3. El humano, la corte y el diablo

Raven estaba en las escaleras junto a Sabrina, Harvey y Susie.

No quería estar ahí pero no podía ir donde Chase y no se arrepentía de lo que había hecho pues sabía que si su vida era complicada por ser bruja luego de lo que había pasado sería mucho más complicada.

Notaba a Sabrina demasiado perdida pero cuando quiso preguntar inmediatamente apareció Roz quejándose de algo nuevo que Raven solo ignoró.

La chica la verdad siempre le había parecido demasiado irritante.

Estaba de acuerdo con todo eso de apoyar a las mujeres pero le molestaba la manera que Roz hacía las cosas y también desde que la conocía la chica le daba mala espina, sentía que había algo más de ella que no sabían.

Mientras Sabrina y sus amigas se dirigían a la biblioteca en busca de unos libros prohibidos o algo así Raven decidió irse a casa, en este punto si antes no le importaba la escuela ahora mucho menos.

—¿Te vas?— cuestionó Harvey.

—No, Harvey simplemente voy de salida— rodó los ojos está saliendo de la escuela.



{...}






Al llegar a la casa encontró a quien quería encontrar pero no esperaba encontrar, Avelah Vouldox parecía muy seria tomando té con sus tías.

—Mandaron una citación desde el infierno— hablo esta al sólo verla pasar la puerta.

—Tenemos que hablar luego Raven— interrumpió Zelda mirando mal a la señora, normalmente reirá por la situación de ambas mujeres en la misma sala queriendo asesinarse pero no tenía ganas.

—Te acusan de incumplimiento de promesa— rió su abuela— yo te defenderé saldremos de esto rápidamente no quiero escándalos sólo vengo a dejarte esto— le entrego un libro cubierto de cuero con un nombre conocido cocido en color rojo fuera de este.

Anabelle Vouldox

es el diario de mi madre— lo tomo sorprendida— esto...

La mujer se levantó.

—cuídalo demasiado bien, muchos quieren ese libro— se arreglo su vestido— fuiste citada a media noche por lo tanto nos veremos a esa hora, tengo que hacer varios arreglos con el consejo.

—el señor oscuro me habló anoche— aquello llamo la atención de todos.

—claro que lo hizo— dijo la mujer irónica— lo confrontaste imagino.

—me tiene miedo— no había duda en sus palabras.

—te tiene miedo— confirmó la inglesa— por eso te quiere de su lado con tantas ganas, si no estas de su lado eres un peligro.

—lo que no entiendo es por que toda la vida me dijiste que era mi destino firmar aquel libro, los castigos y las clases tan estrictas desde que era niña — gruño molesta— ¡sabes las veces que me lastimaron aquellos profesores especiales!

—tú madre te lleno la cabeza con que tenías la opción del camino de la Luz !te bautizo!— aquello no lo sabia— me tocaba a mi enseñarte el camino de la oscuridad, pues puedes tomarlo Raven solo tienes que saber que hacer cuando estés cruzándolo.

— ¿que diablos significa eso?

—Raven tu destino está en tus manos a eso me refiero te toca cambiarlo todo para ser feliz algún día.

Con esto la mujer desapareció.

—¡Ni sus poderes le quitaron!— gritó Zelda molesta y ofendida, pues a ambas mujeres le habían quitado tanto sus poderes como su juventud.

—Es intocable prácticamente y por cierto admirable quiero ser como tú abuela cuando sea mayor— sonrió Ambrose haciendo que Raven rodara los ojos y este le lanzara un beso.

—¿Querías hablar?— miro a Zelda.

—Yo solo quería decir que...— suspiró la mujer— si en algún momento quieres hablar de algo me encuentro aquí.

La chica sonrió de lado dirigiéndose a las escaleras, sabía que la mujer la quería y que lo de ayer había sido a causa de la rabia.

—También te quiero tía Zee— respondió sonriente subiendo las escaleras.





{...}






Al llegar a su habitación se encerró en esta preparada para leer el famoso diario de Anabelle, su madre.

Comenzó analizando el un poco grueso libro, algunas páginas tenían encantamientos dos de ellos que conocía a la perfección pues eran usados hoy en día y habían sido creados por su madre pero había más que al parecer Anabelle jamás pudo introducir al mundo, hablaba mucho de sus días en la iglesia como parte del consejo e incluso mencionaba al padre de Sabrina en ocasiones pues al parecer este era amigo de su madre pero todo se puso interesante cuando su madre comenzó a mencionar a un cierto brujo de nombre desconocido quien desapareció pocas páginas después.

Al parecer mi amado nunca fue quien creía, siempre supe que no era bueno pero pensé que podía cambiarlo, que podría hacerlo como yo e incluso veo que por un tiempo funciono. Tengo un presentimiento de que algo pasará, de que todavía nuestra unión no se rompe y tengo miedo de lo que sea que pueda unirnos todavía.

Aquella era al parecer la última vez que su madre había visto a quien pensaba fuera su padre que al parecer estaba lejos de ser bueno cosa que no le hacía sentido sobre su madre pues de lo que recordaba de ella y lo que le mencionaban de ella era demasiado bondadosa como para enamorarse de una persona que no lo fuera.

La chica giró unas pocas páginas más encontrándose con el momento exacto en el que su madre se enteró de su existencia.

Hoy confirmaron el embarazo,  lo presentía desde hace tiempo y no podía estar más feliz pero su padre nunca podría enterarse de este bebé.

Tengo un presentimiento de que es especial y tal vez será por él pero existe algo más, solo espero que no sean parecidos.

Raven sintió escalofríos, por la nueva mención del hombre pues cada vez lo pintaban de peor manera y no podía decir que tenía como defender su imagen pues de aquel hombre no sabía siquiera su nombre, siempre que preguntaba por él la respuesta de su abuela era.

"Tu madre nunca me quiso contar nada de él"

Cosa que Raven luego de leer tanto sobre el no creía para nada.

Ya tengo dos meses de embarazo y estoy completamente segura que es especial, mamá me contó una historia.

La historia de Pandora, cómo está fue dada esa pequeña caja con todos los males y decidió abrirla.

Dice que mi pequeño será como aquella caja, llena de maldad pero estaba en ella decidir si abrirla o cerrarla.

Su madre le contaba esa historia constantemente desde que tenía memoria.

Pero a qué se refería ¿llena de maldad? Reconocía que podía ser sarcástica, algo molesta y con una que otra tendencia asesina pero no estaba llena de maldad.

Ya llevo cuatro meses de embarazo y creo que es una niña, me la imagino corriendo por la casa y riendo, será hermosa.

Tome mis propias conclusiones sobre el tema de su poder, su padre me oculta algo.

Se que es un brujo poderoso pero existe algo más y quiero ponerme en contacto con él pero tengo miedo de que me la quite, sé que la corromperá.

El nuevo dato de su padre era que al parecer era un brujo muy poderoso cosa que podría explicar mejor sus poderes pero no completamente.

Son seis meses ya y el mal presentimiento volvió, decidí no contactar a su padre, es muy peligroso.

Estuve investigando nombres y encontré uno que me gustó Raven, sé que mi bebé es una niña ya y aquel nombre tiene tantos significados buenos como malos. Es perfecto.

Raven, arréglate nos iremos...— la voz de Hilda interrumpió su lectura haciendo que la chica cayera de la cama sobresaltada.

—voy— grito levantándose—¿tu que miras?— pregunto al perro quien parecía verla con algo de diversión por la caída.




{...}






En minutos las cuatro mujeres se contratan fuera de aquel lugar.

—Vamos.

—Nosotros, los profanos, nos reunimos en este tribunal sacrílego para dar justicia al Señor Oscuro.— comenzó el padre Blackwood a hablar cuando todos se encontraban allí— se cometieron dos delitos deplorables contra nuestro amo y salvador.

—¡Alabado sea Satan!— gritaban todos.

—Sabrina Spellman y Raven Vouldox son las acusadas ante el trío infernal. Culpables de romper sus promesas, sus juramentos, con el señor oscuro.

—Sabrina Spellman y Raven Vouldox ¡Levantaos!— dijeron las voces.

La inglesa buscó con la mirada a su abuela quien parecía no aparecer por ningún lado cosa que la confundida, ¿donde estaría la bruja?

—Cuando se confine su culpabilidad, las acusadas abandonan de inmediato sus vidas mortales y al morir arderán durante 333 años en el hoyo como lo exige el señor oscuro.

Todos aplaudían mientras alababan.

Pero la peli negra negó rápidamente, no quería hacer ninguna de las dos cosas.

—¿Como se declaran?— el hombre preguntó con una sonrisa de superioridad que Raven quiso quitarle de la cara con un puñetazo.

—¡Inocentes!— gritaron un hombre que acababa de cruzar las puertas y la abuela de la chica haciendo que ambas abrieran los ojos.

—Señor Webster y Lady Vouldox, usted señor no es desconocido para esta corte pero si desinvitado— señaló al hombre— y usted no tiene palabra en este hecho— ahora señaló a la mujer.

—Donde mis clientes vayan, yo voy— respondió el hombre.

—Donde mi sangre vaya, yo voy— respondió la mujer.

—¿Cliente?

—Es mi abogado, tía Zelda— respondió Sabrina.

—Buena jugada primita— rió la pelinegra dándole los cinco a la rubia.

Mientras Sabrina salía con el hombre la peli negra salía con su abuela.

—¿que quieres hacer?— pregunto la mujer a la adolescente.

—firmaré el libro sólo si sabrina lo hace— respondió esta con seguridad.

—apoyare tu decisión pero te seré clara en algo si en todo caso esto termina mal para Sabrina no te dejare ir por ese camino.

La chica negó pero su abuela la calló entrando otra vez.

El señor reclamaba que no había pruebas para acusar a Sabrina.

—Y tampoco para acusar a mi nieta, pues está nunca hizo ningún tipo de promesa.— recordó y Raven asintió sonriente pues era cierto en ningún momento prometió a nadie que firmaría el libro.

—al contrario— fueron las palabras de el padre Blackwood— ambas chicas hicieron sus promesas, podrían abrir el libro en la página indicada.

Allí le pego a ambas a Zelda y Avelah.

—¿Podrían leerlo?

—Sabrina Spellman— dijo la rubia.

—Un poco más abajo también usted joven Vouldox.

—Raven Vouldox— le siguió la muchacha con sorpresa— es imposible fueron pocos días luego de mi nacimiento.

—Sus diabólicas señorías, ¿creemos que dos bebes firmaron el libro de la bestia días después de nacer? Esto es un fraude, una falsificación descarada— defendió el hombre.

—Llamó al estrado a Zelda Phiona Spellman y Avelah Amandla Vouldox.

Ambas mujeres se levantaron colocándose una junto a la otra en aquel pedestal con los ojos bien atentos de ambas chicas, ¿podían aquellas dos saber algo?

—Señorita Spellman y Lady Vouldox, llévenos a las fechas escritas aquí.— señaló Fastus.

—Mi hija y yo nos adentramos al bosques oscuros con mi nieta en brazos— recordó la mujer con voz molesta pues estaba segura que el hombre no encontraría eso —  al llegar al sitio firmó su nombre el aquel libro.

—El padre de la criatura y yo hicimos lo mismo— dijo Zelda.

Ambas muchachas se miraron con horror.





{...}







—¡Una opción!— rio la peli negra cuando llegaron a su hogar— Dijiste que tenía una opción, ¿donde está esa opción si mi nombre ya está destinado a estar allí?

—¡No tenias que enterarte!— respondió su abuela levantó levemente la voz.

—Ahora todo tiene sentido, sus intentos por hacernos firmar aquel libro — ahora era Sabrina quien hablaba igual de molesta que su prima.

—Nos conocimos ese día — trato de explicar Avelah— sus padres habían tenido que negociar con el señor oscuro y este reclamo sus almas como precio.

—¿por que me haría eso mi padre?— fueron las palabras llenas de dolor de Sabrina, no parecía un acto común en Edward Spellman.

—¡y mi madre joder!— gritó Raven.

—Para poder casarse con tu madre, tuvo que pedir permiso al señor oscuro y este en cambio pidió tu alma.— dijo Zelda.

—Tu naciste prematura, tu corazón apenas latía y no nos quedó otra alternativa que hablar con el señor oscuro.— explicó Avelah.

—¡Permitiste que me quitaron mi opción!— gritó Sabrina a su tía— viste lo que hacían y no lo evitaste.

La muchacha subió a su habitación mientras que la peli negra solo miraba a su abuela con dolor.

—No quiero mas mentiras— una lagrima se derramo por su mejilla la cual limpió rápidamente, no podía permitirse reaccionar como Sabrina, al menos no sin saber todo—¿que soy abuela? ¿Quien soy?

—Eres especial Raven por esa misma razón, moriste en brazos de tu madre pero el señor oscuro te llevo al infierno y hizo todo para traerte de vuela— recordó aquel día— no quería devolverte a nosotras por miedo por que te había hecho demasiado poderosa, por tus venas no corre sangre normal— tomó su brazo señalando sus venas luego susurró una palabra y estas se iluminaron de un rojo potente— por tus venas corre el mismísimo fuego del infierno, por eso tus ojos y aquel poder nuevo con fuego.







{...}









—¡Tienes que aprender a controlarlo!— gritaba la mujer viendo a su nieta quemar todo un árbol para luego apagarlo.

—¡No es fácil!— grito esta en respuesta— las llamas pequeñas son fáciles— alzo un dedo haciendo que sobre este apareciera una pequeña llama.

—Se que no es fácil pero tienes que aprender a controlarlo Raven, si no lo haces te consumirá lentamente.

—¿a que te refieres con eso?

La bruja negó con la cabeza.

—Es todo culpa de tu padre sabes— suspiro— él te hizo de esta manera.

—Era un brujo.

—Eso pensábamos— negó con su cabeza— es mucho más que eso pero no te puedo decir más Raven, ya estoy diciéndote mucho.

—¿Por que me ocultan las cosas?— dijo está frustrada—dijimos no más mentiras y ahí viene otra más.

—No es tiempo de que lo sepas, eso es todo un día lo descubrirás.

Pero a la mujer se le ocurrió una idea.

—Así que supe de un humano llamado ¿Chase? Me enteré que tenías un tipo de relación con el.

—Eso se acabo— gruño la chica.

—Te están gustando mortales— río la mujer— son tan débiles querida— con un chasquido de dedos el chico se encontraba frente a sus ojos amarrado y con dos horribles monstruos frente a él.

—¡Chase!— sintió literalmente el aire dejar su cuerpo.

—Sería una pena que el pobre chico muriera de manera tan desastrosa, pero tú puedes evitarlo— veía los ojos de la chica cambiar de color rápidamente con gran enojo.

—Solo tienes que lanzar una pequeña chispa a esos monstruos, ¡pero cuidado!— apareció detrás de la chica— tienes que hacerlo sin lastimar al pobre muchacho pues un toque de ese fuego infernal y ¡pufff! — río.

Miro a su abuela con tremendo enojo pero no con sorpresa, sabia de que era capaz la mujer de eso y mucho más.

Por lo que Raven cerró sus ojos con fuerza abriendo sus manos frente a ella.

Contrólate Raven, tú puedes pajarito.

Escuchaba la voz de su madre.

Mátalo también Raven, es solo un humano.

También reconocía ella voz del señor oscuro.

—no lo mates Raven— se dijo a sí misma.

La chica abrió los ojos para encontrar solo cenizas en el piso, se había equivocado ¿que había pensado? ¿Que la primera vez le saldría todo bien?

—no— susurró a si misma— ¡no!— gritó mirando a su abuela que negó.

—era sólo una ilusión Raven, no era el chico— le restó importancia.

—¿como te atreves a jugar con mi mente de esa manera?— se acercó desafiante a su abuela.

—¡Me toca hacerte fuerte niña!— grito la mujer— perdí a tu madre pero no me permitiré perderte a ti.

Allí entendió todo, Avelah Vouldox tenía miedo de perder a su nieta y por eso quería hacerla lo más fuerte posible.

—sigamos entrenando— pidió a su abuela.

Duraron horas en aquel bosque hasta que Raven pudo tomar mucho más control sobre aquellos extraños poderes, no era perfecto pero mucho mejor que aquella mañana.





{...}







Mientras todos discutían como Sabrina debía ser juzgada como humana y como la familia de Raven había salvado a millones de brujas.

Ambas adolescentes sólo se miraban sentadas una junto a la otra.

—¿Como estuviste con tu abuela hoy?— pregunto la rubia que la mañana después se había enterado de la razón de los poderes de la peli negra.

—No fue tan malo— admitió.

—Odio estar aquí— recostó la cabeza en el hombro de la pelinegra.

—Somos dos prima— se recostó también.

Pasaron horas hasta que pudieron volver a su casa.

—¿sabrina si quiera sabes si tienes una marca?— pregunto el hombre pues si se demostraba que no la tenía podría demostrar su humanidad.

—es un buen comienzo— hablo avelah— pero tal vez existe otra manera.

La mujer señaló la puerta donde el padre Blackwood se encontraba.

—Disculpe que venga sin avisar, pero traigo anuncios afortunados— entro a la cocina— alegue ante el señor oscuro en vuestra defensa y ha ofrecido un camino para salir de este matorral.

—¡Alabado sea Satan!— Zelda sintió un gran alivio.

—El señor oscuro las dispensará de su castigo en el hoyo, incluso permitiría visitas anuales a sus amigos mortales— la cara de Sabrina cambio totalmente igual que la de Raven— pero deben ratificar su firma en el libro de la bestia, abandonar Baxter High y comenzar sus estudios inmediatos en la academia de las artes ocultas.

—¡Es perfecto, chicas!— Zelda exclamó.

—Pero no lo que te están pidiendo Blackwood— le recordó Avelah con las anuales visitas que le brindaba a su nieta y el poco tiempo que tenía en aquella casa estaba segura de cuál sería la reacción de Sabrina y por ende también la de su nieta.

—Esperaremos su respuesta mañana en corte, damas y cabellos— con eso se retiró el hombre.

—No tomaremos este trato— dijo el señor Webster.

—Per el señor oscuro se conmovió con nuestra situación y mostró piedad. Sabes lo raro que es eso— le recordó Zelda al hombre.

—Tiene razón. Piensa en eso ¿por que ofrecer un trato?

—Es una trampa— rió Avelah.

—¡Exacto! Recuerden con quien están tratando— Raven no dudaba de que era una trampa pero notaba la cara de duda de Sabrina.

Ambas chicas fueron a la escuela a la mañana siguiente donde Raven pudo ver a Chase riendo con una chica a lo lejos.

—Puedes estar con el— le dijo Sabrina.

—No puedo Brina— rió la chica— Tu al menos tienes tu lado mortal yo ni aquello tengo.

—Hablando de eso, si te llevaron al infierno cuando naciste ¿como rayos te bautizaron?

—Mamá me baño en agua bendita junto a un padre apenas nací, eso dijo mi abuela dijo que rezo para que viviera y que el señor oscuro fue su última opción— explicó recordando.

—pensar que pudiste haber muerto Rae— tomó el brazo de su prima.

—pero no lo hice brina— besó su cabeza— vete con tu amigos yo iré a mi clase.

Mientras que Sabrina descubría de la posible ceguera de Roz, Raven pensaba en aquel trato.

A Sabrina no le harían nada al descubrir que no tenía la marca de la bruja pero ¿a ella?

Sabia que la tenía pues era una marca en su hombro roja, ahora entendía el por que su color.

Al salir de la escuela y ambas volver a casa Sabrina dejo en claro que no tomaría el trato.

—¿Que pasa conmigo?

—Las dos están siendo sometidas a los mismos cargos, en la misma corte tienen que ser sometidas a las mismas conclusiones— fueron las palabras del señor Webster— todo saldrá bien para ti también.

La chica solo asintió dudosa para dirigirse a la corte junto a todos.

—Sabrina, ¿debo comprender que te presentas ante esta corte para la prueba de la marca de bruja, tal como lo describen y exigen sus leyes mortales?

—Si, padre Blackwood.

Todo fue interrumpido cuando dos mujeres entraron por aquellas puertas.

—Si este es un pobre intento de demorar el plan de acción...— se molestó el padre al ver a Avelah e Hilda hablar con el humano.

—¡Llamó al estrado a Hildegard Antoinette Spellman!— respondió este.

—¡Es inaceptable! ¡Está por comenzar la prueba!

Pero cuando se dio el permiso para que la mujer subiera tenía dos papeles en mano.

—Tengo nuevas pruebas para presentar— fueron las palabras de Webster— Señorita Spellman, lea por favor los nombres impresos en estos documentos.

—Sabrina Spellman y Raven Vouldox.

—Con testimonio de...

—Testimonio de sus madres, el de Sabrina de Diana Spellman y yo Hilda Spellman— suspiro— El de Raven de Anabelle Vouldox y su tía, Katerina Vouldox.

—Ofrezco como evidencia dos certificados de bautismo, uno de la iglesia de la santa madre de greendale y otro de la iglesia sagrada de Londres.

Se escucharon muchos murmullos.

—¿fuiste bautizada también?— susurró Raven a Sabrina.

—No tenía la mínima idea.

—Sus diabólicas señorías, si este certificado es auténtico, tenemos competencia en la reinvindicación del alma de ambas jóvenes — trato de defenderse el hombre.

—¡No, señor!— rió Avelah.

—Lo que tenemos es un contrato coercitivo, del cual dan fe sus madres certificado y fechado un día antes de sus firmas en el libro.— el humano se dirigió al padre Blackwood— por ende, la inscripción antes mencionada y la supuesta promesa acordada ¡nulas y carentes de validez!

—Estas escenas de último momento ridiculizan a este tribunal— Blackwood respondió enfurecido— ¡Es atroz!

—¡No!— gritó Sabrina— Yo le dire que es atroz, el comportamiento del señor oscuro.

Tras esas palabras una gran puerta rodeada de fuego se abrió del piso.

—quien diría, hablando del diablo— rió Raven, ganándose un golpe por parte de Zelda—¡oye!

—Exactamente, y a mi me convocaron a la sala privada de audiencias— respondió el señor Webster.

Ambos el humano y el brujo bajaron por aquellas puertas.

—¿Como tenias esos papeles?— grupo Avelah a Hilda.

—Anabelle tenía un presentimiento el día que trajo a Raven, me dejó todas sus cosas y entre ellas esos papeles.

—Ósea que mi padre no sabía de mi bautizo.

—Diana me pidió que no le dijera, imagine que era solo nostalgia.— replicó Hilda.

—Así que eran ambos mentirosos.

—¿Quien diablos es Katrina?— preguntó la peli negra de la nada.

—Mi hermana, es insoportable no hablamos nunca es partera y estaba con tu madre cuando naciste y te bautizaron.

—No más secretos— pidió la rubia a sus tías— no vuelvan a mentirme sobre mi propia familia.

—Oh siempre lo hacen imagino que eso hace la gente vieja— coló la peli negra una mano en el hombro de la rubia.

Volvieron a entrar en la corte encontrándose a ambos hombres listos para contar el acuerdo.

—Debido a conflictos contractuales, bautismales y de crianza, el tribunal infernal de greendale decreta que Sabrina Spellman y Raven Vouldox retornarán a su vida mortal...con la condición de que asistan a la academia de las artes ocultas y a la misa negra semanal.

—Piénselo como una doble ciudadanía— les sonrió Webster.

—Sus diabólicas señorías, en nombre de mi prima y yo aceptamos.

—Que así sea.

Ambas chicas fueron con el señor Webster a despedirse.

—A mi no tenía que defenderme y lo hizo como sea— le sonrió al hombre Raven— muchas gracias.

—Les doy un consejo, a ti en especial chica fuego— señaló a la peli negra— aprovechen la ventaja de esta victoria calificada. Aprendan todo lo que puedas de su adversarios y pelen por lo que les pertenece.

Sabrina asintió alejándose.

—Raven, nadie nunca ah vencido al diablo...pero tu podrías.

Dijo a la chica para retirarse también.

Pero tú podrías.

Esas palabras dieron vuelta sin parar en la mente de la peli negra.

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