8: La verdad a medio cocer
[Jungkook]
Era otra noche en el puesto de ramen. El aire estaba cálido y el aroma del caldo hirviendo era reconfortante. Observaba a Yumi mientras atendía a otros clientes, riendo y bromeando como si no hubiera problemas en el mundo. Había algo sobre su risa que me hacía sentir en casa, lejos del caos de mi vida como idol. Pero a medida que pasaban las noches, una lucha interna comenzaba a consumirme.
Sentado en mi mesa habitual, un tazón de ramen humeante frente a mí, sabía que tenía que decirle la verdad. Pero cada vez que abría la boca, algo me detenía. A veces eran los clientes que entraban, otras veces era el miedo a perder esta conexión auténtica que había construido con ella.
—¿No vas a pedir algo más? —me preguntó Yumi, sacándome de mis pensamientos. Su rostro estaba iluminado por la luz cálida del puesto, y por un instante, todo parecía perfecto.
—No, creo que estoy bien con esto por ahora. —respondí, intentando mantener mi voz tranquila.
Ella frunció el ceño, como si fuera la cosa más inusual del mundo. —Siempre pides lo mismo. ¿No quieres probar algo nuevo? Este ramen es versátil, puedes hacer lo que quieras con él.
Su insistencia me hizo sonreír. Era refrescante ver a alguien tan apasionado por su trabajo, por algo tan simple como el ramen. Pero a la vez, eso aumentaba mi ansiedad. ¿Cómo podía explicarle que yo no era solo un chico común?
—Quizás un día. —respondí evasivamente, y antes de que pudiera continuar, el sonido de la puerta se abrió. Un grupo de clientes entró, llenando el aire con ruido y risas.
Mientras Yumi se alejaba para atenderlos, sentí un nudo en el estómago. Sabía que debía decirle quién era, que tenía que ser honesto. Pero, ¿y si perdía la única relación genuina que tenía? Esa idea me helaba la sangre.
Después de un rato, el bullicio disminuyó y ella regresó a mi mesa. Su expresión era curiosa.
—Oye, ¿sabes? —comenzó, jugando con un mechón de cabello—. No sé mucho de ti. Eres como un hombre misterioso. Siempre llegas y te vas, pero nunca me cuentas nada.
Su ceño fruncido me hizo reír, pero también me presionó. Era el momento perfecto para abrirme. La palabra "misterioso" resonaba en mi mente. ¿Cuánto tiempo podía seguir siendo un extraño para ella?
—Sí, tengo mis secretos. —le respondí, intentando sonar juguetón. Pero en el fondo, sabía que mis secretos me estaban consumiendo.
Yumi me miró con interés, y en sus ojos vi una mezcla de curiosidad y confusión. —Deberías contarme más sobre ti. No todos los días uno conoce a un "hombre misterioso" como tú.
Ese comentario me hizo sentir una presión creciente en el pecho. Aquí estaba, justo frente a la oportunidad de contarle todo, y, sin embargo, la barrera que había construido era difícil de derribar. La idea de perder este momento, esta conexión, me asustaba más de lo que podía expresar.
—Quizás algún día. —dije nuevamente, sintiendo que la frase se volvía cada vez más vacía.
Ella sonrió, pero había un destello de decepción en su mirada. Me sentí como un cobarde. Sabía que tenía que dejar de lado el miedo y ser honesto, pero no podía. Cada vez que intentaba hablar, algo en mí se detenía.
La noche continuó, y aunque las risas y las conversaciones llenaban el aire, mi mente estaba atrapada en un torbellino. La presión de mantener mi identidad oculta se sentía más pesada que nunca, y a medida que los minutos pasaban, la decisión de revelar la verdad se volvía cada vez más urgente.
Cuando finalmente decidí que debía decírselo, un grupo de clientes irrumpió en el puesto, interrumpiendo el momento. Ella se giró para atenderlos, y en ese instante, mi oportunidad se desvaneció nuevamente.
La noche terminó con más risas y bromas, pero cada broma y cada risa me recordaban que estaba atrapado. No tenía permitido relacionarme con alguien más que no fuera de la empresa o mi círculo más cercano. Mientras ella seguía sonriendo y sirviendo ramen, me pregunté si alguna vez podría encontrar el valor para decirle quién era realmente.
Al salir del puesto, con el eco de su risa resonando en mi mente, supe que tenía que hacerlo pronto, pues tener una amiga con quien compartir mis preocupaciones era lo que mi corazón pedía con urgencia.
Y no es que con mis hyungs no tuviera la confianza suficiente. Es que no me siento tan bien con ellos que hablando con Yumi.
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𝐖𝐞𝐧𝐢𝐬𝐬𝐬𝐬𝐬, 𝐚𝐪𝐮𝐢́ 𝐚𝐜𝐭𝐮 𝐝𝐞 𝐑𝐂𝐄𝐃𝐀 ☺️
𝐄𝐬𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐞 𝐲 𝐯𝐚𝐲𝐚 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐚 𝐥𝐞𝐞𝐫 𝐞𝐥 𝐨𝐭𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨, 𝐡𝐚𝐲 𝐝𝐨𝐛𝐥𝐞 𝐚𝐜𝐭𝐮𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 😋👉🏻🏃🏻♀️
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