➥ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐬𝐞𝐢𝐬
Los problemas seguían presentándose uno tras otro, o al menos así se podía observar, no solo perdieron el refugio junto las dolorosas pérdidas sino también, Alicia había sido tomada como rehén por aquel maldito hombre y Dominic estaba herido.
La desesperación estaba consumiendo a Ray de una forma acelerada y eso se podía observar en cómo sostenía la escopeta con sus manos temblorosas, estaba colérico.
«¿Por qué todo esto nos tiene que suceder a nosotros?» pensó el azabache.
Por su lado, Emma estaba expectante con todo lo que sucedía, busco con sus ojos esmeraldas la mirada del chico encontrándose con aquellos ónix decididos para llevar a cabo su plan, ya sabían cuál sería su siguiente movimiento.
—¿Crees que puedas dispararme, maldito ganado? —se burló el adulto con sorna, cuando desde un árbol Oliver le disparó en el hombro logrando que perdiera el equilibrio.
—¡AHORA! —con ese grito Zack se dirigió hacia la pequeña y Emma corría de forma rápida donde estaba el menor mientras el enemico le pisaba los talones, no llegaría a tiempo.
—Ya veremos quién reirá al final, desgraciado —murmuró por lo bajo el azabache apuntando el arma en dirección a la cabeza del adulto. En ese momento, el rostro de Yuugo se formó en su mente, recordaba sus palabras explicándole lo que conllevaba el asesinar.
«Lo siento Yuugo, estoy dispuesto a llevar la carga si es por el bien de mi familia»
Preparado para apretar el gatillo un demonio salvaje apareció en ese instante y se comió al hombre de un mordisco dejando a todos anonadados. Ray, tomando esa oportunidad, se apresuró donde la pelirroja y la tomó del brazo junto al pequeño volviendo a los túneles subterráneos con todos los demás.
Ante la confirmación de que Yuugo y Lucas habían muerto en la explosión del refugio el ambiente se volvió triste y desolador, siendo llanto con dolor lo que indundaba todo el lugar.
La pelirroja exasperada con la ansiedad de la situación hace unas horas atrás se alejó del numeroso grupo a un lugar más profundo del túnel, necesitaba pensar cual sería su siguiente movimiento. Se sentó abrazando sus piernas apegadas a su pecho y escondió su rostro entre sus rodillas temblando de forma leve.
«¿Yuugo, qué debería hacer?» pensar en aquel adulto solo le traía más dolor en su corazón.
El azabache al ver las acciones de Emma se acercó a ella, dejando atrás la multitud y tomando asiento a su lado apoyándose espalda contra espalda. Esta, al sentir un peso encima de ella miro de reojo encontrándose con el característico fleco del oji-ónix que no dejaba ver su rostro.
«Si ese demonio no hubiera aparecido, ¿yo lo hubiera matado?» ese era el pensamiento tortuoso que se repetía una y otra vez en la cabeza del chico, tan solo pensar que no sería capaz de proteger a su familia, a Emma, lo enfermaba.
—¿Ray...? —preguntó volteando su cabeza para lograr verlo, el mayor sin voltearse en ninguno momento solo asintió dándole paso para continuar— ¿Qué haremos ahora?
Las palabras de Emma salieron de forma entrecortada, no podía fingir siempre que estaba bien e inquebrantable, menos frente del chico que era su confidente o algo más que eso.
Ray, al oír su voz tan frágil la tomó del brazo girándola bruscamente para estar frente a frente con ella y la abrazó.
Aquel abrazo era tan cálido y lleno de sentimiento que no necesitaban palabras para expresar su pesar, en esos momentos de lluvia se necesitaban pues, con solo estar juntos sintiendo el embriagante aroma y los afectuosos brazos del otro era más que suficiente para apaciguar y tranquilizar sus adoloridos corazones.
Sin darse cuenta, habían caído dormidos por el cansancio de la desesperante noche anterior, la de brillantes ojos esmeraldas despertó primero pudiendo observar el calmado rostro de Ray, se veía tan tierno durmiendo provocando una torpe sonrisa en su rostro.
En ese instante recordó lo de hace unas horas atrás, más específica cuando se besaron, cuando correspondió el gesto del oji-ónix y como no fue solo un beso sino como lo repitieron, además de forma apasionada.
«Ray fue mi primer beso...» analizó esas palabras en su cabeza, para después de unos segundos sonrojarse furiosamente estaba nerviosa pero dichosa podría gritar pero, no quería despertar a Ray.
Había besado a la persona de la cual se había enamorado, aún lo podía asimilar con claridad, aunque ahora que lo pensaba que se hayan besado no significaba que correspondiera sus sentimientos ¿verdad?.
Observó por segunda vez, el rostro dormido del azabache y recordó todos las memorias vividas con él hasta ahora, atesoraba cada uno de esos en su corazón.
«¿Y sí, tal vez sólo fue un impulso?» pensar en eso la deprimía y preocupaba pero, por ese día se llevaría los buenos momentos y dejaría lo malo para después.
—Si estás a mi lado, nada podrá ser imposible.
Y después de susurrar esa declaración, se acercó a los labios del azabache robándole un pequeño beso que logró sacarle una sonrisa nerviosa y sonrojarse por su egoísta atrevimiento.
Después de conocer a Jin y Hayato, pensaron que los problemas se habían calmado un poco pero, otro inconveniente se hizo presente.
Esto conllevó a que Ray, Emma y Anna —lo cual esta última fue una sorpresa para todos— se adentrarán en una plantación cerca con la guía de Hayato.
Ya entrando al lugar se dirigieron de forma silenciosa hacia su objetivo, en ese momento la oji-azul da un paso en falso tropezando pero, el gran golpe que se habría llevado fue detenido por los fuertes brazos de cierto azabache.
—¿Estas bien, Anna? —preguntó Ray soltando un suspiro y bajándola pues, la tenía sujeta de la cintura.
—Sí, estoy bien. Lo siento mucho —la chica estaba un poco avergonzada, lo menos que quería hacer era causarles problemas a sus hermanos.
—No te preocupes, sólo ten más cuidado —después de esas palabras por parte del azabache, Anna asintió agradeciéndole mientras retomaban su caminar.
Emma, ante toda esa escena en la que Ray se preocupaba de esa forma por su hermana le causó una gran ternura pero, no podía sonreír abiertamente como siempre, de alguna forma también le causaba cierta tristeza y molestia.
«¿Por qué me siento de esta forma?» en conclusión, era un manojo de emociones que no podía explicar con certeza.
Al adentrarse cada vez más en el lugar, fueron vistos por unos demonios así que, el azabache se encargó de distraerlos mientras las chicas junto a Hayato conseguían los antibióticos, aunque este último volvió a donde estaba Ray para ayudarlo.
Cuando ya tenían los medicamentos en su poder, Emma y Anna se dirigieron hacia la salida para encontrase con los dos chicos e irse enseguida. Pero, lo que no esperaban era que los demonios estaban esperando.
—¡ANNA, ABAJO! —la pelirroja desesperada trató de cerrar la compuerta aunque, fue tarde al ser atrapada por uno de ellos. Era demasiado tarde, lo único que pudo pensar en ese momento de shock fue en aquel chico de ojos ónix.
En ese instante, una sombra apareció cortando velozmente a los demonios matándolos de un solo movimiento. Emma por su parte, quedó estática en el suelo anonadada por todo lo ocurrido y contuvo el aliento al observar cómo aquella sombra se acercaba empuñando su gran cuchilla.
—¡ESPERA, ESPERA! ¡ES UNA AMIGA, ELLA NOS SALVÓ! —exclamó Hayato desesperado pues, sabía de lo que sería capaz de hacer aquel chico.
—¡Emma, estás bien! —la rubia la abrazó preocupada, estuvo a punto de perder a su querida hermana, aunque ella no fue la única en ese estado.
—¡Tonta! —exclamó la azabache estrechándola en un abrazo de forma protectora al verla pasmada por lo que acababa de vivir hace unos momentos. sabía que era su forma de decirle cuán preocupado se encontraba.
—Ray... —la pelirroja sólo pudo sonreír, sabía que era su forma de decirle cuán preocupado se encontraba. Ante ese pensamiento, se aferró a la chaqueta que traía el mayor, amaba el sentimiento que se hacía presente al sentirlo tan cerca.
«Pero, este no es el momento» pensó con una sonrisa nerviosa en su rostro sintiendo los curiosos ojos que estaban sobre ellos.
Anna veía todo con una pequeña sonrisa cómplice, Hayato también estaba emocionado por la apegada relación que suponía tenían sus queridos salvadores y el recién llegado ignoraba la situación mientras seguía una mariposa.
—Es mejor que volvamos —habló Ray avergonzado por sus acciones impulsivas hacia la oji-esmeralda, para después separarse del abrazo, tomar su mano y volver con los demás.
En el camino de regreso, Hayato comenzó a entablar una amena conversación junto a Emma dejando al oji-ónix junto a la rubia atrás.
El azabache no tenía intención de conversar con la menor, pues estaba más interesado en su observar las tiernas expresiones que esbozaba la pelirroja unos pasos más delante de él. Pero, Anna tenía otros planes en mente.
—¿Entonces, Ray?
—¿Sí? —respondió el mayor, sin mirarla, no despegó en ningún momento su mirada de la oji-esmeralda— ¿Qué opinas de Emma?
Esa pregunta si que lo tomó por sorpresa, aunque trató de esconderlo desviando su vista hacia otra cosa que no fuera la pelirroja.
—¿Eh, por qué? —tenía que esconderlo, no podía ser que tan obvio lo que él sentía— Solo era simple curiosidad y... la forma en la que te quedas mirándola.
«¡¿Es enserio, primero Yuugo y ahora Anna?! ¿Tan flechado me tiene esa chica antena?» pensó resignado, el azabache ya estaba más muerto de la vergüenza. Mientras, Anna se reía en su interior por los ceños fruncidos y confundidos de Ray.
—Yo no la miro de ninguna forma.
—Ray —la rubia alargó su nombre cruzando sus brazos en señal de indignación, no tenía ningún lado a donde correr.
—¿Fui tan obvio? —suspirando y rendido, le pregunto a su hermana ya sin ninguna escapatoria.
—Mmm, tal vez. No se puede esconder por siempre los sentimientos tan inmensos que uno tiene en el corazón, tarde o temprano saldrán a la luz —Anna podía ser alguien muy introvertida pero, tenía una gran fortaleza y madurez en su interior, sin duda Ray estaba orgulloso de su pequeña hermana.
—Así como tú y Natt, ¿Verdad? —y con esa pequeña frase de parte del oji-ónix, el pálido rostro de la rubia se sonrojó rápidamente al tener la imagen de Natt en su mente.
—¿Fui tan obvia?
Y con la misma pregunta dicha antes del azabache, soltaron unas sonoras carcajadas.
—¿Prometes no decírselo a nadie? —esta vez habló Ray, ya calmado su risa— Sólo si tú no se lo dices a nadie, tampoco.
Obviamente aquello sabía que no era necesario recordarlo, pero la promesa tenía que ser bien dicha y tratada.
—Hecho, y también te apoyaré con Emma si así lo necesitas —susurró lo último la menor guiñándole un ojo provocando un leve sonrojo en Ray, observando nuevamente a la pelirroja delante de él.
—Gracias, Anna.
Al cerrar ese trato, siguieron conversando de forma tranquila, sabían que el secreto del otro estaba en buenas manos, no por nada eran tan buenos hermanos.
Mientras, Hayato seguía hablando de su gran y sorprendente jefe William Minerva y Emma, por su parte, volteó hacia atrás queriendo hablar un poco con Ray sobre lo emocionada que estaba por llegar, pero grande fue su sorpresa al ver la forma tan amena que hablaba con Anna y un nudo inexplicable se formó en su estómago.
«Ahora que lo pienso, se ven bien juntos»
—Señorita Emma, ¿Qué sucede? —el chico rubio preguntó al ver lo perdida que estaba su salvadora, miró hacia la dirección de ella observando cómo el azabache y la oji-azul conversaban para después volver su vista a la pelirroja, repitiendo esta acción unas tres veces habló.
—Será que... ¿La señorita Emma está celosa?
Hayato se sorprendió dramáticamente, tal vez sus plegarias habían sido escuchadas cuando pensó que esos dos serían una buena pareja, quién sabe, podría ser realidad y no sólo fantasías suyas.
—¿Q-Qué? —la chica tartamudeó sonrojándose un poco, debía estar bromeando, ¿Acaso ese era el sentimiento que le había estado molestando, celos?.
—No se de que estás hablando, Hayato —le dirigió una sonrisa forzada y avanzó más rápido evitando la larga definición que había empezado a decirle el chico sobre esa emoción tan desastrosa, según ella.
No podía ser, todo menos eso, nunca había sentido celos por nadie, en especial por su hermana. Emma se sentía cohibida, eso la hacía sentir como una mala persona —no por la simple razón de que estuviera tan cerca de Ray— sino por sus propios oscuros pensamientos, era algo horrible aquella emoción.
«Odio este sentimiento»
Al llegar de nuevo con el gran grupo de niños, después de darle el medicamento adecuado a Chris emprendieron su viaje hacia el refugio de William Minerva. Lo cuál, por alguna indescriptible razón, para Emma y Ray cada vez que se acercaban una extraña sensación los mantenía inquietos. Tal vez, aquel ansiado encuentro les traería más infortunios que alegrías.
NOTAS DE LA AUTORA:
Solo voy a decir que me lastime el hombro y no podía estar demasiado tiempo escribiendo, ya que el dolor aumentaba cada vez que movía el brazo.
«Sí, es insoportable el dolor...»
Además, aproveché este tiempo para remodelar tanto la estética como el nombre de la historia y mi forma de escribir. En este capítulo agregué momentos con la tierna Anna, ya que me encantó escribir una relación estrecha de hermanos con Ray ¡Es algo muy lindo de imaginar!
¡Gracias por leer este capítulo, aquí tienes un dulce! 💞
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top