Joanne se sentía cansada, no quería saber nada de nadie, mucho menos de quien decía ser su amiga. Era como si todo a su alrededor fuera una mentira que la encerró en un abismo sin salida. La fiesta había pasado completamente rápido, pero lo que no comprendía era como llegó a su casa y en su recamara, agradecía que aún portara su disfraz no quería ni imaginar si hubiera sido el tonto de su ex novio.

—Dios, estoy tan cansada...—murmuró para si misma. 

Se levantó de su cama mientras se deshacía de aquel disfraz de Gabutela, esperaba que al menos haya tenido un buen sexo con algpun tipo que la intentara cortejar, pero solo pudo perderse en el bosque con temor a ser encontrada por Eliot.

Entró a la tina luego de haber calculado la temperatura del agua, roció pequeñas flores rojas en ella a la misma vez que jabón para soltar espuma, se sumergió en ella con el cabello suelto y sintió su cuerpo relajarse, aunque se le hacía extraño no escuchar las voces de sus padres y su hermano menor, no quería hacerse locas ideas, así que sacudió su cabeza para cerrar sus ojos, disfrutando de su momento de relajación.

¡Rin...rin!

El sonido del teléfono que tenía cerca suyo se oyó en toda la habitación, era un ruido irritable y no recordaba haberlo puesto para cuando la llamaran. 

—¡Como joden, maldita sea!—bufó molesta y salió de la tina desnuda, no tenía pena en que la vieran desnuda, pues su casa estaba alejada de las demás residencias por donde vivía, además que nadie se encontraba en casa.

Tomó el teléfono y respondió. —¿Hola?—preguntó con desinterés, sin embargo, del otro lado no obtuvo respuesta, tan solo escuchaba la respiración agitada de esa persona. —¿Quién es? No estoy para bromas estúpidas, voy a...

—Hola...—por fin habló el chico.

—¿Sí, necesita algo?—interrogó de nuevo, pues era un número desconocido que marcaba la pantalla de su teléfono.

—¿Eres la chica guapa que se disfrazó de Gabutel?—respondió con otra pregunta.

La rubia comenzaba a irritarse al no saber quién era el tipo que le marcaba en ese momento, además que aún seguía desnuda y moría por volver a la tina, pero no podía por tener el teléfono en su mano, quería evitar morir electrocutada a causa de una llamada telefónica.

—Porque mejor no me dices quién eres. —dijo frustrada, mientras aprovechaba de verse en el espejo, admirando su cuerpo esbelto.

Simplemente hermosa.

—Entonces, ¿tienes novio?—indagó el tipo, a lo que ella soltó una risa.

—¿A qué viene esa pregunta? Ni siquiera te conozco.—soltó sin más, le estaba pareciendo divertida la situación. —¿Por qué, me quieres invitar a salir?

—Tal vez.—El chico rio con aquella voz grave y Joanne sintió su piel erizarse al escucharlo. Era una risa que te dejaba mojada por ser tan gruesa y varonil, algo que el insípido de su ex novio no portaba.—¿Tienes novio?—volvió a preguntar, sonando demandante, causando que la rubia mordiera su labio inferior.

—No.—respondió segura.

—Nunca me dijiste tu nombre.—exclamó el hombre, acercándose más al lugar donde la rubia se encontraba.

—¿Por qué quieres saber mi nombre? Tú tampoco me haz dicho el tuyo.—dijo mientras tomaba su toalla para secarse.

—Porque quiero saber a quien estoy mirando.—contestó serio, sin una pizca de emoción. 

Joanne sintió su sangre congelar, simplemente quedó estática al escucharlo decir eso, mientras Jungkook la veía divertido a través de esa máscara de Ghostface, mordiendo su labio inferior al verle las nalgas que quería apretujar mientras ella lo montaba. Se acercó a ella cautelosamente y colocó el pequeño trapo en el que había vertido el liquido para poder dormirla.

—¡Mmm!—se quejó la fémina, tratando de zafarse del agarre del tatuado, pero la fuerza de él era mayor.

Y aunque quisiera poner resistencia, era demasiado tarde, pues los efectos de la sustancia habían hecho efecto dejándola en un profundo sueño.

🎃☠️

El pelinegro estaba feliz de que su plan haya salido como tanto esperaba, no era estúpido para no saber como alejar a la familia de aquella rubia que estaba tendida en la cama, aún desnuda, lo que le provocó unos cuantos orgasmos mientras se sentaba en el sillón de su recamara y comenzaba a masturbarse al verla.

Era excitante verla tan indefensa, sin que nadie pudiera salvarla, pero él no pensaba matarla, no a ella, a la chica que lo volvía loco y había logrado convertirlo así solo para tenerla para él.

—Mmm...—soltó un gemido bajo al despertarse. Observó a través de su ventana que ya era tarde, sin notar la presencia del chico con máscara, hasta que volteó y lo vio.

Sus sentidos se agudizaron y la piel se le puso chinita al ver que a su lado había un cuchillo embarrado de sangre. 

—¿Q-quién eres?

—Las preguntas para después, ¿no crees?—contestó tajante, acercándose a ella.

—¡No te acerques!—gritó, pero eso no evitó que el chico fuera a ella rápidamente al percatarse que quería huir. —¡¿Qué es lo que quieres?!

Jungkook ladeó su cabeza, sin responder a su pregunta.

—¿Me vas a matar?—indagó con temor a la respuesta, pero para su sorpresa, Jeon negó, para comenzar a quitarse la túnica, mostrando su torso desnudo y el brazo lleno de tatuajes. Mientras debajo portaba sus simples skinny jeans de color negro. 

Joanne abrió los ojos del asombro al ver que era Jungkook, por una parte sintió alivio, pero su lado más sensato le decía que estaba completamente loco, pues él no parecía ser ese tipo de persona.

—Solo quiero follarte, joderte tan duro como tanto he anhelado.—respondió con normalidad, como si su comentario no fuera de lo más vulgar.

—¡¿A caso estás loco?! —dijo la rubia, jalando de su pequeña manta para poder cubrir su cuerpo, pero se le fue arrebatado bruscamente por el tatuado. —¿Qué te sucede? Jungkook, lo mejor será que te vayas, no estoy para tus bromas tontas de adolescente hormonal.

El chico comenzó a reírse, para empezar a merodear en donde ella estaba, hasta quedar detrás suyo. Él era más alto, su cuerpo era grande a comparación de su pequeño cuerpo. 

—J-jungkook...v-vete por favor.—murmuró nerviosa, pero Jungkook no acató su suplica, tan solo pegó su cuerpo a ella.

—No me iré, no ahora que te tengo completamente desnuda.—su mano tatuada comenzó a acariciar desde sus caderas hasta llegar a sus pechos, donde sin previo aviso los apretó y amasó a su gusto, sacándole un gemido. —Y veo que tú tampoco quieres que me vaya, ¿o sí?

Joanne negó, lo que fue una luz verde para el pelinegro que sonrió complacido. Dirigió su otra mano hacia su intimidad, dándole caricias y pequeñas palmaditas que lograban excitarla, era bastante loco pero no podía negarse ante él, no cuando tenía el recuerdo de querer chuparle la polla anoche, sin importar que había terminado apenas su relación.

—¡Ah!—gimió cuando Jungkook estimuló su clítoris con la ayuda de sus fluidos. 

Era un escena bastante obscena para ella, pero le gustaba, le fascinaba la idea. Jungkook introdujo dos de sus dedos en su interior y eso la volvió loca, sus movimientos eran rápidos ocasionado sonidos lascivos que para el chico eran lo más delicioso.

—¿Te gusta?—la rubia asintió, sintiendo su orgasmo cerca. —Aprietas tan bien mis dedos que no imagino como será con mi polla.

Joanne cerró sus ojos al llegar al límite, la manera en la que Jungkook le habla le hacia querer correrse en ese instante. Jeon se quitó la máscara, tirándola en alguna parte de la habitación  y sacó los dedos del interior de la rubia, llevándolos a su boca, deleitándose con su sabor.

—Eres deliciosa, me encantas. —tomó con brusquedad sus mejillas y estampó sus labios con los de ella, besándola ferozmente, el chasquido de sus besos hacían eco en la habitación, mientras el tatuado no perdía el tiempo de tocar cada parte de su cuerpo, dándole un azote duro en su trasero, dejándole marcas que serían notorias, pero le daba igual, porque eso era lo que quería. Sus lenguas jugaban entre sí, Jungkook la tomó de la nuca profundizando aún más el beso hasta que la rubia se separó de él a falta de aire. —Arrodíllate y chúpame la polla.

En ese instante, supo que se volvería adicta a él.

HOLAAA, OTRO CAPÍTULO DE ESTE ESPECIAL DE HALLOWEEN, ESPERO LES GUSTE Y NO DUDEN EN DEJAR EN COMENTARIOS QUE ESPERAN EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO.

BESOS EN LA PUSEY 💋