𝑉𝑜𝑙𝑡𝑒𝑟𝑟𝑎
Después de siete meses de haber dejado Forks, teníamos una misión diferente. Nuestro destino era Volterra. El gran castillo Volturi.
Tomamos un vuelo directo a Italia y de ahí robamos un auto para llegar lo más rápido posible hasta aquella antigua ciudadela para impedir cualquier estupidez que Edward tuviera en mente.
── Supongo que no pediste prestado este auto.
── Supuse que no te opondrías a que lo robara.
── Hoy no.
── ¿Alice? ── llamé si atención y me miró por el espejo retrovisor ── ¿Qué es lo que ves?
── Lo rechazaron. Dará un espectáculo, se mostrará ante los humanos.
── ¿Qué? ¿Cuándo?
── Al medio día, con el Sol en su punto más alto.
── ¿Esa es Volterra? ── apunté al frente.
── ¡Sí!
── Luce tan... de película de horror.
── Alice, date prisa.
Pasamos entre callejones y atajos, tratando de llegar lo más rápido hacia la torre del reloj. Entre toda la multitud se nos hizo imposible llegar hasta arriba y luego un policía tuvo la brillante idea de posicionarse frente al auto con las manos en su cintura.
── ¿Qué es lo que quiere? ── Me dirigí a Alice. ── ¿Sabrá que al auto es robado?
── ¡Bella! Tienes que ir tu, no te sentirá llegar ── le dijo mi hermana ignorando mis palabras, al mismo tiempo que me obligaba a cubrirme con la capucha de mi abrigo. ── Si vamos nosotras escuchará nuestros pensamientos.
── ¿Y-y hacia dónde voy? ¿Qué hago? ── tartamuedeó nerviosa, miré a Alice en busca de una respuesta porque yo tampoco sabía dónde estábamos.
── Al pie de la torre del reloj ¡date prisa!
La humana salió corriendo desorientada entre callejones y esquivando personas. Salí del carro junto a Alice y en busca de una respuesta.
── Ven. ── Me tomó de la mano y caminamos entre las personas, usé mi don para pasar desapercibidas lo mejor posible y nadie notó nuestra presencia. Escuchamos la campanada que marcaba el mediodía deseando que Bella si alcanzara a detener a nuestro hermano.
A Velocidad vampírica ambas llegaron al castillo. Era grande y lucía muy antiguo. Las hermanas se detuvieron frente a las inmensas puertas de madera y no quedó de otra más que romper el cerrojo.
── ¡Oh, Vamos chicos!, no quieren hacer un escándalo.
── No lo haríamos ── contestó uno de los dos guardias que se enfrentaban a la pareja.
Los pasos de alguien acercándose resonaron en el piso de mármol y entró una chica rubia de edad y estatura similar a la Cullen menor. Sus ojos rojos no eran lo más espeluznante de ella, tenía una expresión seria e inquietante.
── Jane. ── Edward saludó a la vampiresa con una voz cargada de preocupación.
── Aro me envió a ver porqué tardaban tanto ── observó a los dos guardias que se encontraban a sus costados y luego regresó su fría mirada a los visitantes. ── Síganme.
Hacerle caso era la peor idea que podrían tener y la pequeña Hale ya no podía hecharse para atrás. Estaban bajo la mirada e imponente presencia de los guardias. Alice notando el nerviosismo de su hermana la tomó de la mano para comenzar a caminar detrás de su hermano y Bella.
Los pasillos eran largos y todo era de piedra, las paredes desprendían un aire helado y un olor a antigüedad, el piso era reluciente y los muros eran ocasionalmente adornados por antorchas. Subieron y bajaron escaleras e incluso hubo un incómodo viaje en ascensor y el viaje seguía sintiéndose eterno.
── ¡Buon pomeriggio! ── Los recibió una joven recepcionista.
── ¿Es humana? ── Edward asintió como respuesta. ── Entonces, ¿por qué?... quiere ser vampiro.
── Y lo será pronto.
── O el postre. ── Dijo la malévola rubia mientras se detenían frente a unas enormes puertas y las empujó dejándo ver un elegante salón. Ahí estaban les tres reyes sentados en sus tronos.
Entraron a paso lento observando el resto de la escolta. A medida que la rubia se adentraba en el gran salón, fue golpeada por un potente y delicioso aroma. Nada parecido a algo que hubiera olido antes. Era adictivo.
── Hermana, te enviaron por uno y regresaste con tres... y medio. Una chica muy lista.
Esa voz. La joven se sintió anonada sin mirar de dónde provenían esas palabras. Los Cullen se plantaron frente a los formidables reyes que permanecían en sus tronos observándolos con interés. De pronto, uno de ellos bajó para darles la bienvenida.
── Ah, Bella está viva después de todo. Eso es fantástico ── se paró frente a Edward tomando su mano ── no saben como amo los finales felices.
Aún con la mano de Edward entre sus palmas, lo miró a los ojos y se quedó estático, como si pudiera ver a través de él. Podía sentir y saber absolutamente cualquier recuerdo y pensamiento que acapara su mente. Aterrador.
La angustia se sintió en el ambiente. Ambas hermanas se colocaron al costado de Bella en señal de protección, pero quién se sentía aún más inquieta era Darcy. El aroma aún no abandonaba sus fosas nasales y pudo sentir una mirada penetrante. Su corazón recobraba vida sin entender él porqué, fue como si un gran peso se le quitara de encima y una ráfaga eléctrica recorrió cada rincón de su cuerpo. Era placentero y cálido. Temió que uno de los guardias estuviera cerca de ellas y giró buscando esa molestia.
Ese fue el inicio de todo.
Fue la primera vez que observó esos ojos color carmesí que pronto se convertirían en su imagen favorita. Ambas miradas se conectaron unos segundos que se sintieron eternos, el tiempo parecía detenerse y solo se encontraban ellos ahí. Parecía que sus corazones deseaban volver a latir únicamente para coordinarse.
── Ne encantaría saber si es inmune a mis dones también ── Aro extendió su mano a la joven inmortal y Darcy se obligó a prestar atención de nuevo ── ¿me haces el honor?...Fascinante... no puedo ver nada.
Bastaron un par de segundos para darse cuenta de que su mente estaba vacía, se alejó con disgusto meditando y rápidamente puso su vista en Jane.
── Me pregunto... veamos si es inmune a todos nuestros poderes ¿te parece Jane?
── Ni lo sueñes ── el tonto protector de Bella se puso frente a ella para escudarla del don de la vampiresa.
Era el mayor dolor que alguna vez hubiese experimentado, cayó de rodillas al piso agonizando. La rubia sintiendo placer hizo caso omiso a las súplicas para que se detuviera.
── ¡Basta por favor! ¡No lo lastimen! ¡Por favor!
── Jane ── el líder parecía disfrutar de toda la escena.
Las hermanas se arrodillaron junto a Edward para verificar que estuviera bien, en cambio la mortal fue detenida por cierto guardia.
── Mi amo. ── Recibiendo un asentimiento por parte de su líder sabiendo su significado volvió su vista a la humana. ── Esto te va a doler un poco.
No pasó nada, Jane parecía indignada ante el resultado, pero su amo estaba más que complacido ante lo que veía.
── ¡Admirable! Es resistente a todos nosotros. Ahora, ¿qué hacemos?
── Sabes muy bien que tenemos que hacer, Aro.
── Sabe demasiado, es un peligro.
── Mhmm... Felix.
El joven Cullen se reincorporó a alta velocidad mientras el Volturi más alto y fuerte se acercó amenazante a la pareja. Sus dos acompañantes se levantaron del suelo para enfrentarse a la guardia, pero ambas fueron frenadas. Alice tenía una fuerte mano en su garganta y observó aterrada a su hermana menor, la rubia fue capturada por el joven castaño de antes.
Fueron obligadas a presenciar el ataque hacia su hermano sin posibilidades de interferir. Mientras que el agarre en la garganta de Alice se intensificaba, Darcy era rodeada por unos delgados brazos. Era agarre un fuerte sobre sus hombros, pero no uno brusco, sino más bien uno protector.
── ¡No! ¡No! ¡Basta! ¡Maténme a mí, no a él! ── la humana tembló sobre su lugar, su voz entrecortada y sus ojos lagrimeantes, suplicó con desespero.
¿Pero qué carajo estaba diciendo Bella? Pensó Darcy. Aro reaccionó de la misma manera, esta realmente sorprendido, pues no creía que hubiera amor tan grande como para ofrecer su vida a cambio de la alguien de su especie.
¿Daría su vida por un desalmado asesino como ellos? ¿De verdad estaba dispuesta a hacer tal barbaridad?
── No saben nada del alma.
Aro pareció pensarlo muy bien, aunque no estaba convencido. Algo estaba tramando, después de todo, estaba al tanto de las situaciones que yacían en su salón.
── Que triste, si tan solo tuvieras la intención de darle la inmortalidad.
── Y lo hará. ── Dijo Alice llamando su atención ── ella será una de nosotros, lo ví.
── hipnotizante, ver lo que tu haz visto mucho antes de que suceda. ── giró anormalmente su cabeza hacia el otro lado de la sala ── Si ya quedó resuelto éste tema, hay algo más que atrae mi atención. Tú... debes ser la hija menor de Carlisle. No había tenido el gusto de... estrechar tu mano. ── Expresó sediento.
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