Extra.

Dos años después.


Uno de los cachorros estaba revoloteando a lo largo del departamento sin pañal, y Jungkook comenzó a gritar desesperado al ver que estaba manchando el piso y las paredes blancas de popo. Quién podría llegar a imaginarse que cuando se cambiaba a un niño, se debía estar precavido y no tomar el celular porque podrían correr desnudos sin ningún escrúpulo.

—¡Minho, ven pequeño diablillo! —exclamó Jungkook corriendo detrás del bebé que reía y seguía corriendo con sus piernitas. Cuando el omega pudo alcanzarlo realmente prefería que siguiera llenando el apartamento de estiércol antes de tocar el cuerpo lleno de este—. ¡Lo que has hecho, está muy mal, Minho! —volvió a chillar Jungkook y con cara de asco levantó al bebé, girando su rostro a otro lado para evitar que el hedor llegara a sus fosas nasales de forma tan directa. En ese momento la puerta principal del departamento se abrió, dejando paso a Jimin.

Jimin al ver la situación, tiró las bolsas de compras sobre el suelo y después de despojarse de sus zapatos se dirigió donde Jungkook. Su mirada mostraba preocupación.

—Pero ¿qué ha pasado? —le preguntó Jimin con la conmoción plasmada sobre su rostro—. ¿Qué ha pasado con Minki?

—¿Este acaso no es Minho? —preguntó Jungkook sorprendido volteando a ver al bebé que carcajeaba y trataba de alcanzar su rostro untado de excremento, mientras que Jungkook trataba de alejarlo lo más posible, extendiendo sus brazos y dejándolo al aire—. ¡Todos son iguales!

—Por la luna, Kookie, agarra bien al bebé o de seguro Hoseok y Taehyung nos asesinaran si algo le ocurre, ahora explícame, ¿cómo fue posible que me haya ido media hora al supermercado y vuelvo para encontrar el apartamento lleno de popo de bebé? —le cuestionó Jimin, tomando al bebé entre sus manos y llevándolo directamente al baño—. Trae la tina, tenemos que bañarlo, ¿y dónde están los otros cachorritos? —Jimin siguió preguntando mientras medía la temperatura del agua y Jungkook le alcanzaba la tina.

—Están durmiendo, Bada no quería dormir y comenzó a llorar, obviamente el olor asqueroso llegó a mí, lo iba a cambiar de pañal y bueno... me distraje un poco y cuando menos esperé carcajeaba fuera de la habitación —respondió—. ¿Cuándo llegan Hoseok y Taehyung? Porque la verdad, no quiero seguir cuidando de sus bendiciones por más tiempo —reprochó Jungkook con un puchero, mientras observaba cómo su esposo aseaba el cuerpo del bebé.

—Por segunda vez, este hermoso bebé es Minki. Y respondiendo a tu pregunta... tú fuiste el que se ofreció para cuidarlos durante su viaje de negocios a Italia, te lo recuerdo Kookie —respondió Jimin—. Pensé que estabas feliz por estar rodeado de los cachorros, ¿y dónde está Baek y Suni? —le preguntó esperando que no hubiesen saltado del balcón mientras Jungkook estaba cuidando de los cuatrillizos.

—Siguen viendo la película de La Sirenita, aunque Baek estaba reprochando que quería ver una película de acción, le escuché cantar una de las canciones de la película, ¿acaso llegaste a pensar que habían saltado del balcón, cierto? ¡Qué poco sentido de responsabilidad piensas que tengo! —exclamó ofendido Jungkook saliendo del baño y dirigiéndose a la habitación principal para verificar que los cachorros seguían durmiendo en las cunas que Hoseok les había traído—. Jiminnie piensa que no puedo cuidar de todos ustedes, pero la verdad es que ustedes me prefieren a mí en vez de a ese beta gruñón, ¿verdad, chiquillos? —les preguntó en un susurro viendo cómo los tres cachorros varones dormían pacíficamente.

Solo entonces sintió un pequeño mareo apoderarse de él. Jungkook maldijo las alitas picantes que comió horas antes.



(...)


Tres días después, los mareos se volvieron más constantes, y reprochaba que fuese porque "siempre" le tocaba hacerse cargo de los pañales de los cachorros, solo para que Jimin tuviese compasión de él y fuese el encargado de limpiar de forma correcta a los bebés. Una tarde, cuando Jungkook se había acostumbrado a estar rodeado de los cachorros, se desmayó.

Jimin estaba en la oficina ese día encargado de la presidencia de J.J.S Holdings por la ausencia de Hoseok. Así que Baek, fue quien le ayudó a reincorporarse con sus preciosos ojos negros observándole con angustia.

—¿Estás bien, tío Kookie? —le cuestionó Baek, ayudándolo a llevar al sofá, antes de salir corriendo a la cocina en búsqueda de un vaso de agua.

—Debe ser la pizza que comimos y me sentó mal —respondió Jungkook, sonriéndole para poder tranquilizar al cachorro—. Me voy a recostar un momento. Por favor, cuida de Suni y si llegan a despertar los cuatrillizos de la siesta, me avisas —Baek asintió y se quedó en la habitación con su hermana.

Que no fuera lo mismo, por favor luna, suplico que no suceda lo mismo. Pensó Jungkook. Hacía un año había presentado los mismos síntomas; mareo, vomito, e incluso su vientre llegó a crecer un poco. Su corazón había latido con fuerza, su lobo saltaba de la emoción al pensar que por fin estaban en gestación.

No fue así, resultó ser un embarazo psicológico.

Aún recuerda cómo su lobo se había sentido tan humillado al escuchar a aquel doctor. Su mismo linaje le había hecho creer lo que él tanto deseaba, haciéndolo sentir aún más inútil.

Por eso ahora, simplemente no se ilusionaría. Ya tantas desilusiones le habían hecho una mala pasada, finalmente iban a viajar a Sri Lanka junto a Jimin en unos meses para poder conocer al posible bebé que sería dejado a su cuidado. Jungkook estaría dispuesto a darle el amor más grande del planeta, porque, aunque aquel cachorro o cachorra no hubiese estado en su vientre, sabía que lo adoraría como si hubiera crecido dentro de él. En unos cuantos días le darían la información del bebé y Jungkook no podría estar más contento.

"Aguántate pedazo de lobo urgido". Le dijo Jungkook a su otra mitad. No quería volver a sentirse vacío. No otra vez, nunca había experimentado tanta angustia al enterarse que solo lo que había allí en su interior era nada. Un simple gas, había dicho Jungkook aquella vez tratando de burlarse de su propia condición y Jimin le abrazó esa noche, sabiendo que, aunque por fuera Jungkook no pareciese afectado por la noticia, por dentro debía estar destruido.

Sin embargo, su estado realmente no mejoró, ni siquiera podía culpar al estrés de cuidar los cachorros, puesto que ya hacía varios días que fueron recogidos por Hoseok y Taehyung. Ahora solo se encargaba de ir de compras, cuidar desde lejos el imperio Jeon porque bueno, su padre todavía seguía a cargo, así que, se limitaba a salir a hacer ejercicio, tomar unos cócteles con sus amigas omegas y tener sexo con Jimin. Pero ahora su situación realmente le agobiaba, su lobo últimamente le decía que estaba en cinta y Jungkook solo podía suspirar derrotado. Cuando tomaba un cóctel en un exclusivo bar de Gangam, su lobo le reprochaba que le harían daño a "su cachorro". Jungkook se limitaba a ignorarlo y a pedir otra copa. Pero ese día, exactamente cuándo Jimin lo descubrió vomitando por el olor de los ostiones durante un cóctel de la empresa Jeon, le dijo que tenían que ir al médico.

Jungkook se negó, en vez de eso le dijo que quería ir a casa. Y ahora, después de haber pedido varias pruebas de embarazo de diferentes marcas -y las más costosas-, se encontraba en el baño junto a Jimin.

—Es muy incómodo que me veas orinando encima de esto, Jiminnie —le reprochó Jungkook bastante incómodo por la atenta y emocionada mirada del beta. Jimin asintió un poco desconcertado, sin embargo, finalmente salió del cuarto de baño.

Jungkook cerró la puerta sin seguro y Jimin se apoyó sobre esta al otro extremo. El omega sacó las cinco pruebas y las puso sobre el lavabo, agradecía haber bebido un litro de agua hacía media hora para poder orinar lo necesario. Leyendo las instrucciones de la primera, frunció el entrecejo, ¿en serio duraría cinco minutos aquel tormento para darle los resultados?

Se encargó de hacerse cada una de las pruebas y las puso sobre el lavabo, se lavó las manos y de paso su rostro. El nerviosismo lo consumía, aunque sabía que las posibilidades eran casi nulas porque su pareja era un beta. Chasqueó la lengua contra su paladar y abrió la puerta finalmente cuando decidió deshacerse de las pruebas, dejando que Jimin cayera al suelo por estar recargado contra la puerta.

—¿Qué ha pasado? ¿Viste los resultados? —preguntó, reincorporándose con rapidez.

—Las boté a la basura, ¿quieres qué te haga una mamada? —le contestó con una pregunta fuera del tema, pero así era Jungkook. Siempre que estaba nervioso, asustado, o triste solucionaba sus problemas con sexo.

—¡¿Que has hecho qué?! —le respondió exaltado Jimin acercándose a la papelera de la basura buscando las pruebas. Jungkook rodó los ojos.

—Por la luna, que asco Jimin, deja de buscar en la basura —y diciendo esto, fue derecho a la cama matrimonial, listo para dormir y tratar de calmar a su lobo.

Unos minutos después escuchó como Jimin dejó de rebuscar en la papelera, y Jungkook cerró sus ojos, haciéndose el dormido, esperando no ser molestado por su pareja. Prefería no ver el rostro de un entristecido Jimin, no otra vez. Finalmente, Jimin se acostó a su espalda, acogiéndolo entre sus brazos y comenzando a dejar suaves besos sobre su cabello.

—Tendremos un cachorro, Kookie —le murmuró Jimin, abrazándolo fuertemente y Jungkook de inmediato comenzó a llorar con fuerza.

—No me jodas, Jimin. No estoy de humor, ¿te lavaste siquiera las manos? —respondió evasivo a la realidad. No quería creerlo y no lo haría.

—Todas las pruebas han dado positivo, amor... ¡seremos padres! —exclamó efusivo abrazándolo con mayor fuerza y comenzando a dejar muchos besos sobre el cabello de su omega.

—Si me estás mintiendo.... —murmuró Jungkook comenzando a llorar aún más fuerte—. Juro que te corto el pito y se lo doy al perro.

Su cuerpo comenzó a temblar de inmediato, aquella noticia le había hecho explotar en un sin fin de sentimientos y sensaciones. Era como un gran huracán que lo comenzaba a ofuscar. Había esperado más de seis años en poder estar en cinta, y si en serio era real, era como un sueño. Algo tan inalcanzable.

—Es verdad, dejé las pruebas encima de la taza del inodoro por si quieres verlas... y no tenemos un perro, Kookie —contestó sin dejar de abrazar a Jungkook con mucha fuerza, demasiado efusivo y contento como para no demostrarlo en sus acciones.

Solo en ese momento Jungkook giró su cuerpo para quedarse frente a frente con Jimin, quien al instante se inclinó para dejar un suave beso sobre la punta de la nariz sonrojada por los sollozos de su esposo. Jungkook cerró los ojos y se dejó abrazar, dejando salir un largo y profundo suspiro, sintiendo como su lobo se llenaba de paz y regocijo.

—Espero que te gusten mis estrías, Park —murmuró acomodando su rostro en el cuello de Jimin comenzando a olfatear el aroma casi imperceptible de rosas. Un aroma fresco y relajante, que, aunque no fuera muy llamativo para cualquier omega, a Jungkook le encantaba—. Y me compres muchas alitas picantes para poder alimentar a nuestro mini Minnie... —se dejó mimar de Jimin, que dejaba múltiples besos sobre su mejilla.

—Te voy a mimar mucho, amorcito —respondió Jimin con una gran sonrisa que inflaba sus mofletes—. Y cada línea que trace tu cuerpo te va a hacer lucir más hermoso.

—Mmmm... —comenzó a ronronear mientras empezaba a frotar su rostro contra el de Jimin para prenderse de su suave aroma—. ¿Sabes qué aumenta además del hambre en el embarazo, Park? —preguntó, abrazando con mucho más descaro el cuerpo de Jimin, bajando sus manos y apretando las nalgas de su esposo—. El deseo sexual —Jimin se carcajeó al instante, sus mejillas se sonrojaron y negó con una sonrisa.

—No me imagino si antes no estabas en embarazo, cómo vas a estar ahora —respondió, bajando sus manos también a las posaderas del omega y apretarlas con más suavidad—. Primero tenemos que ver a un obstetra para concretar que el cachorro está bien, y luego... bueno, podré hacer todo lo que quieras, ya sabes qué.

Los ojos de Jungkook se abrieron en sorpresa y se alejó lo suficiente para ver los ojos de Jimin, una sonrisa coqueta y gutural comenzó a dibujarse sobre su rostro, sin mencionar que sus ojos comenzaron a tornarse brillantes de deseo.

—¿Vas a dejar en serio que te coja, Jiminnie? —preguntó subiendo y bajando sus cejas pícaramente—. Pensé que nunca aceptarías hacerlo... ¡iremos al obstetra hoy mismo! —exclamó Jungkook levantándose de la cama y yéndose a colocar una mejor ropa para salir, porque él nunca pensaría salir a la calle con ropa deportiva.

—Ni siquiera tenemos cita, además, me da un poco de pena preguntarle a algún médico si es posible que bueno... puedas desempeñarte de forma... —murmuró con las mejillas tan sonrojadas que Jungkook se inclinó mientras se ponía un pantalón Versace para besar los labios de Jimin.

—¿Qué pueda cogerte y que no le pase nada al cachorro? ¡Pues tranquilo que a mí no me da pena preguntar! —respondió emocionado—. Más bien levanta ese culo que próximamente voy a comerme porque dos noticias grandiosas he recibido y quiero confirmar.


(...)


Jungkook estaba seguro de que iba a llorar en el preciso momento que su pantalón favorito Valentino no se acoplaba a su figura. Se miró en el espejo y bufó exasperado al ver que en serio parecía un globo de piñata. En ese momento, su hija Nala, quien con su cabello rizado y despeinado por haberse quitado las trenzas que Jimin había tratado de hacerle, se escabulló en la habitación.

—¡Papi, Kookie! —exclamó la niña—. ¡Papá Jimin... bobo! —exclamaba con el entrecejo fruncido y Jungkook negó de inmediato. Si de nuevo Jimin se había metido con su bebé, juraba castrarlo.

Su hija Nala de tres años, quien llegó a su familia en diciembre hacía sólo tres meses, se le dificultaba decir más palabras en coreano. La pareja decidió contratar a un psicopedagogo, esperando en serio que Nala próximamente pudiese comprender a su corta edad más coreano.

—¿Qué hizo papá Jimin? —le preguntó, viendo la confusión en los ojos marrones y de pestañas largas—. ¿Jimin bobo? —cuestionó de nuevo y la niña asintió. Jungkook cargó a su hija en brazos y salió de la habitación, dispuesto a quedarse con el único entretenimiento; el dildo que había comprado la otra vez, que al pene de Jimin.

—¡Park Jimin! ¿Qué le has hecho a Nala? —exclamó furioso entrando a la sala para encontrarse a Jimin maquillado como un payaso.

—Hoy es la reunión de mi asenso como Gerente General de la compañía, y Nala viene y se aprovecha que tomé una siesta y mira cómo me ha dejado... tengo que ir a lavarme rápidamente la cara e irme —respondió alterado Jimin yendo directamente al baño del pasillo del departamento.

—Y yo pensé que el que tenía menos paciencia era yo —murmuró Jungkook rodando los ojos, y viendo a su hija de preciosos ojos marrones y piel morena—. Papá Jimin está muy estresado, amor, ¿comprendes? —la niña le observó y asintió. Probablemente no le entendía, pero aun así Jungkook dejó un suave beso sobre la mejilla redondita de la cachorra.


Jungkook más tarde estaba viendo una película animada con Nala cuando sintió un leve dolor bajo su vientre, lo ignoró por completo, sin embargo, al volver a sentir un dolor similar se alertó. Aún sólo tenía siete meses de gestación y el solo pensar que podría ser que el bebé estuviera corriendo peligro o algo similar, le heló la sangre.

Llamó a Jimin, quien no contestó, llamó a Hoseok quien tampoco contestó y finalmente en contra de su orgullo, llamó a Taehyung. Un tono, segundo tono y en el tercero contestó.

—¿Jungkook, estás bien? —preguntó de inmediato. Porque sabía que el omega nunca le llamaría por algo, y se había conmocionado al ver el nombre reflejado de Jungkook en la pantalla.

—Taehyung yo... siento un dolor en la espalda baja, muy pronunciado y tengo algo así como cólicos, estoy algo aterrado, ¿será que el bebé...? —ni siquiera pudo seguir pronunciando. Durante todo su embarazo se había mentalizado en qué algo malo podría llegar a pasar.

—Tranquilízate, ¿dónde estás? ¿Estás con Nala? —le preguntó Taehyung al otro lado de la línea.

—Sí, estoy con ella —respondió, observando a su hija quien le miraba bastante intrigada porque su respiración y su aroma demostraban el nerviosismo en todo su esplendor—. Iré a tu casa... yo no sé qué hacer.

—¡No Jungkook! —le reprendió Taehyung al otro lado de la línea—. Estaba en la empresa, pero he salido directamente a tu departamento a recogerte y llevarte al hospital. Yo me encargaré de avisarle a Jimin que está en una reunión y seguramente tiene apagado el celular para que llegue directamente al hospital. ¿Has roto fuente? —preguntó.

—No... ¡ni siquiera había pensado que estaba en proceso de parto, pensé que sufría un aborto! —exclamó exasperado, yendo a buscar el morral que habían alistado con Jimin hacía unas semanas para el parto con todo lo necesario allí—. ¿Y Nala? ¿Qué haré con ella? —preguntó bastante histérico, y de inmediato su hija corrió detrás de él para abrazar una de sus piernas para luego comenzar a liberar un aroma tranquilizador.

—Te llevaré al hospital y realmente espero que Jimin esté allí para que yo pueda cuidar de Nala. Mira Jungkook necesito que te calmes, antes de salir de la empresa le pedí a mi asistente que buscara a Jimin. Todo saldrá bien —contestó Taehyung mientras Jungkook tomaba de la mano a su hija y salía del departamento para tomar el elevador—. El dolor que me describes son las posibles contracciones, pero me parece extraño que no hayas roto fuente.

—Papi Kookie... sucio —escuchó a Nala en el momento que sintió cómo salía bastante líquido de su trasero y Jungkook gritó en el elevador.

—¡Taehyung creo que rompí fuente o me oriné! ¡Voy a parir acá, maldita sea! —exclamó histérico, viendo la pantalla del elevador para cerciorarse del número del piso en el que iba—. ¡¿Dónde estás, maldita sea?! —preguntó cuando las puertas del elevador se abrieron y se encontró a Taehyung en traje formal esperándolo en la recepción. De inmediato colgó el celular y lo guardo en el morral.

—Tienes que respirar Jungkook, todo va a estar bien —le dijo Taehyung antes de ayudarlo a entrar al auto y encargarse de asegurar a Nala en el compartimiento de silla de cachorros que tenía en su camioneta.

Al ser un omega varón, fue remitido directamente a cesárea para evitar algún riesgo y agradecía que Jimin pudiese llegar a tiempo para estar con él cuando le fue aplicada la anestesia que dormiría desde su pecho hasta sus pies. Sus ojos estaban hinchados de haber llorado por el dolor de las contracciones y finalmente, minutos después observando los ojos emocionados de su esposo escuchó a su cachorro llorando.

—Enhorabuena, señores Park, han concebido una hermosa cachorra completamente saludable—dijo el médico mientras se encargaba de cortar el ombligo umbilical y limpiaba al bebé que lloraba con todas sus fuerzas. Le acercó el bebé a Jimin quien lo tomó en sus brazos con delicadeza pensando que iba a romperse en algún momento.

—Mira amor... —murmuró Jimin, mostrándole el bebé a un Jungkook bastante agotado y relajado por la anestesia, pero que mantenía una gran sonrisa—. Ahora tenemos dos hermosas cachorritas.

—Es mi destino estar rodeado de personas miniatura —respondió Jungkook, y Jimin frunció su entrecejo—. Es tan pequeña como tú, Jimin y tiene tus labios hinchados.


Hoseok y Taehyung entraron a la habitación que fue designada para que Jungkook se recuperara, él estaba cargando a la bebé ya vestida y envuelta en una cobija. El omega no dejaba de mirar a su bebé.

—Felicitaciones, Kookie —le dijo Hoseok observando a su amigo y a la bebé con felicidad—. Es una hermosa cachorrita, ¿cómo se llama?

—Se llama Jaha —respondió Jungkook—. Jimin decidió ponerle así por la madre de Nala.

La madre de Nala había fallecido en el parto de la cachorra y fue dejada en un centro de adopción porque el padre de la cachorra decidió no reconocerla. Jimin se había sentido tan conmovido por la noticia que le dijo una noche a Jungkook que, si el bebé fuera una cachorra, le pondrían aquel nombre. Habían decidido no saber el género de su bebé hasta que llegase a nacer y Jungkook no podría estar más feliz por la llegada de Jaha.

Taehyung y Hoseok sonrieron en respuesta. Ninguno se atrevió a preguntarle si podrían cargar a la bebé. Los omegas en sus cinco sentidos no permitirían que alguien tomara en brazos a sus cachorros bebés a excepción de su pareja, por eso generalmente los médicos preferían doparlos durante el parto para no generar estrés en el lobo del omega.

—Se parece mucho a Jimin —murmuró Taehyung viendo a la bebé desde lejos—. ¿No es necesario que esté en incubadora? —preguntó.

—Es una cachorra muy fuerte así que no necesita incubadora aun cuando tiene solo siete meses de gestación, podrá parecerse un poco más a Jimin por ser demasiado pequeña, pero se parece en mí en muchas cosas. El doctor nos recomienda tenerla contra nuestro pecho para darle calor y ya —respondió—. ¿Cómo se ha portado Nala? —preguntó esta vez, dejando de ver a la pareja.

—Se ha quedado con mi hermano y su esposa —respondió Taehyung—. Se ha portado bien, aunque no es muy fácil cuidar a todos mis cachorros, más los de ellos, más Nala pero ella es muy juiciosa.


Dos meses después cuando Jungkook ya estaba recuperado, se acostó en la cama después de dormir a la bebé y dejarla en su cuna ubicada en la misma habitación de Nala. Esperó a que Jimin terminará de acostar a Nala en su propia cama y cerrara la habitación para sonreírle pícaramente.

—Tengo sensible el vientre por la cesárea, no el culo, ¿sabías? —preguntó Jungkook, despojándose de sus prendas y abriéndose de piernas frente a la atenta mirada de Jimin, quien cerró la puerta a sus espaldas y se aflojaba la corbata—. Demuéstrame que no eres el pasivo de la relación con ese fierrote, tigre.

Porque, aunque Jungkook estuviese satisfecho de tener dos cachorras a la cuales cuidar y proteger, quería también un cachorro. Y realmente esperaba que Jimin pudiera empeñarse en darle otro cachorro tan pequeño como su hermoso y pequeño esposo.


**

Realmente me demoré siglos en hacer este extra Jikook. Espero que les haya gustado, y al menos sabemos que Jungkook pudo tener los cachorros que tanto anhelaba uwu.

Espero próximamente subir otra historia HopeV omegaverse. Y si les gusta el Kookmin, las invito a pasarse por mi historia "Nekrós".

¡Espero que les haya gustado!

Besitos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top