𝐿𝑎 𝑔𝑟𝑎𝑑𝑢𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛
Victoria anteriormente ya había estado en una exhaustiva misión junto a su pareja James para encontrar información de Bella y luego de un intento fallido de asesinar a la mortal, terminó por costarle la vida.
Las cosas se derrumbaron para ella luego de perder a su compañero, se sintió sola y paranoica. Quería hacerle saber a Edward el dolor que estaba sintiendo al perder al amor de su vida y nada mejor como arrebatarle a su novia.
Todo cambió cuando conoció a Riley Biers, pudo notar esperanza, pero no lo malentiendan. Decidió crear a un nuevo secuaz que le fuera totalmente leal para por fin llevar a cabo su venganza. El sólo era una pieza sobre el tablero.
Riley quedó anonado por ella, así que le creyó con mucha facilidad. Él creía que ambos estaban destinados a algo más grande y que por esa razón Victoria lo había creado. No dudó un sólo momento de ella, entonces se abrieron paso a su nuevo plan.
Con recién nacidos Riley se sentía a salvo y cada vez más seguro de que tendrían éxito. Él agrupaba a un montón de humanos y luego de saciar su apetito, con los sobrantes iban creando a su ejército.
Claro que no sería fácil con los dones de sus contrincantes, entonces decidió que estaría un paso adelante. Nunca permitiendo que sus creaciones le vieran la cara, con su nuevo compañero educándolos y haciéndoles creer que los mitos sobre su especie eran ciertos. De esa manera todo se fue acomodando y fue capaz de conseguir puntos a favor.
Una noche recibió una gran sorpresa, pues tuvo la dicha de ser visitada por el clan Volturi, haciendo así un trato.
Jane odiaba a los Cullen, le repudiada su manera de tratar a los humanos y toleraba aún menos su dieta "vegetariana". Todavía se preguntaba cómo su hermano era capaz de mirar los ojos dorados de la chica que lo traía loco, pues para ella era un constante recordatorio de lo diferentes que eran.
Sellando así el trato con Victoria, ella le daba cinco días para terminar con su cometido y a cambio le perdonaba la vida porque no era un secreto que existía una ley inmortal que prohibía convertir humanos para crear ejércitos. Victoria viviría con la dicha de saber que eliminó Bella y Jane tendría la satisfacción de ver la caída de los Cullen, aún teniendo en cuenta de que la compañera de su hermano estaba ahí. Ambas estaban cegadas por el odio.
Pero sus compañeros de equipo no podían estar más desacuerdo con sus decisiones y temían que pronto su eficiencia podría ser puesta en duda.
── Están llamando mucho la atención.
── ¿Cuánto más tenemos que esperar?
── Déjalos.
── Deberíamos consultar con Aro.
── Sus decisiones están siendo vigiladas, a partir de este momento yo voy a decidir. ── Respondió la chica condescendiente.
── Hazlo entonces, ya es hora.
── ¿Podemos dejar que hagan lo que se supone que harían o los acabamos? Decisiones, decisiones.
Su gemelo la observó extrañado esperando que lo reconsiderara, pero ella ya lo tenía todo pensado. De vuelta en Italia, luego de separarse de Felix y Demetri guió a su hermana a un lugar donde no pudieran ser escuchados.
── Espero que estés pensando en cuestionar mi sentencia.
── Es justo por eso que te he traído hasta aquí.
── Sigo sin entender tu fijación por esa Cullen. Crees sentir amor por el enemigo, pero te estás equivocando.
── ¿De qué hablas? Ella no es el enemigo.
── Eso piensas tú, pero desde hace siglos nos hemos visto amenazados por sus tontas creencias.
── Ellos no son rivales para nosotros y mucho menos una amenaza. Es fácil acabar con ellos y por eso te estoy pidiendo que no lo hagas.
── Y yo te estoy prendiendo que cortes cualquier conexión que tengas con el fenómeno.
── ¡Jane!
── ¡Mentiras no son! ¿Qué piensan cómo para rechazar su naturaleza? No los hace mejores.
── No seguiré discutiendo contigo.
── No entiendo porque te aferras tanto. Deja de mendigar amor.
Y esa fue la primera vez que los gemelos discutieron. En el pasado habían actuado juguetones, se burlaban entre ellos, pero nunca se habían distanciado. Lo eran el uno para el otro y ahora los mayores confidentes tenían opiniones divididas.
Cuando teníamos cinco años nos preguntaron qué queríamos ser y respondíamos cosas como astronauta, presidente o en mi caso una princesa. A los diez años preguntaron otra vez; respondíamos rockero, vaquero o en mi caso ganadora de una medalla de oro. Pero ahora hemos crecido y quieren una respuesta más seria, bueno ¿quién diablos sabe? Este no es el momento de tomar decisiones duras, sino de tomar el tren equivocado y perderse en algún lado, enamorarnos, mucho; estudiar filosofía y artes con lo que no se puede tener una carrera. Cambiar de idea y cambiarla otra vez porque nada es permanente. Cometamos todos los errores posibles para que cuando pregunten de nuevo no tengamos que adivinar. Lo sabremos.
El público estalló en aplausos y se levantaron de su asiento para felicitar a los recién graduados.
── ¡Bella! Hola ¿y mi hermano?
── Ah, también lo estoy buscando.
── Tengo algo para tí, es un regalo de parte de mis padres. ── Una sonrisa iluminó su rostro y lo aceptó con timidez.
── No era necesario.
── No digas eso, estoy feliz por ustedes. ── Le dio un corto abrazo y se separó al ver a Charlie acercarse a ambas.
── Señor Swan, es bueno verlo de nuevo.
── Digo lo mismo pequeña Cullen, ¿tus padres están cerca? Quisiera hablar con ellos, quiero agradecerles.
── ¡Papá!
── Está bien, iré por ellos y nos veremos en un rato.
Se despidió amablemente y los dejó solos para que hablaran. Había escuchado a la chica decirle a Edward que su madre no podría viajar a Forks para la graduación porque su esposo había tenido un accidente. La joven vampiresa se sintió un poco mal por ella y entendía a que se refería el señor Swan con "agradecer" a sus padres. Desde que Bella y Edward habían decidido formalizar su relación, la familia les había demostrado apoyo y cariño puro.
El día había llegado y la loca idea de Alice se había cumplido. La familia se dedicó a poner luces y letreros que abarcaban los 5 kilómetros de camino hacia la su casa en medio del bosque.
Ahora la casa estaba repleta de adolescentes bailando y platicando alegremente. Algunos nostálgicos por su despedida y otros simplemente caminaban de un lugar a otro admirando la casa.
── ¡Meg, Patrick, llegaron! ¿Por qué tardaron tanto? ── la pareja caminó hasta sus amigos que ya se encontraban en la fiesta.
── Mi papá no me quiso prestar el auto así que le pedí amablemente a Patrick que me trajera.
── Amenazó con cortar los frenos. ── hizo una mueca luego de escuchar las escandalosas risas de sus amigos.
── Que linda es tu casa, nunca la habíamos visto por dentro.
── Gracias, mi madre la diseñó.
── ¿De verdad? No sabía que era arquitecta.
── ¿Quieren comer o beber algo? Claro que nada tiene alcohol porque mis papás fueron estrictos con eso, pero pueden tomar lo que quieran de las barras.
El grupo de chicos fue a la barra para refrescarse un poco y conversar ruidosamente, hasta que Darcy percibió un hedor.
Observó a Jacob y dos chicos más de su manada entrar al gran salón en busca de Bella, no iba a actuar pero estaba atenta ante cualquier movimiento. Cuando notó que únicamente se acercaron a hablar con ella, agudizó su oído esperando escucharlos. Volteó hacia las escaleras encontrándose con Alice totalmente petrificada.
── Ahora vuelvo.
Luego de recibir un asentimiento por parte de Brooke, se acercó hacia su hermana y se detuvo junto a Bella.
── Alice ¿qué viste?
── La decisión se ha tomado.
── No van a ir a Seattle.
── No, ellos vienen hacia acá.
[...]
── Llegarán en cuatro días.
── Esto será un baño de sangre.
── ¿Quién planeó esto?
── En mi visión no reconocí a nadie, bueno tal vez a uno.
Edward vio sus pensamientos reconociendo su cara de Riley Biers, el chico que desapareció en Forks el año pasado.
── Quien haya iniciado esto se mantiene alejado.
── Están jugando con los puntos ciegos de tu visión.
── De cualquier modo, vienen hacia nosotros y no somos suficientes como para proteger la ciudad.
── Esperen, ¿de qué ejército hablan? ── ésta vez fue el can quien se metió en la conversación.
── Neófitos.
── ¿Buscan a Bella?
── Es una pelea muy fea, se perderán vidas.
── De acuerdo, nos apuntamos.
La humana expresó su desacuerdo pero los vampiros estaban dispuestos a recibir la ayuda de los lobos si se trataba de mantenerla a salvo.
Jacob convencería al alfa de la manada y esto les daba gran ventaja, pues los nuevos nacidos no tenían idea de su existencia.
Sería arriesgado, los pálidos se unían a los metamorfos nuevamente y con esto, los Cullen estarían rompiendo una vez más las leyes vampíricas.
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