◇Extra
YoonGi.
Mi vida jamás fue sencilla después de la muerte de mis padres. Prácticamente mi vida se arruinó por una maldita obsesión de un enfermo mental.
No recuerdo mucho ese día, no quiero hacerlo de todas maneras. Aún me duele saber que jamás podré decir la palabra papá o mamá cuando más lo necesite, como cuando era cachorro.
Mi rostro me marcó para siempre.
Recuerdo que desperté en un hospital y únicamente podía ver por un ojo. El miedo me consumió y empecé a llorar, tenía solo ocho años, era inevitable no tener miedo. Recuerdo que entró mi abuelo con un médico. Al tentarme la cara y tenía algo cubriendo parte de mi rostro.
No entendía que pasaba, el porque mi abuelo me miraba de esa manera, y cuando entendí porque, lloré aún más fuerte esa noche. Perdí a mis padres y yo quedé destruido, no sólo física sino mentalmente.
No pude ir al funeral de mis padres, en la televisión estaba la noticia sobre su muerte, quería a mi mamá conmigo, oler su olor a duraznos y el de mi padre que era un olor a chocolate amargo. Estaba solo en un hospital, con una venda en mi cara y raspones en mis brazos y piernas.
Me sentía solo. Me sentía deprimido.
Todo empeoró cuando quitaron la venda, mire mi rostro, sentí que veía aún monstruo.
Mi ojo era blanco, mi cara la cubrían cicatrices como si alguien me hubiese rasgado la cara. Era feo, completamente feo. Mi abuelo incluso me llamó una abominación, una deshonra para los Min.
No era mi culpa, fue un accidente quien me dejó así ¿por qué culparme así?
Después de salir del hospital comenzó mi verdadera pesadilla. Mi abuelo me mandó a una escuela privada donde los niños me miraban y señalaban como el fenómeno más grande, llamándome Frankenstein; entre otros apodos, pero ese era el que más me dolía.
Un fenómeno.
Recuerdo que me sentaba solo en la esquina de un callejón de la escuela, almorzaba allí siempre, para que otros niños no me mirarán. Les daba asco y no comían por mi culpa, me sentía tan sólo.
Un día que pretendía irme a mi lugar seguro, unos niños me acorralaron y me molestaron, me dijeron monstruo. Ese tonto apodo de Frankenstein. Me empujaron y caí al lodo, sus burlas y risas me causaron pesadillas mucho tiempo, hasta que apareció Taehyung.
Fue la primera persona que me defendió, fue tan valiente a los ojos de un cachorro asustado y herido.
─No les hagas caso, son unos idiotas.
Me tendió la mano sonriéndome. Fue el inicio de una amistad.
Mi primer amigo real, alguien con quién compartir un poco de mi vida. Todo estaba bien en mi vida por lo menos un momento, hasta que mi abuelo me sacó y me alejó de mi único amigo. Estar en esa casa fue un infierno. Mi abuelo era cruel, me golpeaba por no hacer las cosas bien.
Para ser un cachorro pequeño ya tenía que saber cuatro idiomas, saber tocar piano y otros instrumentos; caminar recto y olvidar por completo los juegos, absolutamente todo. Al no decir nada durante esos años, se creó un cruel lobo dentro de mi. Era frío, mi personalidad cambió, y cuando me di cuenta de ello, me volví lo que en un principio fuí.
Entrando a la dolencia me volví alguien cruel, alguien despiadado. En una discusión con mi abuelo me salí de control, mi lobo me terminó de poseer, le hable tan fuerte a mi abuelo por sus crueles palabras que no dude en aventarlo contra las escaleras.
Aquello me había asustado, pero estaba tan harto.
De ahí surgió un Alfa cruel.
Jamás tuve amigos excepto por Taehyung el único en el que podía confiar.
Mi abuelo me temió, lo dejé inválido. Se lo merecía. Incluso cuando quiso golpearme un trabajador recibió el golpe, siempre le estaré agradecido.
Mi mundo se llenó de amargura, jamás alguien iba a amarme. Seguí en la empresa de mis padres, la hice lo que es hoy en día. Hasta el momento en aquel tiempo, imaginé que nada podría detenerme hasta que ella apareció. Una Omega hermosa que llamó mi atención y su olor a rosas me cautivo.
Creí estar enamorado, lo estaba de ella. Salimos y la llevé a los mejores lugares, ella era la correcta aunque mi lobo decía que no, pero le gustaba. Pero como todo se terminó yendo al demonio, Jihyo solo jugaba, le di asco cuando me atreví a mostrarle mi rostro, me hizo pedazos el corazón.
Debí saber que jamás podría ser feliz, que todo lo bueno siempre se convierte en una mierda. Me dejó después de darle dinero, se marchó y tiempo después busco otro alfa.
Nadie podía entenderme, me sentía peor y humillado, siempre sólo con el odio hacia el mundo. Hacia los omegas.
Pero como en toda historia hay alguien diferente, alguien que te da un gran golpe y reinicia la vida.
Park Jimin.
Cuando llegó a mi vida me llamó la atención, su cabello rubio y su olor a frambuesas.
Ya saben que pasó, saben cuál fue nuestra historia de amor. Yo siendo un hijo de perra con mi Omega. Al final el amor me dominó, lo que jamás hice, lo hice con él, por el amor que le tengo y por todo lo que hizo por mi.
Jamás dejaré de amar a mi esposo, a mi Omega por nada del mundo. Iluminó mi vida, mi lobo lo adora, es todo lo que tengo en el mundo incluyendo a mis hijos, mis cachorros.
Cuatro cachorros. Pobre de mi omega, debieron verle la panza, por la diosa luna ¡era gigante!
Me dio mi más grande dicha, mis hijos, mis únicos herederos. Jamás imaginé que algún día formaría mi familia, con un esposo hermoso que me ama y mis amigos.
Si el pequeño yo pudiera ver lo que yo ahora, jamás me lo creía. De la oscuridad a la luz.
Hoy es navidad, bueno, Nochebuena. Hay una rica cena en mi casa con mis hijos corriendo por todas partes, mi mejor amigo con su Omega; mejor amigo de mi esposo.
Toda la maravillosa noche fue espléndida, mucha comida y brindis por la felicidad y también por mi pequeño cachorro que viene en camino.
Ya no serán solo cuatro sino cinco.
Por la diosa luna, tengo que hacerme la vasectomía o tendré un equipo de fútbol el año entrante.
Ahora estoy con mi grande familia abriendo los regalos, mis cachorros están felices con sus juguetes, todos saltan y se abrazan.
Todo es maravilloso, desde mi perspectiva les digo que tengo la mejor suerte del mundo. Mis navidades siempre fueron solitarias, ahora están llenas de felicidad y de ruido.
Mientras mis hijos se divierten, tomó la mano de mi esposo, le acercó a mí y le doy un beso. No se imaginan cuánto lo amo.
Las campanas suenan y ya es navidad.
─Feliz navidad amor.
Me dice. Mirándome con esos ojitos hermosos.
─Feliz navidad. Te amo, Min Jimin.
─Yo mucho más ¿Verdad que si pequeño YoonGi junior?
Mira su vientre abultado, se mueve mi hijo y es la cosa más hermosa que un padre pueda sentir.
Ambos decidimos ponerle mi nombre a mi quinto hijo, creo que es hermoso.
─Dijo que sí.
─Yo los amo a los dos, bueno a los seis.
Mis cachorros corrieron abrazarme, rodeandonos a los dos.
─¡Feliz navidad papás! ─dijeron al mismo tiempo.
Los abrazo al igual que Jimin.
─Feliz navidad mis amores.
Gracias por hacerme tan feliz, mi querida familia.
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