𝐶𝑖𝑎𝑜, 𝑎𝑚𝑜𝑟𝑒

"Cada día todo es complejo
Nada es simple cuando no estoy a tu lado,
Pero te extraño tanto cuando te vas,
Eso lo único que hago, cariño
Y esto va a continuar."

────────────────────

El día había llegado. Habíamos esperado al menos una hora en el aeropuerto de Roma cuando anunciaron que el vuelo hacia Estados Unidos saldría en unos minutos.

No me quería ir, por mucho que hubiera deseado no admitir, me había acostumbrado a esto. Nos miramos durante largos segundos sin saber que hacer o decir. Ninguno quería ser el primero en despedirse.

Desabrochó su oscuro abrigo y hurgó en su bolsillo interior. Lo miré confusa esperando, luego de su búsqueda sacó de éste una hermosa rosa blanca y la extendió para mí. Sonreí ampliamente y la tomé con cuidado analizándola. Agradecía no estar más viva, porque de ser así mi cara estaría completamente ruborizada.

── ¿Tienes que irte ya? ── preguntó suavemente casi en un susurró.

Odiaba siempre ser yo la que que se alejaba. Asentí sin mucho ánimo y devolví mi vista a él. ── Las clases iniciarán pronto y mi familia se molestará si desaparezco mucho más. ── En realidad ya nada de eso me preocupaba, deseaba quedarme pero sabía que tampoco era lo correcto.

── Entonces ¿cuándo volveremos a vernos?

Ojalá tener respuesta a tu pregunta, Alec.

Levanté un hombro sin responder. ── No lo sé... Tú ── di un toque en su pecho con mi dedo ── no puedes seguir desapareciendo así sin más. Te meterás en problemas y yo, debo seguir con mi vida como de costumbre ── su mirada decayó al igual que la mía. ── Cuándo el tiempo decida que es hora de juntarnos de nuevo, lo hará... Mientras tanto esperaré ese momento con ansias.

Sus brillantes y oscuros ojos me miraron con la misma esperanza. Unió nuestras manos acercándome más hacia el, abrazó mi cintura y por mi parte, hice lo mismo con sus hombros, escondiendo mi cara en su cuello. Inhalé su adictivo aroma esperando que de impregnara en mi. Cerré los ojos deseando que fuera eterno. Ojalá hubiera sido así. Duró al menos un minuto, pues una segunda llamada sonó por los altavoces.

── Espero que así sea. Aún hay mucho que quiero mostrarte ¿lo recuerdas?

Reí ante su sonrisa nostálgica y asentí con rapidez. ── Una última cosa, ¿por qué es blanca? ── señalé la rosa entre mi mano ── quiero decir, es hermosa, pero ¿qué significa?

── Averígualo tu misma. ── Sonrió con altanería y se encogió de hombros fingiendo inocencia. Entrecerré los ojos y dejé escapar una sonrisa de igual modo. Sentí un nudo formarse en mi interior y la incomodidad se apoderó de mí. Observé su rostro una última vez, tratando de memorizar sus facciones aunque las conociera a la perfección, no quería que nada se me escapara. Tuve que recordar que dentro de un par de minutos darían la última llamada para salir de ese trance.

Una tercera llamada me hizo apresurarme, tomé mi bolso y sin más remedio, me despedí. Me acerqué a él rompiendo su espacio personal y dejé un corto beso sobre su mejilla, sin mirarle me di vuelta y comencé a caminar. No me detuve ni volteé atrás aunque así lo deseara porque sabía que si lo hacía regresaría rápidamente a Alec, tomaría su mano y pediría que me enseñe cualquier parte del mundo con tal de estar junto a él. Escucharlo hablar sobre historia e hipnotizarme con su voz.

Ya montada en el avión, aún sonreía a causa de todos esos pensamientos. Era una emoción extraña y ajena, pero no desagradable. Sentía miedo, no por admitir algo que ya sabía. Sentía miedo por todo, por lo que pasaría en el futuro.

Cerré los ojos y recosté mi cabeza sobre el respaldo, me aferré al asiento y simplemente esperé que el tiempo pasara más rápido.

[...]

La joven Darcy no era la única que había estado embobada luego de lo sucedido.

Apesar de haberse despedido de nuevo, ésta vez se sentía diferente. No se sentía un vacío, sino una gran ola de calidez. Se habían vuelto la necesidad del otro, y aunque no estaban cerca, se sentían en paz consigo mismos, únicamente esperando pacientemente su próximo encuentro.

El castaño se dirigía hacia el punto de reunión que habían dictado los confidentes. Las misiones de los tres amigos habían llegado a su fin. Ahora sólo tendrían que llegar juntos a la guarida Volturi y fingir.

Pero esa tonta sonrisa no abandonaba sus labios y a lo lejos Demetri y Felix lo notaron. En cuanto los vio decidió tomar una postura más seria y rápidamente llegó a ellos. Rodó los ojos notando las traviesas sonrisas de ambos y negó sabiendo el largo interrogatorio que le esperaba.

A pasos rápidos, los pasó de largo y continuó su camino hacia el castillo en Volterra, sabía que ahí no tendrían de otra más que callar. Ambos lo alcanzaron y comenzaron a a preguntar sin parar.

── ¿Entonces nos dirás que pasó? ── el más alto posicionó un brazo sobre sus hombros acercándose hacia el muchacho.

── No les diré nada. ── Ambos abrieron la boca fingiendo indignación.

── Ya sabemos la historia de inicio a fin, así que no entiendo porque esto no.

── Será que... ── Demetri puso una mano sobre sobre su boca en un gesto exagerado de sorpresa.

Alec frunció las cejas y lo observó confuso ── No, eres un sucio.

── Aún no he dicho nada. ── Se encogió de hombros.

── ¿Entonces? ── Felix preguntó impaciente.

Con una sonrisa nerviosa, el menor comenzó a explicar. ── Creo que ya le agrado.

Felix y Demetri se miraron sorprendidos. ── ¿Por qué? ¿Qué pasó? ── ambos hablaron al unísono.

── Eso fue gracias a mi sabiduría. ── Demetri Colocó una mano sobre su pecho totalmente orgulloso de sí mismo.

El menor rodó los ojos y negó con la cabeza, levantó su mirada y observó a sus alrededores sintiéndose observado. Luego de enfocar sus ojos en todas partes y no encontrar nada sobrenatural, sonrió complacido y sin emitir respuesta alguna siguió con su camino dejando a ambos chicos con sus preguntas al aire.

Bajé del avión con pasos desinteresados, el aire frío golpeó mi rostro haciéndome sostener mi fleco con la mano.

En cuanto pisé el aeropuerto de Washington pude notar a dos pequeñas figuras que me esperaban del otro lado.

Bree y Alice daban pequeños saltitos mientras levantaban los brazos para llamar mi atención. Unas grandes sonrisas emocionadas adornaban sus rostros y me recibieron con los brazos abiertos. Me apresuré a llegar hasta ellas y con la misma emoción las saludé con cariño.

── ¡Necesito escucharlo todo! ── Expresó Alice con emoción.

Rodé los ojos mientras emprendimos camino hacia su auto. ── No sé porque quieres hacerlo, seguramente ya lo haz visto.

── Oh, Dars, lo prometiste ¿quieres que te lo recuerde? ── Miré a Bree con el ceño fruncido luego de escuchar risitas cómplices por parte de ambas chicas.

Me trepé en el vehículo ignorando todos los comentarios ansiosos. Ellas imaginaban un escenario y luego yo negaría, haciéndoles saber que no estaban ni un poquito cerca.

── 5 días en Italia con un apuesto joven como guía, ¿sabes? Es una tortura no escuchar detalles. ── Bree hablaba con cierta exageración en sus palabras, volteando hacia la mayor de nosotras recibiendo un "sí" con la cabeza.

── ¿Y cómo estuvo el hotel? ¿Era lindo? Ah ¿y que me dices de las tiendas de ropa? Hermosa la moda italiana. Escuché que el clima es frío en ésta época, debió ser perfecto. ── Alice suspiró como una adolescente enamorada.

── Ah bueno... sobre el hotel, pasé la mayor parte del tiempo yendo de un lado a otro en su auto y no tuve mucho tiempo para ver ropa. ── Mentira, Alec me había acompañado y eligió la mayoría de las cosas que compré.

── Ay, Darcy, que reservada.

── Es mucho para resumir. ── Expliqué abrumada.

── ¡Que conveniente! Tenemos 2 horas antes de llegar a Forks. Hay tiempo. ── Ambas sonrieron traviesas y me dejé caer con cansancio en el asiento trasero. Observé por la ventana las pequeñas gotas que comenzaban a brotar del cielo, disimuladamente acerqué la nariz hacia mi suéter absorbiendo el aroma que efectivamente se había quedado. Cerré los ojos pensando en lo que iba a hacer los próximos días, solo deseando tranquilidad, pero todo puede pasar en tan poco tiempo.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top