Capitulo 24. La Promesa De Tu Futuro


Querido diario....

Es como si la vida hubiera seguido su curso desde que Stefan marchó del estacionamiento del Grill tras el asesinato de Lexi a manos de Damon. Ha pasado una semana desde entonces, y todo volvió a su cauce natural. Ya no hay reportes de muertes misteriosas por animales salvajes, la escuela vuelve a ser monótona y aburrida, y las noches son tranquilas y sin adrenalina alguna por cazar a un vampiro o huir de éste. Mystic Falls volvió a ser el pueblo normal y tranquilo que era antes del retorno de los hermanos Salvatore. Fue como si, al marcharse, se llevasen con ellos el caos, tal como dijo Stefan.

Mi vida la última semana es lo que se llamaría "la típica vida de una adolescente americana" lo cual es detestable, pero al mismo tiempo me descubro a mí misma pensando que es reconfortante. Mi vida familiar volvió a ser como antes, sin secretos de por medio. Cedric y Ava salimos cada tarde después de clases al Grill y hacemos la tarea en la casa de alguno de nosotros tres. Veo a Elena y a Jenna y he cenado con ellas dos noches. Mis notas en la escuela no son ejemplares, pero he mejorado en mi rendimiento académico, cumpliendo más con las tareas y participación en clases.

Además, finalmente llegó el nuevo profesor de Historia. Alaric Saltzman, un hombre joven, no más de treinta años, formal, serio, pero definitivamente agradable si lo comparamos con Tanner. Solo lleva una semana aquí, pero creo que está a la altura de la profesora Carlyle, a quien, debo añadir, todos la extrañamos como nuestra maestra de historia, y sorpresivamente todos aquellos que detestaban la clase de arte son los primeros en ir corriendo al aula una vez que el timbre marca la hora. Con creces, se ha convertido en la maestra favorita de todos, incluyéndome. Nadie ha explicado mejor la historia y composición del arte como ella y se esmera en conectar con cada uno de nosotros. Incluso consiguió que Tyler agarrase un bloc de notas y ahora no puede despegarse de él.

Es como si todo apuntara a qué está es la realidad, que debo despertar del sueño donde conocí a los Salvatore, y seguir con mi vida normal. Después de todo, por eso me mudé a Mystic Falls: para tener una vida ordinaria y tranquila.

Sin embargo, aunque ya me es más fácil aceptar el hecho de que a mi lado no estará Stefan en clase de historia, o de que no veré a Damon más en el Grill, todavía queda algo que me impide alejarme del mundo sobrenatural, y es la magia caótica.

Cada día da señales de vida, como un recordatorio de todo lo que sucedió, y que no es parte de mi imaginación, que fue real y no un sueño como parece ser para el resto. Anoche, antes de dormir, accidentalmente tropecé con mis zapatos que dejé descuidadamente en el suelo y una esfera de magia emergió de mi mano con la que busqué apoyarme de la pared, y acabé rompiendo mi lámpara de noche. Tuve mucha suerte de que mi padre estuviera en la ducha y mi mamá en el trabajo, ya que sería difícil dar explicaciones ante semejante estallido.

Y es gracias a eso por lo que no puedo olvidarme de los sucesos de las últimas semanas y preguntarme: ¿Que me diría Stefan referente a la magia caótica? ¿Cómo puedo controlar esto, o incluso como puedo apagarlo? Debe haber un modo de que suceda. Así como despertó está magia, debo ser capaz de volverla hacer dormir. ¿Verdad?

Lo único que sé, es que no puedo hacerlo sola, pero tendré que encontrar la manera de hacerlo, pues ya no cuento con la ayuda, y ciertamente no puedo decírselo a Cedric. El pobre ha pasado por mucho tras la muerte de Vicki, y ese suceso, igualmente, es lo único que le impide avanzar y olvidarse de todo. Pero se esfuerza, pues al ver cómo Matt cada día parece superar que su hermana se marchó del pueblo, él recobra más el color de su rostro. Solo necesita más tiempo, al igual que yo.

Pero ¿Cuánto tiempo se necesita para olvidar la noche donde, de haber tenido más valor, pude confesarle a Stefan lo que sentía por él, en lugar de que terminase en un desastre? ¿Cuánto tiempo tarda un corazón en olvidar a alguien? ¿Cuánto tiempo más necesitaré hasta ser absolutamente una adolescente normal, sin recuerdos de vampiros o de poseer magia caótica? ¿Cuándo despertaré por completo de este sueño para volver a la realidad?

El casillero de la joven Beckham se cerró sonoramente y tanto ella como Cedric se recargaron contra las taquillas luciendo rostros demacrados por falta de sueño. Tanto por los recuerdos de lo que pasó la noche de Halloween, así como porque tenían examen ese día en la clase de física y sus cerebros fundidos por estudiar hasta la madrugada no conseguía recordar nada.

-Creo que me reportaré enfermo-sugirió el pelirrojo-. Literalmente, creo que mi cabeza va a estallar, pero por falta de sueño. No recuerdo nada de lo que estudiamos anoche.

-En tal caso, dime con que enfermedad te vas a presentar ante el director, para inventar otra-dijo Cora mientras gemía y miraba con expresión derrotada al techo-. Cómo una torcedura o contractura, o inclusive puedo fingir tener gripe.

-Hola chicos.

Elena llegó en ese momento a su lado y les sonrió cálidamente, pero al verlos con esas expresiones, su sonrisa decayó y los miro consternada, pero no tanto como lo estaban ellos al verla tan fresca como una lechuga mientras que ellos querían cavar un agujero e irse a cualquier otro lado, con tal de no presentar el examen.

-¿Cómo puedes verte tan fresca si estudiamos juntos en tu casa?-acusó Cedric mientras gemía a modo de lamento-. Sabía que necesitaba tomar más café.

-Bueno, si, el café ayudó un poco-contestó la morena con una pequeña y delicada risa que animó un poco a Cedric-. Pero estoy también acostumbrada a desvelarme para estudiar, además de que tomo unas vitaminas por tiempo limitado de acuerdo con el doctor de la escuela.

Cora asintió para sí misma. Cafeína, algo que ella tenía prohibido por su medicamento y enfermedad, mientras que las vitaminas, bueno, su doctor de Chicago dijo que era muy pronto para recurrir a ellas. Tal vez debería ver mejor la vida escolar que se llevaba en Mystic Falls para saber que las necesitaba urgentemente.

-Eso tiene sentido. -dijo en voz baja.

-Se fueron de mi casa a las cuatro de la madrugada ¿Que acaso no durmieron un poco? -interrogó la castaña mientras lo miraba acusatoriamente, como toda mamá que le dijo a su hijo que no se desvelara toda la noche jugando videojuegos y este le hizo caso omiso.

-Elena, entramos a clases a las ocho de la mañana. Cuento cada día con dos horas para ducharme, arreglar mi cama y a mí mismo, hacerme a la idea de que debo despertarme y desayunar. Solo dormí hora y media. Una hora, si restamos el tiempo que estuve dando vueltas por la incertidumbre de que si voy a aprobar o no.

-Lo mismo digo-dijo Cora, abrazando sus cuadernos de la clase de biología y los tres empezaron a encaminarse al aula cuando sonó el segundo timbre, el cual indicaba que ya debían estar lo antes posible en sus respectivas aulas antes de que tocase la tercera campana-. La clase del profesor Cooper es la más difícil de todas, incluso más que química. Al menos en el laboratorio tenemos un compañero a nuestro lado. En clase de física casi está lanzándonos la silla si llegamos a mirar por el rabillo de nuestro ojo al que esté sentado a nuestro lado así sea por error.

-Le falta un tornillo, eso sucede-dijo Cedric-. Estoy casi seguro de que le dieron su diploma solo para librarse de él. Es eso, o todos los físicos están locos.

-Por algo existe el término "científico loco"-comentó Elena para después suspirar y mirar a Bonnie, quién estaba ocupada peleándose con sus libros del casillero que no se mantenían ahí-. Debo irme. Los veré después.

Despidiéndose de Elena, Cora y Cedric siguieron su camino donde siguieron hablando de las demás clases y las tareas que debían entregar, por las cuales igualmente se desvelaron, hasta que Cedric vio a Matt y a Caroline charlar animadamente mientras entraban al aula de biología. Pero, si bien Cora se preguntaba en qué momento Caroline se hizo cercana a Matt cuando tenía entendido que a la joven Forbes le gustaba Cedric, el pelirrojo se alteró por nada más y nada menos que por el recuerdo constante de Vicki.

-Oye-gentilmente ella tomó su mano y la apretó para demostrar así que estaba a su lado, apoyándolo-. Todo irá bien ¿Si? Él se ve feliz, así que ¿Por qué tú no? Sé que debe ser difícil, y no diré que lo entiendo, porque no es así, y no quieres oír eso. Así que solo te diré lo que si puedo ofrecerte con total seguridad: la promesa de que cuando menos lo pienses, Matt avanzará, y tú también lo harás, porqué ya no se puede cambiar nada de esa noche, porque fue culpa de Damon.

-Lo sé-suspiró profunda y ruidosamente, más se quedaron de pie a pocos pasos del aula de biología, sin ánimos de entrar todavía-. Sé que será así. Pero es difícil ¿Sabes? Aunque es más tranquilizante para mí ver como él está avanzando. Me da ánimos para hacerlo igualmente.

Cora le sonrió con dulzura mientras acariciaba con su pulgar el dorso de la mano del pelirrojo. Pero cuando ella parecía estar rebosante de alegría, creyendo firmemente en que ella también podía seguir su ejemplo y pasar página por completo, su mejor amigo nombró a la persona cuya existencia prefería olvidar y, de lo que iba de ese día, lo había conseguido con éxito, hasta que Cedric habló.

-¿Y qué hay de Stefan?-preguntó él-. ¿De verdad se fue del pueblo?

-Bueno, si tomas en cuenta el hecho de que no ha aparecido aquí en una semana después de que me dijo que debía irse del pueblo, y que además no se han reportado más muertes, entonces debemos asumir la realidad: Stefan se ha ido. Y, honestamente, creo que tenía razón. Es para mejor.

-¿Es lo que tú crees, o lo que quieres convencerte?

Cora abrió y cerró la boca al querer replicar esto, pero no encontró palabras inmediatas, porque era cierto. Ella, aunque se lo negaba a diario, quería convencerse de ello, pero no lo sentía así. ¿Cómo seguir adelante como si nada hubiera sucedido?

-¿Qué diferencia haría?-dijo ella finalmente con una sonrisa triste mientras se encogía de hombros-. Se fue. Él tomó la decisión, y aunque se lo rogué, y créeme que casi me ví a mi misma cayendo de rodillas para suplicarle. Pero ya no puedo cambiar nada de eso, solo aceptar su razonamiento, porque, aunque no estoy de acuerdo, debo decir que tiene razón. Desde que se fue, nadie ha muerto-entonces, inclinó hacia un lado su cabeza y le miró inquisitiva-. Creí que tú estarías feliz con su partida. O al menos aliviado.

-Lo creas o no, Stefan empezaba a ser lo más parecido a un amigo para mí-confesó él tímidamente-. Me costará hacerme a la idea de ya no verlo en el equipo. Nos complementábamos bien en el campo cuando entrenábamos-entonces, frunció su ceño y la miró con preocupación-. ¿De verdad estarás bien? Quiero decir, sé que sentías algo por él, y era obvio que a él le pasaba lo mismo.

-De ser así, él se hubiera quedado-resopló-. Además, si fuera correspondida, nada puede cambiar el hecho de que soy humana, y él inmortal. En unos años él se enamoraría de una chica de aspecto joven, fuerte y sana. Dime ¿Qué futuro podría existir entre Stefan y yo en caso de que él se hubiera quedado?

No obstante, como si fuese una clase de broma pesada, el letrero que los alumnos de último año estaban colgando para la feria de artes y ciencias de ese año cayó en medio de ambos chicos, quedando así a los pies de Cora la frase escrita en letras grandes y doradas: LA PROMESA DE TU FUTURO.

La rubia miró en dirección al techo y lo fulminó con la mirada, como si le estuviera acusando al cielo de burlarse de su miserable vida amorosa y su propia leucemia. Cedric, por su parte, alzó sus cejas y se limitó en mirar a su amiga rubia, pero su mirada fue suficiente como para decirle a Cora: ¿Esa respuesta te es válida o necesitas que un coro de ángeles baje y te lo diga?

La joven Beckham gruñó y pasó de largo sobre el cartel para así entrar al aula de biología, con Cedric siguiéndola de cercas y se sentaron juntos en la mesa de laboratorio en el momento preciso dónde sonó la campana y el profesor entró al salón y pedir que todos se sentasen e inmediatamente anotó el tema que se vería ese día en clase.

Más de uno gimió y jadeó al ver lo que estaba escrito ahí.

-La sexualidad-comenzó a decir él con total naturalidad, como si todavía no fuese consciente de que enseñar ese tema a adolescentes de dieciséis y diecisiete años fuera más difícil que viajar a Saturno en un día-. ¿Qué entendemos por eso, señorita Gilbert?

Elena se sobresaltó al ver que se dirigía a ella para darle respuesta a esa pregunta, y tras tartamudear lo que parecía ser posibles respuestas, pero de las cuales se retractaba, finalmente se aclaró la garganta y pasó detrás de su oreja un mechón de su cabello lacio como gesto nervioso.

-Nuestra manera de identificarnos como mujeres y hombres. -contestó, aunque sonó más a un pregunta que a una afirmación.

-Correcto. En términos individuales, cada género tiene sus propias características que los diferencia del otro género. Pero eso ya lo vimos en el ciclo escolar anterior, antes de las vacaciones. Ahora vamos a hablar respecto a la pareja, remontando desde los animales hasta los homo sapiens.

Más de uno, incluyendo a Cora, se hundieron en sus asientos y empezaron a cuestionarse que habían hecho mal esa semana como para recibir semejante tortura como castigo. Una cosa era que sus padres les hablasen de sexo, lo cual era igualmente incómodo, pero que un maestro lo hiciera hablando de ellos con términos científicos era traumático.

-Hoy en día seguramente todos ustedes evalúan los rasgos físicos de los otros antes de catalogar a alguien con una belleza inigualable según sus estándares idealizados-prosiguió el profesor, dando así inicio a lo que serían los cuarenta minutos más largos y tediosos de sus vidas-. Ahora se tiene el maquillaje, cirugías, joyas y demás que ayuda a afinar sus facciones. Pero al final del día, muchos saben que eso no ayuda a elegir a un compañero o compañera de vida, solo alguien con quién pasar una efímera relación, porque al conocer las cualidades que guardan en su interior, se dan cuenta de que no congenian. Por lo tanto, la belleza física no lo es todo. No se puede juzgar a un libro por su portada cuando ni siquiera se han detenido en leer la sinopsis y mucho menos las primeras páginas.

Cora inmediatamente pensó en Damon, e inmediatamente se sorprendió por ello, pero tenía sentido, considerando que cuando lo conoció sin saber su nombre o que era el hermano de Stefan ella se encontró hipnotizada por sus ojos azules eléctricos, los cuales le decían mil y un cosas y al mismo tiempo absolutamente nada. Recordaba cómo se quedó impactada ante semejantes ojos que hacían contraste con su cabello negro azabache, y esa sonrisa socarrona radiante que después supo lo que escondía y se llevó una gran desilusión.

-Charles Darwin, en su libro The descent of man, and selection in relation to sex, fue el primero que trató el tema de la belleza humana desde un punto de vista biológico-se escuchó un gemido lastimero de parte de Ava, quién estaba sentada junto a Caroline, ya que ellas no pudieron hacer cambio de pareja como fue el caso de Cedric, pues Cora, al ser la nueva chica, podía tener el compañero que se ofreciera a estar con ella, y Cedric fue el primero en alzar la mano el primer día que tuvo clase de biología-. Basándose en los comentarios de varios misioneros británicos-dijo el maestro, ignorando la queja nada sutil de Ava-, intentó encontrar patrones de belleza comunes a todos los humanos. Probablemente debido a los prejuicios y falta de objetividad científica de los informadores, Darwin acabó concluyendo que no existía un estándar general de belleza: distintas culturas tenían distintos patrones de belleza.

» Sin embargo, algunos estudios transculturales realizados recientemente han demostrado que sí existen unos patrones de belleza universales. Personas de diferentes clases sociales, edades, culturas y razas comparten un mismo sentido estético de la belleza humana y coinciden a la hora de discriminar qué es atractivo y que no. De hecho, curiosamente las mujeres se interesan por los hombres mayores y con una estabilidad emocional, y económica, pues según ellas, son interesantes. Mientras que los hombres se sienten atraídos por las jovencitas.

-Aquí es donde se entiende mejor la relación de Leia y Han considerado que él es mayor que Leia. -comentó Cedric en un susurro.

-Solo que entre Padme y Anakin los roles se invirtieron. -añadió Cora y ambos sonrieron cómplices para así seguir prestando atención a la clase.

-Algunos científicos se han planteado que para comprender éstos y otros aspectos del comportamiento humano es necesario empezar por reconocer que se trata de un problema de biología evolutiva. A raíz de estas ideas ha surgido una nueva disciplina, denominada psicología evolucionista, que tiene como objetivo descubrir y comprender el diseño de la mente humana desde una perspectiva evolutiva.

» Nuestros circuitos neurales son el resultado de un proceso evolutivo, han sido diseñados por la selección natural para resolver los problemas a los que nuestros ancestros se han enfrentado a lo largo de nuestra historia. Generación tras generación, durante más de 10 millones de años, la selección natural ha ido lentamente esculpiendo el cerebro humano, favoreciendo aquellos circuitos que permitían resolver de forma apropiada los problemas a los que se enfrentaban nuestros ancestros: encontrar una pareja que fuera capaz de hacerlo lo mismo con la misma o mayor eficacia, como lo era conseguir alimento ya sea cazando, cosechando y recolectando, buscar aliados, defenderse de los enemigos y criar a los hijos.

Savannah Blossom, quién estaba sola ese día en su mesa de laboratorio ya que su pareja había sido Stefan, puso los ojos en blanco al oír eso último, más no dijo nada al respecto.

-Aunque pueda resultar demasiado pragmático y poco romántico, nuestros cerebros han sido diseñados para detectar y considerar sexualmente atractivos aquellos estímulos que son indicadores de un mayor potencial reproductor. Aquellos humanos primitivos que eligieron parejas con mayor capacidad reproductora dejaron más hijos y todos nosotros somos sus descendientes. Sé que hoy en día eso no es mortalmente correcto-añadió al ver las caras descontentas de Ava, Bonnie y Caroline-, pero antes se buscaban mujeres jóvenes, sanas y fértiles para tener hijos y así incrementar la población y esperanza de vida. Pero nuestra experiencia cotidiana nos muestra que hombres y mujeres afrontan la sexualidad de forma muy diferente. Esto tiene sentido desde una perspectiva evolutiva, ya que como ocurre en otras especies animales, las mujeres realizan una mayor inversión parental y tienen un potencial reproductor mucho menor que los hombres. Un hombre puede engendrar muchos más hijos de lo que la monogamia le permite. Por tanto, ha habido un conflicto de intereses que ha llevado a que hombres y mujeres hayan evolucionado hacia estrategias sexuales diferentes. En general, los hombres tienden a ser más promiscuos y dispuestos a mantener relaciones sexuales con parejas ocasionales que las mujeres, y éstas son mucho más exigentes (selectivas) respecto a sus parejas sexuales. Si ustedes van a una fiesta, los chicos verán atractivas a todas las chicas con ropa, peinados y maquillaje llamativos que las hagan ver femeninas y sensuales, mientras que las mujeres verán poco interesantes al 92% de los chicos de la fiesta.

» Estudios sobre las preferencias a la hora de elegir pareja de hombres y mujeres de culturas muy diversas han demostrado que las mujeres colocan entre los primeros lugares los recursos que puede aportar el hombre, mientras que los hombres valoran la belleza. Pero ¿qué rasgos resultan bellos a los ojos de los hombres? De forma universal, los hombres aprecian aquellas características físicas que se correlacionan con la juventud, como la nariz y el mentón pequeños, los labios gruesos y la piel tersa, y con la fertilidad, como una cintura estrecha y unas caderas amplias.

Caroline tenía prácticamente su quijada en el suelo, pero por el horror que resultaba oír esto. Si bien era una verdad universal, y la ciencia podía respaldarlo, era espantoso. Pero lo que más le horrorizaba era que si era verdad.

-Pero, curiosamente, las mujeres encuentran atractivos distintos rasgos masculinos dependiendo del momento del ciclo menstrual-Elena, quién tenía sus ojos abiertos como dos platos grandes, casi quería esconderse bajo la mesa y Cora estaba segura de que en cualquier momento se levantaría de su asiento para así encender la alarma de incendios-. Aunque en general prefieren hombres con rasgos faciales suaves, en el momento de máxima fertilidad del ciclo menstrual eligen hombres con rasgos faciales y corporales más masculinizados, con cuerpo corpulento y que sean más altos y grandes que ellas. Pero no porque sea que necesiten sentirse protegidas ni mucho menos. Es porque al momento del acto sexual...

-Muy bien, creo que se entendió eso-interrumpió Ava, y más de uno agradeció dicha intervención. Algunos tenían el rostro verde y otros pálidos como el mármol. Aquella clase estaba resultando ser una tortura para todos ellos. Incluso Tyler parecía estar a punto de vomitar. Y eso que todavía no era la clase de reproducción humana-. Placer sexual, incubadoras humanas, y evolución social para contribuir al desarrollo de la ciencia donde hace menos de dos décadas las mujeres eran vistas como presas y ahora recibimos mejor trato y tenemos derecho de elegir a nuestra pareja, pero somos más frívolas y los hombres solo quieren diversión. Se comprendió el mensaje, gracias.

El profesor Johnson, quién era el equilibrio perfecto entre genio científico y una persona un tanto torpe y tímida cuando no tenía que hablar de la ciencia, le sonrió comprensivamente a Ava y suspiró.

-Señorita Sulez, comprendo que este tema puede ser algo incómodo para algunos de ustedes, especialmente porque se analiza bajo el microscopio de la ciencia y la razón y no involucramos a los sentimientos-dijo gentilmente-. Pero es parte de su enseñanza y a mí como profesor me corresponde enseñarle todo. Lo bueno y lo malo. Y usted puede tomarlo como un referente para, tal vez, desafiar la ciencia. Muchos intentan desafiar a la ciencia, y no necesariamente significa erradicarla, simplemente aportar nuevos puntos de vista y plantear nuevas teorías. Usted podría hacerlo, estoy seguro de ello, pero no podrá hasta comprender el papel de la evolución en el fascinante proceso de la atracción sexual. La ciencia no dice que el amor no exista, solo que primero entra el factor de la atracción física, y después, al conocer a la potencial pareja, entran en juego los sentimientos.

Ava asintió lentamente mientras se mordía el labio inferior. Pero cuando él profesor y todos en el aula pensaron que ya no se hablaría más al respecto, la joven Sulez, sin alzar la mano, lanzó la pregunta que causó una sacuda en todos ellos.

-¿Y qué sucede con el mismo sexo?

Savannah, quién tenía rostro de estar de lo más aburrida, finalmente prestó toda su atención al profesor Johnson, quien al escuchar esto se puso pálido y comenzó a sudar frío.

-La sociedad dice una cosa-dijo la pelinegra con total naturalidad, ignorando por completo las miradas sorprendidas de sus compañeros porque ella hablase de dicho tema sin pudor alguno. No era como si alguno de ellos fuera homofóbico, de hecho, varios de ellos sabían de las preferencias sexuales de la joven Sulez hacia hombres y mujeres, pero nunca lo había hablado con un adulto, ya que estos tenían la mala tendencia de satanizar la homosexualidad, el cambio de género o la bisexualidad-. Pero ¿La ciencia que explicación pragmática ofrece? Pregunto para saber si las reglas son las mismas o cambian, aunque me imagino que sucede esto último.

-Bueno-el profesor carraspeó, y todos estaban más que ansiosos por escuchar lo que tenía por decir, ya que rara vez se le veía tan descolocado como en esos momentos-. Es una pregunta interesante, señorita Sulez-tragó en seco-. Pero me temo que la respuesta que los científicos tienen hasta ahora podría no satisfacerla.

-Sorpréndame. -lo desafío Ava pasiva agresiva mientras enarcaba su ceja y sonreía con una escalofriante serenidad que podía intimidar al mismo diablo.

-No hay mucho por decir, en realidad-aclaró rápidamente antes de darse a explicar-. Hay muy pocas columnas de revistas científicas dónde se hable de la bisexualidad o las personas transgénero. La mayoría, aunque no hablamos de una cantidad vasta, sino la minoría de los científicos, hablan de los hombres y del gen gay. Pero los demás científicos lo desmienten todo. Hoy en día se siguen haciendo más estudios donde observan a los hombres que hoy en día empiezan a salir con más confianza del armario, como ustedes lo llaman, pero aun así, socialmente, no son bien aceptados por sus preferencias sexuales porque se cree que no son "machos" y que son afeminados-resaltó las comillas-. Personalmente, y creo que no debería decirlo ya que no estoy siendo objetivo, creo que ese es un pensamiento cerrado. Cómo científico creo que no tenemos todas las respuestas, pero hasta no tener fundamentos y pruebas científicas que expliquen de manera neutral a los que pertenecen a la comunidad LGBT, no puedo darle una respuesta a su pregunta, señorita Sulez, salvo que la ciencia aún no llega a una conclusión concisa y precisa-entonces se volvió hacia la pizarra y decidió retomar el tema inicial-. Ustedes en general ¿Que buscan en una pareja? Sin importar si es del mismo sexo o del opuesto. Señor Williams ¿Que cualidades busca encontrar en una pareja?

-Bueno-se encogió de hombros, totalmente desprevenido ante semejante pregunta-. No lo sé. Creo que busco a alguien que sea honesta, compasiva, con sentido del humor, inteligente e ingeniosa. No me importa si es alta, baja, pelirroja rubia o morena. Lo que importa es la esencia de la persona con quién se va a convivir. Y, honestamente, no tomaría en cuenta el factor de crear una familia. Y de desearlo en tiempo futuro, pero si alguno de los dos no puede procrear, siempre se puede adoptar. Hay muchos niños que merecen un hogar, pero sus padres biológicos no pudieron conservarlos por diferentes razones.

-Excelente pensamiento, señor Williams. Razonamiento y bondad en perfecta armonía-le sonrió el profesor antes de mirar a Cora-. Señorita Beckham ¿Que cualidades busca usted en una pareja?

Cora, quién había empezado a hacer garabatos en la última hoja de su cuaderno, alzó la mirada abruptamente y pestañeó, demostrando así que la había tomado totalmente desprevenida aquella pregunta.

-¿En una pareja?-repitió a media voz para así carraspear y enderezar sus palabras, mientras que entre sus dedos jugaba nerviosa con su lápiz-. Bueno, en realidad no lo sé. Supongo que nunca me lo había planteado-resopló y se encogió de hombros-. Tal vez no busco mucho. Solo alguien leal. Que sin importar que, jamás se vaya, pero porque así lo desee él, no por sentir el deber de hacerlo por temor a quedar mal por el qué dirán. Lealtad incondicional. Es una cualidad que, creo yo, no se ve mucho, especialmente en tiempos de crisis como en el aspecto económico. O en la salud-añadió esto casi en voz baja, pero fue suficientemente alto como para ser escuchada por todos en el aula-. Seguro, una sonrisa encantadora, o una mirada clara y penetrante son los primeros atributos en los que uno se fija y evalúa, pero al final nada de eso sirve si no me amará la persona incondicionalmente. Y esa es la cualidad que busco. Sin importar el tiempo que dure, lo que suceda en ese tiempo debe ser algo real, porque, aunque uno muera, lo que se vivió jamás morirá en la memoria del otro. -Y esa es, para mí, pensó para sus adentros, el verdadero significado de la inmortalidad.

Después de la clase de biología, dónde su respuesta había dejado mudos a algunos de sus compañeros mientras que el profesor pareció finalmente tomarla más en cuenta en su clase, la jornada escolar de ese día fue bastante normal y sin contratiempos para Cora. El examen de física fue una tortura, por supuesto, pero también lo que fue para muchos estudiantes, y era el tema de conversación junto a la exposición que se llevaría esa misma noche bajo la tutela de la profesora Carlyle y el maestro Saltzman.

Después de la última clase, la cual fue la de arte en dónde Cora terminó su pintura que se exhibir por la noche, la joven rubia abandonó el edificio en compañía de Ava y Cedric, con quienes venía comentando alegremente las expectativas que tenían respecto a esa noche, así como de lo maravillados que estaban con la maestra Carlyle como la encargada de impartirles arte. Especialmente Ava. La azabache estaba radiante de felicidad, ya que se le permitió presentar una canción que grabó al finalizar la clase apoyándose del piano, y la maestra Carlyle se encargaría de que se escuchase en la exposición junto a la partitura que Ava compuso.

-Sé que vivo en un pueblo pequeño, pero aun así lo diré-decía Ava, mientras bajaban los escalones para dirigirse al estacionamiento-. La profesora Carlyle es la persona con alma más sensible y creativa que he conocido. Es firme en todo lo que dice y hace, pero siempre se mueve y habla con gracia. Y, sobre todo, es buena enseñando. Si en la clase de arte se esmera por enseñarnos las diferentes ramas que componen al arte, en clase de historia creo jamás estuvimos tan interesados como fue en su periodo de maestra de dicha clase. Sin ofender al profesor Saltzman, que él tampoco lo hace nada mal.

-Pero la profesora Carlyle contaba desde la historia de Mystic Falls hasta la guerra fría como si nos leyera una novela. -dijo Cedric, sonriéndole a su prima.

-Exacto-sus ojos color avellana se trasladaron hacia Cora, quién venía pensando igualmente en la profesora Carlyle, más específicamente en las clases de historia que ella impartió, y dónde habló acerca de la hoguera y Clarisse-. ¿En qué piensas? No, espera, déjame adivinar-cerró sus ojos, como si fuese una adivina que se presentan en los puestos de las ferias-. Piensas en....

-Stefan. -dijo Cedric abruptamente, a lo cual Ava se detuvo y le miró irritada, como si acabase de nombrar a alguien prohibido.

-No. Iba a decir en la clase de arte ¿Que acaso no viste su pintura? Cada detalle es perfecto y....

-No-negó Cedric rápidamente-. Hablo de que Stefan está aquí.

Cora siguió la mirada de su amigo pelirrojo, mirando más allá del estacionamiento, justamente en la acera vecina que separaba el terreno de la escuela con la avenida, y sintió como el aliento abandonaba sus pulmones cuando sus ojos azules se encontraron con los ojos esmeraldas de Stefan, quién la miraba únicamente a ella, atrapándola así una vez más con su mirada sin esfuerzo alguno. Y ella, naturalmente, no quería liberarse, pero se vio forzada al escuchar la voz recelosa de Ava.

-Pensé que se había ido.

-Igual yo. -susurró Cora con una exhalación, sin saber que debía hacer. ¿Quedarse ahí, irse, i ir con él? Sus pies no parecían saber que hacer, y su cerebro claramente estaba confundido, ya que no había esperado volver a verlo desde lo sucedido con Lexi.

Hasta hace cinco horas, había jurado que él estaba en Europa o en una isla tropical.

Cora se encontró a sí misma avanzando, pero la mano delicada y firme de Ava la detuvo.

-¿Estás loca? Desaparece sin decir nada, y ahora quiere que vayas hacia él. Si volvió porque tiene algo que decirte, no le hará daño venir hacia acá.

Cora iba a decir que era más complicado que eso, que Stefan contempló la muerte de su mejor amiga vampira a manos de su hermano, el cual también es vampiro, y aparentemente tiene como objetivo de vida hacerlo miserable hasta el final de los tiempos, y que sus últimas palabras antes de alejarse de ella y desvanecerse entre las sombras de la noche fueron que no quería estar cercas suyo, por temor a lastimarla con su oscuridad personal. Pero, aunque Stefan fuese el mismo diablo o un arcángel, Ava tenía razón.

Ella lo había buscado la mayor parte de tiempo, siempre era ella la que debía dar el último paso por ambos ¿Por qué? Tal vez era su orgullo hablando, o el sentido común, pero como fuese, estaba harta de ser ella la que lo buscase. Si él tenía algo para decirle, no le haría daño caminar cinco metros más.

Siendo así, dejó su mochila junto al coche de Cedric y se apoyó contra la puerta del copiloto para así prometerles que en un momento más los alcanzaba, y si bien Ava parecía renuente en dejarla sola con Stefan, Cedric, quién estaba más al tanto de la situación, se llevó consigo a Ava tras decirle a Cora que la esperaría en el auto.

Con sus brazos cruzados sobre su pecho mientras intentaba mostrar un semblante indiferente cuando en realidad se moría de ganas por lanzarse al cuello de Stefan y preguntarle cómo iba tras la pérdida de su mejor amiga, se abstuvo en esperar y ver cómo el menor de los Salvatore cruzaba el campus con paso calmo, sin denotar tener prisa alguna. O eso parecía, pero cuando se volvió a encontrar con sus ojos esmeraldas una vez que lo tuvo a menos de un metro, descubrió que en realidad estaba haciendo un gran esfuerzo por no usar su velocidad vampírica para llegar hacia ella.

Al guardar una distancia prudente y mínima de medio metro, Stefan esbozó una sonrisa que le salió un tanto tensa y suspiró profundamente.

-Hola.

Una simple palabra de su parte fue suficiente como para que Cora volviera a respirar aliviada por volver a oír su aterciopelada voz que la había perseguido en sus sueños las últimas siete noches.

-Hola. -saludó ella con voz ronca.

-Tenemos que hablar.

Cora echó un vistazo hacia el Volvo que estaba estacionado junto al escarabajo rojo de Cedric, y vio como los dos primos, sin molestarse en pretender ser discretos, bajaban las ventanillas del coche y escuchaban a la pareja hablar.

Aun así, ella rio por lo bajo, agradeciendo la preocupación de Ava, ya que ella veía a Stefan como una amenaza, mientras que Cedric quería saber lo que Stefan tenía por decirle ya fuera por simple curiosidad o para saber si debía intervenir en algún punto y proteger los sentimientos de Cora.

-¿Qué te parece si damos una vuelta por el campo de entrenamiento?-sugirió con una media sonrisa-. No hay entrenamientos el día de hoy. Solo están unos chicos jugando un partido amistoso y dudo que nos presten atención.

Stefan igualmente siguió su mirada y al ver los ojos entrecerrados de Ava, asintió al tiempo que esbozaba una sonrisa y caminaron por detrás del volvo para tomar el camino que Cora le había visto tomar a Caroline semanas atrás cuando Damon la recogió en su cámaro.

-Tu amiga cree que te romperé el corazón-dijo él en voz baja-. Y estoy seguro de que ella me romperá la cara de ser así.

Cora se limitó en asentir con la cabeza y guardar silencio, esperando a que él le dijera la razón por la cual estaba ahí. Pero resultaba terriblemente difícil no mirarlo mientras se concentraba en el pavimento que después se transformó en césped seco.

-Lamento haberme ido así aquella noche-se disculpó finalmente una vez que llegaron bajo la sombra de un árbol, quedándose al lado opuesto de la cancha donde estaban jugando Matt, Tyler y otros chicos-. Sé que debí haber dicho o hecho más, pero no podía pensar en nada más que no fuera....

-Lo sé-lo interrumpió con sorpresiva amabilidad y dulzura. Si Cora tenía un defecto, era que le era imposible estar enfadada con alguien tanto tiempo. Siempre buscaba algo que justificase las acciones de esa persona y así pasar de página. Tal vez eso después le cobraría factura. Cómo saberlo-. Sé que es algo repentino, pero ¿Cómo va todo contigo y Damon, referente a Lexi?

Stefan chasqueó la lengua y suspiró.

-Damon y yo tuvimos una charla el otro día. Puedo decir con franqueza y seguridad que no ha sido de nuestras mejores conversaciones. Pero tampoco la peor. Está vez, al menos, no rodamos a través de una ventana por un segundo piso.

Cora enarcó la ceja e iba a preguntar cómo diablos había sucedido eso, pero se abstuvo en asentir con la cabeza y aguardar en silencio a qué él continuase.

-Pero es cierto que esto que hizo fue, posiblemente, lo peor que haya hecho-suspiró, e iba a añadir algo más, pero a último momento apretó los labios y sacudió la cabeza para así decir otra cosa en su lugar-. Pero no estoy aquí para contarte de mi relación con mi hermano. En realidad, vine para advertirte de la llegada de otro vampiro al pueblo.

La espalda de Cora se tensó y miró al ojiverde desconcertada.

-Creí que ya no había más vampiros en Mystic Falls. ¿En qué te basas para decir que hay otro vampiro?

-La Sheriff Forbes visitó a Damon esta mañana-explicó serenamente-. Aparentemente hay un vampiro que está asesinando a más personas.

-¿Y estás seguro de que no se trata de Damon?

-Mi hermano podrá ser muchas cosas, pero este vampiro está siendo demasiado descuidado. Damon solo es descuidado con un cuerpo o dos, pero este vampiro no se controla. Creemos que ha sido recientemente convertido y por tanto, es una amenaza. Por eso es que necesitaba verte, para advertirte de que tengas cuidado por las noches, ya que, con suerte, aún no sabe cómo caminar bajo la luz del día. Y no dejes entrar a nadie a casa que no sea conocido tuyo. Damon y yo nos encargaremos de cazarlo y ponerle fin a esto antes de que se salga aún más de control.

-Pero, hay algo que no entiendo-dijo ella con el ceño fruncido-. Si es un vampiro recién convertido ¿Quién lo convirtió?

-Damon jura que no fue él. -contestó Stefan sin miramientos.

-¿Y le crees?-inquirió, escéptica, a lo cual el castaño se encogió de hombros y esbozó una sonrisa cansada.

-Honestamente, si fue Damon o alguien más, debo hacerme cargo. Y, aunque sé que eres capaz de defenderte, necesitaba advertirte.

-Si, y lo agradezco-musitó mientras jugaba con un mechón de su cabello rubio y lo acomodaba por detrás de su oreja derecha-. Es que...-exhaló y sonrió avergonzada, mientras que sus ojos azules expresaban tristeza-. Cuando te vi, primero pensé que eras un espejismo, y después, al ver qué eras tú, juraba que venías a decirme que un taxi te esperaba con tu equipaje, y que solo venías a despedirte. Te fuiste tan repentinamente esa noche, que a decir verdad pensé que ya te habías ido desde hace días.

Stefan hizo ademán de estirar su mano hacia ella, así como de avanzar uno o dos pasos más, pero se abstuvo con apretar su puño para contenerse de dicha acción y se limitó en sacudir la cabeza con frustración.

-Todavía no.

Esa respuesta no fue para nada alentadora para Cora, y pudo jurar como su corazón parecía oprimirse dentro de su pecho. Era peor que un corazón roto por amor. Era el de la desilusión por creer estúpidamente que Stefan volvería cuando en realidad lo único que lo retenía era la presencia de un vampiro que amenazaba con acabar con el pueblo, así como se exponer las identidades de los Salvatore. Stefan solo fue un hombre honorable que pasó a avisarle para que tuviese cuidado, porque él ya no quería cuidarle la espalda, puesto que mientras más rápido acabase con este asunto, más rápido se iría.

-Entiendo-tragó en seco e intentó mantener su mente fría-. Tal vez no sirva de mucho, pero está noche habrá una exposición aquí, y habrá mucha gente. Tal vez ese vampiro aproveche y venga aquí, o por el contrario, puede atacar a aquellos que no asistan-se mordió el labio inferior-. Pero estoy segura de que ya hablaste de eso con Damon ¿Me equivoco?

«Y por eso quieres que me quede en casa, porque tú estarás aquí, y de tenerme solo seré una distracción para completar la tarea» pensó ella para sus adentros con amargura.

-Debes irte-dijo ella con repentina sequedad, cuando en realidad quería gritarle miles de cosas, entre las cuales estaba que ella no era una niña, por lo tanto, no tenía por qué decidir por ella. Pero de nada serviría decir todo eso-. Y yo también.

Rodeándolo, empezó a encaminarse hacia el estacionamiento, pero a los cinco pasos la mano fría de Stefan la detuvo con cierto temor y vacilación.

-Siento mucho como resultó todo-dijo él en voz baja, mirándola a los ojos cuando ella se volvió en su dirección, sin soltarse de su agarre-. Si pudiera hacer algo diferente-tragó saliva, sin romper un segundo el contacto visual-, probablemente cambiaría la razón por la cual decidí quedarme el primer día de clases. Porque fui un tonto y egoísta al perseguir un fantasma, cuando frente a mi tenía a alguien real, pero no tuve el valor. Y ese tal vez será el segundo error más grave de mi vida que he cometido y con el cual cargaré por siempre con la culpa-soltó lentamente su mano-. Adiós, Cora.

Cora, quién estaba un poco confundida por sus palabras, así como abrumada por lo que creía que significaban, y eso era una declaración de corresponder sus sentimientos, pero demasiado tarde, se alejó lo más rápido que pudo de él y caminó a grandes zancadas hacia el estacionamiento para encontrarse de un momento a otro sentada junto a Cedric, quién al verla con sus ojos azules cristalinos, encendió el motor y cerró las ventanas para así prevenir que alguien más los escuchase.

-¿Estás bien?-preguntó el pelirrojo con suavidad, mientras le tendía un pañuelo desechable y el cual ella aceptó de buena gana, más no lo usó. No hubo necesidad porque ninguna lágrima llegó a derramarse.

-Solo vino a advertirme-contestó en voz baja y débil-. Hay otro vampiro, y él con Damon lo cazaran para después irse esta misma noche.

Si bien Cedric pareció tensarse al oír aquello, pues claramente era quien tenía más frescos los sucesos de Halloween en su memoria, centró toda su atención en los sentimientos de su amiga y en cómo había impactado la visita de Stefan en ella.

-¿Pero?

Cora, en momentos como ese, agradecía, así como maldecía simultáneamente, que Cedric la conociera mejor que nadie en tan poco tiempo.

-Pero él acaba de confesar prácticamente que siente algo por mí, pero lo descubrió tarde, y ahora se irá-respiró profundamente-. Sin embargo, lo que en realidad me duele, Cedric, es que él acaba de demostrarme que no puede, o no quiere arriesgarse por quedarse. Y me siento como una completa idiota porque estaba dispuesta a dar todo, y él tiene miedo cuando yo soy la que tiene más que perder y no tiene idea cuánto, pero se irá, y aún sostengo lo que dije en la mañana: es para mejor.

Cedric asintió en silencio, viéndose incapaz de aconsejarla, ya que no tenía referentes como para ayudarle, por lo que solo pudo reclinarse en el asiento de su auto, indicándole así que no tenían prisa alguna para irse, ya que relativamente solo quedaban ellos en el estacionamiento, junto al coche de Matt y de los profesores. Ava ya se ha ido por la insistencia de Cedric, por lo que no molestaban a nadie por quedarse más de lo estimado.

-¿Cómo podemos ayudarlos a cazar al vampiro?

Cora giró su cabeza en su dirección para mirarlo incrédula, como sí él acabase de decir que la luna no era un satélite sino un planeta.

-Creí que no querías saber nada de los vampiros.

-Y así es. Por eso quiero saber cómo deshacernos de éste antes de que haga más daño.

-¿Dónde quedó el Cedric que se involucró en esto siendo receloso de Stefan y Damon? ¿Ahora les tienes estima?

-Damon puede irse al infierno-declaró-. Pero Stefan probó muchas veces que él no es un psicópata-exhaló-. Lo odiaba cuando salió con Elena, y luego desconfíe de él por tu parecido con Estella-confesó-. Pero después de eso, demostró que en Halloween que él no merece ser juzgado por los pecados de su hermano, o por ser una criatura sobrenatural cuando se esmera en no beber sangre humana. Eso debe requerir de una gran fuerza de voluntad considerando que se está revelando contra su naturaleza-chasqueó la lengua-. Entonces ¿Nos quedaremos en casa, o ésta noche vamos a apreciar arte mientras cazamos a otro vampiro?

Cora suspiró para después sonreírle afectuosamente a su amigo pelirrojo. Le debía esto. Después de todo, fue por ella por lo cual él accedió en ayudarla la noche de Halloween. Y si él quería ayudar a Stefan, en tal caso no tenía por qué negarse.

-De todos modos, no pensaba quedarme en casa.-dijo y ambos rieron por lo bajo para así emprender camino a casa de Ava, dónde se reunirían para hacer la tarea.

Una vez que el Volkswagen escarabajo rojo abandonó el estacionamiento, Stefan, quién no pudo evitar escuchar la conversación de ambos amigos, suspiró con pesadez y cerró los ojos. De saber que se encontraría con Cora y Cedric al volver a Mystic Falls, si alguien se lo hubiera dicho la misma noche donde conoció a Elena, tal vez todo sería diferente. Tal vez él hubiera hecho todo diferente. Mejor. Pero ¿Qué tal si ya era demasiado tarde? Si algo le había enseñado la inmortalidad, especialmente cuando estaba con Damon, era que nunca podía tomar riesgos, pues todos los involucrados morirían o perderían a sus seres queridos. Todo lo que él tocaba, perecía.

-Dicen que mientras más años tienes, más sabio eres-escuchó una serena y dulce voz a sus espaldas-. Pero solo dios sabe porque tú caso es lo opuesto.

Stefan dio media vuelta para encontrarse con los ojos profundos color marrón de Savannah Blossom, quién lo miraba como si fuera un niño que acababa de hacerle una rabieta a sus padres y ahora se quedó solo y perdido por ir demasiado lejos en el bosque, y ahora no sabía cómo encontrar el camino, y de ser así, no sabía si sería el camino correcto.

-Savannah. -saludó él con una media sonrisa.

-Sabes quién soy. -dijo, pero no parecía en absoluto sorprendida.

-Conocí a tu antepasada. Abigail.

-Lo sé-contestó, impasible-, mi antepasado, su esposo, escribió diarios al respecto. Y también escribió acerca de los padres fundadores, así como de los vampiros. Incluyéndote a ti, y a tu hermano. Lo que me sorprende es que sepas mi nombre, no lo que soy. Solo los más listos saben que significa este broche de escarabajo escarlata que cargo conmigo cada día-entonces inclinó su cabeza-. Y hablando de tu hermano ¿Cuándo se irá?

-Estamos en eso.

-Pero primero debes cazar a ese vampiro, la causa por la cual viniste aquí para visitar a Cora-sonrió-. ¿No pudo ser más fácil visitar a Cedric y ahorrarle a la pobre chica emociones caóticas?

Stefan frunció su ceño, lo cual divirtió a la pelirroja y le sonrió como si fuese el ser más ingenuo del mundo.

-Sé lo de Cora. Soy bruja, Stefan. Y a diferencia de Bonnie, he practicado desde los doce años con la guía de mi tío y el grimorio de Abigail Blossom. La magia de Cora equivale a la décima potencia de mi magia y la de Bonnie combinadas. Tal vez más. Créeme, en cuanto ella puso un pie aquí, sentí el cambio en el ambiente, especialmente en la hoguera. Es como si la magia de Clarisse que quedó impregnada en la madera se hubiera despertado, lista para recibir a la sucesora. La joven promesa.

-Si me voy, eso no tiene porqué pasar. -dijo con absoluta seguridad.

-Vaya, tú y Damon en verdad tienen el ego inflado-espetó con una sonrisa socarrona, mientras se las arreglaba para mantener una mirada pacífica. Era una imagen de lo más confusa como aterradora, pues no sabía lo que en realidad pensaba la joven pelirroja-. La magia caótica no tiene relación alguna con los vampiros. Su magia hubiera despertado tarde o temprano, y lo creas o no, tú y Damon son su ancla, su salvavidas, porque ella no sabe que Bonnie y yo somos brujas, por lo tanto, al ser vampiros, confía en ustedes, porque no se siente fuera de lugar. No tiene porqué fingir y esconder su verdad. Pero, por supuesto, tú crees que tú presencia es un impacto negativo por lo ocurrido con Katherine y Estella. Pero debes saber que, por sentido común, a una mujer jamás se le debe imponer tu elección, mucho menos si es una bruja caótica. Irte será, definitivamente, una consecuencia contraproducente. Le harás más un mal que beneficiarla. Pero depende de ti. Después de todo, te encanta elegir por los demás. Aún si lo haces con las más puras intenciones. -añadió en voz baja, provocando en Stefan escalofríos.

Savannah vio como el Jeep de su tío Robert se estacionaba frente al campo se entrenamiento de las porristas y con un gesto le pidió que la esperara un minuto, para así mirar una vez a Stefan y decirle con toda la calma que podía haber en un ser humano:

-Hay una línea delgada entre la bondad, y el egoísmo. Son dos caras de la misma moneda. Ten cuidado bajo qué criterio tomas tus decisiones y elecciones por los demás. Pero, sobre todo, recuerda que jamás debes dominar a una bruja caótica. O el amor y respeto que siente por ti, se transforma en odio porque su amor es el mismo, pero marchito. Ya ha pasado. Así que no seas estúpido, y no repitas la historia.

-Pero ¿Cuando sucedió eso? ¿Quién fue esa bruja caótica?-preguntó, pero Savannah, sin más, se alejó de él para así subir al Jeep verde oscuro de su tío e irse de ahí, dejando completamente a solas a Stefan con sus pensamientos, así como remordimientos y temores del pasado.


Cora abrió la puerta del horno para sacar de la charola con cupcakes que horneó para la exposición, ya que tendrían un área de snacks en el gimnasio para aquellos que quisieran comer, y ella se ofreció en preparar los bocadillos dulces, mientras que la señora Lockwood y Jenna se encargarían de lo salado.

Faltaba menos de una hora para que el evento empezara. El sol empezaba a esconderse lentamente, indicando que ya eran las seis de la tarde. Media hora más y sería la hora del ocaso para después darle la bienvenida a la noche. Lo cual significaba que debía irse antes de que eso sucediera.

Había acordado con Cedric encontrarse en la escuela, ya que sus padres insistieron en llevarla, pero su mamá tuvo que irse para recoger a su padre en la tienda de antigüedades, puesto que ahora ella no tuvo turno, y él quiso irse a pie esa mañana al trabajo. Así que, mientras esperaba a sus padres, se dispuso en preparar los cupcakes.

Seis docenas. Y sin emplear su magia. Solo gestionó bien su tiempo, arreglándose para esa noche mientras tuvo los cupcakes en el horno y la crema pastelera lista para servir.

Dejó la última bandeja sobre la mesa de la cocina, y cuando se dispuso en decorar la primera bandeja que estaba lista desde hace una hora, sacó la crema del refrigerador, y cuando lo cerró, su pulso se disparó a mil por hora cuando se encontró con un par de ojos azules gélidos y enigmáticos en compañía de una media sonrisa burlona, la cual se acentuó cuando ella gritó.

-¿Debo preocuparme porque intentes hacerme engordar?-se mofó el recién llegado-. En serio, siempre te encuentro con un postre en mano cada vez que vengo aquí.

Cora, exasperada, dejó el bol junto al fregadero y miró al azabache con el ceño fruncido mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.

-¿Qué diablos haces aquí?-siseó-. Vete ahora antes de que grite más fuerte y te encierre en la casa.

Damon resopló y tomó una cuchara para así probar un poco de la crema pastelera.

-Soy un vampiro, no podrías hacerlo. -declaró.

-Correcto. Pero yo soy una bruja caótica. -le recordó, enarcando una de sus cejas para así esbozar una sonrisa de suficiencia.

Pero Damon, indiferente a ello, rodó los ojos y prosiguió en tomar un cupcake de chocolate de la bandeja que ya estaba fría.

-Si, y también tienes leucemia y yo soy un asesino. Y vienes de Chicago mientras yo crecí aquí, pero conozco todo el mundo. Eres una artista frustrada por qué te dejaste vencer por la leucemia y ahora te conformas con la compañía de un buen libro, mientras que yo prefiero la compañía del bourbon. Tú horneas, pero no puedes comer nada de lo que haces, pero yo, que teóricamente estoy muerto, sí que puedo comer todo lo que quiera, excepto verbena. ¿Seguimos enumerando nuestras cualidades?-tomó asiento en una de las sillas del comedor y le dió otra mordida al cupcake-. Podemos hacerlo toda la noche, pero yo no tengo tiempo para esto.

Cora gruñó y alzó su mano para así mover el cuchillo más grande de la cocina y dirigirlo hacia Damon, dejándolo suspendido a menos de cuatro centímetros de su frente.

-¿Qué quieres? ¿También me vas a matar como con Lexi? ¿Ahora tienes esta regla de un cadáver por semana?

Damon tomó el cuchillo por el mango y lo dejó sobre la mesa mientras suspiraba.

-Antes de saber que los vampiros existían, eras más divertida. Y menos prejuiciosa.

-Oh, discúlpame. Es que no todos los días veo como un hermano lastima a su otro hermano asesinando fríamente a su mejor amiga frente a sus narices por una dichosa venganza en nombre de una mujer que jugó con ambos-alzó su mentón-. Tal vez Stefan te perdonó, porque él es así, pero Lexi no merecía ese destino, y lo sabes. Así que será mejor que la razón por la cual estés aquí sea buena, porque de lo contrario ten por seguro que te volveré a lanzar a través de la puerta y ésta vez lo haré a conciencia.

Damon puso los ojos en blanco, le dio otra mordida al cupcake y tras tomarse su tiempo en masticarlo y saborearlo, finalmente justificó su presencia en la casa Beckham.

-Necesito la brújula Gilbert.

Cora frunció su ceño y se apoyó contra el refrigerador.

-¿Por qué?

-Oh, creí que Stefan te había dicho-dijo con una sonrisa burlona, pero al ver que oír el nombre de Stefan no causaba alguna impresión en ella, bufó-. Pero veo que si te lo comentó.

-Un vampiro está suelto en el pueblo asesinando personas, y sorpresivamente no se trata de tu persona-resopló-. Si, me lo dijo.

-Entonces sabes por qué necesito la brújula.

-¿Y qué te hace pensar que aún la tengo?

-Porque de ser así, Stefan y yo estaríamos muertos desde hace días-contestó mientras le daba otra mordida al cupcake, y en el acto suspiró-. Odio admitirlo, pero horneas bien. Sabor casero. Es raro encontrar eso ¿Que harina usas?

Cora rodó los ojos e ignoró lo relacionado a la repostería para concentrarse en la brújula, y en lo que había hecho con ella.

-La cuestión es, Damon, que si se la entregué a mi padre-titubeó-. O algo parecido.

Damon se atragantó y la miró como si ella acabase de traicionarlo y lo confesara sin remordimiento alguno.

-Explícate. -masculló él, dedicándole una mortal mirada.

-Pensé que ustedes se habían ido-comenzó a decir, nerviosa-. Y yo tenía conmigo la brújula, y ya no podía seguir evadiendo a mi padre, jamás le he fallado.

-La hija de papi. Mejor dime algo que no sepa. -espetó. Estaba claro que Damon hacia un gran esfuerzo por no lanzarse a su cuello en esos momentos y ahorcarla. Y aunque Cora se ofendió por dicho comentario, decidió continuar con su explicación.

-Así que se la di. O eso cree él.

-Continúa. -dijo, pero su semblante se relajó sutilmente.

Cora se mordió el labio inferior para así extender la palma de su mano frente a ella, y tras cerrar los ojos y relajarse, en su mano extendida apareció la brújula Gilbert. La abrió, y la aguja empezó a moverse inquieta hasta apuntar con firmeza en dirección a Damon.

-Ésta es la brújula original-murmuró-. A mi padre le entregué una copia defectuosa.

Sin más, alzó su otra mano, y con un simple movimiento giró su muñeca, y sobre la mesa apareció otra brújula idéntica a la original, solo que está solo apuntaba, naturalmente, hacia el norte.

Los ojos de Damon se iluminaron y por un momento Cora creyó percibir el esbozo de una sonrisa en sus labios, pero rápidamente recuperó el semblante serio y con la mirada analizó ambas brújulas.

-Así que tú padre, como el consejo de los fundadores, ahora tienen una brújula rota-chasqueó la lengua-. Tal vez ya no eres tan divertida como antes, pero te has vuelto más perspicaz y audaz.

Cora sonrió orgullosa por dicho halago, pero entonces, al recordar por qué le había hecho aquella demostración, transformó la brújula falsa en una manzana y guardó la original en el bolsillo de su pantalón.

-Sospecho que no es lo único que viniste a pedirme. -dijo la joven rubia, dedicándole una mirada suspicaz, a lo cual Damon sonrió ampliamente como el gato Cheshire.

-Correcto. Cómo puedes ver, la brújula sirve para detectar a los vampiros, así que si yo la uso para buscar al otro vampiro, no servirá de nada porque todo el tiempo apuntará hacia mí.

-Así que vienes a usarme para contarme el cuento de que no lo haga por ti, sino por Stefan y el pueblo, porque soy una humana y tengo cáncer así que debo esmerarme por conseguirme una vida tranquila-sonrió sarcásticamente-. Conozco tus trucos. Así que te diré mi respuesta: olvídalo.

-Ni siquiera te iba a presentar argumentos para convencerte.

-Menos mal, porque no lo haré-dijo mientras alzaba la voz-. Estás loco de creer que caminaré sola con una brújula en mano por todo el pueblo. Me meterán al primer manicomio que esté cercas del pueblo. Además, no tengo automóvil ¿Recuerdas?

Damon sacó del bolsillo de su chaqueta lo que parecía ser una llave de automóvil y la depositó sobre la mesa.

-Soy un psicópata, no un desalmado-dijo con tono ofendido-. Tu madre fue muy atenta al prestarme su coche.

-La hipnotizaste. -acusó entre dientes.

-Ya te conseguí un vehículo ¿Y aun así tienes algo por lo cual reprocharme? ¿Sabías que eso se le llama ingratitud?

Cora abrió la boca para protestar, pero inmediatamente la cerró y le arrebató la llave antes de que él decidiera quedársela.

-Lo haré-dijo, e inmediatamente se arrepintió de ello-. Pero con una condición.

-Di y veré que puedo hacer-respondió con tono cansado-. No hago promesas por adelantado.

Cora tensó su mandíbula, pero consiguió mantener la poca calma y cordura que había en ella para presentarle su condición.

-Te tendré en altavoz todo el tiempo. No quiero que esto sea un juego tuyo dónde me conduces a una trampa.

Damon resopló y sonrió.

-¿Eso es todo?

-Y cuando acabemos con esto-continuó-. No matarás a nadie mas. Al menos a un habitante de este pueblo. Ni siquiera a un asaltante, mucho menos a una persona que sea importante para Stefan. De lo contrario-sonrió con fingida lastima mientras se encogía de hombros-, tendrás que hacerlo solo. Caroline está con Matt y Elena en la escuela ahora ¿Tienes idea de lo difícil que será encontrarla sola por un minuto para hipnotizarla? Soy tu única esperanza. Tómalo o déjalo. Después de todo, apuesto a que existen cientos de métodos más tardíos para rastrear a un vampiro neófito.

Damon apretó su quijada con fuerza por varios segundos, hasta que finalmente soltó un largo suspiro y se puso de pie y tomó el bolso de la rubia para extraer de él su celular.

-¿Qué haces?

Damon la miró con fastidio.

-Anotando mi contacto en tu teléfono para que no me cuelgues cuando te marque una vez que estés en el coche ¿Qué más voy a hacer?-una vez que concluyó, le entregó su celular en mano-. Por tu bien espero que no tardes demasiado. La idea de no matar a alguien me pone nervioso ¿Sabes?-gruñó por lo bajo-. Date prisa, debes encontrarlo antes de que el sol se esconda. Así será más rápido atraparlo.

Cora, aturdida por lo rápido que Damon había aceptado su condición sin poner demasiadas pegas como ella había creído, miró una última vez el horno para asegurarse de que estuviera apagado, tomó su bolso y chaqueta de mezclilla para así salir de la casa a toda prisa.

-¿Sabes? Estoy comenzando a arrepentirme de esto. -dijo Cora entre dientes, mientras giraba el volante hacia la derecha.

Llevaba alrededor de diez minutos conduciendo y las casas y edificios eran cada vez menos, temiendo de esta manera estar alejándose de la civilización para entrar al bosque. Aunque, claro, esto tenía sentido, pues estaban cazando a un vampiro recién convertido y que no tenía control sobre sí mismo. Significaba que estaba cada vez más cercas, y esto la ponía, por tanto, en peligro.

-¿Por qué?-preguntó la despreocupada voz de Damon al otro lado de la línea.

Cora miró fulminante al teléfono que tenía sobre el tablero el altavoz para hablar así con Damon. Sabía que no podía verla, pero eso no impedía que ella hiciera dicho gesto.

-Tal vez porque ya no veo a ni una sola alma por aquí-contestó con ironía-. Me siento como en una película de terror, dónde estoy conduciendo rumbo a la guardia de un monstruo o algo parecido.

Escuchó como Damon se reía al otro lado de la línea.

-Es porque eso es exactamente lo que estás haciendo.

-Si, y gracias a ti aquí estoy.

-Tu fuiste la que aceptó. Y ya has hecho esto antes, en mi casa, y fue a pie. Ahora tienes más oportunidades de escapar ilesa.

-Oh, es verdad. Cuando casi me matas. -recordó con tono de voz que aparentaba calma e indiferencia por dicho suceso hace un mes.

-Como dije-replicó él, y podía jurar que puso los ojos en blanco-. Tú fuiste la desquiciada que irrumpió en mi casa, y que además me golpeaste con una jarra.

-Era un jarrón. -lo corrigió mientras entrecerraba los ojos y recordaba aquella escena, la cual ahora le parecía un poco divertida. Ignorando, claro, lo que ocurrió después.

-¿Cuál es la diferencia?

Cora sacudió la cabeza, viendo que era inútil discutir sobre eso ahora.

-Hablando de esa noche-dijo, desviando solo un poco el tema-, tengo que preguntarte algo.

-¿Otra pregunta? Vaya, que sorpresa. -exclamó él un tanto sarcástico.

-¿De verdad me ibas a matar?-inquirió con una increíble calma. Tal vez era porque ya había aceptado el hecho de que existían los vampiros, o porque hablar de la posibilidad de que ella muriera no era aterradora, porque ella iba a morir mucho antes que todos ellos por causa de la leucemia.

Mientras ella pensaba en eso y seguía la guía de la brújula, Damon guardó un silencio sepulcral que Cora llegó a pensar tras un minuto que le había colgado, pero cuando estuvo por llamarlo por su nombre, se escuchó nuevamente su voz. Está vez sin rastro alguno se burla.

-Sabía que tenías cáncer-contestó con una escalofriante intensidad y sin atisbo de burka, algo poco habitual viniendo de él, ya que nada de lo que él decía era hablando con seriedad. Le escuchó respirar profundamente, como si le costase ser verdaderamente honesto respecto a algo por más de un minuto. Aun así, Cora esperó a que continuara, concentrándose igualmente en el camino para no chocar con algún buzón-. Solo quería darte un susto, hacerte ver que Stefan y yo no íbamos a lastimarte. Pero que no podías ir desafiando a la muerte solo por creer que ya no te queda nada más por vivir. Hacerte entender que hay más criaturas que te matarán porque no tendrían mi paciencia o la de Stefan-gruñó, y se reprendió por algo que ella no alcanzó a oír. Pero ella supuso que tal vez, él había dicho más de lo que quiso hacer en primer lugar-. Pero tu sangre fue también veneno para mí. Algo que me hacía daño por lo contaminada que está a causa de la medicina y falta de glóbulos rojos, pero que me impedía parar. No como una droga, más bien como cuando te quedas pegado a la corriente, y sabes que debes soltarte, pero no puedes por mucho que lo intentas.

-¿Y por qué razón fue?-preguntó en voz baja, asimilando igualmente sus palabras.

-No lo sé, pregúntale a Blanca Nieves y su manzana envenenada-dijo, y Cora sonrió. Nuevamente estaba el Damon poco serio y amante del sarcasmo-. Porque así me sentí cuando probé tu sangre-resopló-. Si mi hermano bebiera sangre humana, sabría que tienes leucemia, pero al prohibirse siquiera olfatear la sangre humana, es incapaz de ver tu enfermedad.

-Tal vez es mejor así-musitó con un encogimiento de hombros, aunque sintió una punzada de culpa en su pecho, pues ella demandaba confianza por parte de Stefan cuando ella no estaba dispuesta a contarle de su condición médica, mientras que Damon tal vez sabría ya cada uno de los estudios que se haría mensualmente, y los que seguirían cuando él cáncer fuera más invasivo-. Prefiero que no lo sepa.

Damon iba a replicar algo al respecto, pero Cora soltó el acelerador para pisar suavemente el freno hasta detenerse frente a una bodega solitaria, dónde no había nada más que árboles a su alrededor, y la aguja de la brújula apuntaba directamente en su dirección.

Siendo así, apagó el motor, y si bien escuchaba como Damon estaba diciéndole algo, ella apenas y lo escuchaba. Tomó su celular y la brújula junto a la llave del auto y salió de ahí para caminar hacia la bodega, confirmando así que había llegado hacia su objetivo.

-Damon-interrumpió su parloteo, el cual ella ignoraba por completo-. Lo encontré.

-Espera, voy para allá.

Cora desactivó el altavoz y se llevó el celular hacia su oreja para darle la espalda a la bodega y mover su pie con impaciencia. No podía creer que siquiera lo estuviera pensando, pero no quería estar sola por mucho tiempo, y tenerlo a su lado lo antes posible para sentirse segura.

-Apresúrate-miró a su alrededor y tragó con dificultad-. Este lugar da miedo.

-Vaya-escuchó la voz de Damon hablándole con claridad, sin tener la estática del celular-, mi lección de vida si te sirvió de algo.

Al sentir el aliento de alguien más acariciando su cuello, Cora se dio la media vuelta y fue cuando se percató de que Damon le había colgado, pues ya se encontraba ahí, a tan solo medio metro de distancia con un semblante despreocupado, como si aparecer por detrás de las personas de un instante a otro fuera algo ordinario para él.

A modo de reproche, Cora le dio un suave manotazo en su brazo y guardó la brújula en el bolsillo de su pantalón.

-¿No te cansas de hacer eso?

-En absoluto. -respondió mientras parecía estar escondiendo una sonrisa de genuina diversión a expensas de causarle un infarto a la rubia.

Cora bufó, pero sus ojos inmediatamente miraron por encima del hombro de Damon, en dirección a la puerta de la bodega que parecía estar abandonada desde hace meses, tal vez dos años. De no ser porque era la guarida de un vampiro neófito, probablemente le habría preguntado a Damon porque es el único edificio en pie en aquella zona.

-¿Ahora que hacemos?

Damon, quién igualmente se había vuelto hacia la bodega para analizarla y ver si existía algún otro punto de acceso, miró a Cora por encima de su hombro para alzar su ceja y sacudir su cabeza.

-Yo voy a entrar y acabaré con esto. Tú te irás a casa.

Cora parpadeó sorprendida, así como indignada y se cruzó de brazos.

-¿Qué? ¿Por qué?-frunció su ceño-. Ya estoy aquí, y necesitarás ayuda, y dado que soy una clase de especie de bruja indestructible por las manos de vampiros, soy tu mejor opción para cuidar tu espalda.

Damon alzó su cabeza hacia el cielo y miró las nubes grises que empezaban a tornarse anaranjadas por el atardecer, como si le preguntaste a Dios si acaso tener a Cora Beckham en su vida era una prueba o un castigo por sus crímenes cometidos y ahora no podía deshacerse de ella hasta que alguno de los dos muriera primero.

-No necesito que nadie cuide mi espalda-le dijo tras un instante de silencio y la miró detenidamente, sin aparar sus ojos de los suyos-. Este vampiro es impredecible. De oler tu sangre, pasará por algo el aroma de los químicos que intoxican tu cuerpo, solo querrá beber hasta dejarte vacía. Además, son más rápidos y salvajes cuando se trata de cazar. Nada te asegura que podré protégete o que tú puedas defenderte al tener la desventaja de la velocidad. Así que, hazme un favor y vete a casa y cierra la puerta bajo llave de ser necesario hasta que salga el sol. Yo puedo manejarlo solo.

Sin darle alguna oportunidad de responder, Damon se alejó a velocidad vampírica, y tras asegurarse de que la puerta estuviera abierta, entró sin siquiera mirar atrás, cerrando la puerta de fierro detrás suyo.

Cora gruñó y miró fastidiada la fachada de la bodega.

«Estúpido vampiro psicópata, solitario y egocéntrico» pensó ella con irritabilidad, dirigiéndose hacia el Jeep de sus padres a grandes zancadas. No obstante, cuando abrió la puerta y se sentó en el asiento del conductor, su mano se quedó estática junto al contacto para introducir la llave, y sus ojos volvieron hacia la bodega.

Damon tenía razón. Era peligroso de su parte quedarse. ¿Que podía hacer? Ella tal vez era una bruja caótica, pero no controlaba del todo sus poderes aún, sin mencionar lo que Damon le había señalado referente a la desventaja de la velocidad. No era tan rápida como los vampiros. Un movimiento en falso y moriría.

Pero ¿Qué tal si ahí adentro se escondía más de un vampiro? ¿Y si se trataba de un grupo numeroso? No podía dejar a Damon ahí solo, incluso si solo se trataba de un solo vampiro.

No obstante ¿Qué más le daba su vivía o moría? Él había hecho la vida de Stefan miserable, y acababa de asesinar a Lexi a sangre fría. Si él vampiro lo mataba, entonces recibiría su castigo por sus crímenes cometidos en su vida.

Pero si eso sucedía ¿Qué pasaría con Stefan? Además ¿Ella podría dormir sabiendo que pudo hacer algo más? Ni siquiera se trataba su le agradaba o no Damon, sino de lo que era moralmente correcto. Y tal vez él no conocía aquella palabra y mucho menos su definición, pero ella si, y no le daría la espalda a sus principios, ni siquiera por un vampiro homicida.

Mientras maldecía la educación que recibió en casa, y preguntándose si era valiente o increíblemente estúpida, Cora bajó nuevamente del vehículo, cerró la puerta y avanzó hacia la bodega, ascendió las escaleras, y antes de tener oportunidad de retractarse o de siquiera pensar con mayor claridad, inhaló profundamente para controlar sus nervios, exhaló lentamente, y entró.

Cerró cuidadosamente detrás suyo la puerta, pero apenas hizo esto, deseó haber traído consigo una linterna o algo con que alumbrar su camino, ya que apenas y las luces que estaban encendidas le permitían ver por dónde pisaba. Había demasiadas jaulas y cajas amontonadas junto a tablas de madera apiladas unas encima de otras. Tal vez ese lugar era donde guardaban las cosas de construcción en el pueblo, ya que encontró en algunas jaulas herramientas y equipo para vestir como lo hacían en las construcciones.

Avanzando con cautela, procurando no hacer ruido alguno, Cora avanzó con cautela mientras cuidaba de su respiración para que esto no la delatase. Pero cuando estaba por rodear la última jaula que conformaba un pasillo improvisado entre jaulas y cajas, se detuvo en seco e inmediatamente se escondió detrás de una de las pilas de cajas para ver horrorizada como Damon caía al suelo tras recibir varios disparos en sus piernas y pecho.

Si bien Cora había deseado hacerle algo parecido cuando lo vio asesinar a Lexi, ahora no estaba tan segura de haber estado deseosa por ello al verlo jadeante en el suelo mientras intentaba sacarse las balas de madera que lo habían derribado.

No obstante, la atención de Cora se vio entonces trasladada hacia la silueta de un hombre que se materializó frente a Damon, y entre las sombras, Cora identificó el rostro de Logan Fell. El "carismático" reportero de Mystic Falls, ex novio de Jenna, y tío de Cedric.

Por un momento, Cora creyó que esto era una emboscada, que Logan ya había asesinado al otro vampiro y ahora estaba ahí para aniquilar a Damon. No obstante, pronto descubrió que estaba terriblemente equivocada cuando los dos hombres empezaron a intercambiar palabras.

-Tengo cientos de balas de madera, así que, por favor, sin trucos está vez-comentó Logan, colocándose de cuclillas frente a Damon mientras sostenía su pistola-. Sabía que vendrías aquí, así que fui paciente y esperé. Aunque debo admitir que creí que vendrías con tu hermano, pero supongo que es mejor que estemos solos, así, sino consigo lo que quiero, puedo probar suerte con él.

Damon gruñó cuando se sacó una segunda bala y la arrojó en el suelo, rodando cubierta de su sangre.

-Créeme, no quieres hacerlo. -siseó el ojiazul, pero el castaño, sin reparos, apuntó y disparó en dirección a su hombro, arrancándole a Damon un alarido de dolor que estremeció a Cora. Jamás creyó verlo vulnerable, siendo dominado por alguien más. Y si bien se alegraba porque sintiera aunque fuera por unos minutos lo que Stefan había sentido en cada una de sus discusiones, tampoco deseaba que Logan lo matase.

-Te lo mereces. -dijo Logan, impasible.

Si antes Cora lo creía una persona arrogante y cínica, ahora estaba segura de que Jenna sin dudarlo le arrancaría la cabeza de verlo así.

-¿Por qué?

-Por que tú me hiciste así.

-Yo te maté, pero no te convertí.

Cora pestañeó y se ocultó un poco más por detrás de las cajas. Logan Fell había sido asesinado por Damon. Por eso es por lo que nadie lo había visto en las últimas dos semanas en el noticiero, porque lo habían matado. Y ahora volvió como un vampiro. Y él si se había convertido por completo al contrario que Vicki.

La joven Beckham se llevó su mano hacia su boca para ahogar un gemido al realizar esto y siguió escuchando.

-Tú me mordiste, y lo siguiente que supe es que desperté así ¿Entonces quien fue el que me convirtió?-bramó Logan, perdiendo rápidamente la paciencia.

-¿Y cómo voy a saberlo?-contestó Damon del mismo modo, mientras se arrancaba el resto de las balas del cuerpo-. Yo no lo hice. Para eso necesitas beber sangre de vampiro. Yo no te la di, así que alguien más debió hacerlo.

-¿Quien?

Damon resopló.

-Eso mismo me pregunto.

-Oye, todo lo que sé es que desperté en la carretera cuatro, porque alguien me había enterrado.

-Si, eso suele pasar. -murmuró Damon.

-Estoy aprendiendo todo esto sobre la marcha. Nadie me recibió con un pastel o algún manual. Un día era el reportero adorado del pueblo, y ahora no puedo entrar a mi propia casa, porque mi pie no quiere cruzar el umbral y mucho menos acercarse a él.

Cora no pudo evitarlo y puso los ojos en blanco. Si supiera por todo lo que pasó Vicki sabría entonces que él tuvo suerte.

-Tienen que invitarte para poder entrar.

-Si, pero yo vivo solo.

-Oh, que lastima.

-Ahora vivo en un motel, veo la televisión todo el día y toda la tarde, y como todo lo que hay. Incluyendo a la servidumbre.

-Podría ser peor.

-En lo único que pienso es en matar y en beber sangre.

-Bienvenido al club. -masculló el azabache mientras retiraba la penúltima bala.

-Solo quiero matar, matar y matar, y eso me gusta-sonrió ampliamente y sus ojos se iluminaron con un brillo perverso que hizo sentir nauseabunda a Cora-. Eso es un conflicto.

«No lo aparenta» pensó la joven rubia con disgusto, reconsiderando seriamente si Damon en realidad era un psicópata o alguien que tenía problemas con su hermano y debía hablarlos. Mientras que Logan, posiblemente, siempre fue así de niño y ahora al ser vampiro esto se maximizó.

-Un momento-dijo entonces Damon-. La policía solo encontró un cuerpo y rastros de sangre en el motel, pero no había sangre suficiente como para indicar que murieran demasiadas personas, y únicamente se reportaron desaparecidas.

-Anoche cometí un descuido, y jamás fui afán de la limpieza así que hice lo mejor que pude. Los otros cuerpos están aquí.

Tanto Cora como Damon, en sus respectivos sitios, se tensaron al oír esto y miraron a Logan como si fuera un sociópata.

-¿Dónde están?-inquirió Damon, refiriéndose a los cuerpos.

-Ahí. Los apilé en esa jaula.

Cora abrió horrorizada los ojos cuando miró en esa dirección y vio, al menos, quince cuerpos apilados uno encima de otro, como si fuese una fosa común.

-Santa....-juró Damon-. No es cierto.

Logan Fell siempre fue un ser inhumano, pero al ser un vampiro, demostraba que estaba fuera de estar en su juicio sano. Estaba fuera de control, y no se detendría hasta aniquilar todo el pueblo siendo guiado por su narcisismo

-Respondí una de tus preguntas-soltó abruptamente Logan, apuntándolo con la pistola y se sentó en el suelo frente a Damon, sin llegar a bajar el arma-. Ahora me debes tres respuestas.

-Adelante-Damon miró desafiante el arma y después esbozó una sonrisa cínica-. Dispara.

Incluso siendo amenazado de muerte, Damon no perdía su cinismo. Cora suponía que era una buena señal, significaba que la esperanza de que saliera de ahí vivo no estaba del todo perdida como ella llegó a asumir.

-¿Por qué estoy tan emocional?-inquirió-. Todo el tiempo pienso en mi exnovia, y en querer morderla y todo eso.

La joven rubia, desde su escondite, hizo una mueca de disgusto. Quería ver si se atrevía a eso con ella protegiendo a Jenna. Si se atrevía a acercarse a ella, no necesitaría madera para matarlo. Le arrancaría la cabeza con un hacha de ser necesario.

-Es probable que la ames-contestó Damon con simpleza-. Todo lo que sentías antes se magnífica al transformarte.

Logan asintió, pensativo. Tal vez él jamás se había percatado de que en realidad si llegó a amar a Jenna hasta ahora. Tal vez creyó que solo era una chica hermosa que se escapó de su lista de conquistas, cuando en realidad se encontró a una chica real, y que no se dejaría atrapar tan fácil por imbéciles como él y que lo hacían pensar, así como sentir.

-¿Y que hay sobre lo de caminar bajo la luz del sol?-preguntó-. Soy muy mañanero, me gustaría retomar eso.

Damon cerró su puño derecho y con su mano izquierda oculto sus nudillos, para así proteger de la mirada nada perspicaz de Logan su anillo familiar.

-El concejo no sospecha de ti porque caminas bajo la luz del sol enfrente de sus narices junto a tu hermano. Dime ¿Cómo lo haces? No estás en ninguno de los diarios.

-¿Los diarios?

-Si-Logan chasqueó la lengua y puso los ojos en blanco-. Los diarios que los padres fundadores les pasaron a sus hijos, y sus hijos a sus hijos hasta llegar a las últimas generaciones. Los diarios de la familia Fell están, la mayoría, el Nueva Orleans. Solo me quedé con copias que mi hermano Scott hizo para mí, los otros los guarda mi hermana Meredith en Chicago. Y mis familias políticas, si bien jamás me permitieron leer los diarios de los Sulez, Blossom o Williams, antes Deegan, afirman que no hay nada revelador sobre los Salvatore. Solo que ustedes deberían de estar muertos. Así que, dime, ¿Cuál es tu secreto?

Damon respiró profundamente antes de fruncir su ceño y mirar a Logan.

-¿Quién te convirtió?

-¿Cómo caminas bajo la luz del día?

Pero Damon no dio su brazo a torcer.

-¿Quién te convirtió?

Logan, exasperado, se puso de pie de un salto y le quitó el seguro al arma, apuntando a Damon.

-He sido muy amable y paciente contigo, pero no dudaré en matarte si no me dices tu secreto.

Damon hizo una mueca extraña y, a pesar del dolor por las balas que lo hirieron, se puso de pie y miro desafiante el cañón del arma y a su portador.

-Entonces jamás lo sabrás.

Pero su comentario le hizo gracia a Logan, pues sonrió y miró a Damon como si acabase de firmar su sentencia de muerte.

-¿De verdad? Entonces tendré que probar suerte con tu hermano. Tengo entendido que es más noble que tú. Tal vez si amenazo la vida de alguien, como la de Elena o mi sobrino querido, tal vez me diga lo que tú no puedes. Así que-echó un vistazo a su reloj-, si me disculpas, tengo cosas por hacer. Personas por matar. Y creo que será mejor que empiece ahora.

Logan disparó una, dos, tres veces... Y entonces el arma explotó en cientos de fragmentos dónde las balas se hicieron cenizas y la mano del hombre de las noticias se vio comprometida por una quemadura de tercer grado, haciéndolo soltar un alarido mientras que Damon caía al suelo.

-¿Qué diablos?

Pero Logan fue catapultado hacia una de las jaulas vacías tras ser golpeado por una gran esfera azul zafiro que impactó en su abdomen, haciéndolo atravesar la reja de alambre, la cual se le incrustó en sus piernas y brazos hasta fundirse con su cuerpo. Logan gritó de agonía por ello y se retorció, dándole así tiempo a Cora de salir de su escondite y arrodillarse junto a Damon.

El pelinegro alzó la mirada de su cuerpo herido cubierto de sangre y miró a la rubia como si fuese una clase de aparición, solo para después dedicarle una mirada de reproche.

-Te dije que te fueras.

Cora gruñó y con solo girar su muñeca sacó las tres balas del cuerpo de Damon, sacándole un alarido que le hizo coro a los gritos y gemidos de Logan, quién luchaba por liberarse.

-De nada. -sin mirar en dirección hacia donde se encontraba Logan, Cora, siendo poseída por la adrenalina, tomó la mano de Damon y alzó su muñeca derecha nuevamente para así girarla y verse rodeados por una nube de magia azul. Dos segundos después ambos estaban en el pavimento junto al Jeep.

Damon, a pesar del dolor y la indignación por dejarse vencer por Logan, su rostro palideció y miró a Cora como si fuese una clase de ángel vengador que descendió del suelo, y no sabía si sentirse agradecido o aterrado, pues lo que ella acababa de hacer era algo que él jamás había presenciado. Y que había deseado que Cora jamás consiguiera lograr.

-¿Cómo hiciste eso?-demandó saber con tono áspero.

Cora jadeó. Aquello, aunque solo le llevó unos simples movimientos de su muñeca, la había dejado un poco agotada, haciéndola sudar frío. Aun así, se las arregló para quitarle los seguros al coche y abrir la puerta del copiloto para Damon.

-He estado practicando-entonces, miró hacia la bodega con pánico-. El sol ya casi está oculto. Un minuto para que estemos completamente a oscuras. Será mejor que nos vayamos antes de que él se libere.

Si bien el mayor de los Salvatore consiguió ponerse en pie para meterse al vehículo, y una vez adentro Cora cerró la puerta, rodeó el Jeep y ocupó su lugar para poner los seguro, encender el motor y pisar el acelerador mientras ponía la reversa para alejarse de la bodega.

Pero Damon, a su pesar, no pudo evitar mirarla de reojo a cada treinta segundos, prestando atención en su frente pegajosa, o en el simple hecho de que él estaba ahí, gracias a ella, sin balas en su cuerpo y escapando de una muerte segura mientras que Logan Fell quedaría con heridas más graves que las suyas que tardarían las tiempo en cicatrizar, y todo esto gracias a la magia caótica, la cual era más fuerte en Cora, y por tanto, amenazaba con quitarle su vida como siguiera usándola, pagando así la maldición de las brujas caóticas.

LUCIE HERONDALE SPACE

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¡ESTOY VIVA! *le arrojan una silla* si, me lo merezco.

No tienen idea de cuánto sufrí para traer este capítulo. De verdad. Hasta el día de hoy pareció confabular en mi contra, pero finalmente, tal vez con alguno que otro error ortográfico por las prisas que tuve al editarlo, está aquí.

Resumiendo mi desaparición, se debe a que estuve ocupada con mis últimas tareas de la preparatoria, y ahora ¡Oficialmente soy libre para siempre! Porque ahora estoy esperando mis resultados para el examen de admisión para la Universidad.

Tuve que estudiar cinco materias: literatura, historia, matemáticas, español e inglés en tan solo un mes. Y no les miento cuando les digo que fue un examen brutal. Algunas preguntas, de cada materia, eran tan fáciles que un niño de primaria pudo haber respondido. Pero había otras que solo un graduado de la especialidad pudo responder, sobre todo las de matemáticas e historia (al menos en mi opinión) Pero ya salí de eso y ahora queda esperar para ver si quedé o no.

Ahora, resumiendo el capítulo: Cora está descubriendo más sus poderes, y esta vez usó la teletransportación. Y todavía queda mucho más por aprender. No es más que la punta del iceberg. Referente a nuestro triángulo amoroso, Stefan necesita urgentemente una bofetada porque, lo adoro y siempre me gustó que quisiera lo mejor para aquellos que aman, pero a veces se ponía modo mártir y daban ganas de zarandearlo jajaja. Mientras que Damon, bueno, juzguen por sí mismos lo que acabamos de ver referente a su interacción con Cora.

Por otra parte, Savannah Blossom, a quien habíamos visto brevemente en otros capítulos, es, efectivamente, una bruja y ya sabremos más de ella más adelante.

Y aunque ya lo sabemos, aquí vivo amando la amistad entre Cora y Cedric. En verdad, es algo que no esperaba que evolucionara pero me encantan (solo como amigos, Cedric ya tiene su propio drama amoroso a la vuelta de la esquina y se viene con todo jeje)

A pesar de la tardanza, traté de hacer este capítulo un poquito más largo (14,200 palabras) para compensar mi ausencia. Y mientras espero mis resultados del examen de admisión y sobrevivo al calor infernal, estaré trabajando en el siguiente capítulo que, espero yo, les pueda traer ésta misma semana.

Los quiero mucho, y nos leemos pronto ❤️


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