━━ 𝟎𝟕: canción del corazón


𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄
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𝐋𝐀 𝐏𝐎𝐃𝐑Í𝐀𝐍 𝐋𝐋𝐀𝐌𝐀𝐑 𝐓𝐎𝐍𝐓𝐀, pero Thalía no estaba exactamente preparada para regresar a Os Alta.

La información les había llegado esta mañana, después de que un soldado del Primer Ejército regresara al campamento anoche e informara que se había lanzado un ataque contra Alina Starkov. Después de eso, a los Grisha restantes se les instruyó que empacaran sus cosas y se prepararan para el viaje de regreso a Os Alta. Alina sería presentada ante el Rey Pyotr y la Reina Tatiana, y ellos debían estar presentes. 

Antes, esta noticia habría sido fabulosa para Thalía. Tal vez habría saltado de alegría ante el inminente regreso. Pero ahora está llena de un sentido de temor. Nunca ha regresado al Pequeño Palacio sin Zaria pegada a su lado. Incluso cuando salía por su cuenta, Zaria siempre la esperaba junto a la puerta principal. 

Se sentía casi como una traición volver sin ella. 

Es una traición, Zaria espetó a su lado. Debería ser yo quien regrese, no tú. 

Thalía quiere gritar que lo sabe. Sabe que debería ser ella. Pero no lo es, y no puede cambiar eso, sin importar cuánto desee poder hacerlo. 

A su llegada al Pequeño Palacio, a Thalía se le asignó la tarea de vaciar las pertenencias de Zaria de los aposentos Durast. No es una tarea que esperara con ansias, pero es evidente para todos que Thalía era la más cercana a Zaria, lo que significa que es la más capacitada para determinar qué pertenencias deben devolverse a su familia y cuáles deben repartirse entre otras personas según corresponda. 

Una tarea que no espera con ansias, pero que solo ella está preparada para llevar a cabo. 

Por el lado positivo (ha sido realmente difícil encontrar el lado positivo últimamente, así que hay que tenerlo en cuenta), dado que regresará a Os Alta, Thalía estará oficialmente libre de Mal. Él ya no tendrá que estar cerca de ella por más tiempo, y al final, será mejor para ambos.

─ ¿Thalía? ─la voz de Zoya suena en un susurro, sacando a Thalía de su ensoñación. Zoya sonríe con cautela mientras entra en la tienda─. Berezovsky dijo que estamos listos para irnos, así que vine a asegurarme de que todos estuvieran preparados. 

─ ¿Ya? ─pregunta Thalía, confundida. No se había dado cuenta de que el tiempo había pasado tan rápido. Cuando Zoya asiente, ella suspira, derrotada─. De acuerdo, solo dame un minuto o dos. Tengo que recoger el resto de cosas de Zaria. 

Zoya asiente de nuevo mientras Thalía comienza a empacar el resto de las pertenencias de Zaria y se prepara para irse. Una vez que Thalía cae al suelo, Zoya se detiene, incapaz de contenerse. 

─ ¿Necesitas ayuda? ─Thalía suelta un murmuro desde debajo de la cama. Zoya interpreta el murmuro como un "sí", se agacha junto a ella en el suelo y mira debajo de la cama─. ¿Por qué estamos mirando aquí abajo?

─ Ella tiene la mala costumbre de... ─Thalía se detiene, y Zoya ve como toma una profunda respiración para calmarse─. Tenía la mala costumbre de simplemente tirar sus cosas debajo de la cama cuando no quería guardarlas en otro lugar. 

El resoplido que Zoya suelta es involuntaria, y le devuelve una sonrisa irónica a Thalía. 

─ ¿De verdad? Me regañó una vez por olvidar colgar mi kefta... y me lo recordó siempre. 

Thalía suspira profundamente y luego sonríe con cariño, deteniendo su búsqueda para lanzar una mirada divertida a Zoya. 

─ Suena como algo típico de ella ─un incómodo silencio cae entre ellas. Thalía tose ruidosamente, mordiéndose el labio inferior─. Lo siento, no me siento muy bien ahora, solo... lo estoy procesando, ¿sabes?

─ Está bien ─asegura Zoya─. Es un proceso. Si te consuela, creo que yo también... la extrañaré. 

Thalía suspira profundamente y luego gira la cabeza hacia Zoya. 

─ ¿Es raro que ya la extrañe? Apenas ha estado ausente un día y... ya parece una eternidad. 

─ No hay un límite de tiempo para estas cosas ─aconseja Zoya─. Es como... ¿alguna vez te han apuñalado?

─ No, que yo recuerde. 

─ Bien, bueno... cuando te apuñalan, el dolor no es instantáneo. A veces ni siquiera te das cuenta hasta que de repente te sale sangre del estómago y se siente extraño. Normalmente, se supera el shock inicial, pero después de eso, el pánico te invade. En ocasiones, yo siento punzadas aleatorias de dolor en el vientre que me recuerdan a puñaladas. 

Thalía la mira durante un momento antes de hablar. 

─ Sin embargo, me cuesta ver cómo esto se podría relacionar con extrañar a Zaria. 

Zoya rueda los ojos. 

─ Si me dejas terminar...

─ Sí. Perdona. 

─ Es como si estuvieras haciendo algo como comerte tu desayuno y recordaras que solía desayunar. que suena tonto porque todos los que conocemos desayunan, pero son pequeñas cosas como esa. Escucharás una canción o olerás algo que te recuerde a ella y te dejará sin aliento. No sabrás como cosas como estas pueden sorprenderte, pero pronto aprenderás a apreciarlo en lugar de resentirlo. Sabes que disfrutaba de cosas como desayunar y cantar en el baño, y lo acabarás considerando un recuerdo entrañable de lo que fue, en lugar de un horrible recordatorio de lo que se perdió. 

Thalía necesita un momento para recuperarse después de las palabras de Zoya. Finalmente, después de un respiro muy largo, se ríe ligeramente. 

─ Eso fue... extrañamente sabio. No tenía ni idea de que fueras algo más que sarcasmo puro, Zoya. 

El chiste sale con demasiada facilidad y Thalía no se siente mal por el sentimiento que le sigue. No debería estar haciendo chistes en un momento como este. No sobre un tema como este. 

Pero, a diferencia de lo que sospechaba, Zoya suelta una risa serena. 

─ Te sorprenderías. ¿Terminamos aquí y nos vamos? Si quieres, incluso puedo permitirte que viajes junto a mí. 

Thalía se lleva una mano al corazón mientras se levanta. 

─ Eres muy amable. Sería un honor sentarme a tu lado en nuestro viaje de regreso a Os Alta. 

Zoya se une a ella al abandonar la parte baja de la cama, poniéndose de pie y extendiendo una mano para ayudar a Thalía a levantarse. Puede que no esté diciendo las palabras, pero Thalía sabe lo que significa el gesto. 

─ ¿Cuánto crees que se quejará Berezovsky si llevo mi baúl pesado?

Incapaz de detenerse, Thalía sonríe. 

─ Cantas la canción de mi corazón, Zoya Nazyalensky. ¿Qué me dices de llevarlo afuera?

Después de los pocos minutos que las lleva reunir el resto de las pertenencias de Zaria y llevar el baúl anormalmente pesado de Zoya afuera, Thalía descubre que está de acuerdo con el sentimiento anterior de Zoya. Nunca superaría el dolor de perder a Zaria, pero podría considerar el tiempo que pasaron juntas como un regalo en lugar de amargarse por el hecho de que se acabara tan abruptamente. 

Estará bien. No hoy, y probablemente tampoco mañana, pero estará bien. 

Mientras está montando su caballo, Thalía escucha que su nombre es llamado en un tono claramente angustiado. Gira la cabeza a tiempo para ver a Mal cojeando hacia ella, su carrera se ve ralentizada por una lesión presuntamente localizada en su pierna. Su corazón se hunde. 

 ─ ¡Thalía, espera! ─grita él, como si ella no lo estuviera esperando ya. Finalmente la alcanza, respirando con dificultad, y agita un pequeño trozo de papel frente a ella─. Mi amiga, Alina. La han llevado al Pequeño Palacio y no tengo forma de contactar con ella. Ella es la...

─ La Invocadora del Sol ─Thalía completa la frase. 

Mal asiente rápidamente. 

─ Sí. Ella es... la Invocadora del Sol. Sé que vas a volver allí, y odio pedirte esto, pero, ¿podrías...? ─se interrumpe, mordiéndose el labio inferior. 

─ ¿Pedirle que te escriba? ─intenta Thalía, aliviada cuando Mal asiente de nuevo─. No estoy segura de cuándo la veré, ya que no estamos en el mismo sector, pero me aseguraré de transmitir tu mensaje. 

Mal extiende el papel, metiéndolo en la mano de Thalía. 

─ Alina Starkov. Su nombre es Alina Starkov. 

─ De acuerdo ─asiente Thalía. Ya puede escuchar al resto de sus compañeros empezando a preparar sus caballos y se da cuenta de que les queda poco tiempo. Entonces, lanza una última mirada ferviente a Mal─. Tengo que...

─ Lo sé. Oye, no te comportes como una desconocida, ¿vale? Escríbeme cuando te sientas sola ─finaliza Mal, guiñándole un ojo con sarcasmo. 

Thalía rueda los ojos. 

─ El domingo tendrías tantas cartas que te llegarían hasta las rodillas, así que no te escribiré todo el tiempo. E igual para ti, ¿eh? Escríbeme cuando te apetezca. 

Mal asiente con entusiasmo, y Thalía le devuelve el gesto antes de volver con pesar hacia su caballo. Está justo a tiempo para ver al resto de los Grisha partir y rápidamente los sigue, con Zoya cerca. 

Zoya le lanza una sonrisa sabia. 

─ Estuviste coqueteando un buen rato, ¿verdad?

Thalía resopla y le hace un gesto grosero. 

─ Puedes irte a la mierda, ¿verdad?

Ella estará bien. Es justo lo que Saskia dijo: solo necesita algo de tiempo. 





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