sentí una profunda felicidad por volver a verla. Ella no solo había sido una sirvienta leal, sino también una amiga que permaneció a mi lado en los momentos más oscuros, siempre dispuesta a ofrecerme su apoyo incondicional. Su presencia había sido fundamental para que yo pudiera transformarme en una gran dama de la sociedad, guiándome y aconsejándome en cada paso. A pesar de las dificultades, siempre hizo lo mejor posible para ayudarme.

Cuando terminó de curar mi herida y guardar el botiquín, me ayudó a cambiarme de ropa con el mismo cuidado y dedicación de siempre. Sus manos eran firmes pero delicadas, transmitiéndome una sensación de seguridad y confort. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de acostarme, sentí algo extraño bajo las sábanas: unos vidrios esparcidos por mi cama. El terror me invadió al pensar en lo que podría haber pasado si no me hubiera dado cuenta a tiempo.

— ¡Eh! ¡Hay algo dentro de mi cama! -Exclamé asustada-

— ¡¿Señorita?! -Dijo Jessy, acercándose a mí-

Mi sirvienta retiró las sábanas con cuidado, revelando debajo de ellas los restos de un reloj de arena roto. Los pequeños fragmentos de vidrio brillaban bajo la luz tenue de la habitación, esparcidos como recuerdos de un tiempo pasado. Me acerqué y sostuve los fragmentos con delicadeza, sintiendo las piezas frías y afiladas contra mis dedos. Al observar los restos, una profunda reflexión se apoderó de mí. Pensé en la oportunidad única que se me había dado para arrepentirme de mis decisiones pasadas y corregir el curso de mi vida, evitando así el destino de convertirme en una niña engañada y perdida. La imagen del reloj de arena, símbolo del tiempo y las segundas oportunidades, me recordó que aún tenía el poder de cambiar mi futuro.

— Gracias, Dios. -Pensé, apretando los puños- Me has dado otra oportunidad.

— ¡Señorita, sus manos...! -Dijo Jessy, preocupada, pero no la escuché-

— (Gracias por salvarme de mi miserable final... ¡Haré todo lo posible para compensarlo!) -Lágrimas rodaron por mis mejillas- Definitivamente viviré una vida de la cual no me arrepentiré esta vez.

Por un momento, Jessy se quedó en silencio.

— Lo juro por mi hijo no nato. Me vengaré de todos los que me hicieron sufrir en mi vida pasada. -Me sequé las lágrimas- ¡Gracias por darme la oportunidad de vengarme!

Después de hablar con Jessy y darle las instrucciones para que llevara el reloj a reparar, intenté relajarme. Me recosté en la cama recién hecha, sintiendo el fresco aroma de las sábanas limpias. La textura suave de la ropa de cama me brindó una sensación de consuelo y tranquilidad, permitiéndome soltar un suspiro aliviado. Cerré los ojos, tratando de calmar mi mente y encontrar un momento de paz después de los recientes acontecimientos.

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❨ Unos días más tarde. ❩
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Unos días más tarde, nos volvimos a reunir para comer. La mesa estaba elegantemente dispuesta, con candelabros que proyectaban una luz cálida y suave, creando un ambiente acogedor y familiar. Mis padres, George y Astrid, conversaban animadamente, sus manos entrelazadas sobre la mesa, en un gesto de amor y complicidad. Sus risas y miradas cariñosas llenaban el comedor, creando una atmósfera de armonía y felicidad.

— Me he sentido realmente sola, ya que has estado muy ocupado con tu trabajo. -Dijo mi madre-

— Jaja, lo siento mucho por eso. Después de todo, es mi deber como cabeza de la familia -Respondió mi padre-

— Por favor, no te preocupes. Mantendré la casa segura. -Sonrió contenta mi madre-

— Siempre me siento emocionada, preguntándome qué me traerás esta vez. -Comentó animada Simone- Puedo sentir tu consideración en tus regalos.

— Siempre estoy pensando en mis tesoros, incluso si me encuentro lejos. -Dijo mi padre-

Había memorizado un buen poema y tosí ligeramente, llamando la atención de mis padres y pidiéndoles que me escucharan recitarlo.

— Voy a cantarle a la vida,
esta vez en el nuevo año,
espero ya el veintitrés,
y he de esperarlo cantando.
Quiero que exista salud,
continuar en el trabajo,
que no falte el bienestar,
para todos, pues los amo.
Que se terminen las guerras,
que acabe todo lo trágico.
Que entre natura y nosotros,
exista un hermoso canto.

Los presentes se asombraron, sus rostros reflejando sorpresa y admiración ante mi recitación. Mi padre me elogió con una expresión de orgullo inconfundible, lo que me llenó de una profunda satisfacción. Sentí un calor reconfortante en mi pecho y así, sonreí orgullosa por mi pequeña victoria.

— Estoy haciendo mi mejor esfuerzo para no empañar el nombre de la familia. -Dije con voz firme y segura, queriendo transmitir a todos los presentes la seriedad de mi compromiso-

Cuando Simone tomó su turno y recitó su poema, un cambio palpable se produjo en el ambiente. Mi padre se sorprendió y, con el ceño fruncido, la reprendió duramente. Su poema aludía a la desgracia que había caído sobre la familia Williams hace generaciones, un tema que yo jamás hubiera tocado intencionalmente. Observé cómo la desazón se reflejaba en el rostro de Simone y no pude evitar sentirme satisfecha al verla desanimada.

Después de la cena, me tomé un momento para expresar mi gratitud en silencio.

— Querido Dios, gracias por darme comida. -Murmuré mientras tomaba un pedazo de carne- Estoy satisfecha. -Añadí, cerrando los ojos con un profundo sentido de paz y agradecimiento-

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— - 🌷  - To be continue. . . ୭
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Aᴄʟᴀʀᴀᴄɪᴏɴᴇs:

◈〉Aᴜᴛᴏʀ: (Sᴇᴜᴅᴏ́ɴɪᴍᴏ)
◈〉Tɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴅᴇʟ ᴘᴏᴇᴍᴀ: Oᴛʀᴏ ᴄᴀɴᴛᴏ ᴀ ʟᴀ ᴠɪᴅᴀ.
◈〉Lᴏ sᴀϙᴜᴇ ᴅᴇ ɪɴᴛᴇʀɴᴇᴛ, ᴀsɪ́ ϙᴜᴇ ᴅᴇᴊᴏ ʟᴏs ᴅᴇʀᴇᴄʜᴏs ᴀ sᴜs ʀᴇsᴘᴇᴄᴛɪᴠᴏ ᴀᴜᴛᴏʀ.

¡Hola, queridos lectores! 🌙

Hago la entrega del primer capítulo de "Segunda oportunidad" y esperaré pacientemente su apoyó, también como siempre he dicho ustedes son la fuente de mi inspiración.

Estaré agradecida de sus estrellitas 💫 y sus comentarios, continuaré subiendo los siguientes capitulos.

Con cariño,
LadyBeluna019 🌹