𝟎𝟎𝟔.
KAYLA SE ENCONTRABA JUNTO A ADARA Y A DAMON en la casa O'Connell, todos en espera de que Aria apareciera por la red flu para comer juntos. Por fin había llegado el día en donde el grupo pudo volver a unirse para algo que no fuera consolar a quien ahora ya era pelirroja, así que aprovechando que Aria había vuelto de su viaje, optaron por reunirse para salir a comer.
Ya habían pasado dos semanas desde que el Ravenclaw había confundido los tintes y causó que Kayla tuviera el cabello rojo. Durante los primeros días aún permaneció un poco molesta, pero gracias a la enorme cantidad de dulces que Damon le compró, todo quedó en el pasado y ahora solo se reían al recordarlo, cosa que al Ravenclaw algunas veces aún le generaba vergüenza, pero pese a esto se alegraba de haber obtenido el perdón de su amiga.
Aria ya llevaba algunos minutos de retraso, pero el trío decidió no hacer mucho caso ya que esperaban que su amiga llegara con varias cosas que la pudieron retrasar en el camino, después de todo no era la primera vez que les tocaba recibir a su amiga después de un viaje a México.
— ¿Cómo es posible que no leyeras las etiquetas de los tintes?— preguntó nuevamente Adara riendo— ¿Qué no se supone que los Ravenclaw son muy inteligentes?
— ¡Me distraje con los patitos, ya basta!— intentó defenderse Damon— ¡Ya basta de atacarme!
Adara siguió riendo y es que desde que había llegado a la casa de los O'Connell se quedó demasiado sorprendida al ver a su amiga con el cabello rojo. Sin duda adoraba el cambio en Kayla, el color le quedaba bastante bien, pero al momento que escuchó la explicación de la razón de ese color, no pudo evitar reír a carcajadas mientras molestaba a su mejor amigo.
— ¡Ya llegó su lodo pinches puercas!— gritó Aria apareciendo por la chimenea— ¡Santa madre de Dios, no mames, Kayla!
— Ay no... otra que no va a parar de burlarse— susurró Damon— Y resulta ser quien se ríe de mas
— ¡Estás preciosa!— gritó Aria saliendo de la chimenea y dejando un gran bolso sobre la mesa— ¿Cómo que te cambiaste el color de cabello y no me avisaste? ¡Yo también quiero! ¿Acaso esta será una señal del destino para que vuelva a ser rubia?
— ¿Si te gusta? ¿Si se ve bien?— preguntó Kayla aún un poco insegura del tono tan intenso de su cabello
— ¿Bromeas? ¡Estás preciosa!— contestó Aria sonriendo— ¡Estoy enamorada de ti!
— Damon es el responsable del color— dijo Kayla sonriéndole al pelinegro
— Pero aún así no dejes que te ayude, es capaz de dejarte con el cabello azul— dijo Adara entre risas— O hasta rosa
— No si, no entendí— dijo Aria confundida— Pasen contexto
Damon rodó los ojos y volvió a contar la historia, como era de esperarse, Aria se soltó a reír sin control, cosas que se veían venir por supuesto. Aún así decidió reír junto a ella, después de todo, debía admitir que era una situación bastante cómica.
— Ah si te mamaste— dijo Aria riendo— De verdad que te pasaste de wey
— La mitad del tiempo no entiendo lo que dices— le dijo Damon rodando los ojos— Eso de que uses tus palabras mexicanas está medio confuso y mira que llevo conociéndote desde que tienes 11
— Amas mis palabras extrañas, hablando de México, ¡Les traje regalos!— dijo Aria emocionada tomando su bolso— Primero que nada, les traje tamales, les recomiendo que los coman ahorita para que no se enfrien, mamá los acaba de hacer
— ¿Tama que? ¿Tamades?— preguntó Kayla confundida aceptando la bolsa que Aria le entregó— Están muy calientes y creí que iríamos a comer a otro lado, no que lo haríamos en mi casa
— Tamales— corrigió Aria— Y esa es la idea, fríos ya saben feos. Tu cómetelos, te van a encantar y sobre lo otro, era la intención, pero papá insistió en que se los trajera para que los probaran
Kayla levantó los hombros restándole importancia a la situación, después de todo lo que le interesaba era poder pasar tiempo con sus amigos, ya fuera en un restaurante o en su casa, al final de cuentas este último siempre era utilizado como el lugar para reuniones y los padres de la pelirroja estaban bien con eso.
— Amo cuando Aria se va de viaje a México, siempre nos trae comida— sonrió Adara— ¿Recuerdan cuando nos llevó pozole después de las vacaciones de navidad? ¡Esa cosa era lo mas delicioso del mundo!
— Imposible olvidar que te empachaste comiendo esa cosa— dijo Damon riendo— Vomitaste maíz por la nariz
— ¡Es que estaba muy bueno, no podía dejar de comerlo!— se excusó Adara— Me dan curiosidad esos tamales, yo si quiero, así que pásame esa bolsa
— Antes de eso, espera, Adara, te traje esto— dijo Aria sacando una taza— Lo que tiene pintado es la pirámide del sol, está en Teotihuacán. Para que tomes chocolate caliente, se que te gusta y espero te sea útil
— ¡Ay, me encanta, gracias!— sonrió la rubia aceptando el regalo— La voy a tener que encantar para que el idiota de mi hermano no la vaya a querer romper, con lo payaso que es. Gracias Aria, lo pondré en el baúl en donde guardo todas las cosas que me traes de tus viajes
— Si se la quieres romper en la cabeza no me voy a enojar, hasta te traigo otra si quieres. Damon, a ti te traje esto— dijo Aria sacando una figura de cerámica— Es el calendario Maya
— ¡Está increíble, muchas gracias!— sonrió Damon aceptando el regalo— Gracias Aria, es perfecto, lo pondré junto a mi colección de cosas importantes que llevo al colegio
— Kayla, a ti te traje dos cosas, no me decidía que traerte, así que te traje ambas cosas— dijo extendiendo un collar en forma de corazón y una figura de cerámica de un jaguar— La piedra del collar es piedra lunar... O eso dijo el vendedor, no sé, lo compré en Teotihuacán y no le presté mucha atención porque me estaba peleando con uno de mis primos
— ¿Por qué?— preguntó Adara aún sonriendo por la bonita taza
— Se tomó mi agua de jamaica— contestó Aria— Yo tenía mucho calor, no me pueden culpar
— Son preciosos, me encantaron, muchísimas gracias Aria— agradecio con una enorme sonrisa la pelirroja
— También traje agua de jamaica y de horchata— sonrió Aria sacando dos grandes botellas
Damon solo podía ver con sorpresa como su amiga seguía y seguía sacando cosas de lo que a sus ojos era una bolsa demasiado pequeña. Sin duda no importaba cuantos años llevara siendo amigo de aquellas chicas, jamás comprendería como es que lograba hacer que tantas cosas entraran en un espacio tan pequeño y además, siempre en un orden para que supieran encontrarlas cuando las necesitaban.
— ¿Qué tanto traes en esa bolsa?— preguntó Damon sorprendido al ver como la chica seguía sacando mas cosas
— Adoro eso de los hechizos de extensión, te facilitan la vida— sonrió Aria— Kayla, también te traje dulces típicos de México, cocadas, tamarindos, palanquetas, borrachitos... Y no se que tanta cosa, con eso de que te encantan los dulces, sabía que no podía olvidarme de ellos
— ¿Cómo no amarte?— sonrió Kayla abrazando a su amiga— Eres como esa tía que siempre le da regalos a todos
— Soy genial, yo lo sé y por supuesto que aspiro a ser esa tía— dijo Aria sonriendo— También les traje unas tazas a sus padres. Adara, a los tuyos no porque cuando les traje un bonito separador con un colibrí pintado a mano, me vieron feo
— Lo entiendo, no te preocupes— negó Adara, los padres de la rubia no estaban de acuerdo con las amistades de la chica, todo porque no eran sangre pura. Adara creía que era una reverenda estupidez— Si llegabas a mandarles algo, me lo quedaba yo o incluso se lo daba a Dobby, ese elfo ama cualquier cosa que le regales y la cuida como si su vida dependiera de ello. Creo que es lo único bueno de esa casa
— Ahora si, es todo— finalizó Aria— ¡A comer tamales!, Kayla, traete los platos y los cubiertos, también unos vasos para el agua. ¿De que quieren? Tengo dos verdes, dos de dulce, dos rajas y dos de mole
— ¿Verde es un sabor?— preguntó Damon extrañado
— Tienen pollo— dijo Aria— En lo personal son mis favoritos. Los de mole no me gustan, pero mamá dijo que los trajera por si las dudas, para que ustedes prueben. Los de dulce no tienen pasas, lo cual agradezco, no me gustan esas cosas y los de rajas están medio picosos
— Yo quiero de...
El sonido de la puerta interrumpió a Adara en su petición, Damon tuvo que ir a abrir puesto que Kayla había ido por los platos, ya no irían a comer al callejón Diagon.
Damon sonrió al ver a tres de los merodeadores del otro lado de la puerta. Sabía que solo ellos tres faltaban para que la tarde de Kayla pudiera ser de las mejores.
Sirius y Remus le hicieron una señal de silencio al chico para poder sorprender a Kayla.
— Damon, ¿Quién...? ¡Sirius, Remus, Peter!— sonrió Kayla al ver a los chicos
Sirius iba a hablar, pero se quedó con la boca abierta al ver a su amiga, amaba su nueva imagen.
Remus estaba igual que Sirius, el cambio era enorme, algo que en definitiva nunca esperaron ver.
Peter ya estaba junto a Aria preguntando por el delicioso aroma que había olido al entrar, los tamales. Aún así cuando vio a Kayla se quedó muy sorprendido.
— Kay... estás hermosa— sonrió Sirius abrazando a la pelirroja— Amo como te queda el color, estás divina
— Gracias Sirius— agradeció Kayla correspondiendo el abrazo gustosa— Me da mucho gusto verte... a todos en realidad
— Es un gran cambio, estás muy bonita— le dijo Remus también abrazando a la chica
— ¡Adara, cierra la boca que se te va a meter una mosca!— dijo Damon riendo al ver a su rubia amiga que miraba a Remus
— Lo siento— respondió tímida la rubia girando la vista para fingir que nada había ocurrido
— ¿Qué hacen aquí?— preguntó Kayla— No los esperaba, creí que los vería hasta la siguiente semana
— No podíamos esperar a verte— contestó Peter quien ya tenía un tamal en un plato— Quisimos darte una sorpresa, te íbamos a invitar por un helado como lo prometimos
— ¿Qué traes ahí?— preguntó Remus señalando el plato— ¿Cómo es posible que siempre obtengas comida a cada lugar que vamos?
— Tamal de mole— sonrió Peter mientras comenzaba a comer— No estoy seguro de que es, pero olía bastante bien, así que pedí uno
— ¿Y eso que es?— preguntó Sirius sin entender
— Aria viene regresando de México, nos trajo algunas cosas de ahí, ya saben como es y le encanta compartir todo lo que pueda de esa parte del mundo— contestó Adara abrazando a su amiga— Íbamos a comer, ¿Quieren?
— No tengo idea de que rayos sea un tamal, pero Peter parece estar feliz comiendo, así que si— aceptó Sirius— Pasen una de esas cosas
...
— ¡La horchata sabe mejor!— dijo Sirius
— ¡La jamaica sabe mejor!— le contestó Adara
— El tinte rubio ya te quemó las neuronas mujer, estas mal— le contestó Sirius— La horchata sabe muchísimo mejor y solo un tonto lo pondría en duda
Adara y Sirius llevaban 15 minutos debatiendo cual de las aguas que trajo Aria sabía mejor.
Peter y Damon apoyaban a Adara.
Kayla y Remus apoyaban a Sirius.
Aria solo disfrutaba ver el debate entre sus amigos. En sus palabras, amaba ver el mundo arder, pero no arder en el.
— ¿Y cómo te has sentido últimamente?— le preguntó Remus a Kayla— ¿Ya estás mejor?
— Supongo que si... Aún duele, pero me siento feliz de saber que tengo personas que me quieren y están haciendo lo posible por verme bien— asintió Kayla
— Cornamenta cometió un gran error por el que todos nos pusimos furiosos, dejamos de hablarle durante un tiempo porque no podíamos olvidarte llorando en el tren el último día de clases— dijo Remus haciendo una mueca— Pero nosotros no sabíamos nada, te lo prometo...
— No se preocupen— negó la pelirroja— Estoy feliz de que nuestra amistad no terminara por esto
— No te vas a deshacer tan fácil de nosotros— le sonrió Remus a la chica— Te queremos mucho pequeña
— Yo también los quiero mucho chicos— respondió Kayla con una sonrisa— Y... ¿cómo está él?
Kayla se había debatido mentalmente en si debía preguntar por James, no había vuelto a saber nada de él desde ese día en el tren, aún se preocupaba por él, pero tampoco le iba a escribir.
No podía negar que las últimas semanas habían sido demasiado complicadas para ella. Aún cuando ya no lloraba todas las noches, aún le dolía la ausencia de James y la manera tan abrupta en la que todo había terminado.
Pero sobre todo, le dolía demasiado el hecho de que James la hubiera engañado con Lily Evans, aún cuando el chico había repetido en innumerables ocasiones que sus sentimientos por aquella chica habían quedado en el pasado y que lo único que le interesaba era el amor de Kayla.
— Pues, se quedó mas tonto de lo que ya era después del golpe que Euphemia le metió después de enterarse de lo que pasó— contestó Remus— Pero pues, de ahí en fuera todo normal. Sirius dice que luego le dan ganas de aventarlo por las escaleras, lo normal
Kayla rio levemente, una parte de ella esperaba que le dijera que James se encontraba triste por la ruptura, pero también sabía que era tonto pensar de esa manera, al final de cuentas él había sido quien tomó la decisión de fallar en la relación y de ponerle fin.
— Se que aún lo quieres— le dijo Remus— Puedo verlo en tus ojos
— Es difícil que no lo haga, es mi primer amor— confesó Kayla— Imaginé demasiadas cosas a su lado, cosas que ahora tengo que hacerme a la idea de que no van a suceder
— Lo superarás pequeña, no estás sola, ya te dije que estaremos siempre a tu lado— sonrió Remus abrazando a la chica— Estoy seguro de que en algún momento James dejará de ser tan idiota y te pedirá una disculpa por todo lo que pasó. Aquí entre nos, si se sintió muy culpable luego de verte en el tren
— Gracias Remus, de verdad que significa mucho para mi el hecho de que estés aquí conmigo— le contestó Kayla sonriendo
La chica prefirió no hacer ningún comentario respecto a lo último que Remus le había dicho, no sabía si en algún momento iba a tener la fortaleza de volver a ponerse enfrente de James para mantener una conversación, porque aún pese a todo, su corazón seguía latiendo por él y eso la hacía sentir como una tonta.
¿Cómo puedes querer tanto a alguien aún después de causarte el mayor dolor que has sentido en la vida?
Esa era la pregunta que rondaba sin parar por la cabeza de Kayla, aún pese a todo, ella seguía queriendo a James como el primer día, es muy probable que aún mucho mas.
El sentimiento parecía ser correspondido, entonces... ¿Qué fue lo que pasó? ¿En que momento todo se perdió? ¿Cuándo fue que James decidió renunciar al amor que parecía existir entre ellos?
Demasiadas preguntas, pero ninguna respuesta.
— Oye, ¿Por qué ella tiene una taza bonita con un triángulo pintado y yo no?— preguntó Sirius ofendido al ver la taza de Adara— Yo también quiero una
— En primer lugar es una pirámide, baboso— le dijo Adara— En segundo lugar, me la trajo de México porque soy su mejor amiga
— ¿Y no me trajiste nada a mi?— le preguntó Sirius a Aria haciendo un puchero
— ¿Me viste cara de millonaria como para traerle regalos a todos?— preguntó Aria— Te regalé uno de mis tamales, date por bien servido con eso
— ¡Lunático, Aria no nos trajo nada de su viaje!— dijo Sirius como si fuera un niño pequeño
— ¿Si doy una palanqueta dejas de actuar como niño chiquito?— preguntó Aria
— ¿Una que?— preguntó Peter— ¿Qué dijo?
— Yo que se, pero la tuya por si acaso— dijo Sirius
— Palanqueta, baboso— dijo Aria— Es un dulce
— Ah, está bien— sonrió Sirius
Kayla solo se limitó a seguir riendo por las ocurrencias de sus amigos, se sentía muy afortunada de tenerlos en su vida.
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