49 - Guante
La casa estaba tranquila cuando Jake y Sunghoon llegaron. La luz suave de las lámparas del vestíbulo iluminaba el pasillo mientras Jake dejaba su abrigo en el perchero, estirándose un poco después de las largas horas de trabajo. Sunghoon, aún con la chaqueta puesta, lo miró por un momento antes de subir hacia la habitación.
—Oye, ¿cómo va a llegar Heeseung al aeropuerto? —preguntó Jake mientras se quitaba las botas, dejándolas en la entrada.
Sunghoon pensó por un instante, escuchando desde la parte de arriba de la casa.
—Bueno, pensaba ir por él cuando ya estemos listos. —se giró hacia Jake, quien lo observaba desde la sala—. Aunque... ahora que lo dices, tal vez sería más práctico si lo vamos a recoger antes. Así no desviamos tanto el camino.
Jake asintió, pensando que era una buena idea. El departamento de Heeseung estaba en dirección opuesta al aeropuerto, lo que hacía que la logística fuera un poco más complicada si esperaban hasta el último minuto.
—Sí, sería mejor ir por él de una vez. Ya sabes, su departamento está al otro lado de la ciudad y si vamos después, nos vamos a retrasar mucho.
Sunghoon se detuvo un momento al escuchar su sugerencia. Sin dudarlo, sonrió con esa actitud siempre tranquila que lo caracterizaba.
—Tienes razón. Iré a por él mientras tú te das una ducha y te pones cómodo para el viaje. Así no perdemos tiempo.
Jake agradeció la propuesta y vio a Sunghoon bajar las escaleras y salir nuevamente de la casa mientras él se dirigía al baño, con la mente ya en el viaje que se avecinaba. La idea de pasar tanto tiempo con los demás lo ponía algo nervioso, aunque trataba de no pensarlo demasiado. Sabía que el viaje sería largo y lleno de nuevas experiencias, pero la ansiedad por compartir espacio con personas con las que no tenía tanta confianza no era algo fácil de manejar.
El sonido del agua cayendo sobre su cuerpo lo relajó poco a poco mientras pensaba en lo que sería el viaje. En las últimas horas, había estado tan centrado en el trabajo que ni siquiera había considerado las dinámicas sociales que podían surgir.
Pocos minutos después, ya estaba fuera, vistiéndose de forma cómoda, con unos pantalones oscuros, una camiseta sencilla y varias capas de ropa térmica. No quería complicarse. Tenía que estar listo para el viaje, y aunque los nervios no desaparecían, lo ayudaba saber que al menos estaba tomando las riendas de la situación. Después de guardar lo último en la maleta, fue cuando escuchó el sonido de la puerta abriéndose de nuevo.
Sunghoon volvió, esta vez acompañado de Heeseung, quien entraba con una expresión relajada.
—Todo listo —comentó Sunghoon mientras entraba, apurando su paso hacia las escaleras para terminar de alistarse.
Jake levantó la vista y sonrió cuando vio a su mejor amigo. —¿Qué tal, Hee?
—Tu casa es mucho más cálida que la mansión —respondió Heeseung con una sonrisa despreocupada, haciendo que Jake soltase una pequeña risa.
—Gracias, me alegra que te sientas a gusto —respondió Jake, agradeciendo que al menos la atmósfera aquí fuera más acogedora. La mansión, por otro lado, siempre se sentía algo fría, tanto en su aspecto como en su energía.
Heeseung dejó su mochila sobre el sofá y se estiró ligeramente, Jake lo observó un momento a Heeseung, no podía evitar la curiosidad, y sin pensarlo mucho, le lanzó una pregunta.
—Por cierto... ¿cómo fue que Minjoon te contrató como asesor de prensa? ¿Por qué decidiste aceptar?
Heeseung le lanzó una mirada fugaz, como si estuviera procesando qué decir. Fue una reacción breve, pero Jake lo notó. No quería forzar una respuesta, pero algo en su expresión le decía que había más de lo que estaba dispuesto a contar.
—Bueno, era una gran oportunidad. —Heeseung se encogió de hombros—. No tenía mucha experiencia laboral, pero el puesto estaba bien pagado, y no es que tuviera muchas opciones en ese momento.
Jake asintió, pero aún así algo no le cuadraba. El tono de Heeseung no sonaba completamente sincero, y aunque Jake respetaba su privacidad, no podía evitar sentirse un poco desconcertado.
Si bien Heeseung siempre había mostrado un especial interés por el periodismo de entretenimiento, él quería redactar las notas, no ser parte de la nota.
—Ya veo —dijo Jake, sin insistir más, pero con esa pequeña chispa de desconfianza todavía en su mente. Sin embargo, no era momento de profundizar en ese tema, así que dejó pasar la pregunta. —La verdad es que estoy un poco nervioso. Es la primera vez que voy a pasar tanto tiempo con todos los demás que van a ir. No sé... siempre es raro cuando te tienes que mezclar tanto con gente que no conoces bien. —Jake se pasó una mano por el cabello, visiblemente incómodo.
Heeseung sonrió con vacilación —¿Y a Sunghoon lo conocías bien cuando las cámaras los atraparon?
Jake abrió la boca con falsa indignación. —¡Eso es diferente! ¡Era joven e ingenuo! —Heeseung soltó una carcajada y Jake podría jurar que escuchó una risita desde el piso de arriba —Además, ¿tú no estás nervioso?
—No realmente, ya los conocí en las juntas donde acompañé a Minjoon. Algunos no están muy felices con que sea el asesor de prensa, pero no lo llevaron a lo personal. Lo importante es que se mantenga profesional y todo salga bien. —Heeseung habló con naturalidad, como si nada lo afectara.
Jake lo miró, con la sensación de que Heeseung estaba mucho más preparado para eso que él. Sin embargo, no pudo evitar sentirse un poco más tranquilo al escuchar su perspectiva.
Fue en ese momento cuando Sunghoon bajó nuevamente, ya listo para el viaje, con todas sus maletas cargadas.
—Bueno, ya estoy listo, chicos. —dijo con tranquilidad, mientras se acercaba a ellos. —¿Nos vamos?
—Sí, vamos —dijo Jake mientras se acercaba hacia Sunghoon y tomaba sus propias maletas para aligerarle la carga.
Sin más palabras, todos se dirigieron hacia la puerta, listos para salir rumbo al aeropuerto.
El coche avanzaba suavemente por la carretera, y Jake se recostó en el asiento trasero con los ojos medio cerrados, disfrutando de la calma momentánea. El suave zumbido del motor lo mantenía relajado, pero al mismo tiempo no podía evitar sentir una ligera ansiedad en su estómago. Sunghoon estaba de copiloto mientras el chofer conducía, su rostro impasible y concentrado en la carretera, mientras que Heeseung, a un lado de Jake, revisaba algo en su teléfono. Jake miraba por la ventana, viendo cómo la luz del atardecer teñía la ciudad con una mezcla de colores cálidos. A través del cristal, podía ver la silueta de los edificios que se desvanecían al fondo, mientras pensaba en el viaje y en todo lo que implicaba.
Sunghoon, sin apartar la vista de la carretera, rompió el silencio al sacar su teléfono del bolsillo y, con una sonrisa ligera, empezó a marcar el número de Jongseong. —Voy a llamarlo, a ver si ya están por allá,
Jake asintió, mirando al frente mientras el tráfico comenzaba a despejarse lentamente. Se sintió más relajado en la comodidad del coche, pero la cercanía al aeropuerto lo mantenía algo nervioso. Sunghoon no era de los que hablaban mucho, pero cuando lo hacía, su tono siempre era reconfortante, como el sonido de la lluvia cayendo suavemente sobre el techo.
Enseguida, Sunghoon habló por teléfono en altavoz, su tono tranquilo contrastando con el bullicio del tráfico. —¿Ya llegaron? —preguntó, y se acomodó ligeramente en su asiento, sin mostrar ninguna prisa.
Desde el otro lado de la línea, la voz de Jongseong sonó calmada y algo distante. —Sí, ya estamos por llegar. Riki y Sunoo ya están dentro. El aeropuerto está bastante vacío, así que no va a haber problemas con la seguridad. Ah, y el abuelo dijo que le avisaras cualquier cosa.
Sunghoon asintió aunque Jongseong no lo viera y finalizó la llamada, sonrió brevemente mientras miraba a Jake a través del retrovisor.
—¿Eso te ayuda a tranquilizarte? Está todo bajo control.
Jake sonrió de vuelta, sintiendo que la tensión en su cuerpo comenzaba a disminuir. Era como si con esas simples palabras, Sunghoon lograra calmar cualquier preocupación que pudiera haber tenido. Lo miró un segundo más, y entonces desvió la mirada hacia el paisaje exterior, donde las luces comenzaban a parpadear, anunciando que ya estaban cerca de su destino.
Al llegar al aeropuerto, la escena era tranquila. Había poca gente, y el aire fresco de la noche les dio la bienvenida. El grupo de amigos estaba reunido cerca de la entrada. Sunoo y Riki, que se veían relajados, conversaban entre ellos mientras esperaban, y Jungwon y Jongseong, que estaban al lado de ellos, Jongseong los saludó con la mano cuando los vio acercarse, Jungwon, a su lado, levantó la mano con un pequeño gesto, como si su saludo fuera una costumbre natural.
Jake, por su parte, se quedó unos pasos atrás, mirando la escena con una ligera distancia, pero no pudo evitar notar un pequeño detalle.
Jungwon llevaba puestos unos guantes, Jake, al principio, pensó que era solo una elección de estilo, pero algo en su mente lo hizo detenerse. Recordó noches atrás, cuando, por un segundo, había visto la palma de la mano de Jungwon llena de sangre, lugar donde aún debía detener una herida fresca y seguro cubierta de vendas.
Jake tragó saliva, sintiendo una incomodidad en el estómago.
La sutileza con la que había cubierto la herida en su palma le dio una sensación extraña, como si todo hubiera sido un juego de apariencias. Como si lo que parecía una simple lesión no fuera tan simple, y como si él mismo nunca hubiera notado las señales de algo más profundo.
¿Y cuántas veces había sucedido antes?
¿Cuántas heridas, cuántos rastros de sufrimiento habrían escondidos bajo esa fachada tan perfecta, tan inquebrantable?
Jake no podía dejar de pensar en ello. Cada gesto, cada palabra, cada pequeño movimiento de Jungwon parecía estar tratado de una naturalidad inquietante. La misma naturalidad con la que ocultaba su dolor, sus cicatrices, como si el mundo no mereciera ver lo que realmente llevaba dentro.
En ese breve momento de contacto visual, Jungwon había querido decir algo sin palabras, como si le suplicara en silencio que no mencionara nada.
Tras el papeleo y la revisión de las maletas, se dirigieron hacia la sala de embarque. Todo fue rápido, y pronto se encontraron en la entrada del avión en clase business. Jake se sentó junto a Sunghoon, mientras Heeseung tomaba asiento a su lado. El avión comenzó a moverse, y una vez que estuvieron en el aire, Jake se recostó en el asiento con los ojos medio cerrados, el murmullo de la tripulación y el sonido del avión acompañándole.
De repente, una voz conocida interrumpió el tranquilo ambiente: era Jongseong, que estaba en una llamada telefónica. Jake, sin querer espiar demasiado, prestó atención involuntariamente al escuchar el tono suave y afectuoso de Jongseong.
—Sí, mañana iré a verlos, lo prometo. —dijo Jongseong, mirando por la ventana con una ligera sonrisa en los labios—. Cuídense mucho, adiós, papá.
Jake miró a Sunghoon, quien estaba mirando la pantalla de su teléfono, pero notó cómo su mirada se desvió hacia él al escuchar la conversación. Sin pensarlo demasiado, Jake le preguntó. —¿Tus tíos viven allá?
Sunghoon le dirigió una mirada tranquila, mientras la luz tenue del avión iluminaba su rostro, destacando su perfil con suavidad. Su expresión era pensativa, casi como si estuviera tratando de medir qué decir.
—Sí, en realidad casi nadie vive aquí, en New York. —explicó Sunghoon mientras se recostaba un poco en su asiento, buscando comodidad—. El resto de la familia está más dispersa. Mis padres viven cerca de la costa del país y la abuela, por ejemplo, viaja por varios países.
Jake asintió pensativo, mirando a Jongseong mientras colgaba la llamada.
Momentos después, el avión avanzaba por el aire, y Jake se acomodó, sintiendo cómo la calma lo invadía y pronto se quedó dormido.
Sin embargo, unas horas más tarde, lo despertó un ligero ruido proveniente del pasillo. Abrió los ojos y vio a Sunoo inclinado hacia la azafata, con una expresión de incomodidad.
—¿Tienes algo para las náuseas? —preguntaba Sunoo en voz baja, y la azafata asintió, entregándole rápidamente un pequeño paquete.
Jake, que estaba medio dormido, se incorporó un poco, notando la preocupación en el rostro de Sunoo. Se le acercó y le susurró.
—¿Todo bien, Sunoo?
Sunoo giró la cabeza hacia él y, aunque trató de sonreír, Jake notó que al fondo Riki parecía un poco pálido y con los ojos lagrimeando.
—Sí, todo bien, Jake. —respondió con tranquilidad, pero con un leve suspiro—. Riki siempre tiene náuseas en los aviones. Se nos olvidó traer la medicación y ya sabes cómo es. Pero no es nada grave.
Jake asintió, aliviado de escuchar que no era algo serio. Sonrió levemente y se acomodó de nuevo en su asiento.
—Entiendo... Espero que se sienta mejor pronto.
Sunoo asintió agradecido y regresó a su asiento. Jake, después de un momento, cerró los ojos nuevamente y dejó que el suave zumbido del avión lo arrullara, aunque la intriga sobre los demás seguía en su mente.
Horas después, Jake despertó de nuevo, sintiendo el suave movimiento del avión al tocar tierra. Abrió los ojos y vio a Sunghoon, que estaba agachado un poco sobre él, sonriendo suavemente mientras lo despertaba.
—Ya llegamos a París —dijo Sunghoon en voz baja, pero con un tono cálido que hizo que Jake se estirara y sonriera de vuelta.
Jake parpadeó un par de veces, tratando de despejar la cabeza de la niebla del sueño, y luego se estiró en el asiento, sintiendo el suave tirón de su cuerpo al despertar.
—¿Ya? —preguntó Jake con una sonrisa algo adormilada.
Sunghoon asintió, sin perder la sonrisa, y le dio un pequeño empujón en el hombro. —Sí, ya.
El bullicio del avión y el leve ajetreo de los pasajeros lo rodearon, algo en el aire cambiaba, como si todo lo que había sucedido hasta ahora fuera solo el preludio de algo mucho más grande.
Lo que le espera al JakeHoon durante este viaje:
Gracias por las 100mil leídas 🫶
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