𝐿𝑎 𝑖𝑛𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒

Aro apretó su mandíbula, no sabía si su emoción predominante era sorpresa o frustración. Con fuerza cerró el libro entre sus manos y giró sobre su propio eje para posar sus ojos sobre su informante.
¿Un Cullen cerca de su territorio y nadie lo notó? No era posible y ahora sabía el porqué.

El trío de reyes tenía conocimiento sobre lo que había ocurrido en los últimos días. Su guardia de confianza se había tomado la libertad de desobedecer ante sus órdenes y no les causaba ninguna gracia. No sabía que pensar de joven castaño. Nunca se había rehusado a acatar los mandatos.

── Gracias Jane, por tu... honestidad. ── Alagó el pelinegro con su agria voz. Sus grandes ojos carmesí lo hacían más sombrío, pero no para Jane. Con una sonrisa fría, la joven chica reverenció con su cabeza y abandonó el salón de tronos.

── Esto es una falta de respeto, ¿qué haremos hermanos?

Aro mantuvo su mirada perdida, pensativo negó con la cabeza ── no haremos nada... por ahora.

Marcus lo observó con desinterés, mientras que Caius estaba furioso y ofendido pero de inmediato notó la actitud del pelinegro. Levantó el mentón esperando una respuesta por parte de éste.

── Quiero una audiencia con Carlisle Cullen.

Tal vez, después de todo, había encontrado la manera de sacar provecho a toda la situación.

Jane sintió remordimiento. Estaba cegada por el odio y los celos, pero ¿delatar a su hermano? Estaba traicionando a su mayor confidente sin haberlo pensado dos veces.

Los oscuros pasillos eran iluminados ligeramente por la luz de la luna, apenas se podían ver negras siluetas vagar de un lado a otro. Alec caminó apresurado luego de recibir un llamado por parte del líder del clan. Estaba alertado, pues era urgente y lo habían solicitado única y exclusivamente a él. Pensó lo peor, temió y con un nudo en la garganta se detuvo delante de la gran puerta de madera.

𝗗𝗮𝗿𝗰𝘆 𝗛𝗮𝗹𝗲

No sé como empezar a explicar lo que sucedió en los últimos días. En primer lugar, había tenido suerte porque Rosalie y Emmett se fueron por un par de semanas a Alaska, así que por ahora podía librarme de sus sermones.

Alice y Bree me habían defendido en todo momento aunque claro está que fui yo la que actuó mal. Jasper y Edward soltaban pequeñas risas ante los regaños de Esme y Carlisle que estaban no sólo preocupados sino que también muy molestos por mi travesura.

Ahora estaba confinada en mi habitación compartida con Bree. El lado bueno es que me había puesto al corriente con ella, también llamé a mis amigos y especialmente con Brooke. Su voz sonaba ronca por la tosera que tenía, pero ambas estábamos muy felices de oír la voz de la otra. Excepto cuando preguntó sobre el porqué Carlisle había llamado con desespero luego de que desaparecí. Sólo me limité a decir que lo contaría luego, cosa que fingiría olvidar.

── Pero sí te gusta. ── Afirmó Bree con una sonrisa recostada boca abajo sobre la cama mientras movía los piecitos.

── Ya te dije que no o al menos no lo sé todavía. ── Dije mientras acomodaba mi ropa en su lugar. ── ¿Qué te parece ésta? ── le mostré una chaqueta color vino que imitaba ser de cuero.

── No cambies de tema. ── Puse los ojos en blanco y suspiré dándole la espalda. ── Bien, aferrate a la negativa, pero se tomaron de la mano ¡y hasta se dieron un beso!

── ¡Cierra la boca, podrían escuchar!

── Yo sé que eso debió remover algo dentro de ti. ── Me señaló con su dedo índice entrecerrando los ojos.

── Sólo no lo encontré tan desagradable. Eso. Es. Todo.

── Claro. ── Asintió con sarcasmo.

Desde la primera planta escuchamos el grito de Alice diciendo que era hora de salir de casa. Le agradecí internamente y agarré mis cosas para comenzar a bajar por las escaleras siendo seguida por la castaña.

── Alto ahí. ── Carlisle se posicionó frente a mí y me miró severamente. ── Después de la escuela vendrán directo a aquí ¿quedó claro?

Asentí con una mueca pero eso no lo tranquilizó. Me observó por unos segundos y luego se movió para dejarme pasar.

── ¿Cuánto creen que dure el castigo? ── pregunté con fatiga hacia las chicas.

── Tal vez hasta que cumplas cien. ── Carcajeó la pelinegra y Bree se acercó a mí dando unas palmadas en mi hombro como muestra de apoyo.

Con los ánimos por los suelos, arrastré mi mochila hasta el auto y me subí en el asiento trasero. A los pocos minutos escuché la radio encenderse, sonando en ella "Otherside" de Red Hot Chili Peppers. Sentí como la amargura comenzaba a subir por mi cuerpo. Me recosté sobre los asientos esperando llegar pronto a la escuela. Una frase nunca antes dicha por mí.

Podía oír las voces amortiguadas de ambas intercambiando risas, sin embargo no pude distinguir palabra alguna. Observé el techo sin pensar en nada en particular, pero siempre sintiendo ese... algo que llevaba ocurriendo hace días. Suspiré sintiendo al auto detenerse. Estaba tan fiera de mi misma que nisiquera sentí el viaje.

── ¡Llegamos!

Bree y yo nos miramos con una mueca estando poco seguras de querer entrar al edificio. Sus ojos se movieron por las ventanillas observado a las personas de nuestro al rededor porque aún era muy nuevo para ella convivir con humanos. Noté la ansiedad en su rostro, coloqué mi mano sobre la suya y apreté llamando su atención.

── No tienes que hacer esto ¿lo sabes no?

Asintió reincorporandose y tomando una postura más segura. ── Lo sé, pero quiero hacerlo. ── Sonrió en grande sin mostrar los dientes.

Imité su gesto y decididas bajamos del vehículo. Nos despedimos de Alice y nos dimos vuelta para dirigirnos hacia la entrada de la institución.

── ¡Adiós mis niñas, las amo. Tengan un buen día! ── Gritó Alice aún dentro del auto. Ambas miramos hacia atrás con los ojos bien abiertos.

── Camina, finge que no sabes quién es. ── Agarré el brazo de la castaña y la guié.

Esperamos al menos unos 10 minutos afuera de la dirección esperando nuestro turno para pasar. Nos dieron nuestros horarios que, gracias a Esme eran iguales.

Nos dirigimos hacia el aula del profesor Brenner. ── Cálculo a la primera hora, ¡que emoción! ── el sarcasmo en su voz no se hizo esperar, por mi parte solo reí con su comentario.

Para mi mala suerte, en esa clase no había coincidido con ninguno de mis amigos, así que ahora tenía que aguantar 1 hora del señor Brenner hablando sobre su ex esposa.

[...]

── Vamos, quiero presentarte a unas personas. ── La castaña aceptó poco convencida.

Entré en la biblioteca buscando a mis chicos, hasta que detecté una revoltosa cabellera negra recostada sobre la mesa.

A pasos lentos me acerqué haciendo señas a Megan para que no dijera nada. Cuando estuve detrás de él, la otra rubia y yo contamos hasta tres y despeinamos al chico haciendo que se despertara de un brinco.

Reí quitando la hoja que estaba pegada en su cara por la baba, cuando Mikkel me vio formó una sonrisa torcida y abrió sus brazos para saludarme. Acepté gustosa y lo abracé con ternura.

── ¿Y los demás?

── Patrick lleva media hora en el baño y Brooke no pudo venir. ── Fruncí el ceño ante las palabras de la chica.

── ¿Sigue resfriada?

Mikkel y Megan se miraron y confirmaron rápidamente con la cabeza.

── Lleva más de una semana así, espero que esté bien.

── Es enfermiza, ya sabes.

── Desearía poder ir a verla pero mis papás no me dejan. ── Dije triste recibiendo miradas extrañadas por parte de ambos.

── Uh, ¿qué travesura hiciste como para hacer enojar a tus padres ¿eh? ── comentó Mick con una sonrisa pícara sobre su cara. Entrecerré los ojos y negué con la cabeza.

Bree llegó detrás de mi y me vio como un cachorro perdido. Me sujetó de la mano y la acerqué hacia donde estaban los demás.

── Ah, miren, les presentaré a alguien. ── Ambos posicionaron sus miradas interesadas sobre nosotras. ── Ella es mi prima, viene de Canadá. ── Hice una seña con la cabeza indicando que podía hablar. Nerviosa, saludó con la mano y sonrió hacia abajo.

── Hola, soy Bree.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top