Dejaste pasar a los muchachos quienes te saludaron uno por uno, algunos con formalidad y otros...con coqueteo. Decidiste marcharte de ahí hacia tu habitación para darle a tu hermano libertad de estar con sus amigos.

En el fondo te sentías feliz por el, de niño nunca trajo un amigo a casa, y ahora, traía como unos diez. Sonreíste con tristeza al recordar como tu papá y tu mamá nunca estuvieron en su cumpleaños, ni en momentos importantes para el, tu fuiste la única que estuvo ahí, como su amiga y hermana. Por esa misma razón nunca se sintió solo, y te ponía feliz que ahora tenia a más personas.

Recargaste tu cabeza en la almohada para poder dormir, lo cual lograste con el tiempo.

...

Ya había pasado unas cuantas horas, te removiste un poco incomoda al sentir que algo te aplastaba un poco. Abriste lo ojos con pereza encontrándote con una cabellera rubia, pero no era la de tu hermano.

Cuando despertaste un poco más, pegaste un saltito al ver como Mikey estaba recostado en tus pechos durmiendo cálidamente, aun que ni por el salto que pegaste se había levantado. Intentaste quitártelo de encima pero este estaba aferrado a ti como un koala, estuviste forcejeando un tiempo hasta que te rendiste y sin darte cuenta, te quedaste dormida.

...

El sol ya había salido, lo cual hizo que te levantaras, notaste que Mikey seguía aferrado a ti, pero esta vez, lograste quitártelo de encima. Lo acostaste en la cama y lo tapaste con la manta, saliste de la habitación sin hacer ruido y bajaste las escaleras para no despertar a alguien.

Casi se te salen los ojos de la impresión al ver como la sala estaba echa un desorden, parece que había venido un huracán, hasta los chicos estaban durmiendo en cualquier lado, los únicos que dormían de forma correcta era Mitsuya y Draken, aun que también un chico alto y robusto que no conocías.

Rezaste por dentro para que la cocina este al menos ordenada, al entrar, suspiraste aliviada al ver como no había desorden. Empezaste a preparar el desayuno para todos, cuando estabas en la mitad de todo, sentiste como alguien se dirigía hacia ti.

—¿Draken?, ¿Necesitas algo?—le preguntaste un poco confundida, era un poco temprano para que este despierto

—Creo que no, solo vine para intentar ayudarte en algo, y también para pedirte perdón por el caos que hicieron en la sala, antes que nos vayamos los pondré a ordenar—hablo avergonzado ante todo el desorden

—Me ahorras el trabajo de ayudar a Takemichi a ordenar todo el caos—reíste por lo bajo por eso

Los dos estuvieron un tiempo cocinando y a la vez hablando, te sorprendió un poco que sepa cocinar, Takemichi con las justas sabe prepararse un huevo frito. Cuando terminaron de preparar todo y ponerlo en la mesa, como arte de magia, todos se levantaron (hasta Mikey) y fueron a la mesa al oler el desayuno.

Mikey fue el primero en sentarse en la mesa y empezar a comer, los demás lo siguieron. Antes de sentarte, notaste como un chico con mascarilla miraba el plato sin servirse absolutamente, al instante te diste cuenta que algo intentaba ocultar atrás de la mascarilla.

—Hey, ¿No comerás?—le hablaste en voz baja mientras te sentabas a su lado

—...No tengo hambre—solo dijo eso

—No tienes por qué avergonzarte, no pienso juzgarte cuanto te quites la mascarilla—le diste confianza para que coma, y parece que funciono ya que se quito el cubrebocas con desconfianza pero lo hizo

—¿Vez?, no hay nada de malo en las cicatrices que tienes, no te avergüences de eso. Además son lindas—le acariciaste la cabeza ocasionando un ligero sonrojo en el muchacho, que no paso desapercibido por los demás integrantes de la mesa

—¡Yo también quiero que me acaricias la cabeza!—hizo un berrinche Mikey lo cual Draken le dio un zape en la cabeza

Luego de eso, todos los amigos de Takemichi empezaron a ordenar la sala que quedo un desastre, viste como algunos se quejaban de limpiar y Draken o Mitsuya los obligaban aun que hicieran berrinche (Mikey).