━━ 𝟎𝟑: noche de terror


𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒
━━⚔️━━



¡𝐆𝐑𝐈𝐒𝐇𝐀 𝐀 𝐋𝐀 𝐓𝐈𝐄𝐍𝐃𝐀, 𝐀𝐇𝐎𝐑𝐀!

La voz del General Berezovsky saca a Thalía de su ensimismamiento. Había estado caminando hacia la tienda de los Grisha y desconectó del mundo. Era la hora de enmendar eso. Levanta la cabeza y ve a Zaria en el campo, la chica se limpia las manos en el interior de su kefta morada y aparta los mechones de su cabello que intentan escapar con el viento. 

─ ¡Thalía! ─grita, sonriendo. Thalía le devuelve una sonrisa tímida, y las dos se encuentran a la mitad del camino hacia la tienda. Zaria enlaza su brazo con el de Thalía sin pensarlo dos veces, guiándola el resto del camino hacia la tienda─. No puedo esperar a estar en el esquife, por cierto. Nunca pensé que vería el día en que arriesgar mi vida sería tan atractivo, pero si significa que puedo escapar de Kirigan y su interminable lista de demandas durante unos días, lo tomaré. 

Thalía piensa que eso es bastante triste. Kirigan tiende a hacer que Zaria trabaje demasiado hasta el punto en el que Thalía la ha encontrado desmayada en su escritorio en el taller de los Durast. Puede entender y simpatizar con el hecho de que Zaria estaría feliz de alejarse durante uno o dos días, incluso si eso significara cruzar la Sombra para hacerlo. 

─ ¡Los Corporalki por aquí!

Thalía suspira, separándose de Zaria y acercándose para estar con sus compañeros Corporalki. Vladislav levanta una mano torpemente para saludar. 

─ Hola, Thalía. 

Ella asiente en reconocimiento. 

─ Vlad. 

No habían podido mirarse a los ojos desde que Thalía vio a Vladislav y a Hetty (su pareja, una mujer encantadora) haciendo... cosas en el Pequeño Palacio. Realmente fue su propia culpa. Debería haber llamado a la puerta primero, pero Thalía había tenido un día tan malo que no pensó dos veces antes de irrumpir en los aposentos de los Mortificadores. Ni Thalía, ni Vladislav, ni Hetty habían discutido sobre ello desde entonces. Sin embargo, Thalía había adquirido el hábito de golpear varias veces y anunciar su llegada antes de entrar en cualquier habitación. 

─ Bien ─habló Berezovsky, su voz resonando por todo el espacio de la tienda. El General Kirigan estaba a su lado con su kefta negra, su rostro tan impasible como siempre─. Como pueden ver, el General Kirigan ha venido a despedirlos hoy. Esperamos que este viaje no tenga contratiempos, así que quiero que estén en guardia en todo momento. No quiero ver bajas cuando regresen. ¿Queda claro?

Silencio. 

Berezovsky aclara su garganta de manera significativa, mirando alrededor de la habitación en busca de alguien que hable. 

─ ¿Queda claro?

─ Sí, señor ─resuena el eco unánime. 

─ Es bueno escucharlo ─resopla Berezovsky. A continuación, dirige su mirada hacia el General Kirigan, levantando una ceja─. ¿Le gustaría decir algo a las tropas, General?

El General Kirigan mira a través de la habitación, su mirada envía un escalofrío involuntario por la espalda de Thalía. Siempre tenía una forma de absorber el aire de cualquier habitación en la que entrara. Eso la aterraba. Finalmente, Kirigan habla. 

─ Buen viaje.  

Mientras los Grisha salen de la habitación, Zaria encuentra de nuevo a Thalía, luciendo perpleja y completamente ofendida.

Buen viaje, ¿está de broma? Sé que estáis arriesgando vuestra vida y sé que yo solo me siento aquí sin hacer nada más que dar órdenes y órdenes, ¡pero aquí estoy, deseándoles que tengan un buen viaje!

Thalía resopla.

─ Suena bastante acertado. Aunque no creo que valga la pena quejarse. No es como si un día se levantara de repente y se diera cuenta de que no hace nada y decidiera ayudarnos un poco. Es tan probable que encontremos a una Invocadora del Sol como que eso suceda. 

Zaria resopla con nostalgia.

─ No me hagas ilusiones, Thalía. Terminaré con el corazón roto. 

─ Las chicas podemos soñar, Zar ─protesta Thalía, sus botas resonando con fuerza contra la madera Fabrikator del esquife mientras suben a bordo. Se acercan a Nía Savel'ev, quien está llevando a cabo el registro de los Grisha que suben─. ¿Todo bien, Nía?

Nía las saluda con una sonrisa tensa, mira hacia abajo a su lista y la escanea en busca de sus nombres. Luego, levanta la vista hacia Zaria, frunciendo el ceño. 

─ ¿Cuál es tu apellido?

─ Petrova. 

─ No estás en... ─Nía se detiene, su pluma recorriendo la lista. Frunce los labios, y Thalía siente como un agujero se empieza a formar en su estómago ante el intermitente final de la oración. Finalmente, Nía toca su pluma contra el papel con una sonrisa triunfante─. ¡Ajá! Lo siento, Zaria. Estas listas son algo molestas. No tengo ni idea de por qué me dieron a este trabajo, cuándo apenas puedo juntar mi nombre.

Zaria sonríe. 

─ Tómate como un cumplido que confíen lo suficiente en ti como para registrarnos a todos, Nía. ¿Estamos listas para partir?

─ Soy tan buena como el oro ─confirma Nía, mirando a Thalía cuando no se mueve de su lugar─. Ya te tengo registrada, Thalía. No te preocupes. 

Thalía asiente en silencio, le sonríe a Nía y sigue a Zaria. Aún está recuperándose de ese breve momento de pánico cuando escucha cómo alguien la llama. Thalía se da la vuelta para enfrentar la fila de soldados del Primer Ejército que están abordando el barco, Mal entre ellos. Agita su mano en un gesto de despedida, antes de guiar a Zaria lejos mientras la chica suelta una serie de risas emocionadas y confundidas. 

─ ¿¡Quién era ese?! ─exige Zaria a gritos, ignorando por completo las súplicas de Thalía para que se callara─. ¡Thalía, estaba buenísimo! ¿Dónde y cuándo lo conociste? ¿Tal vez tenga un hermano o una hermana? Ya sabes... no soy exigente. 

Thalía resopla. 

─ Exigente no, pero eres más ruidosa que Angie cuando toma kvas. ¿Podrías bajar el volumen?

─ ¡Solo cuando me cuentes quién era ese bombón que te llamaba antes!

─ ¡Por todos los Santos, Zaria, por favor, cállate!

Thalía lleva a Zaria a su puesto, apoyándose a un lado del esquife mientras suelta un suspiro pesado. ¿Cómo era posible que su día siguiera empeorando gradualmente? ¿Qué pasaría ahora, se la llevarían los Volcra y se la comerían en el desayuno? Por la forma en la que Zaria la mira mientras espera respuestas, Thalía descubre que no le importaría tanto esta opción. 

Era mejor quitarse el peso de encima. 

─ Se llama Mal.

─ Mal ─Zaria prueba cómo se siente el nombre en su lengua, su rostro se ilumina con una ilusión desenfrenada─. Mal. Mal, Mal, Mal, Mal, Mal. Suena bien, ¿verdad? Es bastante corto, eso sí. Mal. 

─ Lo entendemos. Se llama Mal ─interviene alguien. De repente, Thalía está debatiendo si sería buena idea lanzarse por la borda para evitar todo este asunto. Zoya se está subiendo a su puesto, con las manos en la escalera para elevarse y manejar las velas─. Es un hombre guapo. No puedo decir mucho sobre sus gustos, sin embargo. Prefiere hablar contigo en lugar de pasear un buen rato conmigo. Es una pena, la verdad. Le habría dado el paseo de su vida. 

─ Sí ─dice Thalía forzadamente, haciendo una señal con el pulgar hacia arriba a Zoya mientras retrocede lentamente de la situación─. Estoy segura de que lo habrías hecho, Zoya. No hay dudas al respecto. Ahora, realmente necesito irme...

─ ¡Espera un momento, Thalía! ─una mano se extiende y agarra su codo, deteniendo con éxito sus pasos. Zaria la está mirando con una expresión de incredulidad en su rostro, pero aun así se ve radiante─. ¿Era él de quien hablaba Zoya? Thalía Vassilieva, ¿me mentiste sobre un chico?

Una risa forzada brota de la garganta de Thalía y ella se libera del agarre de Zaria. Retrocede más rápido esta vez, levantando la muñeca y revisando la hora inexistente en su reloj inexistente. 

─ Vaya. Mira eso, es hora de que me vaya. ¡Nos vemos en el otro lado!

Justo cuando está fuera de la proximidad de Zaria, Nía grita que todos tomen sus lugares y Thalía lo hace de manera eficiente. Se coloca al lado de Saskia, quien tiene su típica expresión estoica de a punto de entrar en la Sombra. Al otro lado del barco, cuando uno de los miembros del personal anuncia que nos estamos acercando, Thalía puede ver a Mal teniendo una discusión acalorada con una chica que Thalía solo puede suponer que es su amiga. Ella lleva puesto un uniforme de cartógrafa, y al echar un vistazo rápido alrededor del barco, Thalía descubre a un grupo vestido con uniformes iguales. Thalía no había oído ninguna palabra sobre la unidad de cartografía uniéndose a ellos, pero solo se entera de estas cosas a través de otras personas, y ha estado sola durante la mayor parte de la mañana. 

Una Inferni a quien Thalía conoce como Natacha, se abre paso hacia el frente de la multitud y comienza a dar la presentación que Thalía ha escuchado suficientes veces. No se puede encender ninguna linterna. No se puede hacer ruido. La oscuridad es buena y el silencio es seguridad. 

─ ¡Preparados para el lanzamiento! ─grita Dima, tirando de una cuerda y desalojando la vela. Zoya envía una ráfaga de viento hacia ella y los impulsa aún más cuando llega la señal de aprobación por parte de Natacha, y el barco se dirige, finalmente, hacia la Sombra. 

Thalía imaginó, alguna vez, que se acostumbraría a entrar a la Sombra. Que tal vez, algún día, no se sentiría llena de ansiedad mientras el barco se acercaba a la oscuridad. Pero, ¿cómo se preparaba uno para esto? Thalía no sabía cómo combatir el miedo que venía al adentrarse en el equivalente de un agujero negro en esta misma tierra. Ser envuelto por la oscuridad, atreverse a respirar y arriesgarse a convertirse en alimento para los Volcra. 

Le recordaba a la Noche de Terror en su casa. La única noche del año en la que a los niños se les permitía correr desenfrenados en la granja Vassilieva, y los miembros de la familia se escondían en diferentes lugares e intentaban atraparla a ella y a su hermano. Pero Thalía era rápida y nunca la habían atrapado. 

Aún no. 

Con una última mirada a la seguridad de la luz exterior, se sumergen en la oscuridad. 

─ ¿Algo? ─pregunta Natacha a Saskia, en referencia a los Volcra. 

Los Mortificadores estaban aquí para sentir sus latidos y dar la señal de advertencia a las tropas y brindarles una pequeña ventana para prepararse para disparar antes de ser atacados. Era una pequeña ventaja, pero había poco que pudieran hacer en una situación como esta. 

Saskia niega con la cabeza. 

─ Aún no. 

A medida que avanzaban más profundamente en la Sombra, Thalía concentra su energía en escuchar los latidos de los Volcra cerca de ellos. Hasta ahora no ha escuchado nada, pero no puede bajar la guardia. Bajar la guardia mientras estás en la Sombra es como entregar tu vida voluntariamente. 

Ella escucha un "clic" y la pequeña fuente de luz que tienen se apaga. Natacha la golpea frenéticamente mientras los soldados empuñan sus rifles, un sonido que hace que Thalía se sienta enferma en el estómago. El sonido del encendedor está resonando. 

No.

El rostro de Thalía palidece por completo al ver a un cartógrafo sosteniendo una linterna. Una linterna encendida. Natacha le suplica que la apague, pero es demasiado tarde. El cartógrafo es levantado por un Volcra desde el esquife y desaparece en la oscuridad. 

Todo se desencadena en un caos. 

La linterna cae al suelo, incendiando la cubierta del barco. La luz atrae a más Volcra, y Thalía se encuentra buscando desesperadamente a Zaria en el esquife. Encuentra a la Durast disparando una y otra vez con su rifle y se relaja ligeramente. Pero el arma cae al suelo un momento después. 

Un Volcra se apodera de Zaria al clavar sus garras en sus hombros, elevándola desde el esquife. Un grito se escapa de la garganta de Thalía y, antes de que pueda comprender lo que está sucediendo, queda cegada por una explosión de luz, y el cuerpo de Zaria cae sin vida hacia el suelo. 





Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top