𝐔𝐍𝐎
+°•′ - Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 0 1 | Gᴇ́ɴᴇsɪs;;
El sol se ocultó entre el horizonte dandole paso a la luna que era bienvenida por el brillo de las estrellas y por el cantar de las aves, esta iluminaba con mucha intensidad la tierra de la oscuridad. Los depredadores salían de sus escondites en busca de comida y las presas se escondían donde la luz no llegaba a delatarlos. Las nubes oscuras por el azabache color del cielo se movían muy lentamente y las estrellas eran el adorno del cielo. Los animales y humanos apreciaban embelesados su belleza natural como si este fuera el tesoro más hermoso que sus ojos admiraron, y lo era.
Adornada a sus alrededores con hermosos árboles de pétalos rosados que atrapaban la mirada de todo aquel que se avecinaba, estos, hacían juego con los adornos extravagantes de la mansión que daban a entender la riqueza de su gente. La luz de las linternas tradicionales adicionaban una luminosidad más intensa que la misma luna daba. El color carmesí de la sangre adornaba el suelo de la entrada, pasillo y ventanas; las habitaciones se mostraban abiertas dejando a la vista los miles de kimonos regados sin ningún cuidado, entrando más en el pasillo principal el sonido de carne siendo destrozada era lo único que se escuchaba. Los sollozos y gritos de agonía se mezclaban en el ambiente oscuro y sin vida.
Levantó la mirada al percibir el sonido de pisadas dirigiéndose a la entrada de la gran habitación principal, con la mano manchada en sangre y carne por debajo de las filosas uñas como si fuera mugre, tomó el abanico de oro ocultando la mitad de su rostro. Con una sonrisa coqueta se levantó del suelo, dejando caer el cadáver femenino que se encontraba reposando en su regazo a la fría madera. Pasó su lengua por todo su labio superior e inferior degustando el sabor metálico de la sangre ajena de sus presas.
Esperó paciente a quién sería su posible próxima víctima. Su mirada multicolor paró en la puerta principal; no fue mucho lo que pasó de tiempo para que se abriera poco a poco mostrando así a una joven niña, que al ver el escenario, sus ojos reflejaron el terror mismo. La joven tapó su boca con sus manos pequeñas, posiblemente deteniendo las ganas de soltar un grito desgarrador. El hombre alzó una ceja, admirando el delicado cuerpo de la niña temblar, también pudo notar como sus ojos se cristalizaron y a los segundos caer unas cuantas lágrimas de ellos empapando sus pálidas mejillas.
Al ver a sus hermanas, primas y tías muertas... destrozadas, algunas irreconocibles por la pérdida de carne en sus rostros, fue mucho para ella. Incluso si algunas de ellas la habían tratado mal a lo largo de sus pocos años de vida, nunca había deseado que murieran en esa manera y con tan solo 8 años de edad y ver eso era el mismo infierno; visualizando el masacre su mirada paró en el chico de cabello largo y rubio, que tapaba con su abanico parte de su boca, pero se podía apreciar el sonido sutil de una risa divertida.
Al detallar bien su mirada multicolor, un sentimiento de ira e impotencia nació en el interior de su corazón siendo estos opacado por el terror y la inmensa tristeza. Dio un paso hacia atrás cuando el chico se dirigió hacia su persona, tan calmado como si la sangre y los cuerpos que yacían en el suelo no fuera nada para él; otro paso hacia atrás y la niña cayó de trasero al piso ensangrentado. El chico no dijo ninguna palabra, sus ojos multicolor en los cuales en vez de pupilas tenía kanjis le veían como un depredador mira a su presa.
– Oh~ pequeña, no tuviste que venir hasta aquí, interrumpiste mi cena... Pero, ¿sabes?, te vez tan deliciosa... la carne de una niña no esta tan desarrollada y exquisita como el de mujeres más mayores, me atrevo a decir que la carne de tus familiares estuvieron exquisitas, incluso si algunas eran muy jóvenes para mi gusto – El chico se arrodilló delante de ti, acercó una mano a tu mejilla y la acarició con un notable deseo. No podías moverte y aún que lucharas internamente para mover un solo dedo, simplemente no podías.
Una extraña repulsión se manifestó en su interior cuando el rostro del chico se acercó lentamente al suyo manteniendo una distancia muy corto entre ambos rostros, pasó su pulgar por debajo de su ojo limpiando las lágrimas que salían de ellos – No llores, vas arruinar tu piel... Mmm... – Su mirada pareció detallar cada facción de ella como si estuviera memorizando cada una de ellas – Extrañamente te me haces muy familiar niña, pero eso ya no importa, ya que serás devorada por mí – Ante lo dicho tragaste saliva haciendo que tu seca garganta se humedeciera un poco. Una de las manos del hombre acarició tu cabello, y delicadamente la dejó caer pasando sus uñas en tu piel, sus dedos acariciaron tu cuello y lo rodeó completamente con una sola mano – Creo que este es nuestro adiós, pequeña – Apretó el agarre en su cuello, prohibiendo el paso de aire hasta sus pulmones. Con sus pequeñas manos sujetó el brazo del hombre, poco a poco su rostro se tornó de un leve color azul y ante la necesidad del aire golpeó su brazo y pateó su amplio torso.
Cerraste los ojos rindiéndote en ese instante, ya no importaba si morías, tus familiares fueron brutalmente asesinadas y devoradas por un monstruo al que extrañamente se le hacia familiar, ellas eran tu familia, lo mas preciado para ti, incluso después de todo lo que te hicieron. Bajaste tus brazos y dejaste de patearlo, poco a poco tus párpados se volvieron pesados y tu visibilidad se nubló.
A los pocos segundos, la fuerza que ejercían en su cuello desapareció, poco a poco sintió como la mano del hombre la dejó libre. Sin la gran presión en su cuello, inhalo profundamente, acariciando su cuello aliviando el dolor. Ladeaste la cabeza, encontrándote con la espalda de un joven chico de cabello azabache, delante de él, estaba el rubio sin brazos, mirando con cierta molestia al sujeto que te protegió.
– No pensé que regresarían de nuevo... – Este aún con su molestia mostró una falsa sonrisa ladina – Al jefe no le gustará esto... – El azabache dio un paso hacia al frente, el rubio retrocedió y antes de que pudieran reaccionar desapareció por arte de magia, esfumándose del ambiente traumático.
El silencio sepulcral dominó el lugar. El azabache miró de reojo como el cuerpo de la pequeña niña gateaba hacia los cuerpos de las mujeres muertas. Esta sujetó la mano fría de lo que el hombre pensó que probablemente era su madre. Alzó la mano de la mujer y la pegó contra su frente, un sollozo escapó de sus labios temblorosos.
– _____... – el chico azabache caminó hacia ti, se agachó y posó una mano en tu hombro. Dejaste de apoyar tu frente en la mano de tu difunta hermana, ladeaste la cabeza topándote con el pecho del hombre, miraste la yukata que era extrañamente familiar para no mirar un diseño así antes. Levantó lentamente la mirada encontrándose con los ojos azul marino del chico. Una extraña descarga eléctrica recorrió su cuerpo e imágenes inundaron sus pensamientos.
– Giyuu... – fue lo último que el chico escuchó antes de ver el cuerpo de la niña desfallecer, este la sujetó antes de que toque el ensangrentado suelo.
El sol salió a dar luz al mundo como todas las mañanas, siendo este bienvenido por el cantar de los pájaros que volaban libremente por el amplio cielo celeste. Los faros que iluminaban las calles por la noche, se fueron apagando poco a poco.
Los rayos de sol sobrepasaban la tela de las cortinas, iluminando la casi vacía habitación. Pronto, la alarma de un celular sonó avisando el comienzo de un nuevo día. Somnolienta, abrió los ojos tallándolos suavemente con el dorso de las manos. Levantó el torso del colchón y estiró la mano hasta el celular, apagando la alarma. Se desplomó nuevamente en el colchón y dejó escapar un sonoro suspiro de sus labios.
Miraste las cortinas de color blanco y otras de naranja, levantaste nuevamente el torso del colchón y con la mano hiciste de lado las cobijas que cubrían tu cuerpo. Te apoyaste sobre tus pies y finalmente saliste de la cama.
Caminando hacia el baño con una visible pereza, encendió la luz de este. Visualizó su interior antes de permitirse entrar, no había más que papel higiénico y unas cuantas toallas para secarse el cuerpo, no había nada de nada en el pequeño apartamento en el que habitabas. Lavó su cara con abundante agua y al terminar apoyó las manos sobre la pila mirando por el espejo su rostro.
Un escalofrío rodeó tu cuerpo al recordar el sueño que tuvo en la fría noche, era inevitable no temblar ante el traumático recuerdo que después de tantos años no olvidabas. Posó una mano sobre el espejo y la imagen de cadáveres femeninos detrás suyo se hizo presente solo por unos segundos. Cerraste los ojos apretando levemente la encimera del tocador.
– Solo es un sueño... Solo es un sueño... – Suspiró deshaciéndose de sus vestimentas, ignorando las imágenes que constantemente te atormentaban día y noche. Abrió el tubo y al instante salió agua helada de la ducha, acercó su cuerpo empapándolo sin ni siquiera importarle el repentino cambio de temperatura que sufrió este.
Pasaron unos pocos minutos cuando salió del baño, tomó el celular desenchufándolo de su cargador y miró la hora. Aún era temprano, por lo tanto, tomó la ropa de la academia, dejando la toalla que cubría su desnudez al colchón. Miró el reflejo de su cuerpo en el espejo, mientras acomodaba la corbata lentamente cumpliendo todos los pasos del tutorial que se reproducía en la pantalla del celular, por último abrocho los botones de su pantalón color verde.
Un leve golpeteo a la puerta de madera la sacó de sus pensamientos, con cierta curiosidad se dirigió con sigilo hacia la puerta y la abrió cuando confirmo que no era ningún extraño. Una joven niña hizo una reverencia bastante pronunciada, como si su persona fuera la misma deidad de la tierra en persona.
– Buenos días señorita ____, espero y no molestarla, aquí tiene la copia de las llaves de la habitación – La chica dejó a la vista una llave sobre sus manos.
Delicadamente tomaste las llaves de sus manos detallando cada facción de la niña que solo se mantenía cohibía en su lugar, mirando el suelo todo el tiempo.
– Muchas gracias, agradezco su hospitalidad, ¿la señora está al pendiente de la situación? – La chica asintió.
– Ante cualquier suceso que ocurra, nuestros cuervos nos harán saber. – La chica levantó la mirada con cuidado, pero fue lo suficiente como para que sus miradas chocaran. La niña bajo la mirada rápidamente con un notable miedo. Levantaste una ceja confundida, ¿Por qué tanto miedo a su persona? ¡Oh, claro! Los rumores que circulaban no daba muy buena imagen tanto en ella como su puesto entre las lineas cazadoras – Ahora, sí me permite me retiro. Que pase un buen día – Otra reverencia pronunciada y la chica se marchó tan rápido como sus piernas se lo permitieron.
– Igualmente... – Miró la llave entre sus manos y luego a la dirección donde se esfumó la niña. Sonrío de lado sin poder evitarlo, los rumores solo hacían que las personas le tuvieran miedo como si de un monstruo de media noche se tratase. Guardó las llaves en uno de los bolsillo delanteros del pantalón, caminó de regreso al interior del apartamento. Tomando el bolso y el celular saliste de este y cerraste con seguro la puerta.
Las calles poco a poco se iban llenando de personas que se dirigían a sus respectivos trabajos, miraste el cielo tan claro como el agua. El abrasador calor de la mañana eliminaba cualquier rastro del ambiente frío de la madrugada y el olor a comida inundó tus fosas nasales. Bajó la mirada, visualizando los pequeños establecimientos de comida abiertos, de ellos mujeres y hombres cocinando con tanta pasión la comida para sus clientes; el sonido de las cucharas metálicas contra el metal de la olla, el sonido del cantar de los pájaros, el de las cortinas metálicas abriéndose para iniciar un nuevo día de trabajo en las tiendas, el leve sonido de las campanas de los cafés que anunciaban la entrada y salida de un cliente y el hablar de las personas que caminaban una a la par de la otra, era para ella música para sus oídos y aún que fuera una molestia para algunas personas, para ti no lo eran en absoluto.
Empujaste la puerta del local provocando el leve tintineo de la campana anunciando tu llegada, el olor a vainilla inundó sus fosas nasales y un cómodo ambiente la recibió. No había nadie en el local, posiblemente por ser un café nuevo la gente desconocía de su paradero. Pronto escuchaste un chillido desde la barra del local, amplió sus labios mostrando una sonrisa melosa a las personas que se encontraban saliendo de la cocina.
– Buenos días chicos, ¿cómo amanecieron? – La joven mujer sonrió y corrió hacia ti, abrazándote fuertemente.
– ¡Buenos días ____! Amanecimos bien, aunque sólo dormimos unas 3 horas, ayer Iguro y yo estuvimos ordenando el local junto con nuestros sucesores, ¡Fue muy cansado! – Se quejó llevando sus manos a los cachetes.
– Supongo que no sólo vienes a pasar el rato – Iguro se cruzó de brazos, mirando como ambas chicas se acercaron a la barra.
– Tienes razón, no tengo nada de comida en el departamento y no me vendría mal comer aquí, digo, después de todo eres un cocinero, Iguro – Mostraste una sonrisa burlona que molesto a Iguro.
– ¿Y que quieres comer, ___? Hay una gran variedad de desayunos en el menú – Mitsuri dejó una tablilla con el menú sobre la mesa. La tomaste entre tus manos y miraste la gran variedad de desayunos.
– Un... desayuno americano – Mitsuri asintió ante tu pedido, retiró la tablilla de tus manos.
– A tus órdenes! Ya vuelvo con tu pedido – La chica se adentró a la cocina dejando solos a ti y a Iguro.
– Parece que disfruta de su "nuevo" trabajo – Una sonrisa nostálgica e incomoda delató su estado de animo.
– ¿Te sucede algo? – El chico te señaló. – Estas más rara que de costumbre y eso me inquieta...
– Wow, que bonito de tu parte que te preocupes por mi – Un bufido departe de chico hizo que una carcajada sin ganas saliera de tus labios. Levantó sus manos rindiéndose ante la curiosidad del domador de serpientes, su cálida sonrisa fue remplazada por una mueca frustrada. – No, sólo los mismos sueños de siempre – Recargaste tu mentón en el dorso de la mano. – ¿A ti te pasa también?, los recuerdos y eso...
– Me pasa, pero simplemente lo ignoro, no debería estar atormentándome constantemente con recuerdos que no portaran nada a mi futuro – Iguro tomó una taza de café vacía y la dejó en la máquina.
– Tienes razón... – suspiró – pero es inevitable no recordar, las imágenes sólo vienen a mi cabeza sin mi consentimiento – Movió las manos alrededor de su cabeza que dejó en claro lo fastidioso que pueden llegar a ser esos recuerdos. – Cambiando de tema, ¿Qué harán Mitsuri y tú en la noche? – Una sonrisa coqueta basto para que Iguro la fulminara con la mirada.
– Nada del otro mundo, dar vigilancia como se nos fue asignados, pero debo decir que atender un café en el día y hacer recorridos en la noche es algo agotador – Dejó con cuidado la taza llena de café enfrente de la chica, aún que tuviera ganas de sobra para hecharselo encima, su hermosa y deliciosa creación no merecía ser regada a tal persona. Así que Iguro solo retuvo sus instintos, que fueron notables ante tus ojos observadores.
– Gracias... – Tomaste la taza entre tus manos, dándole un sorbo al delicioso café latte. El caliente líquido pasó por tu garganta quemándola un poco en el proceso, pero eso no te importó. – Está delicioso.
– Pues claro que está delicioso, ¿quién crees que lo hizo? – Soltaste una risita. Iguro tomó otra taza e hizo el mismo procedimiento. – ¿Estás lista?
– ¿De qué? – Iguro rodó los ojos y dejó caer una mano a su cadera.
– A tu misión, pues claro, es lo único que me interesa de ti – Iguro sintió un leve golpe en su pierna.
– No digas eso cuando exactamente te preocupas po...– Iguro le dedicó una mirada a Mitsuri, quién al entender que casi revelaba las verdaderas preocupaciones del chico decidió cambiar de tema – Bueno, aquí está tu desayuno americano, ¡es muy delicioso! lo probé justo antes de abrir el café – Cuidadosamente la chica dejó el plato en la mesa, al mirar el contenido del plato fue inevitable no tragar saliva.
– Se ve delicioso, muchas gracias Mitsuri – La chica sonrió orgullosa. Tomaste el tenedor y sin esperar más, cortaste los esponjosos panqueques, que al cortar un pedazo, la miel se derramó dándole un aspecto mucho más delicioso que antes. Te deleitaste ante el dulce sabor de la miel con las esponjosidad de la masa. – Y sabe delicioso –
– Mis sucesores, bueno, ahora ayudantes en la cocina, hicieron tu almuerzo para que lleves a la academia – Mitsuri dejó sobre la mesa un contenedor lleno de comida.
– Muchas gracias – Degustó ahora los huevos revueltos. Mitsuri tomó una taza de café que le pasó delicadamente Iguro.
– No es nada, espero y te vaya bien ahora en la academia – Mitsuri tomó un sorbo al capuchino.
– De cierto modo estoy nerviosa por como tengo actuar ante ellos – Iguro dejó su taza en la mesa.
– Mientras no hagas una estupidez que ponga en peligro tu verdadera identidad, todo bien – Mitsuri golpeó suavemente el brazo de Iguro. Este se quejó sin saber el por que recibió tal agresión, solo decía la verdad.
– Sin importar que pase siempre estaremos para ti, incluso si las cosas no salen como planeamos – Mitsuri acarició tu cabello. Tragaste el último trozo de panqueque con una sonrisa.
– Muchas gracias, pero de igual forma, a como dijo Iguro, no tengo que dejar que mis preocupaciones me controlen, si no todo terminará muy pronto – Mirando la hora en el reloj tomaste un último sorbo al café terminándolo por completo. – Me tengo que ir o llegaré tarde a la academia - Mitsuri asintió recogiendo los platos y llevándolos a la cocina.
– ¿No te lavaras los dientes?, eres una cochina – Rodaste los ojos dirigiéndote al baño.
- Piérdete, domador de serpientes – dijiste en cuanto saliste del baño, iguro bufo molesto y Kabumaru salió de las ropas de su amo. Parecía triste, no lo pensaste mucho y le besaste su pequeña cabeza escamosa. – Tu eres una cosita bien linda, Kabumaru, no como el amargado de tu dueño – Iguro la fulminó con la mirada. Sonriendo burlonamente la chica tomó su bolso dirigiéndose hacia la puerta del local. – ¡Adiós, muchas gracias por la comida y el almuerzo!
– Espero y te caigas por las escaleras – Iguro rodó los ojos. Mitsuri hizo acto de presencia y le reprendió. – ¡Ya para de defenderla!
– ¡Adiós, ten un buen día de clases! – Mitsuri sonrió viendo cómo la chica se despedía con la mano saliendo del local. – Eres un hombre muy grosero, Iguro.
– ¿Y yo por qué? Dile a ella que me deje de molestar – Iguro se cruzó de brazos viendo como desaparecía de su vista el cuerpo de la chica.
– ¡Ah, pero bien que te preocupas por ella! – Un tic en la ceja de Iguro bastó para darle a entender a Mitsuri que ya no podía contraatacar. Mitsuri sonrío de lado – Vamos, llegaron nuevos clientes – Unas cuantas maldiciones en voz baja de parte de Iguro y este se fue a recibir a las nuevas personas.
El enorme edificio de forma de "H" era algo el cuál para los que querían ser héroes los llenaba de orgullo pisar esas instalaciones, pero para una persona que solo esta ahí por el bien de su organización, no era para nada emocionante, solo nerviosismo era lo que sentía y miedo al hacer algo malo, que todo se vaya a la basura por un simple error. Sin embargo, los árboles que decoraban toda la academia daba cierta calidez al ambiente y el cantar de los diversos pájaros le daban confianza, tal y como si los pudiera entender.
Sabía que al pisar esas instalaciones no había vuelta atrás, y que en ese justo momento daba inicio a la misión que le habían asignado. Parte de su vida debe estar a la incógnita, sin revelar mucho de ella, pero a la vez no callarse. Siendo una de las personas que más confianza le tiene el jefe, su deber es solo uno y es de los más importantes que le habían asignado en esa vida, así que no se puede permitirse fallar.
Suspiró eliminando todo tipo de pensamiento que la haga caer al más profundo abismo de sus emociones. Decidió finalmente dar un paso y entrar a la gran famosa academia UA.
– Era la 1-A si no me equivoco... – Al caminar por los grandes pasillos solo la hizo sentirse más ansiosa. Incluso se llegó a perturbar más de una vez ante los físicos de los estudiantes, no era por desagrado o algo parecido, pero al no estar tanto tiempo en la ciudad o en lugares aglomerados, aún no se acostumbraba a las personas con transmutaciones por sus propios quirks.
Caminando lo más rápido que sus piernas le permitieran se dirigió a lo que sería el camino a su salón. Levantando la mirada del suelo y visualizaste una puerta - Bastante grande a decir verdad - con un grabado el cual decía "1-A", sin poder evitarlo sonreíste aliviada. Ahora, su misión empezó y consigo su personalidad se esfumó, dando paso a otra.
Corriste hacia el salón, esquivando en el proceso a 3 estudiantes que se situaban delante de la puerta. Ingreso apresurada al salón, captando no sólo una mirada si no todas las demás. Trataste de detenerte, pero tus cálculos salieron mal y terminó chocando con un escritorio vacío. Por dicha y para su fortuna, no se cayó ella ni el escritorio.
Te sostuviste de la mesa y visualizaste todo el lugar; estaban los estudiantes, pero no el profesor, eso era muy bueno a decir verdad. Cansada se tumbo en el asiento del escritorio, tirando el bolso encima de la mesa. Suspiraste exageradamente, mientras echabas la cabeza hacia atrás.
– ¡Si! ¡Llegué a tiempo! – Levantó una mano hacia el techo, dando a entender que ganó una competencia en la que nadie estaba enterado. Unos pasos apresurados hacia tu persona te alertó, regresó su cabeza hacia al frente captando a un chico de cabello azabache con lentes y que hacía movimiento exagerados con sus brazos.
– Oye ¡así no se entra! Fuiste muy maleducada e imprudente.. y además en los pasillos no se corre – Sin poder evitarlo tu mirada lo escaneo de pies a cabeza. Levantaste una ceja y a su vez posando una mano en su pecho fingiendo estar indignada.
– ¿Disculpa?, mi forma de entrar fue muy extravagante para tu información - Levantándose del asiento dejaste caer una mano en la cadera. - Parece que no puedes soportar el estilo neutrón - El chico azabache frunció aún más el entrecejo - ¡Si frunces el entrecejo así, te saldrán arrugas a muy temprana edad!
– ¡Siendo tu primera impresión es muy mala a decir verdad y además si quieres pasar solamente di "con permiso", ahora debes disculparte por tu forma de entrar al salón! – Seriamente, estabas de acuerdo con el chico en tanto a primera impresión. Frunciste levemente el entrecejo, en pensar en otra forma de cómo actuar.
– ¡No creo que sea para tanto Iida! – El tartamudeo de un chico en la entrada pareció captar su atención, le dedicaste una mirada curiosa al chico que a diferencia del chico con lentes este era físicamente muy normal.
– Tiene razón, mi primera impresión no fue la correcta, esperen la vuelvo hacer – Caminaste a fuera rebasando a las tres personas, dando vuelta caminaste nuevamente a dentro del salón – Hola mucho gusto mi nombre es ____ ____, lo siento por dar así mi primera impresión, pero quería ver como me daba el plan de diva, pero ya veo que no, ¡Ah! Y lo siento por entrar corriendo al salón de esa manera, mi culpa, lo admito – Soltando una risita la chica levanto las manos hacia arriba como si de un criminal que fue atrapado se tratase.
– Midoriya Izuku, un gusto en conocerla, ____ – Estrecho su mano con la mano del chico dando un suave apretón. Le dedicaste una sonrisa, pensando en lo tierno que era el chico en cuanto se sonrojó por el acercamiento de tu persona a él.
– ¡Oh! Yo me llamo Uraraka Ochako, un gusto ____ – Nuevamente estrechaste tu mano esta vez con la mano de la chica de cabello corto. Esta rascaba su nuca avergonzada, sin evitarlo una sonrisa ladina se extendió en tu rostro.
– Me pueden llamar por mi nombre y sin honoríficos, aunque se me haga muy tierno que me digan por honoríficos, no le veo lo necesario ya que seremos compañeros por 3 años – Haciendo una corta reverencia saludaste a los demás – ¡Hola!, Eso va para ustedes también, espero y llevarnos bien...
Los estudiantes sonrieron aliviados de no tener que cargar con otra persona molesta, que, aún que no se hayan conocido en absoluto, ya se habían dado cuenta en cuanto entraron al salón que una persona iba hacer un dolor de cabeza soportar, y siendo más específicos, el chico de pelo cenizo que se situaba detrás del escritorio que reclamaste tuyo y tener que aguantar a otra, iba hacer un desastre increíble. Pero no fue así, por lo tanto, la mayoría estaba contenta.
– Yo soy...– Siendo interrumpido por el sonido de una adormilada voz, el chico de lentes como los demás miraron a la puerta del salón.
– Vayan a otro lado si quieren jugar a los amigos – Todos posaron sus miradas al suelo. Había un hombre cubierto completamente por una bolsa de dormir de color amarillo. Levantaste una ceja, creíste a ver visto todo en esa academia, pero tal parece que no fue así. – Este es el curso de héroes – Tus ojos se abrieron ante la sorpresa de haber descubierto que la persona que se escondía - Bueno, estaba cubierta - en la bolsa de dormir, no era más que un pro-héroe. – Bien, tienen 8 segundos para quedarse callados – Admirando cómo el hombre salía perezosamente de lo que era su "cama", optaste por sentarte en el escritorio para evitar problemas. – El tiempo es limitado, ustedes chicos no son lo completamente racionales – El hombre con aspecto desaliñado señaló a los tres que aún estaban parados enfrente de él.
Siendo testigo de lo que estaba ocurriendo ante sus ojos, la chica saco una chupeta de su bolso sabor a fresa, abriendo su envoltorio lo introdujo tranquilamente a su boca, disfrutando el dulce sabor del caramelo.
– Disculpa, eres el héroe profesional EraserHead y como esta aquí supongo que es nuestro profesor titular, ¿verdad? – El hombre fijó su mirada en la chica que disfrutaba de su caramelo, entre cerró sus ojos teniendo una mala vibra sobre ella, no obstante, dejó sus pensamiento a un lado para solo asentir ante lo dicho.
– Como dijo su compañera, soy su profesor titular Aizawa Shota, encantado de conocerlos – Fue inevitable no notar la sorpresa en los rostro de algunos de lo estudiantes pertenecientes al salón. – Es algo apresurado, pero salgan al patio – Mostrando el uniforme de educación física, ya sabías o por lo menos tenías una idea de lo que se avecinaba.
– ¡¿Un examen de individualidad?! – Contemplando el cielo sin ponerle verdadera atención a lo que el héroe profesional había comentado, ladeaste la cabeza al escuchar el grito de la mayoría de tus compañeros. Todos estaban exaltados, aún que algunos no lo dejaban expresar abiertamente, sus ojos los delataban. Saco la paleta del caramelo de su boca .
– ¡¿Que hay de la ceremonia de apertura?!, ¿Y la orientación?! – Curiosa, ladeaste la cabeza a la chica que antes se había presentado como Uraraka Ochako, no tenías ni la mínima idea de como era una ceremonia de apertura en cuánto a educación se trataba, por lo tanto, su exageración le pareció curiosa, ¿Era tan importante la ceremonia de apertura o la orientación al ingresar a un instituto? Nunca lo sabría, ya que nunca pisó un centro educativo hasta este momento. Aclarando que ella solo estudió junto con el jefe de su organización y también en el corto tiempo que se quedó con sus familiares antes de que estos murieran, tenía el nivel de educación como sus compañeros.
– Si vas a volverte un héroe, no hay tiempo para eventos como ese – Regresaste la mirada al héroe profesional, parecía que en esta academia no le importaban las costumbres o tradiciones que se realizaban en los demás centros educativos, estos sólo les interesaba preparar a los adolescentes para llegar a ser héroes formidables. En cierta parte, su manejo de preparar a los estudiantes a héroes te pareció igual al de la organización, nada más que con la diferencia de que al menos la academia se preocupa por el bienestar tanto mental como de salud de sus estudiantes, mientras que en su organización pasaba el quien sobreviviera más tiempo. – Lo que vende la UA es como las tradiciones de las escuelas, no tienen restricciones, es por eso que tampoco lo tiene la forma en la que los profesores manejan su clase, ustedes han hecho eso desde la primaria, ¿no?, Lo que haremos es un examen de capacidad física donde no se les permiten utilizar sus particularidades – Como suponía, la UA sólo le interesa preparar a los estudiantes a ser héroes. Sin evitarlo, soltaste un largo suspiro, por lo menos no iba a gastar sus preciadas energías en su quirk, algo que la alivió. – El país sigue tomando... - No seguiste escuchando, realmente no te importaba lo que sucedía políticamente con el país en cuanto a desarrollo de heroes se hablara, no es que tuviera un resentimiento o cierto odio a ellos, pero a tu corta vida - en esta vida - lo único que querías era terminar con todo el sufrimiento que era simplemente ignorado por los héroes o bueno, sin conocimiento de parte de ellos, mejor dicho. Ladeo la cabeza mirando al chico al lado suyo, curiosamente todos mantenían su distancia de él - cosa que tu no tenías - lo escaneo completamente sin poder evitarlo, tenía el cabello rubio cenizo, su ceño fruncido que puede ser algo característico de él, su postura que demostraba tanto intimidación como aburrimiento. Era un chico que no llamaba, pero a la vez si, no lo conocía lo suficiente - ni siquiera sabías su nombre - para saber porqué todos mantenían la distancia con él, pero ya tenía una idea del porqué. Era como ver un doble de tu compañero albino, pero sin cicatrices que decoraran la mayoría de su cuerpo. Era de cierto modo, interesante.
— Si sigues mirándome te mato — Si, un doble total de tu compañero. Levantó la ceja ante su "amenaza", ciertamente en vez de asustarte te dió gracia. No le tenía miedo a la muerte y que alguien diga que te iba a matar, era como un canto para sus oídos o una simple broma infantil.
— No me matarás — Decidiste seguir su juego de niño malo — Por qué antes de que muevas un solo dedo, ya estarías en el suelo muerto por mi — Burlarse de las personas era un pasatiempo que casi nunca hacía, pero al ver las reacciones de las personas le hacía querer burlarse todo el tiempo de ellas, era simplemente divertido, pero a la vez puede llegar a irritar. La ceja del chico se arqueo y una mirada de irritación se podía leer en todo su rostro. Como decía, simplemente divertido.
— Tienes agallas, maldita.. — y antes de que terminará, el héroe lo interrumpió.
— Bakugou terminaste de primero en el examen práctico, ¿No?, en la escuela media, ¿cuántos metros fue tu mejor resultado en arrojar un balón? —.
— 67 metros — Levantó los hombros como si 67 metros no fueran nada. Bueno, en realidad en un mundo donde las personas o por lo menos la mayoría tenían "super poderes" cualquier cosa no era nada.
— Bien. Ahora, intenta con tu invididualidad — Le arrojó la pelota y el chico la tomó en un ágil movimiento. Tenía buenos reflejos, eso no iba a negarlo.
— Buenos reflejos — Tratando de ser "buena compañera", golpeó suavemente la espalda del chico dando apoyo, aunque se veía que no lo necesitaba en realidad — Buena suerte, campeón — El chico la fulminó con la mirada y caminó hacia donde el encargado pro-héroe de la clase señaló.
— Puedes hacer lo que quieres siempre que estés en el círculo — Ahora tu única obligación era mirar pacientemente que tipo de poder cósmico iba a salir en el chico — Apresúrate y da todo lo que tienes.
— Bueno, si es así — En un rápido movimiento el chico se preparó para lanzar la pelota — ¡Muere! — La pelota voló por los aires y una enorme explosión antes de lanzarla sonó haciendo que la tierra saliera por todas partes. Vaya forma de lanzar una pelota, le recordó ahora a su aprendiz que se auto-proclamaba rey de la montaña.
— ¿Muere? — Ladeo la cabeza mirando ahora al chico llamado Izuku Midoriya, se podría decir que ese chico ya conocía al otro cascarrabias.
— Primero, conoce tu propio límite, es la forma más lógica de comenzar con tu camino a ser héroe — Perezosamente, el pro-héroe mostró la pantalla de su dispositivo, mostrando así el número récord del lanzamiento del chico.
— ¡Oh! ¡705. 2! Eso es mucho — Era inevitable no sorprenderse, aunque la verdad no era mucho para hacerlo. Pero aún así, los chicos eran fuertes y si él mejoraba en su quirk sus "explosiones" podían ser mortales. Muy mortales.
— 705 metros, ¿es enserio? — Por el tono de voz del chico rubio con mechones negros, sabías que estaba decaído, posiblemente por que no llegaría a ese nivel, incluso con su propio quirk.
— ¿Qué es esto? ¡Parece divertido! — Ahora se escuchó la voz de una chica completamente rosada.
— ¡Podemos usar nuestras habilidades cuando queramos! — El chico peli negro con codos raros parecía muy emocionado. Pero, en cambio ella tenía muchas dudas.
— Espera... ¿Esto no era un examen para no usar los quirks, y ver las capacidades de todos sin ellas? — Nadie le hizo caso, además, no era como si pudieran contestar a lo obvio.
— "Parece divertido", ¿eh? — Su tono de voz se endureció, cosa que hizo callar a todos — Tienen 3 años para convertirse en héroes, ¿tendrán esa actitud todo el tiempo? — sin respuesta, prosiguió — Esta bien — Sonrió tan tenebrosamente que llegó a perturbar a sus alumnos — Quien termine de último luego de las ocho pruebas, será juzgado como sin potencial. — Todos jadearon exaltados. Bueno, retira lo dicho, posiblemente la academia si se preocupa por los estudiantes en cuanto a salud, pero en cuanto a rechazados y estudiantes humillados se hablara, esta le importara un comino. — Y será castigado con la expulsión — Eso... era muy exagerado. Todos gimieron sorprendidos. — Somos libres de hacer lo que queramos con las circunstancia de nuestro estudiantes, bienvenidos al curso de heroes de la U.A— No sabías el porqué, pero incluso aún con esas palabras de aliento, te sentiste más nerviosa. O claro, ya lo habías recordado, usar el quirk, era una obligación que tenían que usar todos los chicos o por lo menos si les beneficiará para pasar el supuesto exámen físico.
Por suerte, físicamente eras la mejor, podías defenderte sin necesidad de utilizar el quirk y eso, en este mundo que hasta para ir al baño se necesitaba usarlo, era mucho.
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Carrera de 50 metros
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Como si de una pluma se tratase, tus piernas corrieron hasta la línea de meta y aunque fuiste la primera en cruzar sin ningún problema, había terminado un poco agotada sin ningún motivo. Para su suerte el chico que se presentó como Kirishima Eijirou le ofreció una botella de agua al ver lo agitada que se veía.
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Fuerza de agarre
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En cuanto a control de fuerza, no eras buena. Aunque intentaba más de una vez concentrarse para evitar romper todo, no podía. Por lo tanto, quebró inconsientemente el objeto que media la fuerza, obviamente terminó escusándose de que era pobre y no podía pagar tal cosa.
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Salto en largo
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Si te impulsas de la misma manera que lo habías hecho, en unas de tus misiones, posiblemente la palabra "cara" no quedaría en tu vocabulario y cabeza. Pero una mujer llamada Tsuyu Asui, te ayudó a aliviar el dolor. A este momento, ya estabas sin aliento y eso que casi no habían hecho mucha actividad física.
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Lanzamiento de balón
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En resumen, no podía mover un misiro dedo. Extrañamente tu energía estaba por los suelos, por lo tanto al lanzar la pelota, la mayoría no pudo evitar burlarse. Era un porcentaje realmente bajo; 50 metros era lo máximo que pudo la pelota volar.
Izuku Midoriya terminó peor que tu, porcentaje más bajo y un dedo roto.
El sol ya estaba en su punto más alto del cielo. El calor era el infierno mismo, incluso, aunque se sentara debajo de la sombra de un árbol y el viento fuera fresco, el calor no iba a desaparecer. Se permitió caer al suelo agotada, cosa que te parecía muy raro, ya que con la actividad física que hicieron, era muy poca comparada a la que realizaba diariamente en los entrenamientos. Dejaste que la poca agua que quedaba en el contenedor cayera sobre tu frente, refrescando un poco la piel.
— Necesito descansar... ya no puedo seguir... — Recibiste un gemido ahogado de parte de Izuku, quien estaba tirado de igual manera en el suelo. Sin energías para pararse por si sola, decidió pedir ayuda a sus compañeros o por lo menos los que se sabía el nombre. — ¡Hey! Kirishima, ven, ayúdame por favor, no siento las piernas, ayuden a su compañera — El chico era un pan de Dios, eso lo sabías desde el primer momento que se acercó a tu persona.
Él se acercó y la ayudó a pararse con suavidad y delicadeza como si de una muñeca de porcelana se tratase, cosa que agradeciste. De paso, Kirishima también ayudó a Izuku a pararse del suelo.
En cuanto el trio se acercó a los demás, Aizawa empezó hablar. Pero por desgracia, no estabas interesada de su información de "Héroes en preparación". Una pequeña mariposa morada voló hasta posarse en la fuente de su nariz. Sonreiste acercando un dedo a la mariposa acariciandola delicadamente, ese pequeño insecto la entretuvo el rato suficiente hasta que notó los leves quejidos del chico al lado suyo. Ladeaste la cabeza fijando tu mirada en el dedo roto del chico. Sintió lástima por él, pero no lo podías dejar sufriendo por más tiempo, tu bondadoso corazón no lo permitiría.
Como si de un crimen que ibas a cometer, sigilosamente cortaste con tus dientes el dedo índice. Dejando que la sangre salga en una cantidad lo suficientemente necesaria para que la mariposa que se posaba en su cabeza manchara sus multi-patas con ella. Tranquilamente la mariposa revoloteó hacia Izuku, quién al tener los ojos cerrados no se dio cuenta como la pequeña se posaba sobre su dedo roto, dejando que sus pequeñas patas manchadas de sangre tocarán su dedo. La pequeña mariposa volvió hacia ti, posandose nuevamente en tu nariz.
Al ver que su misión se cumplió, miró atentamente el olograma que mostraba los nombres de todos los estudiantes de la clase, ordenados de mejor a peor en el examen físico. Al confirmar la posición en la que se encontraba su nombre suspiró aliviada, estabas en el décimo lugar.
— Por cierto, mentía con lo de la expulsión — Otro suspiro inconsciente salió de tus labios. — Fue una treta para que usaran sus poderes al límite — Era lógico, muy lógico. ¿Porque no lo habías pensado antes?.
— Era obvio que fuera una mentira — Momo Yaoyorozu, la chica que entró por recomendación. Tenía razón la chica, teniendo en cuenta que son la clase 1-A, por así decirlo, la más importante en el curso de héroes, era muy obvio que necesitan prepararlos para lo peor. Incluso si tienen que jugar sucio para que mejoren en sus capacidades físicas.
— Con todo lo que hicimos aquí, hay impresiones con el currículum y esas cosas para que las lean cuando vuelvan al aula — Antes de que Aizawa se marchara, se dirigió verbalmente hacia Izuku. — Midoriya, ve a la enfermería para que te sanen, desde mañana tenemos pruebas más rigorosas — Izuku se miró su mano y vio como su dedo recuperó su color, se extrañó por eso.
Sonreíste de medio lado, marchándote junto con las demás chicas hacia los vestidores.
El sol ya estaba en su punto más bajo, los colores rojo y amarillo predominaban en el cielo, las aves ya se fueron a dormir a sus nidos y algunas aún se permitían cantar y volar por los cielos. Las clases ya habían finalizado, por lo tanto cada estudiante se marchaba a sus respectivos hogares.
Mientras estabas caminado junto con tus compañeros, le habías regalado unas papitas fritas picantes al chico que se presentó de mala gana hacia la clase como Bakugou Katsuki. Este sin decir nada las agarró de mala manera y se las comió calladamente, dándole a entender que le gusta la comida picante. Eso, de alguna manera, te hizo feliz.
Ahora, caminaba con cierta pereza hacia su departamento. Tenía planeado en la mañana ir en cuanto terminaban las clases al local de Mitsuri e Iguro, no obstante por el cansancio, sus planes se vieron cancelados. Así que, solo se resignó a ir acompañada junto con la mariposa hacia la vacía pero acogedora habitación.
Justo después de terminar de lavarse la cara con abundante agua, sintió una presencia muy familiar afuera del baño. Apagaste las luces, asomaste la cabeza a la puerta mirando la inesperada visita.
— ¿Como te fue en tu primer día, ____? — Estaba tranquilamente sentada en el colchón desordenado.
— Por el momento bien, Shinobu — Sin importar la presencia de más en la habitación, se quitó la camisa del uniforme de la academia.
— ¿Tienes información? —.
— Por el momento nada, teniendo en cuenta que es mi primer día, era obvio que no iba a obtener información, ¿como están todos allá? O, bueno,¿los que estan allá? — Sentándose a la par de la chica, dejaste caer el torso al suave colchón.
— Bueno, por el momento tenemos que esperar a que pasen los 7 días, ya sabes como es, Mitsuri e Iguro están eliminando los demonios de este sector Oeste y Norte de la cuidad, mientras que los demás en el sector Este y Sur, así que no te tienes que preocupar de que algún demonio te ataque en la noche — Soltó una risa burlona.
— Si, pero eso no significa que baje la guardia... Ahora hablemos de lo más importante —Guardaron silencio durante unos segundos — ¿Como están las investigaciones?
— Por el momento, estoy haciendo muestras de sangre en demonios que capturamos hace unas dos semanas y las pruebas indican un porcentaje más alto de la sangre de muzan en sus venas ... —.
— Algo me dice que esta vida no va a ser fácil — Shinobu negó con una sonrisa forzada. — Otra cosa... ¿Y la dósis? — La chica sacó entre sus ropas una caja de madera.
— Eres toda una suicida, ___ — Tomó con cuidado la caja y la abrió revelando veinte jeringas llenas de un líquido rojo. — Ya sabes, una dósis en la mañana junto con el té de Glicinas.
— Bien... — Fue lo único que sus labios pronunciaron antes de guardar la caja de madera en uno de los estantes de la vacía cocina.
— Él jefe te tiene una misión, ___ — Ladeaste la cabeza totalmente confundida, ¿Otra misión?.
— ¿qué sería?...
— Que vayas en busca de Yushirou. Sé que estas en otra misión, pero necesitamos que busques a ese demonio... como ya te conté, Mitsuri e Iguro, además de Gyomei y Uzui están investigando las bases de los demonios y los demás están muy lejos de aquí, y sin contar que de los pilares eres la única que ha tenido una relación más cercana con él — Un breve silencio inundó el lugar. Silencio que fue más que suficiente para preparar un plan.
— Dile al jefe que no me voy sin mi escuadrón, sus habilidades me serían muy útiles para la misión asignada — Shinobu se levantó del colchón y se dirigió hacia la ventana.
— Tendrás que esperar una semana para que tu escuadrón esté listo — Lenvanto los hombros sin preocupaciones, dejando que su cadera se recargue en la encimera de la pequeña isla.
— Por mí no hay problema, esperaré lo que tenga que esperar... Pero dile eso al jefe...
— Se lo informaré, sin más, me despido — La chica se apoyó en el marco de la ventana.
— Hasta luego, Shinobu — La mujer saltó por la ventana, desapareciendo totalmente de tu vista. — ¿Que tramas ahora, Muzan? ... — Dejando la pregunta en el aire, la chica obtó por ir hacia su cama y caer en los brazos del morfeo, descansando su adolorido cuerpo.
꒰ 7557 palabras ꒱ ೃ༄
𝘾𝙧𝙤𝙨𝙨𝙤𝙫𝙚𝙧: Kimetsu No Yaiba x Boku No Hero Academia
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