CAPÍTULO NUEVE

CAPÍTULO NUEVE

Herida,

Mirai bajó del autobús observando el gran espacio que tan sólo la construcción de las canchas de básquetbol abarcaba en aquella preparatoria. No era ajeno para ningún jugador que los ingresos que esa escuela invertía en el club de básquetbol eran aterradores.

— Andando. — Kenji guio al equipo siguiendo al entrenador hasta llegar a una de las canchas principales.

Mirai notó a las personas las cuales comenzaban ya a llegar, tomando asiento en diferentes sitios según el equipo al cual apoyaban. Por supuesto el equipo rival tenía mucha más gente en el sitio apoyándolos.

Hayashi soltó un largo suspiro y dejó su mochila junto a las de los demás, sacándose el suéter y buzo, quedando solamente con el uniforme del equipo al que representaría.

— Es aterrador ¿No? — Rei sonrió. — La última vez que jugamos con ellos fue el año pasado en el campeonato.

— Lo recuerdo. — Mirai se sentó en la banca, comenzando a colocar un vendaje sobre uno de sus tobillos.

— Mirai. — La castaña elevó la mirada, notando la mirada preocupada de su capitán. — ¿Aún sigues lesionada?

— No, no es así. — La menor se puso de pie, asegurándose de que el vendaje ajustara lo suficiente. — Solo lo hago por precaución.

— Eso espero.

— Bien, a calentar. — Ordenó el entrenador, los miembros asintieron, apartándose un poco para comenzar a calentar un poco antes del partido.

— Oye. — Rei señaló a las bancas del público. — ¿Esa no es tu amiga? ¿La linda?

Hayashi se giró, notando unos ojos azules posados sobre ella. Una pequeña sonrisa se estiró en su rostro antes de estirar su brazo y saludar a Akashi, notando la sorpresa en su rostro. Seguramente la albina pensaría aún que se encontraba molesta, pero no era así, el enojo en esa ocasión se le había pasado rápido.

— ¡Reúnanse! — El entrenador suspiró. — Ya hemos revisado la formación de hoy, recuerden dar todo de sí mismos, nuestro objetivo de hoy y el de siempre será vencer a los Infernal Tigers. ¡Suerte!

El entrenador palmeó las espaldas de todos deseando un buen juego. Mirai se adentró a la cancha observando a sus rivales.

Un escalofrío recorrió su espalda, eran enormes, incluso más que los que había enfrentado un año atrás.

Pero eso no sería un impedimento para ella.

— Estrella. — La castaña miró a Kenji. — Confiamos en ti.

— Confío en todos ustedes. — Respondió la menor.

El juego dio inicio.

Mirai supo de inmediato que no sería fácil cuando los rivales comenzaron con todo, ni siquiera les dejaron pensar. Al primer minuto ya tenían un punto en su contra.

Mirai chasqueó la lengua mientras se preparaba para arrebatar algún balón descuidado. Sus ojos se movían de un lado a otro, siguiendo el balón hasta notar a un jugador rival tomarlo en el aire.

— Ahora. — Susurró.

Cómo si fuera un rayo, el balón en las manos enemigas desapareció, y pronto se avisaba de un nuevo punto para su equipo.

Kenji festejó en su sitio, no podía estar más orgulloso de su jugador estrella.

— Increíble punto por parte de Hayashi Mirai. — Comentó el narrador presente en ese sitio.

Mirai volvió a su puesto, preparándose para una nueva jugada. Sabía que no les tomaría mucho a los rivales para colocarse a su nivel, por lo que debía de ser cuidadosa y cambiar su ritmo constantemente.

— ¡Estrella! — Mirai salió tomando el balón en el aire, corriendo rápidamente hacia la canasta.

Los rivales estaban seguros de que la estrella anotaría el siguiente punto, encargándose entonces de bloquear. Hayashi sonrió con arrogancia antes de lanzar el balón hacia atrás, siendo tomado por Rei quien saltó y anotó un nuevo punto.

Era un equipo increíblemente rudo y habilidoso. Los Warrior Angelz estaban llenos de talento rebosante por donde los miraran.

Senju desde su sitio no podía hacer nada más que festejar por cada punto que su mejor amiga anotaba. Wakasa a su lado sonreía, la castaña era realmente buena en el deporte, y era increíble la manera en que había implementado sus habilidades del básquetbol en una pelea como la de la noche anterior.

— Ahora entiendo por qué es la estrella. — Comentó Benkei. — Es muy buena.

— Lo es. — La albina sonrió siguiendo con la mirada a la castaña.

Si Senju parecía un pequeño colibrí al pelear, Mirai parecía un veloz relámpago casi imperceptible ante la vista, su manera de moverse por la cancha era incomparable.

— Pareciera que nada puede detenerla ¿No?

Takeomi frunció el ceño al notar a dos miembros del equipo rival hablando en medio juego, no creía que aquello fuera del todo normal.

— Oh, no. — Senju miró a su hermano, este tomó su cabeza y fijó su vista en el juego nuevamente. — Pasará algo.

— ¿Qué pasar-

Los ojos de la albina siguieron nuevamente a Hayashi, esta corría rápidamente por la cancha, y dando un gran salto logró anotar un nuevo punto.
Sus ojos se abrieron con gran sorpresa y preocupación al notar a uno de los rivales colocar un pie en un lugar exacto.

Lugar exacto en donde Mirai cayó.

El juego se detuvo repentinamente, todo sucedió demasiado rápido y para cuando Akashi entendió todo solo pudo ver a su amiga en el suelo, tomando de su tobillo con fuerza.

— ¡Malditas ratas de alcantarillado! — Exclamó Arashi al entender aquel malévolo plan.

Senju apretó la barra frente a ella con fuerza, mirando a la castaña levantarse con ayuda de sus compañeros, caminando con dificultad hasta la banca en donde fue obligada por su entrenador a sentarse.

Un suplente entró por ella mientras Mirai era revisada por el entrenador, notando su tobillo inflamado.

— Parece un esguince. — Hayashi tiró de sus cabellos hacia atrás, desesperada. — Hayashi, mírame.

— No puedo dejarlos ahora.

— Es por tu bien. — El entrenador suspiró. — Eres nuestra estrella, por eso debemos cuidarte, para que puedas volver nuevamente con nosotros. Recuerda que esto es solo un juego amistoso, podrás volver a enfrentarlos en el campeonato.

Mirai asintió cabizbaja, el entrenador hizo una señal para que uno de los encargados a su lado llevara a la castaña al hospital en donde se encargarían de revisar su lesión.

Senju no dudó en correr escaleras abajo, saliendo de entre la audiencia para buscar a su amiga.
Su pecho se sentía presionado, dolía a causa de la preocupación, podía sentir unas pocas lágrimas acumulándose en sus orbes.

¿Por qué ese sentimiento sólo se intensificaba? ¿Por qué se sentía de esa manera por Mirai? Sabía que la castaña se recuperaría, entonces ¿Por qué sentía que su cuerpo entero temblaba por la preocupación?

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