JAMES Y KAYLA LLEVABAN juntos siete meses. Los dos se complementaban de una manera que nunca hubieran esperado que fuera posible, se amaban como si sus vidas dependieran de ello, se protegían como si cuidasen del más frágil de los cristales, se miraban como si fueran la maravilla más hermosa que existiera en el planeta, encajaban el uno en el otro como si hubieran sido creados de manera exclusiva el uno para el otro.

No había cosa en el mundo que Kayla disfrutara más que sentir el calor corporal de James cuando él la abrazaba, el poder aspirar esa loción la hacía suspirar y sentirse en las mismas nubes. Ella estaba completa e irremediablemente enamorada de todo lo que James Potter representaba, no podía encontrarle ninguna clase de defecto, lo amaba con cada fibra de su corazón.

Y por supuesto que el sentimiento era correspondido. James adoraba ver el brillo del par de ojos verdes de Kayla cada mañana, era como la vitamina que necesitaba cada día para vivir, el sonido de su risa era como la melodía que alegraba hasta el día más oscuro, el calor de sus besos lo hacía pensar que no existía nada mejor en el mundo que lo que Kayla pudiera ofrecerle.

Se amaban más que a nada en la vida.

Nada parecía poder arruinar toda esa felicidad que sentían, mucho menos parecía existir alguien capaz de ponerle un fin a esa bella historia de amor. O al menos eso era lo que les gustaba creer.

Cuando la última noche en el castillo del que sería el sexto año de la pareja llegó, una ola de problemas comenzó a avecinarse y ninguno de los dos era capaz de frenarla, ni siquiera de verla venir.

- ¿Cómo que no irás a la fiesta del fin de año?- preguntó Sirius a su amigo mientras se ponía una chamarra- ¡Prometiste que irías, ya hasta le dije a Damon que sacara las botellas buenas de hidromiel!

- Kayla no se siente muy bien y prefiero quedarme con ella- respondió James levantando los hombros- Le dije que podríamos ver películas o que la ayudaba a terminar de empacar, sabes que siempre deja todo al final

- ¡Ve solo un rato, por favor!- insistía Sirius- ¡Tienes que ayudarme a conseguirle una novia a Colagusano!

- ¡Oye!- se quejó Peter- ¡Que grosero!

- La necesitas y lo sabes- rio Sirius- Cornamenta. Por favor, el siguiente año seremos unos completos nerds para acabar el colegio con las mejores calificaciones, disfrutemos el último día

James no estaba del todo seguro de asistir aunque fuera por solo unos minutos, pero Sirius no paró de insistir hasta que el de lentes accedió.

Oh James Potter. ¿En que te metiste?

Si tan solo hubieras dicho que no, si tan solo hubieras querido continuar tus planes en compañía de tu novia, si tan solo no te hubieras puesto en el camino de cierta persona, si tan solo no hubieras aceptado esa bebida, si tan solo tus amigos hubieran estado un poco más atentos.

— ¿¡CÓMO QUE ENGAÑASTE A KAYLA!?— le gritó Sirius a su mejor amigo