38 - Zafiro

La puerta se abrió con un leve chirrido, y Sunghoon entró apresuradamente, subiendo las escaleras sin siquiera voltear a ver si Jake lo seguía.

La casa estaba en silencio, solo el eco de los pasos rápidos de Sunghoon resonaba en el aire. Jake se quedó parado por un momento en el umbral, intentando procesar la actitud inusualmente fría de Sunghoon. La tensión que había estado acumulándose durante el trayecto ahora parecía tangible, pesando en el ambiente como una nube oscura.

Jake avanzó lentamente hacia la cocina, cada paso resonando en el suelo de madera. La cocina estaba tenuemente iluminada, con una luz suave que provenía de las lámparas colgantes. Tomó un vaso de agua y lo bebió en un intento desesperado por calmarse, pero el líquido frío solo acentuó la sensación de nudo en su garganta.

Decidió darle a Sunghoon su espacio.

Después de todo, tenía sus razones para estar molesto, ¿no?

Notó que su celular estaba a punto de quedarse sin batería. Buscó el cargador en su pequeña mochila, sacándolo con movimientos mecánicos, y lo conectó en uno de los enchufes de la barra de la cocina. La pantalla del teléfono parpadeó, mostrando una hora tardía. Miró hacia el ventanal alto. La noche había caído completamente, y aunque las estrellas eran casi invisibles en la ciudad, la luna brillaba con una belleza serena, proyectando sombras suaves en el suelo de la cocina.

Aprovechando que aún llevaba puesta su hoodie, se acercó al ventanal, deseando un poco de aire fresco. Abrió la puerta corrediza y salió al pequeño jardín trasero. El aire frío lo golpeó en el rostro, trayendo consigo una avalancha de pensamientos desagradables. Los árboles del jardín se mecían suavemente con la brisa, sus hojas susurrando secretos antiguos.

¿Y si Sunghoon realmente está molesto?

Tal vez esta vez ha sido demasiado para él.

Trató de deshacerse de esos pensamientos, pero era inútil. Siguió caminando por el jardín, sintiendo el césped húmedo bajo sus pies, hasta llegar al rincón oculto que compartían con la casa de Jongseong y Jungwon. Recordó cómo Jungwon le había mostrado el jardín con orgullo cuando llegó a la mansión, las sillas y mesas alrededor de una fuente antigua, un lugar que parecía sacado de un cuento de hadas. El aroma de las flores persistía en el aire frío, mezclado con la fragancia de la tierra húmeda.

Jake se dejó caer en una de las sillas, soltando un pesado suspiro.

De repente, una voz suave lo sacó de sus pensamientos.

—Feliz Navidad—, dijo Sunghoon detrás de él.

Oh, es navidad.

Jake se giró y vio a Sunghoon con una caja envuelta en papel dorado y una bolsa de terciopelo negro. La luz de la luna iluminaba su rostro, resaltando la preocupación en sus ojos. —Quería dártelo en la mañana, pero no fue posible. Lo siento—, dijo Sunghoon, haciendo que el corazón de Jake se apretara.

¿Lo siente?

¿Sunghoon se disculpa por no darme un regalo mientras su abuelo está en el hospital?

Sunghoon extendió la bolsa de terciopelo hacia él. Jake la tomó con cuidado, sus dedos temblando ligeramente, y sacó una pulsera de plata exquisitamente diseñada con un zafiro azul profundo en el centro, que brillaba intensamente bajo la luz de la luna.

—Oh, Sunghoon...— murmuró Jake, admirando la pulsera. —Es hermosa.

Sunghoon sonrió, su corazón latiendo con emoción al ver la reacción de Jake. —Quería que tuvieras algo que te recordara cuánto te admiro y te aprecio—, dijo con voz suave pero llena de significado. —Este zafiro simboliza mis sentimientos hacia ti y la promesa de que siempre estaré aquí.

Jake sintió un nudo en la garganta. Cerró los ojos un momento, dejando que la emoción lo inundara antes de abrirlos y encontrar la mirada cálida y amorosa de Sunghoon. —Gracias, Sunghoon—, dijo Jake, su voz cargada de gratitud. —Es demasiado hermoso, en serio.

Sunghoon asintió con una sonrisa suave y observó cómo Jake se ponía la pulsera. Con la misma mano donde portaba el zafiro, Jake tomó la barbilla de Sunghoon y le dio un dulce y lento beso en los labios.

Sunghoon se separó ligeramente, sonriendo con una chispa traviesa en los ojos. —Pero eso no es todo—, dijo, deslizando la caja envuelta en papel dorado hacia Jake. —Tengo otro regalo para ti.

Jake abrió la caja con cuidado, revelando un elegante portafolio de cuero negro. —Sunghoon, esto es increíble—, murmuró, maravillado. —Es perfecto.

Sunghoon colocó una mano cálida sobre la de Jake. —Quiero que sepas que siempre te apoyaré en todo lo que hagas—, dijo sinceramente. —Eres increíble, Jakey, y quiero estar a tu lado mientras alcanzas todas tus metas.

Jake sintió una oleada de amor y gratitud. —Yo también tengo algo para ti—, dijo con determinación y corrió de vuelta a la casa, regresando con dos cajas cuidadosamente envueltas.

Sunghoon aceptó primero la caja de madera, desatando con cuidado el lazo de seda azul y revelando una pluma estilográfica personalizada. —Jakey, esto es impresionante—, dijo admirando la pluma. —Es hermosa.

Jake sonrió tímidamente. —Me alegra que te guste.

Luego, Sunghoon abrió la caja de terciopelo azul y encontró un elegante reloj de pulsera. —Es increíble, Jakey, en serio, gracias.

Jake tomó un pequeño sobre y se lo entregó a Sunghoon. —Está bien, abre esto—, dijo suavemente, apartando la mirada con una mezcla de nervios y expectación.

Sunghoon abrió el sobre y leyó la carta escrita a mano.

"Querido Sunghoon,

Con esta pluma estilográfica, quiero que escribas cada uno de tus sueños y metas, recordando siempre el poder y la fuerza que tienes para alcanzarlos. Cada trazo que hagas será un recordatorio de tu capacidad y determinación.

Y con este reloj, quiero que recuerdes el tiempo y la oportunidad que se abre ante ti. Eres increíblemente talentoso y estoy tan orgulloso de todo lo que has logrado hasta ahora. Este reloj es un símbolo de los preciosos momentos que compartimos y compartiremos juntos.

Además, ¿cómo puedes trabajar sin una pluma y un reloj bonitos?

Tuyo siempre, Jake.

PD. Si no te gusta alguno de los regalos, puedo cambiarlo :p
PD 2. Adoro tu café por las mañanas, ¿tomamos uno?
PD 3. Para mí, también fue la mejor noche de mi vida."

Sunghoon sintió un nudo en la garganta al terminar de leer. Guardó la carta cerca de su corazón y abrazó a Jake con amor genuino. —Entonces... ¿No quieres cambiar ningún regalo?— preguntó Jake, nervioso.

Sunghoon rio suavemente. —Por supuesto que no, tonto—, respondió, abrazándolo con más fuerza.

Sunghoon apretó a Jake en sus brazos, disfrutando del calor de su cuerpo bajo la fría luz de la luna. —Está empezando a hacer mucho frío aquí fuera—, dijo suavemente, besando la frente de Jake. —¿Qué te parece si entramos y nos ponemos más cómodos?

Jake asintió, sintiendo una oleada de cariño por Sunghoon. —Sí, me parece una buena idea—, respondió, tomando la mano de Sunghoon mientras se levantaban de la mesa del jardín.

Entraron de nuevo en la casa, cerrando la puerta corrediza detrás de ellos para mantener el frío afuera. Jake se dirigió primero al baño, dejándose envolver por la calidez del agua caliente. Se permitió unos minutos de tranquilidad, dejando que el vapor relajara sus músculos tensos y despejara su mente. Después de salir de la ducha, se puso una cómoda camiseta de algodón y pantalones de pijama suaves, sintiéndose revitalizado y relajado, también fresco por el sabor de la pasta de dientes.

Cuando Jake salió del baño, Sunghoon lo esperaba en la cama, envuelto en una toalla. —Tu turno—, dijo Jake con una sonrisa, dándole un suave beso en la mejilla.

Sunghoon se metió al baño, disfrutando del mismo confort que había experimentado Jake. La calidez del agua y el aroma del jabón lo hicieron sentir renovado. Salió del baño con una sonrisa, encontrando a Jake ya en la cama, envuelto en las mantas.

Se unió a Jake en la cama, y ambos se acomodaron bajo las sábanas, buscando el calor y la cercanía del otro. La habitación estaba iluminada solo por la luz suave de una lámpara de noche, creando un ambiente íntimo y acogedor.

Sunghoon fue el primero en romper el silencio. —Jakey, siento mucho si te hice sentir mal hoy—, dijo, su voz apenas un susurro en la tranquilidad de la noche. —Es solo que, con todo lo que está pasando con mi abuelo, me siento tan abrumado...

Jake lo miró con ternura, acariciando su rostro suavemente. —Lo sé, Sunghoon. Yo también lo siento. No debí presionarte con la entrevista hoy. Solo quería hacer algo bueno para ti, pero no pensé en cómo te sentirías realmente.

Sunghoon tomó la mano de Jake, entrelazando sus dedos. —Aprecio lo que intentaste hacer, de verdad. Sé que siempre quieres lo mejor para mí, y lo valoro mucho. Pero a veces, solo necesito un poco de tiempo para procesar todo.

Jake asintió, comprendiendo. —Lo entiendo. Y estoy aquí para darte ese espacio cuando lo necesites. Puedes confiar en mí.

Sunghoon sonrió, sus ojos brillando con una mezcla de amor y gratitud. —Y tú en mí, Jakey. Gracias por escucharme, eres mi vida.

Se quedaron en silencio por un momento, simplemente disfrutando de la presencia del otro, dejando que el amor y la tranquilidad llenaran el espacio entre ellos. Jake acarició suavemente el blanco cabello de Sunghoon, mientras este se acurrucaba más cerca, apoyando su cabeza en el pecho de Jake.

—¿Sabes?—, murmuró Sunghoon finalmente, su voz llena de cariño. —A pesar de todo, esta es una de las mejores navidades que he tenido. Estar aquí contigo, compartir estos momentos... es todo lo que necesito.

Jake sintió una calidez profunda en su corazón. —Para mí también, Sunghoon. Cada día contigo es precioso.

Con esas palabras, se quedaron abrazados, dejando que el sueño los envolviera lentamente, sabiendo que, a pesar de lo que estaba por venir, se tendrían el uno al otro.

Si no entendieron el "PD 3." relean el primer capítulo del fic

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