𝐷𝑒𝑠𝑖𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠

"Tienes que dejar que todo caiga en su lugar.
Tienes que soltar eso que más temes perder.
Deja de esperar, el tiempo no va a regresar."

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Chelsea Volturi no sólo era indispensable para la guardia, Aro le debía mucho a ella y así como los miembros más eficaces, poseía una capa gris oscura y era premiada con lujos.

Su habilidad se trataba de interferir en los lazos emocionales de los demás. De esta manera, si los Reyes sentían algún tipo de interés por el dueño de un gran don, podía romper los lazos de lealtad que existían dentro de su aquelarre; así mismo, formaría un lazo de devoción y fidelidad hacia su nuevo líder para mantenerlos bajo sus muros y usarlo cada vez que le fuera conveniente. ¿Quién diría que Chelsea era la responsable de mantener a todos los Volturi unidos? Incluso Caius y Marcus estaban bajo tal encantamiento.

Existía una única barrera que la chica no podía romper. Aunque lo intentara, la conexión más fuerte que un vampiro puede llegar a experimentar es el amor. Tan fuerte y real. Y en ese momento era una ventaja para ella. Un pequeño empujón era todo lo que hacía falta para dar por concluida su tarea.

Sus ojos admiraron a la jovencita con tentación. No la veía como un gran reto en realidad. Era pequeña y escuálida, sus expresiones no reflejaban más que debilidad.

Darcy aún no sabía cómo reaccionar ante lo que estaba pasando. Sus pensamientos armaban su propia guerra impidiéndole actuar. Titubeó bajo la mirada curiosa de los dos hombres quieres esperaban una respuesta de su parte.

Como pudo, Darcy intentó posicionarse en modo de defensa y utilizar sus habilidades, fallando en el intento. Chelsea sonrió suavemente y dio unos pasos al frente. Su manera de actuar era tan propia causando un efecto hipnotizante en la rubia.

El vivo rojo de sus ojos, muy similar al de la sangre, brilló de manera anormal obteniendo toda la atención de la Cullen. Demetri y Felix intercambiaron miradas cómplices pero inseguras. No interfiriendo por el miedo que sentían de arruinar la misión de su compañera.

Chelsea se presentó llena de confianza y hablando de manera firme. Darcy de inmediato notó algunas cosas en ella. En primer lugar, no había duda de que era una mujer vampira muy antigua, no sólo su piel fina y ojos la delataban; también contaba con un acento que ella no supo reconocer.

La mayor tomó la mano de Darcy en forma de apretón dejándola atónita, pero no se apartó. No pudo. Se sintió sujetada segura de que no se trataba únicamente de su imaginación. Sus pesados párpados se juntaron sin permitirle abrirlos de nuevo y cayó en la desesperación. Chelsea sonrió en grande mostrando su fuerte dentadura. Los dos chicos quienes permanecieron ajenos al espectáculo dudaron, sin embargo se limitaron a resoplar en silencio y bajar su mirada.

Y de pronto algo muy extraño ocurrió.

La neblina se hizo más densa al rededor de la Cullen y la oscuridad le murmuraba al oído de manera estremecedora. No podía ver nada a su al rededor, todo se redujo a un sentido. Unas ráfagas de aire chocaron contra su cuerpo sintiendo una presión.

"Ya no hay vuelta atrás". Susurró Chelsea para sí misma.

Una corriente eléctrica removió su cuerpo provocando una sensación de cosquilleo que entraba desde su mano hasta a su pecho. Darcy sintió como sus recuerdos y pensamientos más ocultos salían a la luz, estaban desorganizados, algunos otros se escondían como sí desearan ser olvidados y arrancados.

Esa presión que sentía sobre si, desapareció liberándola de todo el mal que la acechaba últimamente. Y aunque aún tenía dentro un vacío al estar lejos de su compañero, sus sentimientos y emociones recientes se difuminaban y una pequeña parte de toda esa carga comenzaba a dejarla tranquila, quitando un gran peso de encima.

── Suficiente. ── Interfirió Demetri.

Chelsea frunció el ceño dejando ver su rostro lleno de molestia. Soltó la mano de la chica con brusquedad obligándola a abrir los ojos muy desorientada. Él no estaba seguro de lo que hacía, pero sabía que no era el modo.

"Alec te necesita". Recordó la rubia. Ella también lo necesitaba.

Se sintió terrible. Tenía un vuelco en el corazón y la mente llena de culpa. Temía que el chico estuviera sufriendo a causa de sus palabras, que estuviera en el mismo estado que ella o incluso peor. Se replanteó una vez más qué era lo que estaba haciendo. Era cansado intentar hacer lo correcto, mientras a unos los beneficiaba y otros se veían obligados a resignarse.

No era lo que ella deseaba.

Demetri se acercó con cautela de no asustarla, pero a ella parecía no sentirse amenazada por ellos. Al contrario, extrañamente un sentimiento de alivio la recorrió. Como si hubiera estado esperando por ello. El chico intentó sonreír sin mostrar sus dientes y abultado sus mejillas.

── Pareces seguro de lo que haces. ── La menor entrecerró los ojos y ladeó la cabeza.

── Tengo confianza. ── Demetri mantuvo su sonrisa juguetona, al mismo tiempo que Chelsea hacía una mueca sin entender sus insinuaciones. Ambos intercambiaban frases en clave, como si supieran lo que el otro pensaba. Y a la mujer no le agradó la confianza que emitían.

Darcy quería preguntar por Alec. Anhelaba saber como se encontraba pero en el fondo tenía miedo de la respuesta. Con una simple frase, el guardia le había dicho todo lo que necesitaba saber.

Demetri sacó de su abrigo un pequeño pedazo de pergamino muy familiar para la rubia. Chelsea observó disgustada su acción. El hombre actuaba de manera confusa, dudó de sus acciones y por un momento se arrepintio de aceptar llevarlos con ella. ¿Qué tramaba ahora?

Darcy hizo un mohín con la boca imaginando el contenido de tal carta. Vaya sorpresa se llevó al recorrer cada letra plasmada en el papel. No provenía de los Reyes. Demetri le regaló una mirada cómplice expresando en silencio todo lo que no podía hablar frente a su compañera de culto. Un rayo de esperanza se asomó entre los ojos de la chica y se negó a sobrepensar demasiado las cosas.

Darcy ya no necesitaba replantearse muchas cosas, ya no se ponía excusas, pues luego de sentirse tan conflictuada con su entorno, se dio tiempo de observar distintos puntos de vista y llegó a una sola conclusión.

Después de todo, Chelsea no había sido tan necesaria, porque la Cullen estaba segura de lo que sentía y aunque temía de su futuro, podía sentir a su corazón emocionarse cada que pensaba en las posibilidades.

Una fecha. Una hora. Y un lugar.

Memorizó lo poco que estaba escrito, para posteriormente reducir el tamaño del papel y guardarlo en alguna parte de su ropa. Intercaló su vista entre los dos hombres quienes con asentimiento dieron por terminado su propósito.

Ya estaba hecho.

── Estoy meramente consciente de que no hemos tenido la mejor de las impresiones.

── ¿Eso crees? ── La rubia sentía la confianza subir por su cuerpo de nuevo.

── Mmhm, pero sabemos lo importante que eres para él y puedo asegurar que es un sentimiento mutuo. ── No obtuvo respuesta por parte de la chica, ella se limitó a sonreír. Ambos tararearon y asintieron.

── ¿Me perdí de algo? ── Se escuchó la voz de la mujer a sus espaldas. La Volturi se sentía fuera de lugar, ofendida se dio vuelta y retomó el camino contrario.

Felix giró los ojos y se mantuvo en su lugar como una estatua, su amigo suspiró y regresó con la rubia. Era hora de irse, pero estaba tranquilo.

── Los estaré esperando. ── Los chicos asintieron con la cabeza ante las palabras de la menor. ── Y gracias.

── Cuidaremos de él hasta entonces.

•••

El florero que sostenía en sus manos terminó por desplomarse en el suelo regando pedazos de cristal por la alfombra. Esto llamó la atención de las únicas personas presentes: Emmett y Bree. A gran velocidad el hombre se aproximó a la chica que lucía bastante conmocionada, mientras Bree volvía a su lectura mostrando su desinterés.

── Alice, ¿viste algo? ── Colocó una mano sobre su hombro.

La joven parpadeó aterrada y tartamudeo sin poder creer lo que había visto. Su rostro perplejo lo admiró con desconfianza y titubeó. Los hermanos intercambiaron miradas manteniendo su silencio. Alice intentó disimular, aunque su reacción ya había delatado bastante. Sin remedio alguno, ignoró los llamados a sus espaldas y salió de la casa a gran velocidad.

── ¿Serás mi dama de honor? ── Pregunta Bella a la rubia menor del clan.

La pelinegra desvió su vista hacia la escena, Darcy asintió complacida y compartió algunas bromas con Rose y Bella, haciéndola fruncir el ceño. Su actitud cambiada y sus ojos volvían a ser dorados, su piel se veía impecable y una sonrisa juguetona se formó en sus rosados labios.

La chica notó la presencia de su hermana y sonrió en grande mostrando sus dientes, sin embargo sus ojos no reflejaban tal felicidad. Alice sintió el miedo subir hacia pecho y bajó su cabeza ignorando todo a su alrededor, continuó su camino fuera del terreno Cullen saliendo de la vista de Darcy.

La menor suspiró con satisfacción al darse cuenta de que nadie había notado la actitud de Alice, disimuladamente continuó con su trabajo en el arreglo de bodas y no le quedó de otra más que fingir hasta el gran día.

𝗡𝗼𝘁𝗮:
Lamento la demora, pero pasaron muchas cosas esta semana. Me consuela saber que tengo varios días de descanso para continuar con los capítulos.



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