CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO OCHO
Reunión,
Senju jugaba pateando una pequeña piedra en el suelo mientras esperaba por la castaña, sus manos se encontraban guardadas en sus bolsillos y su atención en esa pequeña roca la cual era su lamentable víctima.
— Senju.
Mirai se sorprendió esquivando una repentina patada hacia su cabeza.
— Hey, calma. — La mayor rio, la albina se sorprendió al notar quien estaba a su lado.
— Lo siento, no te escuché llegar. — Akashi se acercó, posando sus manos en las mejillas de Hayashi para asegurarse de que no le había provocado ninguna herida.
Las mejillas de la mayor se pintaron de un suave rosa mientras observaba a la menor mirándole concentrada, alejándose momentos después.
— ¿Cómo te fue en el partido de hoy?
— Bueno, ganamos. — La castaña sonrió sacando sus llaves. — Mañana tendré otro juego, pero será un poco más complicado que el de hoy.
— ¿Por qué? ¿No son el mejor equipo?
— No lo somos. — Las dos entraron a la casa dirigiéndose a la habitación de la mayor. — Hemos jugado contra ese equipo antes, son unos monstruos.
— ¿Los vencieron? — Senju se dejó caer sobre la cama, mirando al techo. Mirai imitó su acción momentos después.
— No. Fue una total derrota para nosotros.
— Estoy segura de que esta vez les patearán el trasero. — Hayashi rio asintiendo.
— ¿Quieres ir al juego? El entrenador estará feliz si asiste bastante gente para apoyar al equipo.
— Claro ¿Puedo llevar a unos cuantos amigos?
— Entre más mejor.
Akashi asintió cerrando sus ojos. Mirai le miró por unos segundos antes de sonreír y cerrar también sus ojos.
— ¿Haremos otra pijamada sin planear? — Senju rio al escuchar a la castaña.
— No, esta vez no puedo. — La albina abrió sus ojos. — Necesito que me acompañes a una reunión hoy... O más bien, a una discusión.
— ¿Problemas? — Akashi asintió. — Bueno, espero que no me destrocen o no podré ir mañana al juego.
— No lo harán, te cuidaré. — Mirai sonrió. — Es en una hora.
— En una hora será ya de noche. — Hayashi se puso de pie mirando por su ventana. — ¿Nos vamos, entonces?
— Ponte el uniforme. — Recordó la menor.
— Claro, casi lo olvido.
Akashi sintió sus mejillas pintarse de un suave rosa al notar a la mayor sacarse la camisa allí mismo y dirigirse a su armario para tomar una más cómoda. Mirai giró su rostro, notando el rostro apenado de la menor.
— Oh, lo siento. — La castaña se dio la vuelta. — Suele ser una costumbre hacerlo frente a los compañeros del equipo.
— No hay problema, estamos en confianza. — Hayashi sonrió terminando de cambiar su camisa, después tomó su uniforme y se lo colocó, saliendo junto a la albina de la habitación.
— ¿Quieres comer algo antes de irnos?
— No te recomiendo comer nada, si se descontrola un poco la situación y te golpean en el estómago estarás devolviendo todo lo que comiste antes. — Mirai canceló sus planes de alimentarse, y cerrando la puerta detrás de ellas, las dos salieron de la casa, caminando a paso tranquilo hacia el sitio de la reunión.
— ¿Los demás están allá?
— Sí, Takeomi intentará que este conflicto se solucione rápidamente, pero si comienza una pelea les pediré que te cuiden.
— No quiero ser un estorbo. — Mirai estiró un poco sus extremidades antes de tronar sus dedos. — Intentaré dar lo mejor de mí sin morir en el intento.
A lo lejos, la castaña notó un gran grupo de personas vistiendo un mismo uniforme como el que ella llevaba puesto. Juntas se abrieron paso hasta el frente en donde se encontraban los tres muchachos que Hayashi había conocido anteriormente.
— Tardaron demasiado.
— ¿Está arreglado el asunto? — Takeomi negó.
— Creo que esto se pondrá un poco feo. — Akashi miró a la castaña. — Deberías de ir atrás, Mirai, allí no llegarán muchos enemigos.
— No. — Senju negó. — Ella se quedará conmigo.
— Senju, puede salir her-
— Yo la cuidaré. — Takeomi suspiró y asintió. — Mirai, quédate a mi lado.
— Lo haré, no me alejaré. — Aseguró la castaña, colocándose detrás de la albina.
Benkei, quien estaba a su lado, no pudo evitar reír notando a Senju frente a Hayashi. La castaña bien podía llevarle cinco centímetros a la ojiazul, y aun así esta se negaba a permitir que se alejara de su lado y se descuidara.
— ¡Demuestra lo que tienes Brahman!
Mirai hizo una mueca notando a cientos de miembros del grupo enemigo correr hacia ellos. Sus manos se apretaron en un par de puños y en menos de treinta segundos recordó todas las peleas que había tenido junto a su equipo de básquetbol.
— Les patearé el maldito trasero a todos ellos.
Senju se sorprendió al notar a la castaña colocarse frente a ella, a diferencia de antes, esta vez Mirai era capaz de cubrir por completo a la albina con su cuerpo.
La batalla había dado inicio, y los dos hermanos Akashi no podían estar más sorprendidos al ver a la castaña riendo mientras golpeaba a uno y otro rival, esquivando golpes fácilmente y alejándose cuando era necesario.
— De algo sirvió practicar Básquetbol. — Comentó Takeomi, alejándose para encargarse de un par de sujetos.
Senju también se encontraba concentrada en lo suyo, pero siempre atenta a Hayashi, aunque no parecía que esta necesitara ayuda en lo absoluto.
Mirai giró su rostro, sorprendiéndose al ver a su amiga pelear.
Parecía un pequeño colibrí moviéndose de un lado a otro rápidamente.
La pelea terminó antes de lo esperado, Hayashi observó a su alrededor notando a los enemigos marcharse del sitio, y otros aún en el suelo, sin poder levantarse debido a los golpes.
La castaña corrió hacia su amiga.
— Senju ¡Estuviste increíble! — Elogió Mirai, la albina le miró.
— Te dije que no te alejaras de mi lado y fue lo primero que hiciste. — Regañó Akashi, el ceño de Mirai se frunció.
— ¿De qué hablas? ¿Acaso no me viste? A penas y me hicieron un rasguño.
— ¡Pero desobedeciste a mis órdenes! — Senju notó la sonrisa irónica estirándose en el rostro de la castaña.
— ¿Entonces solo te importa que sigan tus órdenes y no lo que puedan hacer los demás? — Mirai se giró asintiendo. — Olvidaba que venimos de mundos distintos.
Senju se sorprendió al notar a la castaña comenzar a caminar hacia la dirección contraria.
— ¿A dónde vas? — Preguntó la albina, Hayashi no se giró.
— A casa, descansaré para prepararme para el partido de mañana en donde sí podré demostrar mis habilidades sin restricciones... Buenas noches, Senju.
La ojiazul miró con incredulidad a la mayor, girando su rostro momentos después para mirar a su hermano.
— En cierta parte tiene razón, se lució hoy, no deberías de molestarte porque tienes a un nuevo soldado fuerte a tu lado.
La albina bajó la mirada, era cierto, quizá había sido un poco mandona con la castaña en ese momento.
— Iré por ella-
— No. — Takeomi le detuvo. — Déjala descansar por hoy, debe de estar agotada.
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