𝑉𝑖𝑎 𝑑𝑒𝑙𝑙' 𝐴𝑚𝑜𝑟𝑒
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[ Oh, mi vida cambia todos los días
De todas las formas posibles.
Y oh, mis sueños
Nunca es lo que parece
Porque eres un sueño para mí... ]
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Los viñedos habían sido hermosos, y no sólo eso, las fuentes y grandes jardines lo hacían ver de ensueño. Había un gran laberinto de arbustos en medio del campo en el que nos perdimos más veces de las que quisiera admitir.
Hacía tan sólo un año seguía la misma rutina monótona, hasta que aquella linda humana llegó para cambiar más de una vida. Y si bien, podría no haber conocido al Volturi castaño en aquella misión de salvar a mi hermano, lo habría hecho en otro momento, eso lo tenía muy claro. Pero todo lo sucedido en ese lapso de tiempo me llevó a encontrarme con Alec y no podría elegir otro momento para hacerlo.
Hace un par de meses juraba odiarlo por cualquiera que sea nuestra conexión, hace un par de semanas me sentía terrible por mis palabras tan groseras y ahora me encontraba sonriendo sin ningún motivo en particular. Únicamente apreciando un bello país, tomada del brazo de un chico no tan desagradable y olvidando por un momento mi vida habitual.
La oscuridad se iba disipando, en su lugar dejando mostrar la leve luz del Sol, algo por lo que no tenía que preocuparme, pues yo me encargaría de pasar desapercibidos.
── Le has tomado fotos a todo pero ninguna a ti, préstamela, te tomaré unas. ── Extendió su mano hacia mi para que le diera la pequeña cámara que no era mía.
── Noo ── dije alargando la "o" ── así están bien. Servirán para un lindo álbum de fotos.
── Y por eso debes estar en ellas.
Hice una mueca insatisfecha y dudé ── más tarde ¿sí?
── Bien, pero tomaré una cuando lleguemos a Pisa, es temprano y si tenemos suerte, habrá poca gente. ── Tomó mi mano y caminamos rápido hacia donde él se dirigía.
── Escuché que Pisa es pequeño.
── Lo es. No tomará mucho tiempo recorrerlo, así que luego podremos visitar otra parte.
¿Mal día para recorrer Pisa? No lo creo. La lluvia cayó sin piedad, ahuyentando así a más de la mitad de personas que se encontraban esperando por una buena foto en la torre inclinada.
Corrimos a refugiarnos rápidamente en el Museo dell'Opera del Duomo. Los trabajadores fueron muy amables al recibirnos o tal vez solo le tenían miedo a Alec, porque no es precisamente muy normal que digamos y las personas lo notan.
Soltamos carcajadas quitando nuestros abrigos y como si la suerte conspirara a nuestro favor, nuestros atuendos no habían sido empapados.
Nos adentramos al museo admirando las obras que se encontraban ahí, la mayor parte siendo de Giovanni Pisano. Se trataba de un museo tan pequeño, que no perdimos demasiado tiempo recorriendolo, llegando a la segunda planta donde Alec que ofreció una sonrisa traviesa.
── Este es el mejor lugar para tomar fotos sin que nadie intervenga, ¿ahora si?
── Alec, es que me da vergüenza.
── No veo porqué, sei una bellissima ragazza.
Abrí mi pequeño libro buscando el significado de lo que acababa de decir, pero lo quitó de mis manos. Pasó una mano sobre mi espalda baja y me guió hasta un gran balcón.
Sonreí avergonzada y me detuve frente a la gran vista de La torre inclinada, coloqué mis manos sobre el balcón y escuché un ruidito peculiar.
── ¡Oye! Ni siquiera me dejaste posar.
── Salió bien, a mi me gusta. ── Lo miré con cara de pocos amigos ── bien, ahora si.
Varios flashes indicaron que las fotografías habían sido tomadas y guardadas correctamente.
── ¿Ya? ── Asintió con la cabeza satisfecho. ── ¿Feliz?
── Mucho.
La lluvia se suspendió luego de unos minutos. Aún caían pequeñas gotitas del cielo, sin embargo nos permitieron llegar al auto sin mojarnos más. El chico abrió la puerta para mí, un gesto al que me había acostumbrado pero no negaría que me hacía sonreír inconscientemente.
Bologna y Massa, mantenían esa similitud arquitectónica, que me recordaban mucho a Siena. Opté por tomar pocas fotos y continuar con la caminata.
Vía dell' Amore, ubicada en Cinque Terre. Es uno de los tramos más románticos en Riomaggiore, en el que miles de personas durante todo el año van a recorrer tomados de las manos, preparan picnics o solamente van a reforzar en amor que existe entre ellos.
Cualquiera diría que la mala suerte lo persigue, al visitar una preciosa playa con un clima nada soleado. Pero nosotros no.
── ¡Uy! Ven aquí.
── Te llaman mucho la atención los pequeños puestitos ¿no es así? ── dijo siguiéndome el paso.
Asentí mientras miraba las pulseras y collares de piedras de colores que vendían. ── Éstas son bonitas ── señalé un par idénticas que tenían piedras blancas y rosa. El hombre comenzó a hablar explicando algo que no entendí y solo me tocaba asentir fingiendo, cuando terminó le di un vistazo a Alec para que tradujera.
── Dijo que están hechas de cuarzos ── señaló los objetos entre mis manos ── los blancos significan pureza y los rosas amor.
── Mmh, entonces los rosas no. ── Reí ante su expresión. ── Sólo bromeo, son lindos. Ven, dame tu mano. ── Sujeté su mano y coloqué la pulserita sobre su muñeca. ── No te la vayas a quitar ¿entendido?
── Nunca.
── Eso espero ── lo miré con severidad ── llevaré algunas para mis hermanas y Esme, ¿crees que las azules estén bien?
── Simbolizan calma, así que están bien.
Luego de pagar, tomé la bolsita de papel con las joyas adentro y volvimos a juntar nuestras manos para luego continuar andando.
A lo lejos oímos a in guía de turista contar historias y mitos sobre el amor, entre ellas, explicó la historia de afrodita señalando su estatua y su amorío con Ares aún cuando estaba casada con Hefesto.
── Vaya, que romántico ── Susurré con sarcasmo.
La noche empezaba a caer, dando paso a la Luna y las estrellas se hacian más notorias. Continuó hablando acerca de los nobles que iban a confesarse o esconder su pasión. El recorrido siguió mientras el hombre finalizaba con una historia de una escritora italiana que juraba que el amor a primera vista era real, pues ella lo había vivido y justamente ahí.
── Me pregunto si será cierto o sólo era promoción para sus libros.
── ¿No crees en el amor a primera vista? ── preguntó Alec sorprendido.
Negué con una mueca. ── Digo que no puedes enamorarte de alguien a quien ni siquiera conoces.
── ¿Ah si? ¿Por qué?
── Es imposible. Yo lo llamaría "atracción a primera vista", pero ¿amor? Es una palabra imponente y grande que no puede ser usada así sin más. Sólo sirve en películas y libros pero en la vida real no es así.
El castaño quedó pensativo, pues el no dudaba de sus sentimientos y tampoco temía de expresarlos. ── No estoy de acuerdo. ── Expresó con tranquilidad.
── Y a mi me sorprende que tu si lo creas, ¿eres un romántico empedernido, Alec Volturi? ── Mi cara demostraba diversión ¿quién lo diría?
── Puede ser. ── Sonrió con suficiencia. ── No es un sentimiento que esté acostumbrado de experimentar.
── Entonces ¿que cambió ahora?
Nuestro paso fue disminuyendo hasta que nos detuvimos frente a un balcón. Recargué mi espalda sobre éste y mis manos reposaban a los lados. Alec por su lado, quedó frente a mí sin miedo de invadir mi espacio personal. Sus ojos estaban negros al igual que los míos pero la Luna a mis espaldas le daban un brillo único. Me miró de una manera que nadie más había lo hecho, y no sabía como sentirme. Los nervios me invadieron al no saber cuál sería su siguiente paso, pero todo se disipó al sentir su brazos rodeándome con suavidad. Correspondí su abrazo colocando mis manos sobre su espalda y recargué mi cabeza sobre su hombro. Inconscientemente una sonrisa se asomó sobre mis labios y podía sentir a Alec hacer lo mismo. La sensación era agradable y ninguno tenía prisa por separarse.
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