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24 de Julio 2021
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Cambridge, Inglaterra.
La noche comenzaba a refrescar, Scarlett maldecía en su interior el momento en que decidió dejar el vestido y no cambiarse por algo más abrigador, acababa de llegar a Cambridge para cumplir con su tarea del fin de semana, para su buena suerte, el domicilio que su amiga le había brindado no quedaba lejos de donde había bajado del tren, con decisión tomo un taxi que en pocos minutos la dejó frente a la puerta del edificio.
Tomo su celular para entrar a la conversación con su amiga y recordar el número de departamento exacto, al percatarse de que era el tres ingreso con confianza, el hombre que cuidaba la recepción le pregunto de forma amable con quién se dirigía, ella solo respondió el departamento y el nombre de la inquilina titular ganándose un pase automático, subió al elevador con prisa y llego al piso indicado, un par de pasos después de la caja metálica se dirigió a la puerta tres, suspiró para calmarse y toco el timbre, al instante escucho una voz infantil.
— ¿Quién es?. — cuestiono una voz aguda desde el interior.
— Soy Scarlett, la chica enviada por Lila. — dijo la muchacha en un tono tranquilo.
La mujer pudo escuchar un par de ajetreos en la cerradura, no duraron mucho tiempo cuando todo volvió a quedar en silencio, de un momento a otro la puerta se abrió dejando ver a una chica que lucia algo producida, su cabello castaño caía en ondas por sus hombros, el maquillaje discreto alzaba sus facciones, vestía un blazer blanco a modo de vestido con un ligero escote, unas medias negras cubrían sus piernas rematando en unas plataformas negras que se abrochaban a su tobillo con una ligera cintilla que tenía detalles en brillos.
— Te ves preciosa. — soltó Scarlett con la sinceridad que la caracterizaba, logrando que la chica se sonrojara levemente.
— Muchas gracias Scarlett, pero pasa, no te quedes ahí. — la menor asintió e ingresó, cuando la morena cerró la puerta, ambas se saludaron con un beso en la mejilla.
— Me presentó formalmente, mi nombre es Valentina Navarro, soy la mamá de Gabriel, puedes llamarme Tina sin problema y espero que nos llevemos bien, tomate la libertad de sentirte como en tu casa. — la actitud de Valentina agradó por completo a Scarlett.
— Muchas gracias Tina. — la mexicana sonrió. — Lamentó el cambio que mi amiga hizo de un día para otro, espero que no te moleste.
— Claro que no, ella me explico y entiendo perfectamente sus razones, cuando uno está en la universidad con trabajo tiene tiempo para respirar. — ambas rieron. — Gabriel deja de esconderte y ven aquí. — hablo Valentina en su lengua madre tomando por sorpresa Scarlett.
Al instante por el pasillo de las habitaciones apareció un niño con cabello rubio, sus ojos verdes estaban rodeados de unas pequeñas gafas que en conjunto de su pijama de Bluey y sus pantuflas de Rayo McQueen lo hacían ver adorable.
— Scarlett te presento a mi hijo, él es Gabriel, saluda ángel. — él obedeció a su madre.
— Mucho gusto señorita, mi nombre es Gabriel Navarro Marshall y tengo seis años. — extendió su manita hacia Scarlett quien lo miró enternecida mientras correspondía el gesto.
— Encantada de conocerte Gabriel, pero llámenme Scar. — los Navarro Marshall asintieron.
— Los dejó solos unos minutos para que se conozcan mientras voy por mi bolso. — Scar asintió y Tina abandonó la sala con dirección a su habitación.
— Eres muy bonita Scar. — Gabriel tomó su mano sin pena y llevó a la chica directo a uno de los sillones para que ambos tomaran asiento.
— Gracias por el cumplido pequeño, debo decir que tú también eres muy bonito. — el niño se sonrojó y le brindó una sonrisa.
— Yo al principio no quería quedarme con una desconocida. — soltó el niño con sinceridad. — Pero mi tío Charles me prometió que si le daba esta noche libre a mi mami él me llevaría a un parque de diversiones que tiene un área exclusiva sobre el mundo de Cars, entonces no me pude resistir a la oferta. — Scarlett río.
— Yo hubiera hecho lo mismo que tú, y en cuanto vuelvas a ver a tu tío, recuérdale que te debe ese viaje para que no lo olvide. — él asintió.
— ¿Te cuento un secreto?. — Gabriel habló en un susurro acercándose más a la morena que solo asintió. — Mi mami piensa que mi tío Charles y su novia solo la llevarán a cenar por su cumpleaños, pero en realidad le harán una fiesta con todos sus amigos.
— ¿Sí?. — cuestiono la monegasca, Gabriel asintió.
— Incluso estará mi amigo Pato, que le llevará un pastel sorpresa con un dibujo que me pidió le hiciera en secreto. — el menor llevó sus manos hacia su boca para taparla emocionado.
— Tu mami tiene mucha suerte, ¿No lo crees?.
— Sí, pero porfa no le digas nada porque si arruino la sorpresa mi tío Charles, mi amigo Pato y sus amigos se pondrán tristes. — Scar simulo con su mano el poner un candado sobre sus labios.
— Tranquilo, de mí no saldrá nada.— el niño iba a responderle, pero Valentina aprecio de nuevo en la sala, al instante el timbre sonó avisando la llegada de alguien.
Gabriel no dio tiempo a las mujeres de procesarlo cuando ya se había puesto de pie corriendo en dirección a la puerta que terminó abriendo sin siquiera preguntar quién era, dejando ver a un chico de mediana estatura con unos ojos de infarto, Scar mordió su labio con disimulo al ver lo guapo que era, aunque por un momento su rostro le pareció conocido, el hombre portaba una camisa blanca de lino con las mangas arremangadas hasta sus antebrazos, un jean de mezclilla azul oscura y unos Nike Dunk High blancos con detalles en gris, vaya porte.
— Mira tío Charles, ella es Scar será la encargada de cuidarme esta noche. — la morena se puso de pie al percatarse de que el niño había arrastrado al hombre hasta donde ella se encontraba.
— Mucho gusto Scarlett, soy Charles. — ambos estrecharon sus manos.
— Bueno, es momento de que ambos se vayan. — exclamó Gabi acercándose a su mamá que lo miro extrañada ante su cambio de actitud y se puso en cuclillas frente a él.
— Prométeme que te vas a portar bien. — el niño asintió mientras abrazaba a Tina.
— Diviértete mucho mami, nos vemos en la mañana. — Valentina se separó de su hijo y dejó un beso sobre su frente.
— Recuerda lo que hablamos campeón. — Charles y el niño chocaron palmas.
— Scar te lo encargo mucho, si llega a portarse mal, ocurre alguna situación, por favor avísame enseguida. — Scar asintió. — Deje sobre la barra de la cocina una hoja con los números de emergencia donde puedes localizarnos. — la mexicana señaló a ella y su amigo.
— Váyanse tranquilos, cuidaré bien de Gabi y pasaremos una buena noche.
Los mayores se despidieron con un beso en la mejilla de la niñera y salieron del departamento cerrando la puerta tras de ellos.
— Ahora si nos quedamos solitos, ¿Te gustaría hacer un maratón de las películas de Cars?. — cuestiono Gabriel con emoción.
— Por supuesto que sí. — Scar saco de su mochila una bolsa que contenía sobres de palomitas, un par de bolsas de frituras y dulces que consulto previamente con Tina para traerlos. — Tenemos toda la noche para terminarnos esto, ¿Qué te parece si mientras yo me pongo la pijama y hago las palomitas tú te encargas de alistar las películas?. — el niño llevó su mano a la frente como los soldados.
— Si señora. — al instante salió disparado hacia su habitación.
Dejando a Scarlett con una sonrisa en su rostro y agradeciendo a la vida que Gabriel lucia como un niño completamente tranquilo y obediente que al parecer no iba a complicarle la noche y tal vez terminarían siendo amigos.
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27 de Julio 2021
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Londres, Inglaterra.
Esta mañana había sido tranquila para Scarlett, en la boutique había atendido a un par de hombres, pero nada relevante, ahora estaba a pocas semanas de regresar a clases, así que tomaría la tarde para armar el horario de su próximo semestre, oficialmente el último de su carrera en Finanzas y Contabilidad.
Scar termino de anotar en su agenda los materiales que necesitaría para sus nuevas clases y cerro la misma, en ese momento una de sus lapiceras rodó hasta el piso, la morena bufos mientras se agachaba a recogerla.
Mientras ella hacía esto alguien entraba a la boutique viendo todo con asombro, era la primera vez que visitaba el local y le sorprendió no ver a nadie en el mostrador.
— ¿Hay alguien por ahí?. — cuestiono, la castaña al escuchar esa voz se puso de pie al instante. Cuando sus ojos se encontraron con los de el ambos sonrieron, ella salió del mostrador para lanzarse sobre él.
— ¡Solecito!. — gritó emocionada al momento que lo abrazaba por el cuello y rodeaba la cadera de él con sus piernas.
— ¡Florecita!. — el chico al instante la abrazo por la cintura y enterró su rostro en el cuello de ella. Ambos se habían extrañado demasiado, pasaron unos minutos así, solo abrazándose y disfrutando de la compañía del otro, hasta que Scarlett bajó al suelo.
— No esperaba verte pronto por aquí. — la chica dio un par de pequeños saltos en su lugar. — ¿Qué te parece?. — cuestiono emocionada mientras extendía sus brazos para presumirle a su amigo su mayor tesoro.
— Es preciosa Scar, tal como lo soñabas, estoy muy orgulloso de que cumplieras una de tus mas grandes metas. — con su índice derecho dejó un leve toque en la nariz de la chica, provocando que ella hiciera un mohín mientras reía.
— ¡Me alegra tanto que estés aquí!. — chilló mientras lo tomaba de la mano y lo arrastraba tras el mostrador para ambos tomar asiento en los bancos que ella tenía por ahí. — Pero dime, ¿Cómo te ha ido?. ¿Qué tal las carreras?. ¿Cómo esta Christian?. ¿Ya limaste asperezas con esa chica nueva?. Perdóname sé que soy una pésima amiga, pero con los pendientes que salen una y otra vez a veces me las...— Max rio al momento que con su mano cubrió la boca de la chica que lo mareó al hablar tan rápido.
— Scar sé que apenas te estás acomodando con todo esto y se te dificulta ver las carreras, por eso no te debes de disculpar, y sobre la chica, mejor no hablemos de ella, cada vez me colma mas la paciencia, creo que nunca lograra ser de mi agrado. — la muchacha asintió tomando la mano de su amigo y entrelazando sus dedos. — Y respondiendo a lo último, siento que todos los días son un sueño Florecita, una corazonada dentro de mí me dice que esta será mi temporada, espero no equivocarme para lograr mantener un buen ritmo y lograr ser el campeón que todos esperan. — el chico soltó un gran suspiro. — Sobre todo espero que sea suficiente para que mi padre se sienta orgulloso. — Scarlett lo miro enternecida.
— Maxie, que te quede claro que todos estamos demasiado orgullosos de ti, a tu edad has batido demasiados récords en la categoría, y no importa lo que mi mejor amigo Jos opine. — él soltó una carcajada, era consiente de que su amiga detestaba a su padre. — Concéntrate en hacer las cosas por ti y para ti, porque el talento es tuyo Solecito, y nunca dudes de que para tu madre, para Victoria y para mí, siempre serás nuestro campeón. — el chico tomó las mejillas de su amiga y dejó un beso sobre tu frente.
— Sabía que venir aquí sería lo mejor, últimamente me estoy sintiendo demasiado presionado por todos lados, mi único refugio eres tú. — soltó el ojiazul con sinceridad.
— Sabes que siempre estaré para ti cuando me necesites. — ambos chocaron palmas.
La amistad entre Max y Scarlett era algo peculiar, se conocieron dos años atrás cuando ambos asistieron al bautizo de Montague, el hijo pequeño de Christian Horner y Geri Halliwell los padres adoptivos de Scarlett según palabras de ella misma.
Al momento en que se abrió la pista de baile, a pesar de no conocer a nadie fuera de su familia y los Horner, Scarlett decidió ingresar a la misma sola, gesto que no le agrado para nada a su abuela Maddalena que había estado toda la noche observando a varios chicos que le agradaban para su niña, pues según ella para sus veintidós años ya está por quedarse para vestir santos*, de un momento a otro la matriarca de los Rossi intercepto a Max que regresaba de la barra de bebidas, se presentó de forma rápida con él y le comento que su bella nieta se encontraba bailando sola, así amablemente le pidió si podía acompañarla.
Max al ver a la mujer hablándole con tal amabilidad, no pudo evitar sentirse comprometido, lo que logro que terminara aceptando, ella lo llevo de la mano hasta donde se encontraba Scarlett, solamente le indico a la morena que debía bailar con él y se retiró dejándolos solos.
Este gesto le causo vergüenza e incomodidad a Scarlett que miles de veces se disculpó con el holandés, este le dejo claro que no tenía por qué hacerlo, que el venir a bailar con ella fue decisión propia, los muchachos podían sentir las miradas de Maddalena y Jos sobre ellos, ese fue el empujón que necesitaban para salir del salón y esconderse en el jardín principal de la gran villa donde se llevaba a cabo el evento.
Comenzaron a tener una conversación agradable y a pesar de la corta diferencia entre sus edades conectaron al momento, la chispa única de Scarlett fue suficiente para que Max la viera como una hermana más, Scar al ver al chico tan temeroso de sí mismo y su potencial despertó en ella ese instinto de sobreprotección encontrando en él, el hermano menor que siempre quiso, desde ese momento se volvieron inseparables.
— Por suerte pude escaparme del equipo y hacer una parada antes de viajar a Hungría para visitarte. — mencionó Max viendo de forma insistente a su amiga, que al instante comprendió sus intenciones.
— No, señor, sabes que te adoro con todo mi corazón, pero no es mi ambiente. — el holandés al instante hizo un puchero.
— Anda Scar por favor, mi madre estará presente en esa carrera y tiene muchas ganas de verte, agregandole que Christian no deja de preguntar por ti y comienza a pensar que ya te olvidaste de el. — la monegasca suspiró.
— Yo también tengo ganas de ver a Sophie y a Chris, pero Maxie, no es un secreto que no entiendo nada de ese mundo de los autos, si no los conociera Christian y a ti sabes que ni enterada estaría de lo que hacen, agregándole que aún no consigo quien me ayude con la boutique, no puedo despegarme tan fácilmente de aquí. — el rubio bufo.
— Está bien, por esta vez te salvarás. — señaló a la muchacha de forma acusatoria, quien respondió entre risas dándole un beso en la mejilla al chico. — Pero Florecita, prométeme que asistirías a una carrera antes de que termine el año. — Max extendió su dedo meñique para que la chica lo entrelazara con el suyo.
Scar lo miro sería, no era una mujer que le gustara hacer promesas, a su edad era consiente de que tarde o temprano, por más que las personas trataran en algunas ocasiones no podían cumplirlas, pero por su solecito ella era capaz de cualquier cosa, así que sin miedo levantó su meñique y lo entrelazó con el de su amigo que sonrió feliz.
— Lo prometo, solo dame un poco de tiempo en lo que me acomodo con la boutique y me tendrás en primera fila. — él asintió, iban a seguir su conversación hasta que un hombre robusto ingresó por la puerta.
— ¿Señorita Scarlett Rossi?. — los amigos se miraron, ella pasó saliva y miro al hombre.
— Si soy yo, ¿Qué necesita?. — el pelinegro se acercó tendiéndole una hoja.
— Vengo para hacerle la entrega de su motoneta, está completamente reparada, hicimos varias pruebas y responde a la perfección. — una sonrisa apareció en los labios de Scar. — La pintura quedó completamente alisada, la pequeña abolladura del frente resanada y el visor izquierdo fue sustituido por una pieza nueva. — la chica aplaudió emocionada.
Recibió la hoja y firmó al instante, ella y el hombre salieron de la tienda para que pudiera ser testigo de cómo la dejaban estacionada a la perfección, de cómo todo se había reparado correctamente y le hicieran la entrega de sus llaves.
— Eso sería todo de nuestra parte, el ticket y factura fueron enviados al correo donde se solicitó y los arreglos tienen garantía por un año. — ella asintió, sin esperar respuesta el hombre se retiró, Scarlett ingresó de nuevo al local irradiando felicidad.
— Creo que merezco una explicación Scar. — Max la miraba serio con los brazos cruzados sobre su pecho.
— Perdón Solecito entre tantas cosas olvidé comentarte. — la chica se posicionó al lado de su amigo. — Un estúpido me choco en el semáforo que está tres cuadras de mi departamento, ocasionando que mi preciosa Primi tuviera que acudir al hospital, pero afortunadamente ya está de regreso con mamá. — la chica sobó su pecho sintiendo como la calma regresaba a su cuerpo.
— ¿Pero tú estás bien?. — Max se puso de pie alarmado. — ¿A ti no te pasó nada?. — el ojiazul tomó el rostro de Scar y comenzó a revisarlo buscando algún indicio del accidente.
— Fue algo sin cuidado Max, solo Primi se vio perjudicada, pero ahora se encuentra sana y salva. — retiró la mano de su amigo de su barbilla.
— Estuvo muy mal que no me avisaras Florecita, pudo haberte pasado algo de vida o muerte y yo sin saber, espero que por lo menos le dijeras a tus padres.
El regaño de Max paso a segundo plano cuando Scar recibió una notificación en su teléfono que señalaba un mensaje de texto.
"Buen día, niña de la moto, me avisaron que hoy era le entrega oficial de tu motoneta y para este momento supongo que ya estará contigo.
Espero que en algún momento volvamos a coincidir, aunque si es gracias a algún evento desafortunado prometo no volver a meterme con Primi.
Cuídate."
Esas simples líneas fueron suficientes para que un sentimiento extraño se posará sobre su pecho y Scarlett volviera sonreír, mucho más cuando vio que el remitente era el chico de las pecas que desde el día del incidente no salía de su mente.
• Por quedarse para vestir santos: Expresión utilizada cuando queremos hacer referencia a que un hombre o mujer (aunque históricamente se ha utilizado mucho más para ellas) no encuentra pareja y todo indica que se va a quedar soltero/a toda la vida.
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