48 - Reconectar

El sonido amortiguado de la puerta cerrándose quebró el silencio de la oficina. Sunghoon entró con pasos lentos, como si el peso de lo que quería decirle a Jongseong lo detuviera en cada movimiento. La luz del atardecer caía en franjas oblicuas sobre el escritorio de su primo, quien estaba revisando unos papeles con total concentración. Cuando lo vio, Jongseong levantó la vista, dejando los documentos a un lado. 

—¿Necesitas algo? —preguntó, con la voz tranquila pero algo sorprendida—. Si es por la oficina, no te preocupes. Ya me iba. 

Sunghoon vaciló por un segundo, con las manos en los bolsillos, antes de mover la cabeza en negativo.  —No… en realidad, quería hablar contigo. ¿Puedes quedarte un momento? 

Jongseong lo observó un instante más, y, sin decir palabra, asintió.  —Claro. 

Se quedó donde estaba, con una postura relajada, esperando que Sunghoon dijera lo que quería decir. El ambiente en la oficina estaba cargado de esa sensación de familiaridad que solo ellos compartían, pero también de un distanciamiento que había comenzado a calar profundo. 

Sunghoon dio un paso hacia él, luego se detuvo, como si el peso de las palabras lo hubiera hecho dudar. Respiró hondo antes de hablar. 

—Quería agradecerte por el regalo de Navidad. 

Jongseong levantó una ceja, ligeramente sorprendido.  —¿Si te gustó? 

Sunghoon le lanzó una sonrisa sincera.  —Mucho. No solo por lo que es, sino porque… por los recuerdos que asocio. Fue algo que pensaste en darme, que te esforzaste, algo que de alguna manera… me recordó a los días cuando estábamos pequeños. 

Jongseong dejó escapar una risa suave, y sus ojos se suavizaron un poco.  —Sabía que lo apreciarías. Solo tenía miedo de que fuese demasiado.

Sunghoon asintió, su mirada un tanto perdida en la lejanía, como si estuviera pensando en algo más.  

—Es raro cómo las cosas cambian con el tiempo, ¿no? Recuerdo cuando estábamos en el jardín de la casa del abuelo, corriendo alrededor de los árboles, jugando hasta quedarnos sin aliento. Como si nunca tuviéramos que preocuparnos por nada. 

Jongseong sonrió, recordando esos momentos.  —Sí… esos eran buenos tiempos. Creo que no sabíamos lo afortunados que éramos en ese entonces. 

Hubo un breve silencio. Sunghoon se rió suavemente, sin humor, y luego se echó hacia atrás, como si la silla ya no fuera suficiente apoyo para el peso de sus pensamientos.  —Hace tiempo que no hablamos así. 

Jongseong no lo miró directamente, pero su voz sonó más suave.  —Lo sé. He estado tan ocupado con todo, no me había dado cuenta de cuánto me hacía falta una conversación así. 

Sunghoon apretó los labios, mirando al suelo por un momento antes de mirar de nuevo a su primo.  —Antes nos contábamos todo. Ya ni siquiera sé en qué momento dejamos de hacerlo. 

Jongseong suspiró, recostándose un poco en su silla.  —Supongo que las cosas cambiaron. El trabajo, las relaciones, la vida misma. 

Sunghoon lo miró de reojo, y su tono cambió ligeramente, volviéndose más personal.  —¿Y Jungwon? ¿Te sigue impulsando a hacer más, como siempre? 

Jongseong sonrió con una leve pero sincera nostalgia.  —Sí, cada vez más. A veces siento que es una especie de fuerza imparable. Siempre me empuja a salir de mi zona de confort, a ser mejor en lo que hago. Pero… es algo bueno, sabes. Es él, siempre impulsando, con esa energía que nunca se acaba. 

Sunghoon asintió lentamente, con una sonrisa que no alcanzaba a esconder la melancolía. —Suena muy él.

—¿Y tú? ¿Cómo va todo con Jake? —Jongseong cambió el tono, curioso. 

Sunghoon se quedó en silencio por un momento, como si estuviera buscando la mejor forma de expresar lo que sentía. Luego dejó escapar una risa leve.  —La verdad, con Jake todo es raro… porque nunca tuvimos una fecha oficial o algo así. Ni siquiera nos preguntamos si somos pareja o no, pero… no lo necesitamos. En mi cabeza, siempre fue natural. Como si no hubiera ninguna etiqueta, solo lo que somos. Esa es la esencia de nuestra relación. 

Jongseong lo miró con comprensión.  —Suena como algo genuino, sin complicaciones. 
 
—Sí, justo eso. 

Se quedaron en silencio un momento, como si todo lo no dicho pesara menos ahora. Luego, Sunghoon se inclinó hacia adelante en la silla, con una expresión más seria. 

—¿Sabes? Te extrañé. No solo por todo esto, sino por la forma en que… solíamos ser. Como cuando éramos niños, incluso adolescentes, cuando todo era más simple. 

Jongseong lo miró por un segundo, y sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa. Se acercó un poco, poniéndose de pie y colocando una mano en el hombro de Sunghoon.  —Yo también te extrañé, Sunghoonie.

El ambiente en la oficina ya no se sentía pesado. Había una ligera sensación de haber cerrado un ciclo, de haber dado un paso hacia atrás para recuperar algo que había estado perdido, aunque solo fuera por un momento.

Las horas habían pasado lentamente en la oficina, donde Jake se encontraba sumido en su trabajo, enfocado en los detalles de su propuesta y todos los requerimientos que Sunoo había dejado a su cargo. Los papeles en su escritorio se acumulaban, y la luz del sol, ya caída, había dado paso a la oscura quietud de la noche sin que él se diera cuenta. De vez en cuando, un suspiro escapaba de sus labios mientras ajustaba cifras en su computadora, pero su mente, como siempre, estaba distraída, como si su cuerpo estuviera allí, pero su mente se deslizara lejos, hacia un lugar donde los pensamientos flotaban sin rumbo fijo.

Fue en ese momento que la puerta se abrió, y la voz de Sunghoon cortó el silencio con suavidad, pero con una firmeza que despertó a Jake de su ensimismamiento.

—Ya es hora de salir. Vamos, Jakey.

Jake levantó la mirada, sorprendido por la presencia de su pareja. Sunghoon estaba de pie en el umbral de la puerta, con una ligera sonrisa en el rostro. Jake frunció el ceño por un momento, notando algo diferente. —¿En qué momento pintaste tu cabello?

Sunghoon se acarició el cabello con una mano, como si fuera lo más natural del mundo. —En la tarde, justo aquí, en el estudio. Hablé con los estilistas de los modelos y les pedí que me lo pintaran. Quería algo diferente, algo nuevo para este viaje.

Jake lo observó, y no pudo evitar sonreír. La nueva tonalidad del cabello de Sunghoon, un tono oscuro que contrastaba con su piel destacando sus gruesas cejas y lunares.

—Se ve muy bien. —Jake no dudó en acercarse, plantando un suave beso en sus labios.

Sunghoon, por su parte, no dijo nada más. Solo correspondió el beso con una sonrisa ligera y, sin perder tiempo, comenzó a ayudarle a recoger sus cosas. Jake lo siguió, apagando la luz de la oficina y levantándose lentamente. Juntos, salieron del despacho y caminaron por el pasillo en un silencio cómodo. De esos que no pesan, sino que simplemente existen entre dos personas que no necesitan llenar cada espacio con palabras.

Subieron al auto sin prisa. Sunghoon subió el motor mientras Jake se acomodaba en el asiento del copiloto, soltando un suspiro ligero antes de hablar.

—Hoy hablé con Sunoo —dijo de repente, con un matiz de satisfacción en la voz—. Aceptó mi propuesta.

Sunghoon lo miró de reojo con interés antes de entrecerrar los ojos ligeramente. — ¿Es la misma propuesta que no quisiste compartir cuando mi abuelo te contrató?

Jake tardó un segundo en responder, como si considerara su respuesta, pero al final simplemente asintió. —Sí, esa misma.

Sunghoon sonrió con orgullo. — Todo empieza a acomodarse como debería, ¿no crees? —comentó con una tranquilidad genuina. — Aunque igual no te confíes, con Sunoo, cualquier mínimo error es suficiente para que quiera mandar todo a la mierda.

Jake soltó una risa breve y se pasó una mano por el cabello, dejando caer la cabeza ligeramente hacia atrás. —Sí, lo sé. Me dejó bien claro que no quería ni una sola afectación hacia su departamento. Pero me esforzaré, quiero que salga bien.

Sunghoon asintió, conforme con la respuesta. Apreció la determinación en la voz de Jake, porque sabía que cuando se comprometía con algo, lo hacía en serio.

Después de unos segundos, dejó escapar un suspiro más relajado y cambió de tema. —Hoy pasé un rato con Jongseong —comentó, con un tono más ligero, casi nostálgico—. Fue como antes, cuando hablábamos de cualquier cosa sin darnos cuenta del tiempo.

Jake giró ligeramente la cabeza hacia él, pero no dijo nada. —Me hizo muy feliz —continuó Sunghoon, con una sonrisa—. Habíamos dejado de hacerlo sin darnos cuenta, supongo que por el trabajo, las cosas del día a día… Pero se sintió bien volver a hablar con él como antes.

Jake mantuvo la vista al frente, con los labios apretados. No compartía la misma perspectiva y cariño sobre Jongseong, pero Sunghoon sonaba tan genuinamente feliz que decidió guardarse sus pensamientos.

No era el momento.

Sunghoon lo miró de reojo, esperando quizás una reacción, pero Jake tardó un poco en responder. —Me alegra verte así —dijo al final, con una media sonrisa que no llegó del todo a sus ojos.

Sunghoon quedó satisfecho con la respuesta, sin notar la tensión que Jake intentaba esconder.

Sigan leyendo, subí dos caps

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